Wednesday, August 17, 2016

Ciudad arrasada, disciplinado homenaje a mi maestro Julio.




            Los manteros los artesanos los policías que se hacen de perseguir a los manteros y artesanos los comerciantes gordos de los negocios truchos, de pronto la plazoleta dejaría de estar en las pesadillas incómodas, pesadillas que delataran los secretos de niños vivarachos bien criados y distraídos a padres atentos no agresivos pero invasivos, de pronto ese territorio de todos esa zona de la familia en los domingos esa mancha de nadie en el espacio pero cuidada por todos en cualquier día dejaría de estar en los espejismos de los críos traviesos bisoños varios vecinos pequeñitos de la barra que formaran como viejos conocidos en el pueblo en el barrio en el vecindario del sitio al que van y vienen desde sus casas que estarán por ahí nomás, a la vuelta de una esquina con sus puertas abiertas en la misma manzana de una iglesia sin candados frente a la antipalúdica con una guardia para cualquiera que la necesite, al lado del edificio del correo que todos en el pueblo custodiaran para tener un canal por el que circulan novedades porque desde allí salen y entran en cientos de miles de cartas las noticias propias de familiares y de amigos que no viven en la comarca, desde esos lugares todos conocidos todos cerca hasta ese lugar que fuera atacado de un día para otro como si lo blanco fuera negro como si lo bueno hubiera pasado así nomás a ser malo, sin que ellos estuvieran avisados de nada sin que ellos hubieran tenido la obligación de estar avisados o de saberlo como para participar y hacer algo y evitarlo, después de todo es el lugar en el que corren y brincan todos los días libres sin presiones sin peligros que los acechen, después de todo y aunque ellos no lo sepan el lugar es como un víscera de la vegetación que usan como patio grande, porque para eso son chicos buenos sin maldad, para no andar metiéndose con cosas de grandes hipócritas y no tienen porqué cargar con pesados prejuicios como los que tienen sus mayores, algunos de los cuales embusteros se meten en todo esto de construir para destruir todo el tiempo, perdiendo el tiempo en discursos en aplausos y en broncas de la política asunto de grandes, y ellos retoños de los patriarcas que los cuidaran o los que no los cuidan que para algunos esto da lo mismo, montajes y demoliciones que no determinaran con quienes se juntan ni los menores ni los mayores que se mezclan un poco o demasiado, algunos sinceros otros mentirosos como pasa siempre con la gente que no aprende, adultos que desconfiaran como desconfían a veces hasta de sus sombras, con desconfianzas como ellos mismos a lo mejor las tendrían cuando lo fueran cuando crecieran como crecen todos los que después se mueren como cualquiera, si tienen la suerte de hacerlo pensando y creyendo que es una lástima morirse así nomás porque se anduvo mucho con rencores y mosqueos y muchos se hacen unos problemas bárbaros con estas circunstancias que no se pueden arreglar en el postrer momento, esos que no sucumben más tranquilos y aceptando la ley de la vida y a sabiendas que el cementerio está lleno de imprescindibles y de buenos porque se murieron y tienen todo el derecho al descanso eterno, como creen varios de lo que nace y se muere todo, hasta que transitando el trecho y en algún momento aparecen las grescas o las peleas entre los que supuestamente debieran llevarse bien y debieran quererse que se quieren hasta ahí nomás hasta que uno piensa que al otro se le fue la mano tenga o no sus razones, y eso es tan fuerte que ni siquiera da lo mismo que no pase y aún sin que salten las diferencias con los gustos con las amistades o con la obsecuencia, cada uno es como es y algunas veces eso hace mucho daño y si hace daño a otros es bueno revisarlo, de pronto ese lugar de pasatiempo que tanto querían dejaría de existir para ellos que eran no más que personitas minúsculas que no tenían porqué andar con ofuscaciones de renegones comprendiendo todo como quieren comprender los mayores de lo que siempre no se comprende del todo, como para que eso les significara una mortificación un cambio en las emociones y en los temblores en la rutinas cotidianas de sus vidas, en esas cálidas sensaciones que allá en la profundidad de esa niñez feliz sienten y se desprenden de eso que no se sabe en toda una vida qué es pero que es disponer de todo el tiempo para uno y para nadie más de todo el tiempo del mundo para inventar y hacer travesuras ligar inventos y disparates de los otros y de uno mismo y de la misma patota de ese grupo de amigos de años que nada saben ni tienen porqué saber de rencillas riñas sosiegos y nuevas disputas entre los propios padres o de cualquiera que gobernara cambiara dinero o cosas o mujeres, porque un resumen de las peleas de los hombres no pasa de media docena de asuntos que bien se sabe son siempre los mismos, como si esos mismos hombres no tuvieran otras ideas o no pudieran terminar de resolver razones tan viejas como la historia de ellos mismos, tan pretéritas como las payasadas y picardías que para los párvulos en los sueños se cambiaran en las noches en temblores por el recuerdo de emociones inconscientes por la reminiscencia no comprendida de un repaso a flor de piel por el que se van formando, estremecimientos que se transforman en sudoraciones que secan diligentes padres con paños y estambres en sus descansos activos porque duermen para tomar fuerza nomás para recuperarse y para salir corriendo a correr al otro día por las calles a la plaza de nuevo alrededor del foro siguiendo sus diagonales que son un laberinto resuelto, como si fuera que deben estar circulando del trabajo a la casa y de la casa al trabajo con la diferencia que para ellos es de la casa a la plaza y de la plaza a la casa haraganes con la escuela, reposos incompletos que molestan o perturban a padres dormilones y que se cambian a solitarios e inconscientes discursos insondables de sonámbulos como son con sus sueños sin control alguno, que se cambian a vueltas y otras vueltas que son desorden en las camas de cada uno de esos changuitos que buscan desesperados cada vez que se diera, en aquel espacio que es y no será para ellos y sus juegos exclusivamente a ciertas horas, un supuesto porque en otras horas rondarán otros por otros rincones de la plazuela grande que por todos estos líos comenzara a transformarse en caminos oblicuos para caminar sin rumbos por infinitas direcciones, de esa manzana hasta la próxima vez que a alguien se le ocurra volver a montar una plaza entera en homenaje a alguien y vuelvan los aplausos por compartirlo y los llantos por no compartirlo y las broncas por una u otra cosa, o que el lugar quede por mucho tiempo vacío que quizás sea más grave, vacío lugar de pasos de gente con infinitos destinos lugar de alambrados retorcidos y tirados por el piso y confundidos con el yuyaral que crece mal y por todas partes desde que dejó de emparejarlo el jardinero, rincones que fueron algo que tuvieron una entidad para ellos y sus travesuras para otros escondites futuros de ladrones furtivos y de mala muerte de fantasmas que se hacen sentir como si fuera que están tristes o nostálgicos, sinuosidades de comerciantes de ocasión y menudeo de vendedores de maníes de pochoclos de manzanas con caramelo de carteristas de poca monta, rincones recorridos casi por rateros tierra de nadie de noche y de tránsito de día, de todo esto destruido que ayer en algún ayer se habrá pensado como el porvenir de venturas que se produciría lento y diferente pero que es un hoy urgente de resultados que se pidieron de ordenes ejecutadas que dan en teclas parecidas a las de otros vaivenes anteriores, casi con cada cambio de gobierno como si tuviera algo que ver el cambio del lugar de los juegos de esconderse, de correr de un lado para otro de saltar rayuelas mal dibujadas e incompletas por los escándalos o los afectos de alguien sin que ellos se dieran cuenta, cambia el nombre de una calle el sentido de circulación cambian las opiniones los criterios radicalmente, una veces hay rayuelas sin tierra otras veces rayuelas sin cielo, laberintos sin resolver confusiones atropellos enredos, en el piso duro y compactado con tanto riego de manguereadas que diera el placero jefe de la dotación entera, el tipo que cuidara con esmero el lugar entero, una autoridad dispuesta para lo que le pidieran y luego una autoridad depuesta que antes nadie cuestionara ni siquiera su ausencia violenta como si nadie lo extrañara, ese señor plazoretero que con todos estos movimientos de entusiasmos, exagerados de exageraciones que dejarían de estar en sus sueños en sus juegos en las realidades de sus tiempos como esa cosa movediza de sus entusiasmos les inspirara mucho miedo, ese tipo que habrá sido despedido con ordenanzas y pulcros procedimientos de resoluciones decretos y otros procedimientos que habrán salido más de la empresa que de la municipalidad para el cuidador, no importa de qué lado aunque él bien habrá sabido que de cualquiera de los lados posibles pero nunca como inquietud, turbación contenida desde el pecho de ellos que sin saber nada de intereses o de deseos de mezquindades o de roñas de los hombres, dejarían sin darse cuenta pronto de pasearse extasiados de revolcarse mejor ensuciándose la ropa transpirando hasta el último de los alientos por ese lugar que habrá sido paraíso de sus desahogos, consentidos seguros y cuidados por esa especie de titán temido que se dormía todas las siestas calurosas porque sabia de los miedos pequeños de gente  menuda que podía especular en hacer mil travesuras pero de donde nunca vendría una traición como esa que habrá provocado quien haya decidido destrozar el predio armado y los puestos de trabajo aunque por ahí las personas se relajaran un poquito con los cuidados a la ornamentación al monumento, poniéndolo a barrer galpones a él que hasta uniforme gorra y todo tenía que parecía un general del ejército y al final era bueno con ellos, ese viejo jefe que habrá sido reubicado por sus jefes, andando sus juegos sus propios juegos de grandes que se pelearan se toleraran se atacaran que se alabaran con la misma efusión y la misma boca con la que se criticaran, falsos con falsedades de grandes, confundidores de criaturas los que destruyen lo construido los que destrozan lo conseguido, de pronto dejaría de estar aquello que extrañarían ellos nada más en algunas horas del día de lunes a domingos y los feriados patrios cuando no anduviera nadie por las calles o cuando otros anduvieran paseando o de trampas, despiertos medio dormidos somnolientos o como fuera mientras el resto trabajara, temprano en la mañana temprano en la tarde jugando, de pronto en ese pedazo del pueblo que dejaría de estar en sus planes los de ellos, planes de recreación solazándose, sin saber un comino de decisiones que hasta que ellos sean grandes seguro provocarán airadas protestas de madres chismosas y pulcras y niñeras explotadas por amos que rechazaran la esclavitud en los foros gubernamentales y pagaran en negro, de pronto ese espacio sin boletería ni entradas con costo dejaría de estar en esas expresiones de periódicos sueños de traviesos, que más grandes más sosegados de cansados después de sus recreos disfrutan cuando sueñan desvariando con fantasías diáfanas y cristalinas según padres soplones, sin sospechar del espectáculo que habrá sido lo del desguace decidido por alguien de ese lugar maravilloso para ellos y no tan maravilloso para otros que en algún escritorio ubicado en algún otro lugar del mismo pueblo, deciden por este y otros desbarajustes dispuestos antes por resentimiento que por cualquier otro motivo según los resultados y los vecinos chismosos igual que los padres de los niños que nunca escucharían por lo menos a esos contemporáneos de ahora extemporáneos de cualquier momento, algunos obreros que habrán cumplido ordenes inconvenientes algunas como otras como esta solamente para mandar abajo, para voltear a fuerza de palanca y mucha fuerza humana el busto de Evita golpearlo y usarlo como banco para sentarse a tomar mate y que coronara el centro de la explanada y la acrópolis que lo rodeara y que los chiquillos usan para esconderse en las escalinatas que adornaran cada uno de los cuatro puntos cardinales de esa inmensa efigie, el tronco de la figura de la inmortal protectora de los humildes de la madre de los trabajadores que por esos mismos días levantaran una huelga de más de dos meses, de la mártir cuya alma habrá estado ya por ese entonces más tranquila que acá abajo y sin explicar las razones de su vida cerca del Dios que nadie vio pero seguro la habrá recibido con alegría después de lo que hizo por estos lados, porque fue buena con los mismos que él fue bueno, por lo que estará entera y no cortada como si fuera una rodaja por la mitad en una estatua, lejos por culpa de la enfermedad que tuvo y se la llevó muy joven y muy lejos del líder de sus descamisados y de sus niños, lejos de todos los que después la profanaron de mil maneras y que fue como las mejores, de pronto la glorieta dejaría de estar en sus comentarios callejeros apostillas imprudentes espontáneas que empiezan y terminan en amontonamientos que podrían ser fruto de peleas de niños de púberes holgazanes y pajeros o algarabía que para el caso era casi lo mismo pero nunca de ninguna manera de improntas políticas o de la explotación del hombre por la explotación misma, nunca podrían arrancar esas conductas de los niños pero sí de los que venían con pesadas cargas como las que aparecían con estas decisiones de destruir algo cantando el mismo himno nacional que se habrá cantado cuando se trató de construir la plaza para cortar la cinta, una pelea tras otra pelea un resentimiento como respuesta a otro resentimiento, con autoridades presentes en los actos en los cortes de cinta con empresarios que aplauden y después cortan el rostro, con gente que diera la impresión entonces que es lo mismo ser amigo o ser enemigo estar a favor o estar en contra de piojos juguetones que no paran y que si lo hacen es para empezar comentarios de fantasías y exageraciones, cuchicheos insustanciales advertencias circunstanciales que largaran en cada jornada cotidiana que los niños aprovechan de punta a punta con permiso o sin permiso cuando se tratara de hijos de padres más permisivos o más despreocupados que otros, con el desparpajo y sueltos de cuerpo que permiten las excepciones que confirmaran algunas reglas negadas antes por algunos, como los jueces de paz que según lo que ellos mismos declaran se meten con la gente para cuidarla y protegerla de cualquier cosa, pero también con los dueños de las