Recuerdos para mi nieto cuarto la
segunda nieta mujer, Lucía, cronopia o fama se verá de estos cronopios y famas
que al menos en una parte transportarán al futuro mi legado si es que les dejé
alguno, nautas como nosotros de la maravillosa aventura de la existencia.
Como el sol
Que alumbra
Que deslumbra el universo
Como la luna
Más grande
De las más grandes y llenas
De las lunas
Como una estrella
Titilando
Rutilando en las esferas
Brillo puro
Iluminando
Será su luz intensa
Sobre la luz
De quienes viajen en su viaje.
Bendiciones, cuando desembarca en
las blancas arenas de la comodidad jurando por estos santos evangelios o los
principios revolucionarios de un marxismo de café del centro, por fin se dio,
la bola negra de los elegidos por fin las consagraciones esperadas, con un
puestito al fin y al cabo por pobre que parezca pero lugarcito confortable de
cualquier manera del escenario público por elecciones por golpes
institucionales que consisten en sacar a los que están porque no convencen o
para que dejen de joder primero y dejen el lugar a los que vienen por atrás, el
primer fama convertido en empleado público de todos los cronopios que están en
la maratón más difícil de toda la vida garantía del ingreso de los que detrás
de él engrosan el árbol genealógico aunque no lo tengan escrito, el primer
cronopio de la familia unida convertido en fama convertido en empleaducho
secretario de la municipalidad concejal síndico revisor de las castigadas arcas
lo que fuera el primero del largo linaje de sacrificados laburantes, que
esperaban o esperan una oportunidad, esa oportunidad que le dijeron los
progenitores y el cura de la parroquia de la esquina, tienen todos los mortales
de buena voluntad menos los haraganes en las oscuras discriminaciones
inconfesas de sobremesas regadas de libaciones y atragantadas, el tipo lo
primero que parece que comienza a pergeñar es cómo acercará a sus parientes
cercanos un tío el abuelo la cuñada desempleados todos llenos de deudas llenos
de explicaciones de integridades morales, su señora si la tiene primera cronopia esperando a convertirse en
fama, algún hijo si cumplió la mayoría de edad de acuerdo a los códigos
vigentes, algún compinche de los viernes de soltero, primo de la hermana del
primo más querido de la familia política, los parientes acto seguido comenzarán
a aparecer por donde el anda por los pasillos olvidados de los pasos perdidos
por ejemplo, como pétalos de una flor que se hace más grande en el jardín de la
burocracia donde los parientes pueden llegar a cambiarse por amigos que a veces
pueden llegar a convertirse en los peores enemigos, uno dos y más parientes
engrosando la planta permanente o las cantidad de contratitos a términos que se
irán renovando cada vez para que los parientes del fama convertidos ellos
mismos en famas vayan quedando para la posteridad de infelices que seguirán
creyendo en la igualdad de oportunidades y en la laboriosidad y efectividad del
sacrificio de la contrición y de la emulaciones cristianas que cada uno tiene
un lugar en el mundo, bendiciones que se dan también en lo que por
contraposición es lo privado en la antojadiza literatura de las excentricidades
que no son, una yunta de parientes un amontonamiento de cronopios bordados de
fama que defienden la constitución y todas las pelotudeces derivadas.
El cura bendice a los patrones
terratenientes que es una forma elegante de decirles a los famas vivillos que se
avivaron escriturando tierras que el municipio infectado de nepotismo les vendió
a precio vil espurio que se multiplicará varias veces varias docenas de veces en
el precio espurio también cuando loteen y vendan ellos por su lado, el cura de
San Isidro bendice cada domingo y en los sermones los alecciona a los famas/patroncitos
con sobretodos impregnados de olor a naftalina impecables mientras los
cronopios escuchan, con las crucifixiones de Jesús sin decirles que ellos ya
tienen la suya aunque no la vean que también ellos ya está muertos y condenados
de antemano con la codicia que los devora porque además el cura sabe de las
donaciones que hacen a la iglesia por montos mayores a lo que les significaría
pagarles mejores sueldos a los infelices que no necesariamente son infieles y se
los piden, a los patroncitos bendecidos por el cura, que no es el mismo cura
que, a miles de kilómetros, bendice a los obreros que en ese caso son
bendecidos por otro cura que les habla de resignaciones como el otro les habla
a los otros de solidaridades que no terminan de entender, en los salmos, e los
discursos en los evangelios del día, que asegura que el reino de dios no es de
este mundo mientras lo cronopios pobres de pobreza larga lo miran incrédulos como
si tuvieran duda de porqué entonces los ricos tienen lo que tienen sin que el
cura les recrimine nada.