empresas y las autoridades del pueblo, jueces que miran para otro lado cuando se enteran de estos atropellos a la gente  que no viene de la gente porque si a la gente común la descubrieran haciendo cosas parecidas o ensuciando paredes con carteles o pintarrajeando o destruyendo edificios públicos o no públicos directamente la meten presa, en movidas de las que se entera hasta el cura sin  salir de la parroquia, y de pronto de eso de demoler de borrar del mapa de destruir una explanada tan linda como si nada, desmanes de los que el clérigo dejaría de saber muy bien pero que parecían autorizados y conocidos por las autoridades porque nadie los para nadie parará la saña nadie parará el empeño y tanto destrozo como las construcciones que terminarán con un acto solemne en algún otro lugar de la ciudad en esa especie de serie inconclusa de hacerlo y deshacerlo dejando en el tintero peloteras mientras empiezan otras, porque sí como si fueran los efectos de un decreto de un memo interno de una comunicación telefónica avisando y bajando instrucciones, y por todos lados señales que se está acabando una juerga con el mismo tono con el que se diera la noticia que empieza otra fiesta de señores caprichosos con nuevos silencios, cómplices silencios como los de las frases hechas, o las razones de unos que se imponen sobre las razones de los demás, mutismos de jueces de administradores de jefes que se pasan todo el tiempo ordenando sin que les importe lo que piense nadie separando el discurso del decurso la razón de lo razonable, de pronto sin que ellos se enteraran ese dejaría de ser el lugar confortable para ellos, sus casas dejarían de ser un lugar arduo si lo fueran para otros y posiblemente y seguro lugar de solaces para ellos y para otros no tan obedientes para hacer mandados, que estuvieran acostumbrados a vivir en un lugar donde un parque de diversión o un circo llegan por excepción y cada muerte de obispo y por eso entonces una plaza es importante como la matinée de los domingos en el cine y otras diversiones, pasatiempo que habrá sido incómodo probablemente para algunos mayores que deciden todo lo que deciden como parte de sus peleas pero no para molestarlos a ellos, que ni los conocen a cada uno, uno por uno son hijos e hijas o hijos de los amigos de los que no son amigos ni una cosa ni la otra, de pronto dejaría de ser el distrito de las reuniones que no programaran pero a las que asisten con más puntualidad a la que tienen para llegar a las escuelas en las que estuvieran y que también quedaran cerca como el hospital y el comedor para los pobres, sueños que dejarían de figurar como este desmantelamiento que ya fue, instantáneo decidido seguramente en lugares confortables como otros sueños de papel como los papeles en los que seguro no queda ni un registro de quien diera una orden más de las que se dan todos los días en diferentes lugares pero con tamaño atropello a la gente aunque fueran cosas de la empresa, de esos dueños que en el pueblo son dueños de todo hasta de ese lugar que además tenía un rincón para retreta, de pronto dejaría de ser lo que fue lo que nunca más volvería a ser y ellos sin enterarse quedarían privados de los columpios que se desmontaran arrancados también por la fuerza como si no pudiera ser teniendo cuidados, del sube y baja o del trancabalancas que se arrancaran con encono  y se llevaran a otros lugares o directamente se apilaran como chatarra en desconocidos galpones, de pronto ellos ni siquiera los reconocerían así fueran puestos en otros lados como el tobogán, de estas cosas no se hacen inventarios, que era único por el largo y la madera curada y lustrada que lo hacían diferente de otras rampas que había en plazas cercanas y no tan cercanas como las que después conocieran, de pronto dejarían de tener el molinete de la calesita que hacían girar con esfuerzo en la carrera que repetían tanto y les agradara, de pronto dejaría de ser el territorio tenebroso sombrío triste de las noches calurosas del verano o de las noches desoladas del invierno abandonado por las misteriosas parejas que aprovecharan paredes de tupidos ligustrinos para hacer porquerías como se sabe en todo el pueblo, dejaría de ser tantas cosas sin consulta a nadie por lo menos a nadie de los que podrían haber opinado algo aunque los niños no opinan y estén para hacer caso en todo como tomar la sopa y no hablar en la mesa, como ser limpios respetuosos atentos y otras reglas que no se cuestionan porque lo dice el papá y lo apoya la mamá y los niños hacen caso, renegaran las mamás que para algunas otras cuestiones opinaran de lo mismo con dejos de asco y sana envidia y picardía, como con ganas de estar en ese lugar de esas otras que quieren ser tocadas y se dejan en todas sus partes mientras también tocan ellas amparadas por la oscuridad y la calentura, de pronto dejaría de ser esa comarca divertida probablemente tenebrosa en algunos momentos libidinosa en otros, donde pueden los niños correr y correr y también las niñas liberando por un rato a las niñeras del control recomendado por padres que saben que las mancebas aprovecharían esos descuidos para rascar con sus novios en minutos en segundos amorosos de amores no confesados, niñas que por su parte dependen del control inevitable de los congéneres o los parientes de esos mismos niños, para que las niñeras flirtearan mientras tanto o darles un poco de respiro porque los críos se mandan unos líos bárbaros, mientras estuvieran esos niños saltando a la piola jugando a la escondida y otras travesuras no tan inocentes sin que nadie dijera una sola palabra. De pronto la plaza dejaría de ser el lugar de juego más importante para ellos que crecerían como cualquiera que nace crece se desarrolla y muere probablemente sin enterarse muy bien de muchos porqué que quedan sin respuesta como este porqué el de la demolición de la noche a la mañana  del día en que anduvieron diciendo que eso de los muchachos no va más porque ese tampoco está más ni en el ministerio de trabajo ni en el gobierno, lo que ellos tampoco supieran como tampoco se supo si lo supieron los de la dotación de obreros que desmontaran el lugar de paseo, de cuando no había adónde meterse salvo que se tuviera mucha plata como siempre como para andar de vacaciones, ni siquiera en las casas donde los cincuenta grados que bajan de febo se sienten como sesenta, no más que en los apacibles rincones de las casas cuando hay comodidades y en las que se crece o en otros lugares iguales que se irán inaugurando con la imaginación de niños todo lo que dure con las decisiones de adultos si se toman, en otras plazas algunas tal vez sin monumentos evocativos, otros lugares de esparcimientos de descansos de entretenimientos, plazoletas distintas algunas bellas otras feas y más baratas para quienes ponen la plata para construir y destruir, que son iguales a las otras para niños con la imaginación y el corazón latiendo como les habrá latido sin que se dieran cuenta más de la cuenta con esos golpes y saña que borrara de un plumazo lo que antes se construyera después de algo que antes se destruyera como si todos hubieran querido hacer eso de romper para arreglarlo y volver a romper, los mayores porque los pequeños porque lo son no se meten con esto, recovecos con arena marrón suave y resbaladiza o colorada que servían para que los niños pasaran horas armando túneles y caminos para sus autos y soldaditos de plomo que en muy seguidas ocasiones se confundirían con indios comanches una y otra vez cada día muñequitos también de plomo y algunos cawboys del lejano oeste de un lejano oeste del norte lejano inconcebible distinto al de los indios chaguancos que también pasearan por los mismos caminos de los otros dibujados con polvo de ladrillo y tierra mucha tierra camino a la tapera, mientras ellos los niños aún sin presentirlo seguirían soñando en dormitorios que dieran a patios espaciosos donde servían más las mujeres que los hombres, en escenarios imaginados con plásticos ordinarios y unos cuantos palos maltrechos con los que se armaran circos o funciones de magia donde se probara todo hasta que se construyera una nueva plaza en el mismo lugar en el que estuviera la otra a la que se habrá destruido previamente con los discursos los himnos y las ceremonias necesarias, interrumpiendo los sueños hasta que se encontrara un lugar que los pusiera a rodar nuevamente, un viejo potrero un terreno baldío para jugar sólo para jugar y soñar, como sueñan siempre los niños bien criados sin maldad y libremente los niños sin hambre, esa plaza dejaría de estar en sus sueños y en sus propias vidas cuando fueran grandes y otros niños sigan soñando.
            Y de pronto después de la plazoleta después de las cárceles llamadas del pueblo sin que el pueblo dijera eso después de los centros clandestinos de detención y de las torturas y las guerras sin razones valederas, los domicilios dejarían de figurar en las ordenadas agendas de secretarias amables bilingües diligentes y fuertes, de pronto unas casas comenzarían a quedar vacías o ser pasibles de modernización de remozamientos de alquiler para negocios florecientes o mamarrachos a fundirse, las casas comenzarían a quedar vacías para una  cosa y a llenarse para otras, de pronto el tiempo seguiría pasando como pasa siempre el tiempo de los hombres importantes jefes de esas secretarias ampulosas y soberbias que como los que las mandan viven sin el tiempo que no se controla como se podría controlar si al menos se le pusiera un poco de ganas a la empresa y al toque de los principios porque de pronto también esos principios como las plazas dejarían de figurar en la religión como en las casas o en la moral como en el corazón de esos mismos hombres, y de otros diferentes antes para mal que para el bien porque lo malo pasa y escasea lo bueno y se difunde como si se tratara de una enfermedad contagiosa, la falta de tiempo, el tiempo y todo lo demás de pronto dejaría de funcionar como si fueran lo que fueran referencias al margen de ellos que aprendieron a ver esto como normal que aprendieron a convivir con estas regularidades, o que no aprendieron porque al final nunca se sabe con estas cuestiones si están bien o están mal, y de pronto los páramos se convertirían en pueblos enteros los pueblos pasarían a ser ciudades y las ciudades a desbordarse con otras urbes amontonadas sin ton ni son como las ideas de la patria que son tantas como patriota amontonado se confiese de tanto loco que anda suelto o se arroga el papel de fervoroso defensor de ciudades o de ideas desvastadas, de pronto las direcciones de las viviendas no aparecerían más en los memorando que delataran los secretos de señores importantes compatriotas indolentes que no dejan comprar que no dejan vender que nunca tienen vueltos y atienden de mala gana y piden de peor manera, de pronto desaparecerían los vestigios de los itinerarios que revelaran los secretos de paisanos que no tienen donde caerse muertos pero que compran y venden lo que finalmente quieren todo el tiempo y que lo único que no negocian es la soberbia de su actitud de altanería sin soporte, que no cambian el envanecimiento inútil por la auténtica humildad, de pronto la parte privada de la vida de ellos dejaría de estar tan expuesta a su sano juicio o se transformaría en los balances bien diseñados de directores o de gerentes adinerados y bien criados cansados de la ciudad, de ser vecinos de los que no son iguales o de quienes no pueden comprarse las mismas cosas, cansados de la metrópoli de sus ruidos de la sucia neblina que se forma cada tanto con tanto y sucio o desvencijado vehículo circulando por tanta calle oscura adonde el sol nunca llega porque está tapado con elevados edificios de cemento que se reproducen como plantas trepadoras topadoras tapadoras con incontables torres de babel por todos lados de gente que ni se conoce ni tiene interés de conocerse gente diferente que persiste en eso de seguir siendo diferente, de pronto las peatonales que se repiten elevando el valor de las construcciones adyacentes dejarían de ser lugar de paseos de esos señores y sus familias enteras que habrán emigrado para mejorar sus calidades de vida que esto para ellos significa tener mucha plata vivir en mansiones importantes, esas adyacencias dejarían de ser seguros lugares para ser dormitorios a cielo abierto o baños improvisados de linyeras de gente común de la calle y solitaria que con frecuencia intentan entrar en todas las oficinas que encuentran al paso en sus paseos que reemplazan a los otros paseos a los que desde siempre fueron lugares de distracción o de juegos, o en los bancos que se irían convirtiendo en verdaderas fortalezas medievales e impenetrables para gente que los hombres importantes tratan como si fuera la plebe, baluartes privados pero cuyas puertas los políticos los que tienen influencias o medios que es en definitiva dinero abren de otras maneras, de pronto esa ubicación privilegiada de vivir en lujosos departamentos dejaría de estar en las coordenadas de señores tramposos atendiendo sus importantes operaciones repasando o escribiendo y algo más en telos desconocidos para señoras distraídas sin querer o a propósito, ese mismo propósito que algunas mujeres tienen siempre que dispongan de plata, mujeres entretenidas con amantes por hora en otros puntos de una ciudad que irá quedando extraña aunque habitable con la luz del día peligrosa por las noches, de pronto esos lugares dejarían de estar en el centro del cansancio visual sonoro o físico de patrones poderosos con poco tiempo para proteger a desprotegidos niños de padres atentos no agresivos pero evasivos, o sea de ellos mismos atorados con fuertes desganos y depresiones inmanejables aún para psicólogos obnubilados y más de atar que los mismos pacientes, de pronto esos territorios de todos como los clubes sociales las sedes de las asociaciones de gallegos o italianos las fondas de mala muerte para las ruedas de las picadas de los viernes se transformarían al estilo de los clubes y asociaciones muy selectivos, de pronto esa zona de la parentela en los domingos de comidas en común de padres hijos y nietos, esa mancha en el espacio de propiedad privada con escritura limpia y todo en cualquier momento dejaría de figurar en las guías telefónicas que vinieran con menos hojas en contraste con los mamotretos que aparecieran con más hojas de las páginas amarillas de las guías comerciales de teléfonos de los jefes traviesos con secretarias que se ruborizan de nada y ponen la cola para todo, de pronto los códigos postales de muchos años dejarían de figurar en los cuadernos de circunspectos señores de clase media varios vecinos inquietos inquilinos y con iniciativas de los grupos que formaban como viejos conocidos en el pueblo en el barrio en el vecindario del sitio al que iban y venían desde sus casas que estaban por ahí nomás, a la vuelta de una esquina de cuadras con casas con sus puertas protegidas con barras de hierro o acero doble o triple cerradura como se va descubriendo para evitar recónditos ladrones pobres que roban a otros pobres porque no se animan a robarles a los ricos porque no pueden o porque para eso hay que ser macho, de pronto dejarían de ser las plazas que nadie se acuerda desde cuándo se protegen con rejas ornamentales de filosas puntas que lo mismo son objeto de los ataques de los vándalos que no respetan ni siquiera el patrimonio cultural tan resguardado por ordenanzas y decretos municipales, ni las garitas con vigilantes adentro en las manzanas de las iglesias de paredes pintadas por pecadores y no pecadores lo mismo que las escuelas habitadas por analfabetos y alfabetos, de pronto todos esos lugares dejarían de ser lugares considerados y respetables para reuniones solemnes o al menos normales entre gente con intereses o actividades comunes, de pronto dejarían de ser lo que tal vez nunca fueran para convertirse en zonas vigiladas sólo para sentar el precedente de púlpitos con candados hasta en las sacristías y a partir de las diez de la noche en que no circulan ni los fieles ni los maestros por los pasillos de las escuelas saqueadas de una ciudad en la que no se puede estar si no se está encerrado, de pronto los médicos en los hospitales dejarían de atender eficientemente y quedarían sin mantenimiento y sin personal y con una guardia que no sirve para nada, para esos moradores u ocupantes de las casas para cualquiera al lado de los edificios de correos que casi ya no se usan, y de los teatros que se pueblan en determinados instantes sólo en las noches o en las horas de las funciones como las salas de cine que se fueron construyendo unas al lado de las otras para evitar los desmanes los contratiempos causados por mucha gente, lugares que todos dicen que sí que lo están que son lugares cuidados pero que nadie custodia en el impúdico escenario en el que nada es lo que parece para reportar novedades porque alguien descubrió después de veinte años que volvió la democracia con lo que muchos se entusiasman con se entusiasman otros con una patria a medida que quiere decir una patria distinta para cada posición de los presuntos patriotas y que eso de cuidar debía ser cosa del pasado de gente con prejuicios de personas que siempre piensan que los otros se equivocan que los otros viven equivocados, porque alguien autoriza hasta lo insólito y a diestra y siniestra sin la autorización pertinente y esto es peligroso porque es como que cualquiera puede hacer lo que se le de las ganas, de pronto las calles dejarían de tener las farolas encendidas y en condiciones y las calles y las fachadas de las casas y de los edificios quedarían a oscuras y se irían poblando de manifestaciones a cualquier hora y de piquetes por cualquier motivo enfrentando a cualquiera con cualquiera, obstruyendo calles rutas puentes y correos donde los haya, y con los edificios las casas o las construcciones los derechos que no son compatibles con otros derechos de la gente que vive en lugares parecidos de integridades que se reservan a costa de otras que se sobrepasan, límites que no son que tal vez lo parecen porque para algo hay autoridades y policía y organización y normas aunque nadie se interese por cumplirlas, y de pronto algunos derechos cesarían para que se activen otros mientras a nadie le interesa porque desde allí ya no salen más las noticias propias de familiares y de amigos que no están cerca de aquellos niños convertidos en jóvenes traviesos y presumidos de esos jóvenes convertidos en adultos con el seño fruncido de esos adultos convertidos en viejos renegones de esos viejos muertos si total para estar o par no estar no hace falta certificado alguno ni siquiera el de defunción, de esas estafetas que quedaron desocupadas abandonadas y que perdieron la razón de ser de porqué siguen existiendo, sucursales del correo que dejaron de existir porque la gente ya no se escribe cartas que ha reemplazado por mail o por redes sociales en las que es más fácil preguntar de sexo drogas y otras suciedades preguntar por preguntar, preguntar sin responder, desde esos lugares todos conocidos todos cerca, hasta ese lugar que fuera abandonado de un día para otro, como la casa de la calle de la ciudad que fueron de la ciudad donde dejaría de estar la plaza como si lo alto fuera bajo como si la integridad hubiera pasado así nomás a ser desenfreno como si alguien hubiera hecho de un día para otro y de la nada otra Sodoma y otra Gomorra, sin que ellos avisaran de nada sin que ellos hubieran tenido la obligación de darse cuenta de estar avisados o de saberlo de antemano de no ser tan estúpidos como fueran para participar y hacer algo por eso que todos temen pero sin saber muy bien qué forma tiene, porque para eso son personas de bien aunque algunos guarden la maldad en el corazón o en el cerebro como se guardan los recuerdos esto es aceptando unos rechazando otros, esa maldad para tener las ganas de hacer como si nada cuando se ganan cantidades elevadas de dinero metiéndose con cosas de grandes hipócritas, de ladrones que roban a ladrones de usureros que son empleados o jefes en los bancos, ladrones que roban a otros ladrones que también les roban a otros que no lo son y se roban entre ellos, de profesores designados o jueces concursados sin concursos regulares en cargos o lugares que no se ganaron por competencia que esa palabra suena como si fuera de un chino básico para ellos y para todos los que les creen a ellos, algunos de los cuales embusteros metiéndose en todo esto de construir para destruir todo el tiempo de enfrentarse de enfrentar de confrontar con negros que cortan calles por cualquier cosa que hostigan y ganan terreno en la casas en las calles en cuanto espacio encuentran y hablan de sus derechos como si fueran únicos sus derechos y los demás no los tuvieran ni buenos ni malos que para el caso es como que están todos juntos, levantar algo, una calle una avenida un terraplén, para hacer la licitación después y demolerlo y llamar nuevamente a un concurso de precios para limpiar los escombros y otra concurrencia para construir nuevamente, de pronto las calles de libre circulación dejarían de estar en las novedades cotidianas de viejos mañeros llamados políticos atrincherados en congresos con sus fachadas tapadas con vallas de mallas de alambre resistente y pasarían a estar en cartapacios seguidas en bares con el carácter de anónimos para no despertar la pasión de nadie, para recuperar la tranquilidad que se necesita para escribir una ley que de todas maneras no se cumple para después derogarla y redactar otra parecida si total tampoco se cumple porque las únicas leyes que se cumplen son las que benefician a ricos o poderosos, sucesos que solamente sirven para describir una parte de la historia de hombres importantes de esos hombres importantes que presiden reuniones entonan canciones patrias y comen opulento, en discursos aplausos y broncas para distinguidos próceres de la política asunto de grandes y de poderosos, y los demás a merced de los patriarcas que los cuidaran o los que no los cuidaran que para algunos esto da lo mismo que para eso están los punteros de barrio que son una parte del canal por el cual se reparten los estipendios que pagan entre todos los vecinos que contribuyen para estar organizados, lo que no determina con quienes se juntaran en las canchas de golf o de tenis también privadas como las casas que de todos modos los ladrones roban porque lo mismo eluden los controles y en las que se juntan y que se mezclaran un poco o demasiado algunos sinceros otros mentirosos, los que privatizan los que estatizan los que reforman el estado y las leyes para llenarse los bolsillos y calmar sus ansias, adultos que desconfiaran a veces hasta de sus sombras con desconfianzas como ellos mismos a lo mejor las tendrían cuando lo fueran ricos acaudalados acomodados, mientras siempre habrá quienes estén esperando para cuando alguien vuelva a hablar de la moda de retornar de los barrios cerrados adonde se trasladaron en lujosos vehículos como andan todos los que después se mueren por los modelos de sus vecinos sin que les importe los que no tienen ninguno como cualquiera pensando que es una lástima morirse así nomás porque se anduvo mucho con actitudes de miedos por cosas de la vida moderna en la que nadie puede explicar muy bien la lógica de porqué algunos marranos ganan como eso como marranos y otros pelotudos ganan en esa escala de la especie de tipos que inventan mucho y no solucionan problemas que arrastran de los tipos que ganan dos mangos y muchos ni un peso y ninguno se hace problemas porque algunos llegan al gobierno y con la plata que les sobra que encima no es de ellos les dan migaja a los que no llegan pero que se conforman con eso, hasta un poco antes del postrer momento cuando llaman de nuevo escribanos solícitos curas de cabecera para la extremaunción en contubernios con contadores mentirosos que hacen balances para los que pueden querer los balances y ajustan lo que se les pide por inflación y los mayores costos, nobles hidalgos que dictan largos y puntillosos testamentos tranquilos porque saben que los derechos cada vez se desdibujan más y más con el paso del tiempo los del vulgo porque los de ellos los asientan bien en escrituras y testamentos que salen un ojo de la cara, privándose sin saberlo muy bien de expirar más tranquilos y aceptando la ley de la vida y a sabiendas que el cementerio está lleno de necesarios y de buenos pero no de los que tomaron de más como decía Jesús quitándoles a los que ni siquiera tienen para comer, como no creen ellos en que es igual lo que nace y se muere todo hasta que en algún momento aparecen las grescas los egoísmos las terquedades o las peleas o los discursos que arman inventando doctrina que lo sustente, entre los que debieran llevarse bien y debieran quererse, saltando las diferencias con los gustos con las amistades o con la obsecuencia, de pronto ese lugar no solamente de pasatiempo sino también los rincones de la ciudad donde se vivió toda la vida, porque en los que se anduvo que tanto se querían de pronto dejarían de existir para ellos que eran no más que minúsculas expresiones hombres al fin enanos de sentido común huérfanos de buen criterio de un grave problema mucho más serio de barrios cerrados de bancos abiertos sólo para clientes presuntuosos soberbios acorralados de complejos de cines que cambiarían las viejas costumbres con los horarios de las funciones, de líos que no tenían porqué andar ventilando ante subordinados insubordinados con ofuscaciones de renegones como para que eso les significara una mortificación un cambio en las emociones y en los temblores de miedos a morirse en manos de un delincuente cualquiera en manos de alguno de esos negritos que en vez de ir a la escuela andan falopeándose y floreándose todo el día, de pronto la edificaciones quedarían y ellos seguirían mudándose de aquí para allá o de allá para acá buscando como locos cálidas sensaciones que allá en la profundidad de esa niñez feliz cuando eran niños, seguida de precocidades y crecimientos sin problemas de hambre, sin problemas de impotencias sin explicación alguna de privaciones porque hay algunos a los que les sobra sin méritos, y se desprenderían de eso que no se sabe en toda una vida qué es pero que es eso de ser amo y señor del propio tiempo de creer que se tiene la razón y nadie más la tiene, para uno y para nadie más de todo el tiempo del mundo para inventar y hacer travesuras ligar inventos y disparates de los otros y de uno mismo y de la misma patota de ese grupo de amigos de años que nada saben ni tienen porqué saber de rencillas menores de riñas de sosiegos y de nuevas disputas entre los propios padres o de cualquiera que gobernara cambiara dinero o cosas o mujeres, porque el resumen de las peleas de los hombres no pasa de media docena de asuntos que bien se sabe son siempre los mismos, como si esos mismos hombres no tuvieran otras ideas o no pudieran terminar de resolver razones tan viejas como la historia de ellos mismos, viejos llenos de desparpajos en todo desde las cuestiones familiares hasta los asuntos de negocios o circunstancias productivas tan remotas trenzas con los gobiernos de turno con funcionarios de coima fácil, como las payasadas y picardías que estos funcionarios convierten en declaraciones, resoluciones y leyes para amigos que retornan con los vueltos anden por donde anden, verdaderos dramas que en los sueños se cambiaran a pesadillas por el recuerdo por la reminiscencia que se va formando con tanto andar descuajeringado, que se transformaran en sudoraciones que secaran diligentes aplaudidores y manejables que dicen sí a todo con paños y estambres en sus descansos activos porque duermen para tomar fuerza nomás para recuperarse y para salir corriendo a correr al otro día por las calles a las fábricas a las bolsas de valores de nuevo, en reposos incompletos que molestaran o perturbaran a pares dormilones, gerentes directores accionistas y que se cambiaran a solitarios e inconscientes discursos insondables de sonámbulos como eran con sus delirios sin control alguno, que se cambiaran a vueltas y otras vueltas que son desorden en las camas de cada uno de esos ejecutivos que buscarán desesperados cada vez que se diera, en aquel espacio que es para ellos y sus juegos exclusivamente de piletas climatizadas y sum a ciertas horas por supuesto porque en otras horas rondaran otros por otros rincones de la ciudad grande de los barrios pequeños de las llamadas villas miserias de las calles desiertas, de la insensibilidad que ganó en las posiciones individuales de esos señores que de pronto dejarían de disponer de lo que ellos llaman soluciones, para rincones de ladrones que seguirán siendo de mala muerte con la diferencia que matan a sus víctimas con lo cual ya no son más ladrones sino ordinarios asesinos vulgares que ni siquiera tienen explicaciones para lo que hacen porque los que siguen robando para comer lo siguen haciendo como siempre mientras estos siembran rencores y resentimientos, en rincones de comerciantes de carteristas de poca monta casi analfabetos que son peores que los animales en eso de tropezar varias veces con la misma piedra, de entusiasmos exagerados de exageraciones que dejarían de estar en sus sueños en sus juegos en sus realidades y en sus tiempos inspirara mucho miedo.