Almitas traviesas aviesas
reversas que no quieren irse de esta basura donde vivimos, basura será pero es
donde insistimos en quedarnos después que ligamos el soplo y el chirlo en la
cola apenas irrumpimos sin deberle nada a nadie, cronopios y famas inflados
camuflados insuflados, bailando y afilados lengudos lánguidos y chismosos, riendo
vomitando rezando todos apiñados, votando, todos amontonados todos concentrados
locos sucios y limpios cuerdos y tristes perdidos extraviados en una carrera
que nos lleva allá donde nadie quiere ir donde nadie cree que va en algunos
momentos de la historia garabateada, allá donde deberían estar ellas, todas calladitas
fantasmales disciplinadas, y no andar asustando ni a famas ni a cronopios
sueltos vivitos y coleando por estas dimensiones por las que ellas ya pasaron
como todos los que pasamos como todos habremos de pasar, almitas en pena ¿estarán
en pena o mejor que nosotros los que transitamos todavía?, almitas alegres
agrestes ¿estarán así o eso es nada más que lo que nosotros creemos de cómo
están ellas?, almitas queridas odiadas algunas invisibles algunas que
presentimos en cada escalofrío que nos agarra de vez en cuando nos mandamos una
o la conciencia nos pica la cabeza picoteando como un pájaro carpintero o como
la almita del pájaro carpintero, en medio de las sombras en medio de las
oscuridades que no son pocas que van y vienen más que las claridades, almitas
devotas que se quedan deambulando entre famas y cronopios en sus delirios en
sus pasiones en sus purgas, almitas que ríen vomitan rezan como todos apurados
para llegar a lo mismo, ricos y pobres altos y bajos gordos y flacos laxos y
díscolos, almitas que después de la despedida de los ritos del funeral y las
devociones que quedan en los quedan vivos se quedan dando vueltas en el éter contaminado,
se vuelven insisten, en el vacío que
creemos lleno cubierto con dióxido de carbono y todas esas porquerías que dicen
nos están matando, aunque tal vez los extraños en estas marañas de ficciones y cotidianidades
seamos nosotros y no las almitas que ya tuvieron sus crucifixiones como
nosotros las tendremos.
DONDE
EL CIELO SE TOCA CON LAS MANOS. Mario Paz.
Cuando
sopla el viento del sol, inti huayra la mitad del año de carnavales la otra
mitad atendiendo a las niñas, de blanco a negro le dice la monja a la mujer del
negro, del rojo al negro le contesta la mujer a la abadesa, no se puede estar
bien con dios y con el diablo le dice la hermanita en estas fiestas de fastos y
de nefastos y le pide que la ayude para hablar con los caciques, y se persigna
que es lo mismo que hace cada vez rezando a la virgencita que está en el cielo
que está en los cielos para que ellos sepan que les agradece en estas fiestas
de faustos y de infaustos que caminan por la tierra allá arriba como a cuatro
mil metros de altura, no las fiestas que ella no las quiere sino la alegría del
día la paz de la noche el pan de cada día y la salud y todo eso le va contando,
cuando les agradece todo eso y les agradece que además esas bestias que andan
de tranca en tranca como cinco meses esos rústicos chiquititos pero forzudos no
se las pasen por las armas, porque ellos no le hacen asco a nada wachuy wachuy
fornicando lo que encuentran, diga que algo la respetan porque es monjita, y
ellos son buenos pero cuando se pierden se pierden allá en la tierra cerca del
cielo allá en medio del desierto de los salares entre los médanos en los
arenales, brutos borrachos querendones y alzados que la quieren pero a los que
ella no les da confianza porque si les da la mano le toman el codo, no se puede
estar bien con el dios y con el diablo y con los diablillos y con los diablitos
con dios y con los compadres le contesta la chollita de polleras cortitas y tablitas
de colores, acusando recibo del pedido dándose por informada, ropas en alpacas
tejidas de lanas y con hilos y trapos del San Antonio, como agregando como sumando
ellas bien los conocen como todos conocen a la pachamama chachay pupusa por la