            De pronto después de lo destruido se construiría después de lo desvastado se levantaría lo pintarrajeado se despintaría en el páramo que se convertiría en océano debería de estar el arca, de pronto lo que se habrá quitado sería devuelto, el que habría tomado lo que no le correspondía se lo entregaría a aquel que no reclamó aún sabiendo que le faltara, de pronto algo dejaría de ser para que otra cosa sea, lo muerto renacería, lo cínico dejaría de serlo para convertirse en sincero, la hipocresía daría lugar a la nobleza los principios volverían a ser como fueran, de pronto las pesadillas dejarían de ser pesadillas para volver a ser sueños de algo de lo propio de lo repartido de lo compartido de los destellos de la esperanza de los soplos de tolerancia para ser soñados por hombres que de pronto pensarían que hay un mañana posible, esos invisibles que cuando tienen hambre se vuelven visibles, los golpes en las puertas inmensas de los bancos las vallas de los canas sus escudos sus botas con espolones los chorros de los camiones hidrantes, la calle no es de nadie la calle es de todos.

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paz - castillo

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2010

cuentos del abuelo que no son más que cuentos que se van copiando a lo largo del tiempo

MIAMI.- Uno tiende a pensar que las canciones infantiles no son otra cosa que tradición oral de origen incierto, convertida en dominio público y, como consecuencia, creaciones exentas de todo reclamo propietario.



"Sobre el puente de Avignon", por ejemplo, es una canción francesa del siglo XV y alude al famoso puente medieval de Saint-Benézet, que se extendía sobre el Ródano. Y "Mambrú se fue a la guerra" fue compuesta en 1709, tras la Batalla de Malplaquet, donde Gran Bretaña y Francia se enfrentaron para dirimir la sucesión española. El Mambrú en cuestión era el duque de Marlborough, a quien los franceses creían muerto.



Pero nadie conoce la identidad de sus creadores y en algunos casos, como el de Mambrú, se sospecha que se trata de una melodía originalmente árabe, que llegó a Francia con las cruzadas.



No es el caso de "Happy Birthday To You" ("Feliz cumpleaños"), considerada por el libro Guinness de récords la canción más popular del mundo, entonada en los más variados niveles de disonancia y en una multitud de lenguas en aniversarios de bebes, adultos y ancianos, incluida en cajas de música, teléfonos celulares y tarjetas de aniversario, llevada al espacio como uno de los testimonios de la cultura del planeta Tierra y memorablemente cantada por Marilyn Monroe el 19 de mayo de 1962 (78 días antes de su suicidio) a su amante, el presidente John F. Kennedy, en una celebración multitudinaria en el Madison Square Garden.



"Happy Birthday To You" no sólo tiene un origen comprobado, sino que además tiene dueño y copyright, y es objeto de una fascinante batalla legal por lo que podría representar unos 2.000.000 de dólares anuales en concepto de derechos de autor.



La historia comienza en 1893, cuando las hermanas Mildred y Patty Smith Hill, maestras jardineras de Kentucky, confeccionaron un libro titulado Cuentos cantados para el j ardín de infantes, que fue publicado por la editorial Clayton F. Summy Co., de Chicago.



La primera canción del libro se titulaba "Buenos días a todos", pero durante un cumpleaños del que las hermanas participaron, Patty sugirió cambiar la letra de la canción por "Happy Birthday To You", como una manera de homenajear a la niña que ese día celebraba su aniversario.



Esto es, en realidad, lo que se supone, porque no existe documentación que establezca que la letra de "Happy Birthday To You", de apenas cuatro líneas, sea efectivamente autoría de Patty Smith.



En marzo de 1924, un editor llamado Robert H. Coleman publicó una versión de "Buenos días a todos", que incorporaba la letra de "Happy Birthday" como alternativa. Con el advenimiento del cine y de la radio, la canción alcanzó una extraordinaria popularidad.



En 1931, fue incluida en el musical The Band Wagon , de George S. Kaufman y Howard Dietz, que protagonizaron Fred Astaire y su hermana, Adele, y dos años más tarde, cuando la Western Union lanzó su primer telegrama cantado, eligió "Happy Birthday To You" como su primera canción.



Fue, precisamente, en 1933, cuando Irving Berlin volvió a usar la canción en su comedia musical As Thousands Cheer ( Mientras miles vitorean ) que Jessica Hill, la tercera de las hermanas Hill, decidió emprender acciones legales.



Tras demostrar la similitud entre la canción original y "Happy Birthday To You", Jessica Hill logró que una corte la autorizara a registrar la nueva versión, que obtuvo un copyright en 1934.



La compañía Summy de Chicago publicó la canción en 1935. Según la legislación en vigor, los derechos debían expirar en 28 años, pero el acta del derecho de autor sancionada en 1976 los extendió hasta 2010. Y en 1998, a propósito de una disputa en torno de una canción de Sonny Bono, la Corte Suprema norteamericana añadió 20 años más al derecho de autor, lo que prolongó el copyright sobre "Happy Birthday To You" hasta 2030.



Algunos expertos, como Robert Brauneis, de la Universidad George Washington, argumentan que si bien los méritos para registrar una canción popular son válidos, en el caso de "Happy Birthday To You", los argumentos se ven anulados por la inexistencia de pruebas fehacientes acerca de quién escribió la letra de la canción.



Si todo esto hace dudar al lector acerca de la conveniencia de cantar "Happy Birthday" la próxima vez que algún familiar cumpla años, a riesgo de que aparezca alguien de Sadaic a reclamar los royalties, tranquilícese. Las demandas sólo se aplican a la explotación comercial de la canción, no a las fiestas familiares.

(tradición conocida gracias a mario diament en una nación de 2009)

boludeces de humor negro que circulan

por el ciberespacio y por la calle

Hay un tipo gangoso sentado en un banco del Central Park de Nueva York,
en la noche de Nochebuena, cuando de pronto se acerca una dama y se
sienta a su lado. El tipo, que andaba solo, para romper el hielo le dice:
- ¡Ghola!
- ¡Ghola!
- ¿Ghos tanguien shos gangosa...?
- Shi.
- ¿Y haglás Eskañol?
- Shi.
- ¡Lo único que te jaltaria esh sher Arlgentina!
- Shi, shoy Arlgentina.
- ¡Uy! ¡Qué shuerte! ¡Yo tamguien shoy Arlgentino! Yo eskaba solo acá
shentado hoy que esh noche guena y jhusto akareciste vosh que tamguien
shos gangosa y Arlgentina. ¿Que te karece shi hacemos algo...?
- Gueno, ashi ninguno de los dosh she queda sholo.
Entonces se van los dos a cenar. Empiezan a charlar, a conocerse y se van
a pasar la Nochebuena en un Hotel. Se encaman, y luego de unas horas de
sexo, lujuria y placer se produce la siguiente conversación:
- Oguime, le dice la chica, tengho que confesharte algho.
- ¿Qué esh?
- Tengho Sida...
- ¡Ah...! ¡Güenísimo! ¡ ¡Yho tengho Pan Dulce!

ADN

ADN, los derechos y los ácidos. No sé mucho de los derechos a darse cuenta de que la privacidad es la privacidad y ninguna ley puede cambiar de una entidad de este tipo fuera de la condición humana, o la cosmética o la justificación de un derecho natural e inherente a lo esencial de nuestra más pura naturaleza, y que esto es como un apoyo a la vida antes de que otros principios, si uno trató de construir un sistema o establecer prioridad sobre lo que está aguas arriba o aguas abajo en este autodeterminada, y con independencia de tema o la implicación de otra u otras personas en esta iniciativa. Por supuesto, las líneas que marcan los espacios reales y virtuales en todo esto son muy indefinida ya veces hace que el avance hacia lo que aún no se sabe si se hiciese lo que con la eutanasia, o en un extremo opuesto a incurrir en errores extraordinarios como privar a alguien de libertad no recordar el número de identificación de la memoria o su look hippie de desgracia como lo fue para la Argentina en los años setenta. La intimidad es la intimidad y creo francamente que debemos estar de acuerdo - no palabrería - la mayoría de las personas que habitan este planeta, pero privacidad que no debe confundirse con el privado, como parte de nuestra personalidad es constitutiva, pero no es determinante de nuestra función social se despliega en una amplia gama de posibilidades, y luego sucede que alguien quiere meterse con nuestra privacidad sin una petición o similares , también puede ser individual más o menos dispuestos a compartir nuestra intimidad con uno u otro o directamente a no compartir. El que fue violada, sin duda, es herido en sustancia, sino la sociedad en su sistema como se señaló en ese caso a quien la lesión y, en general condenando la actitud, pero no heridos alivio al que sufre y en todo caso sólo contiene el enigma nunca es recuperada por el individual y así es como entrar en el gran área de gris que existe en esta materia que va del negro al blanco, ya la tercera, que, como grupo lo resolvemos nuestras lesiones socialmente con los que obtenemos asuma que sufrió una lesión en su intimidad somos que no participan, lo hacemos a veces y otras no ?, ¿cómo lo que otros entienden que debemos comprometernos con la privacidad de los demás, especialmente cuando la persona no solicita o cuando lo solicite expresamente, o si la persona no lo hace? ¿Por qué habría de lo que otros quieren ser y no es lo que debería ser? ¿Está bien que otra carga generacional se convierte en uno que pertenece a otra generación? ¿Hay alguien en el sistema con la capacidad de sopesar las decisiones íntimas no es socialmente perjudicial, ¿alguien puede obligar a otro para alterar las decisiones subjetivas? Aunque las costumbres argentinas como nos inclinamos a menudo para tomar el lugar de los dioses intimidad es la intimidad, y aunque se encuentran con la base para los que no se ve bien para obligar a alguien compulsivamente directa o indirectamente a someterse a las pruebas de ADN para determinar su por caso o formular objeciones si hay razones que podrían desencadenar acciones, para asegurarse de que la decisión de convertir esas características cualquiera de los términos de la ecuación esa es nuestra inherente e inviolable espléndida privacidad, o la totalidad de sus términos. En cuanto a la integridad, en su resolución y si las normas que puedan estar en ese sentido la estatura de su propia probidad es primero una decisión individual y la privación y si uno es conjunto y también con su entorno que no es perjudicial, no hay razón alguien puede reclamar el derecho a oponerse, porque de la misma manera que podría desafiar lo que creemos es posiblemente el otro, evidentemente, más de un lío armar estilo argentino con piquete y todo, y razones más legítimos distintos de los que se hicieron sobre si son incompatibles con ellos mismos, y mucho menos si éstos pertenecen al anuncio para la afiliación de uno mismo. ¿Cuántos ejemplos de problemas no resueltos en nuestra sociedad es sólo porque la gente elige para preservar su integridad? Debido a la dignidad, porque la vergüenza y la sobriedad son instintos independientes están en un nivel más alto que la evaluación externa de la honra o deshonra a sí mismo. ¿Es el voluntarismo honor individual una variable dependiente de otra u otras personas? Como el umbral de la identidad, es decir, antes mucho antes de la inexactitud probable de tercero para la medición de índices de audiencia muy personales y también por su forma de elección auto-mal es pre errores por proxy, tanto más si la información, comunicación o conocimiento se impregnan con un ácido rencor del árbitro.



























copiando del álbun de belén; museos

copiando del álbun de belén; museos
mario. judith. jimena y belén, ¿año 2008?

imagina un mundo sin zonceras

imagina un mundo sin zonceras
imagina un mundo sin egoísmo

copiando del álbum de belén; casa blanca

copiando del álbum de belén; casa blanca
ellla y sus compeñeras del nación, más que un par de potras

juan cruz y mario paz III (junior)

juan cruz y mario paz III (junior)
navegadores custodios; fútbol

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Inca Paz también puede ser este ¿no?, de mi vida si te interesa preguntá, y sino todo bien

candela y jimena

candela y jimena
chico y grande; libros

mario y pinky

mario y pinky
a la edad que tienen hoy juan y mario

juan cruz en san lorenzo donde lo bautizaron

juan cruz en san lorenzo donde lo bautizaron
con maría jimena

historia argentina contemporánea


Fernando Peña
29.03.2008
Cristina, mucho gusto. Mi nombre es Fernando Peña, soy actor, tengo 45 años y soy uruguayo. Peco de inocente si pienso que usted no me conoce, pero como realmente no lo sé, porque no me cabe duda que debe de estar muy ocupada últimamente trabajando para que este país salga adelante, cometo la formalidad de presentarme. Siempre pienso lo difícil que debe ser manejar un país... Yo seguramente trabajo menos de la mitad que usted y a veces me encuentro aturdido por el estrés y los problemas. Tengo un puñado de empleados, todos me facturan y yo pago IVA, le aclaro por las dudas, y eso a veces no me deja dormir porque ellos están a mi cargo. ¡Me imagino usted! Tantos millones de personas a su cargo, ¡qué lío, qué hastío! La verdad es que no me gustaría estar en sus zapatos. Aunque le confieso que me encanta travestirme, amo los tacos y algunos de sus zapatos son hermosísimos. La felicito por su gusto al vestirse.Mi vida transcurre de una manera bastante normal: trabajo en una radio de siete a diez de la mañana, después generalmente duermo hasta la una y almuerzo en mi casa. Tengo una empleada llamada María, que está conmigo hace quince años y me cocina casero y riquísimo, aunque veces por cuestiones laborales almuerzo afuera. Algunos días se me hacen más pesados porque tengo notas gráficas o televisivas o ensayos, pruebas de ropa, estudio el guión o preparo el programa para el día siguiente, pero por lo general no tengo una vida demasiado agitada. Mi celular suena mucho menos que el suyo, y todavía por suerte tengo uno solo. Pero le quiero contar algo que ocurrió el miércoles pasado. Es que desde entonces mi celular no deja de sonar: Telefe, Canal 13, Canal 26, diarios, revistas, Télam… De pronto todos quieren hablar conmigo. Siempre quieren hablar conmigo cuando soy nota, y soy nota cuando me pasa algo feo, algo malo. Cuando estoy por estrenar una obra de teatro –mañana, por ejemplo– nadie llama. Para eso nadie llama. Llaman cuando estoy por morirme, cuando hago algún “escándalo” o, en este caso, cuando fui palangana para los vómitos de Luis D’Elía. Es que D’Elía se siente mal. Se siente mal porque no es coherente, se siente mal porque no tiene paz. Alguien que verbaliza que quiere matar a todos los blancos, a todos los rubios, a todos los que viven donde él no vive, a todos lo que tienen plata, no puede tener paz, o tiene la paz de Mengele.Le cuento que todo empezó cuando llamé a la casa de D’Elía el miércoles porque quería hablar tranquilo con él por los episodios del martes: el golpe que le pegó a un señor en la plaza. Me atendió su hijo, aparentemente Luis no estaba. Le pregunté sencillamente qué le había parecido lo que pasó. Balbuceó cosas sin contenido ni compromiso y cortó. Al día siguiente insistí, ya que me parecía justo que se descargara el propio Luis. Me saludó con un “¿qué hacés, sorete?” y empezó a descomponerse y a vomitar, pobre Luis, no paraba de vomitar. ¡Vomitó tanto que pensé que se iba a morir! Estaba realmente muy mal, muy descompuesto. Le quise recordar el día en el que en el cine Metro, cuando Lanata presentó su película Deuda, él me quiso dar la mano y fui yo quien se negó. Me negué, Cristina, porque yo no le doy la mano a gente que no está bien parada, no es mi estilo. Para mí, no estar bien parado es no ser consecuente, no ser fiel. Acepto contradicciones, acepto enojos, peleas, puteadas, pero no tolero a las personas que se cruzan de vereda por algunos pesos. No comparto las ganas de matar. El odio profundo y arraigado tampoco. Las ganas de desunir, de embarullar y de confundir a la gente tampoco. Cuando me cortó diciéndome: “Chau, querido…”, enseguida empezaron los llamados, primero de mis amigos que me advertían que me iban a mandar a matar, que yo estaba loco, que cómo me iba a meter con ese tipo que está tan cerca de los Kirchner, que D’Elía tiene muuuucho poder, que es tremendamente peligroso. Entonces, por las dudas hablé con mi abogado. ¡Mi abogado me contestó que no había nada qué hacer porque el jefe de D’Elía es el ministro del Interior! Entonces sentí un poco de miedo. ¿Es así Cristina? Tranquilíceme y dígame que no, que Luis no trabaja para usted o para algún ministro. Pero, aun siendo así, mi miedo no es que D’Elía me mate, Cristina; mi miedo se basa en que lo anterior sea verdad. ¿Puede ser verdad que este hombre esté empleado para reprimir y contramarchar? ¿Para patotear? ¿Puede ser verdad? Ése es mi verdadero miedo. De todos modos lo dudo.Yo soy actor, no político ni periodista, y a veces, aunque no parezca, soy bastante ingenuo y estoy bastante desinformado. Toda la gente que me rodea, incluidos mis oyentes, que no son pocos, me dicen que sí, que es así. Eso me aterra. Vivir en un país de locos, de incoherentes, de patoteros. Me aterra estar en manos de retorcidos maquiavélicos que callan a los que opinamos diferente. Me aterra el subdesarrollo intelectual, el manejo sucio, la falta de democracia, eso me aterra Cristina. De todos modos, le repito, lo dudo.Pero por las dudas le pido que tenga usted mucho cuidado con este señor que odia a los que tienen plata, a los que tienen auto, a los blancos, a los que viven en zona norte. Cuídese usted también, le pido por favor, usted tiene plata, es blanca, tiene auto y vive en Olivos. A ver si este señor cambia de idea como es su costumbre y se le viene encima. Yo que usted me alejaría de él, no lo tendría sentado atrás en sus actos, ni me reuniría tan seguido con él. De todas maneras, usted sabe lo que hace, no tengo dudas. No pierdo las esperanzas, quiero creer que vivo en un país serio donde se respeta al ciudadano y no se lo corre con otros ciudadanos a sueldo; quiero creer que el dinero se está usando bien, que lo del campo se va a solucionar, que podré volver a ir a Córdoba, a Entre Ríos, a cualquier provincia en auto, en avión, a mi país, el Uruguay… por tierra algún día también.Quiero creer que pronto la Argentina, además de los cuatro climas, Fangio, Maradona y Monzón, va a ser una tierra fértil, el granero del mundo que alguna vez supo ser, que funcionará todo como corresponde, que se podrá sacar un DNI y un pasaporte en menos de un mes, que tendremos una policía seria y responsable, que habrá educación, salud, piripipí piripipí piripipí, y todo lo que usted ya sabe que necesita un país serio. No me cabe duda de que usted lo logrará. También quiero creer que la gente, incluso mis oyentes, hablan pavadas y que Luis D’Elía es un señor apasionado, sanguíneo, al que a veces, como dijo en C5N, se le suelta la cadena. Esa nota la vio, ¿no? Quiero creer, Cristina, que Luis es solamente un loco lindo que a veces se va de boca como todos. Quiero creer que es tan justiciero que en su afán por imponer justicia social se desborda y se desboca. Quiero creer que nunca va a matar a alguien y que es un buen hombre. Quiero creer que ni usted ni nadie le pagan un centavo. Quiero creer que usted le perdona todo porque le tiene estima. Quiero creer que somos latinos y por eso un tanto irreverentes, a veces también agresivos y autoritarios. Quiero creer que D’Elía no me odia y que, la próxima vez que me lo cruce en un cine o donde sea, me haya demostrado que es un hombre coherente, trabajador decente con sueldo en blanco y buenas intenciones.Cuando todo eso suceda, le daré la mano a D’Elía y gritaré: “Viva Cristina”… Cuántas ganas tengo de que todo eso suceda. ¿Estaré pecando de inocente e ingenuo otra vez? Espero que no. La saluda cordialmente,Fernando Peña

mario y pinky

mario y pinky
juan y mario

Inca Paz puede ser éste que nunca pertenecería a carta abierta

Inca Paz puede ser éste que nunca pertenecería a carta abierta
bien abierta, de tipos cerrados muy cerrados

para la memoria y la libertad - ni una palabra más

Es habitual en los últimos tiempos encontrarse con intelectuales y artistas (y también con periodistas)que se dicen cansados de un periodismo crítico de los Kirchner. "Todos se han puesto de acuerdo para hablar mal del Gobierno", se escuchó decir hace poco a un reconocido escritor argentino. ¿Por qué no se cansaron cuando los periodistas criticábamos a Carlos Menem, a Fernando de la Rúa, a Eduardo Duhalde y hasta a Raúl Alfonsín mismo, aunque en este último caso prevaleció siempre, es cierto, el natural cuidado de una democracia recién nacida? En realidad, aquellos fatigados confunden cansancio con coincidencia. Ellos están -y es su derecho- muy cerca del discurso del kirchnerismo, aun cuando les sea difícil unir discurso y realidad, a veces tan divorciados.
El problema no pasaría de ser un duelo inconcluso entre extenuados y resistentes si la solución que se ofrece no fuera extremadamente peligrosa. Lo que agota, dicen, es la opinión.
El periodismo debería limitarse a ser un transportador de informaciones asépticas y un comunicador de posiciones antagónicas con preponderancia de las oficiales, porque el Gobierno tiene la responsabilidad de conducir la nación política. Eso es lo que proponen. En castellano simple y directo: lo que buscan es un periodismo pasteurizado, integrado por mecanógrafos o relatores que deberían limitarse a contar una realidad compleja, impetuosa y cambiante. Imposible de digerir fácilmente, por lo tanto, para el ciudadano preocupado por las cosas rutinarias de su vida.
La primera contradicción surge cuando ninguno de aquellos fatigados alude a las opiniones que florecen en los huertos del kirchnerismo. Ministros, legisladores, periodistas amigos y hasta la Presidenta suelen opinar (¡y cómo!) sobre todo lo que les es adverso. Es, entonces, la opinión del periodismo independiente (sí, independiente) lo que cansa y estaría de más.
Resulta, sin embargo, que no hay una fórmula verdadera para el periodismo que no incluya su función crítica del poder. Un periodismo acrítico, esterilizado y descolorido no tiene ninguna razón para existir. Su posición crítica debe incluir, desde ya, a la oposición, en tanto ésta forma parte del poder actual o del poder futuro. Pero su función crítica (desde la opinión o desde la investigación) debe abarcar sobre todo al poder que gobierna la contingencia. La publicidad de los actos de gobierno corre por cuenta de los funcionarios y de los enormes recursos estatales para promocionarlos, distribuidos arbitrariamente en el caso que nos ocupa.
Un medio periodístico debe incluir también en sus páginas o en sus espacios la opinión (con la condición de que sea seria y responsable) de los que no coinciden con el punto de vista de ese medio de comunicación. La Nacion lo ha hecho hasta cuando se dio el debate por la nueva ley de medios: convocó a sus páginas a políticos e intelectuales que no coincidían con la posición editorial del diario. Es la obligación del periodismo. Pero el medio periodístico y los periodistas cuentan con el derecho ?y el deber? de tener una opinión determinada sobre los sucesos de la vida pública del país. ¿Acaso no dejaría de merecer el necesario respeto (y hasta carecería de la conveniente previsibilidad) un medio al que le diera lo mismo el derecho o el revés de las cosas, las políticas de un color o de otro y las buenas o las malas formas?
La opinión es libre, como dijo hace poco Cristina Kirchner, en una de sus pocas oraciones de aceptación de la libertad del otro. Con todo, el periodismo tiene algunos deberes junto con aquellos derechos. La información que sustenta su opinión debe ser veraz. El chequeo de las versiones es una práctica que jamás debe olvidarse y nunca debe prestarse a las detestables operaciones de prensa que el kirchnerismo frecuenta con más constancia que ningún otro grupo político. Honestidad personal y honestidad intelectual son los atributos que deben marcar el límite moral del periodismo. Es necesario también el cultivo de la coherencia: no hay nada más desconcertante para un lector desprevenido que un medio o un periodista que cambian sus opiniones en todas las esquinas de la vida.
En medio de ese debate, es perceptible la existencia de periodistas jóvenes que se preguntan si es conveniente coincidir con las opiniones de "la empresa" periodística en la que trabajan. Esto es nuevo y es viejo, al mismo tiempo. El kirchnerismo tiene una habilidad enorme para resucitar viejos fantasmas del pasado. Ese enredo muy antiguo entre la libertad de prensa y la "libertad de empresa" había dejado de existir hace más de treinta años.
Hagamos un ejercicio. ¿Por qué no cambiamos las preguntas? ¿Qué tiene de raro, por ejemplo, que un periodista concuerde con el medio en el que trabaja? ¿Acaso las empresas periodísticas no existen también gracias a la composición del buen periodismo? ¿Por qué esas empresas deberían tener, en los casos más notables al menos, intereses contradictorios con las mejores prácticas de la profesión? ¿No es preferible para este oficio de libertarios estar de acuerdo con un diario, donde pasamos parte de nuestras vidas, antes que con un gobierno de políticos pasteleros y fugaces?
La Argentina, en efecto, habita en el pasado. Ningún debate de los últimos meses ha llegado siquiera a la década del 80. ¿Qué hacía tal o cual periodista en 1976, 1977 o 1978? No hacíamos nada. Vivíamos bajo una dictadura y cada uno vivía de lo que podía y como podía. Sólo los que vivieron bajo el peso aplastante y gris de una dictadura saben que no había muchas más cosas para defender que pequeñas cuotas de dignidad. Hagamos de nuevo preguntas desde otro lugar: ¿acaso los únicos periodistas dignos fueron los exiliados o los que se comprometieron firmemente con organizaciones insurgentes de la década del 70? Esa sería, si fuera así, una conclusión injusta, discriminatoria e inaceptable. Otra cosa tan inaceptable como aquélla es la decisión política del Gobierno de cambiar la historia de cada uno de los que considera adversarios.
La síntesis ha llegado a la farsa: o se está con Kirchner o se estuvo con la dictadura.
Feas armas se han usado en los últimos tiempos. A muchos periodistas no les gusta ser protagonistas de esas emisiones de maldad que se emiten por canales oficiales o paraoficiales.
Es cierto que es difícil cuando la vida cambia y ya no se puede caminar con tranquilidad por la calle porque se está a la espera de una agresión verbal o física. Y es más arduo aún aguantar en silencio la insistencia de la calumnia y de la falsedad, repetida hasta el cansancio por los portavoces oficiosos del Gobierno.
Lo único bueno de todo esto es que no hay atajos: habrá que armarse de paciencia, sin resignar los derechos ni los deberes del periodismo. Asumamos también el riesgo de solitarios que corremos en la vía pública. Un periodista con custodia a su alrededor abandona automáticamente su condición de periodista. Dejemos las aparatosas custodias para que se pavoneen los funcionarios y algunos políticos.
Una vez le pregunté a Néstor Kirchner, en esos diálogos de los columnistas con los presidentes que son mitad reservados y mitad públicos, en tiempos en que los periodistas éramos como somos ahora y el ex presidente no había desenfundado un revólver permanente contra nosotros (sólo lo hacía de vez en cuando), cómo imaginaba su destino después del poder. No estaba preparado para esa pregunta. Miró el techo, demoró la respuesta y, al cabo de unos segundos largos como la eternidad, contestó: "Quisiera poder caminar tranquilo por la calle y que la gente común me saludara con un «buen día, doctor». No quiero más que eso". Tal vez dijo sólo lo que él creía que el periodista quería escuchar, como acostumbraba hacerlo, pero si entonces fue sincero ha decidido ahora llevarse por delante aquel proyecto, hasta incinerar su propia ilusión.
© LA NACION

noticias de babel

cuando los hombres dejan de entenderse sobrevienen las guerras



BBC
La última persona que hablaba la lengua Bo en las islas indias de Andamán, murió a la edad de 85 años, dijo a BBC una lingüista.
La profesora Anvita Abbi aseguró que la muerte de la señora Boa Sr es un hecho de importancia porque uno de las lenguas más antiguas había llegado a su fin.
Agregó que India perdió una "irremplazable" parte de su herencia cultural.
Los dialectos que se hablan en las islas Andamán se cree que se originaron en África.
Algunas tienen incluso 70.000 años de antigüedad.
Las islas son llamadas con frecuencia "el sueño de los antropólogos", ya que son una de las zonas del mundo con mayor diversidad lingüística.
Se acabó
La profesora Abbi –directora del portal en internet "Vanishing Voices of the Great Andamanese"- explicó: "Tras la muerte de sus padres, hace treinta o cuarenta años, Boa era la última persona que lo podía hablar".
Agregó que "estaba casi siempre sola y tuvo que aprender una versión de hindi que se habla en las islas para poder comunicarse con otra gente".
"Sin embargo, siempre tuvo muy buen sentido del humor… su sonrisa era muy fresca y sus carcajadas eran contagiosas".
La lingüista dijo que la muerte de Boa Sr es una pérdida para los científicos que quieren investigar más acerca de los orígenes de las lenguas antiguas, ya que perdieron una pieza vital del rompecabezas.
Hay una creencia general de que los idiomas que se hablan en las islas Andaman pudieran ser los últimos representantes de las lenguas que se hablaron en tiempos pre-neolíticos
Profesora Anvita Abbi
"Hay una creencia general de que los dialectos que se hablan en las Islas Andamán pudieran ser los últimos representantes de las lenguas que se hablaron en tiempos pre-neolíticos". Dijo la profesora Abbi.
"Se piensa que en las Islas Andaman estaban nuestros primeros ancestros", agregó.
El caso de Boa Sr fue destacado también por el grupo Survival International (SI).
"La extinción de la lengua Bo significa que una parte única de la sociedad es ahora sólo una memoria", dijo el director de SI, Stephen Corry.
"Enfermedades importadas"
La profesora Abbi dijo que dos dialectos de las Islas Andamán han muerto en los últimos tres meses y que esto es un tema que causa gran inquietud.
Los académicos han dividido a las tribus de Andamán en cuatro grandes grupos: los Gran Andamaneses, los Jarawa, los Onge, y los Sentineleses.

La profesora Anvita Abbi se hizo muy amiga de Boa Sr.
La profesora Abbi explicó que la mayoría de los habitantes de las Islas Andamán –con excepción de los Sentineleses-, han estado en contacto con indígenas "de tierra firme" y que por eso sufren "enfermedades importadas".
Dijo que los integrantes del grupo de los Gran Andamaneses son alrededor de 50, la mayoría niños, y que viven en la isla Strait, cerca de la capital, Port Blair.
Boa Sr formaba parte de esta comunidad, que está conformada por varias subtribus, en donde se hablan al menos cuatro lenguas.
Los Jarawa cuentan con alrededor de 250 miembros, y viven en la selva, en el centro de Andamán.
La comunidad de los Onge se cree que tiene no más de varios cientos.
"Nunca se ha establecido ningún contacto humano con los Sentineleses, y hasta el día de hoy, se han resistido a cualquier intervención foránea", agregó la profesora.
El destino de los Gran Andamaneses es lo que más preocupa a los académicos, porque los miembros de esa tribu dependen del gobierno indio para sus alimentos y alojamiento, y el alcohol se consume en grandes cantidades

brigid triple, poesía

brigid triple, poesía
belleza y no tanto

la canción desesperada

en pedo querido neruda, en pedo

La canción desesperadaEmerge tu recuerdo de la noche en que estoy. El río anuda al mar su lamento obstinado. Abandonado como los muelles en el alba. Es la hora de partir, oh abandonado! Sobre mi corazón llueven frías corolas. Oh sentina de escombros, feroz cueva de náufragos! En ti se acumularon las guerras y los vuelos. De ti alzaron las alas los pájaros del canto. Todo te lo tragaste, como la lejanía. Como el mar, como el tiempo. Todo en ti fue naufragio! Era la alegre hora del asalto y el beso. La hora del estupor que ardía como un faro. Ansiedad de piloto, furia de buzo ciego, turbia embriaguez de amor, todo en ti fue naufragio! En la infancia de niebla mi alma alada y herida. Descubridor perdido, todo en ti fue naufragio! Te ceñiste al dolor, te agarraste al deseo. Te tumbó la tristeza, todo en ti fue naufragio! Hice retroceder la muralla de sombra, anduve más allá del deseo y del acto. Oh carne, carne mía, mujer que amé y perdí, a ti en esta hora húmeda, evoco y hago canto. Como un vaso albergaste la infinita ternura, y el infinito olvido te trizó como a un vaso. Era la negra, negra soledad de las islas, y allí, mujer de amor, me acogieron tus brazos. Era la sed y el hambre, y tú fuiste la fruta. Era el duelo y las ruinas, y tú fuiste el milagro. Ah mujer, no sé cómo pudiste contenerme en la tierra de tu alma, y en la cruz de tus brazos! Mi deseo de ti fue el más terrible y corto, el más revuelto y ebrio, el más tirante y ávido. Cementerio de besos, aún hay fuego en tus tumbas, aún los racimos arden picoteados de pájaros. Oh la boca mordida, oh los besados miembros, oh los hambrientos dientes, oh los cuerpos trenzados. Oh la cópula loca de esperanza y esfuerzo en que nos anudamos y nos desesperamos. Y la ternura, leve como el agua y la harina. Y la palabra apenas comenzada en los labios. Ese fue mi destino y en él viajó mi anhelo, y en él cayó mi anhelo, todo en ti fue naufragio! Oh, sentina de escombros, en ti todo caía, qué dolor no exprimiste, qué olas no te ahogaron! De tumbo en tumbo aún llameaste y cantaste. De pie como un marino en la proa de un barco. Aún floreciste en cantos, aún rompiste en corrientes. Oh sentina de escombros, pozo abierto y amargo. Pálido buzo ciego, desventurado hondero, descubridor perdido, todo en ti fue naufragio! Es la hora de partir, la dura y fría hora que la noche sujeta a todo horario. El cinturón ruidoso del mar ciñe la costa. Surgen frías estrellas, emigran negros pájaros. Abandonado como los muelles en el alba. Sólo la sombra trémula se retuerce en mis manos. Ah más allá de todo. Ah más allá de todo. Es la hora de partir. Oh abandonado!
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aunque nunca llegue, parís, aunque nunca mire tus calles

aunque nunca llegue, parís, aunque nunca mire tus calles
buscando la excelencia, pero la verdadera no la que los que ya sabemos hacen todo trucho

juan cruz y mario paz III (junior)

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custodios de aghartapaz; jugando

juan cruz en el pueblo donde lo bautizaron, con javier y candela

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en san lorenzo hoy

candela y maría belén; blogs

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cuarta y quinta generación desde que podemos saber algo de dónde venimos

candela y maría belén y mariano

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grande y chico; como el marqués de SADE

juan cruz en la quebrada de san lorenzo

juan cruz en la quebrada de san lorenzo
pago donde nací es la mejor querencia

historias de camas

de diament

MIAMI.- Admitámoslo: si Hollywood hubiera tomado la historia del gobernador Mark Sanford y la hubiera llevado a la pantalla con Richard Gere y Julia Roberts, la gente habría necesitado una toalla para secarse las lágrimas.
¿Qué puede ser más conmovedor que una historia de amor alocado? El adusto gobernador de un estado igualmente adusto, casado con una mujer a cuya fortuna le debe su carrera, con cuatro hijos que puestos en fila trazan una perfecta diagonal, inesperadamente flechado por una porteña de ojos verdes.
¿Cómo contener el palpitar del corazón mientras escucha, como un murmullo distante, el parloteo de sus asesores? ¿Cómo desprenderse de las imágenes que obstinadamente se apoderan de su mente, desplazando cualquier otro pensamiento? Ella es el amor imposible, sí, pero también es el amor.
¿Quién puede sobreponerse al intenso aguijoneo de los recuerdos, a la memoria de la tierna sensación de sus besos, de la sensual curva de sus caderas, al contorno de sus pechos resplandeciendo en la penumbra?
¿Qué espíritu romántico podría dejar de admirar la osadía del gobernador de levantarse un buen día del sillón de su despacho, de la mesa cubierta de anteproyectos y decretos a la firma, de pliegos de presupuestos deficitarios e informes sobre seguridad interior, y dejarlo todo para correr hacia ella?
No le dijo nada a nadie. Nadie supo dónde estaba. Uno de sus asesores insinúa que el gobernador, agobiado por la presión de su trabajo, se ha ido a escalar las montañas Apalaches, como solía hacerlo cuando era chico.
Pero él está en otro lado, volando hacia una Buenos Aires invernal, sucia, intoxicada de debates sobre las inminentes elecciones.
Nada de esto lo amilana porque sabe que al final de ese purgatorio están las calles arboladas del barrio de Palermo, la puerta de cristal, la escultura en el vestíbulo de entrada, el portero somnoliento que baldea la vereda, el ascensor demasiado moroso y, finalmente, ella.
La cama retiene aún el calor de la noche y él se pierde en sus brazos, en sus labios, en el revuelo de su pelo y en las medias palabras que se emiten en el ardor de la pasión.
El amor, aunque efímero, ha triunfado. Mañana no importa. No importan la pretenciosa moralina de los periodistas, los desdeñosos comentarios de políticos rivales, el escándalo, la traición, el precipicio que se abre a sus pies. Nada de eso importa. El corazón ha triunfado.
Lástima que la realidad no tenga la armonía de la ficción literaria. Lástima que haya personajes tan perversos que sean capaces de apoderarse de un intercambio íntimo de correos electrónicos entre amigos y pasárselos anónimamente a la prensa. Lástima que hubo un periodista advertido esperándolo en el aeropuerto de Atlanta. Fin del encantamiento
Pero él no tiene derecho a lamentarse. Después de todo, cayó en el mismo error, debe reconocerlo, cuando cuestionó la "legitimidad moral" de Bill Clinton por su affaire con Mónica Lewinsky y reclamó su juicio político, o cuando criticó a un colega con una historia similar a la suya, diciendo que "violó el juramento a su esposa".
En este punto es donde Richard Gere desaparece y Mark Sanford retoma su rol. Aquí es donde el encantamiento se esfuma y lo que reaparece es la descarada institución del arrepentimiento político.
El gobernador hizo su mea culpa , como antes de él hicieron otros políticos. Las mismas palabras, la misma admisión de haber traicionado a todo el mundo. A su mujer, a sus hijos, a sus amigos, al electorado. Las conferencias de prensa son el confesionario de los funcionarios pecadores. Todo fue un desatino, una pérdida temporaria de la razón. El amor no importa. El corazón es un embaucador. Ahora lo comprende. Lo que importa es la misión, la fe religiosa, los deberes del funcionario.
Hubo otras desprolijidades, es cierto. El viaje anterior a la Argentina pagado con fondos públicos, el abandono de su función, el engaño respecto de su paradero. No exactamente la clase de comportamiento que uno esperaría de Richard Gere. Pero él se propone enmendar las faltas, reponer el dinero, ganar la absolución de su esposa, recuperar la confianza del público.
¿Qué pensará María, a solas en el departamento de Palermo, mirando a su amigo pedir perdón por televisión? ¿Pensará también que al amor es lo de menos?

antecedentes para la fundación de agharta

ADN, derechos y ácido.
No hay que saber mucho de derechos para darse cuenta que la intimidad es la intimidad y que ninguna ley modificará desde afuera semejante entidad de la condición humana, y que los que no lo tengan claro pueden cometer errores como privar de la libertad a alguien por su aspecto de hippie en desgracia como era para cualquier argentino en la década esa. La intimidad es la intimidad, y no está bueno retrotraer iniciativas parecidas a las de los setenta y obligar a alguien en forma directa o indirecta para averiguar su ADN por caso, porque si no hay lesión a la libertad del otro la intimidad es integridad y la estatura de la propia probidad es primero una decisión individual y privativa no de un tercero por más que se interponga una loable causa, la intimidad es dignidad y la contrición la vergüenza y la sobriedad son instintos independientes y se encuentran en una frecuencia diferente a la apreciación por parte de un tercero del propio honor o del destructivo deshonor, la intimidad es identidad, y en su forma de elección equivocarse por cuenta propia también es anterior a cometer errores por interpósitas personas, más aún más si la averiguación está impregnada de algún ácido rencor del tercero en discordia.