apacheta comida y ropa, mitad del año entre el cielo y el infierno mitad del
año en esta tierra, esa diosa que bendice y engendra todo al mismo tiempo, le
contesta la coya de falditas cortas la coyita de las ushutitas trenzadas como
las trenzas de su cabello trenzado como se trenzan los diablos y compadres de
porquería que andan empinados con litros y litros de chicha que le meten todo
el tiempo, chayando todo el tiempo en estas fiestas mojando al que pasa como si fueran curitas y
estuvieran bendiciendo hermanita, salpicando agüita y chicha para todos los
costados, cuando saben bien que si están ellas son ellas las que deben hacerlo y
las otras hermanitas es porque no hay curas cerca y entonces que no se
envalentonen, cantando cholita porque el trabajo es pesado y hay que andar
descansando, del arranque de las cosechas que se acaban reponiendo energías
para las cosechas que vienen y otras que terminan de ajíes tomates y de papas y
de mandiocas y zapallitos caminando en los alfalfares recogiendo el maíz para
la olla, porque vienen todos de todos lados en el carnaval este que dura más
que en otros lados, turistas autoridades los que vienen de los pueblitos de la
puna y cercanos, carnavales desde el primer día de un agosto de sahumadas de
olorosas fragancias y de vientos en lo más alto de esos andes ese nevado y las
cumbres de navaja y blanca que están cerca, carnavales que van hasta el
miércoles de cenizas si no es un poco más que es cuando más estas bestias andan
persiguiendo a las chinitas gritando de carne somos de carne seremos, cuando lo
somos de polvo cholita de polvo somos y al polvo volvemos dice la hermanita, para
pedirle que pare con las angustias y el llanto y los reclamos y que hable con
ellos para que paren, que ellas están para esto justo para ayudarlas como las
ayudaría un curita en las mismas circunstancias de las misioneras de Jesús
verbo y víctima, que la coyita los conoce bien a varios y conoce todo lo de
estos calentones que las persiguen a las niñas apenas cumplen doce años por
todos los rincones de las casas con el visto bueno de los caciques por todos
los rincones posibles del monte en las laderas y en los cardales y les quitan
la virginidad como si les quitaran un juguete waxchilas waxchilas para ellas
nada cenicientas para ellas todo y promiscuos se lo hacen una y otra vez se les
abalanzan en el pueblo de la pata del gallo en el poblado del duende en el
salar del pocito y después ellas, hermanita ellas las cholitas madres muchas de
ellas de las mismas mancilladas princesas, tienen unos meses para recuperarlas
y otros meses para que las niñas tengan un parto respetable, la mitad del año
estando de carnavales la otra mitad atendiendo a las niñas ellas después andarán
diciendo que las embaraza el diablo pero ellas bien saben que son estos vivos
hijos de sus madres que ni cirviñacus aceptan, pero que son los diablillos los
caporales que borrachos las persiguen las corren hasta que se desmayan de beodos
mojados y transpirados, mientras pasan las comparsas y se enganchan y se
disfrazan, la mitad del año estando de carnavales la otra mitad atendiendo a
las niñas, niñas que se asustan consienten les gusta se ponen tristes, de
blanco a negro le dice la monja a la mujer del negro, del rojo al negro le
contesta la mujer a la abadesa pensando en los dolores en los desangres,
meciendo a las niñas que primero allá en esa tierra de desenfrenos en el
manantial del silencio donde se pierde el sol y el cielo lloran doloridas y
desconsoladas y después andan arreglando sus enaguas cargando a sus guaguas, la
hermanita pide y la coyita le agradece y ninguna sabe si la otra hace lo que le
pide o hizo lo que la otra agradece, lleno el tráfico en esos carnavales largos
en todos esos meses que en el mejor de los casos terminan el día de las cenizas
al viento de esos ramos que las hermanitas reparten el domingo de pascuas guardados
todo un año, de blanco a negro le dice la monja a la mujer del negro preparadas
para lo que viene de atender a las alegres mocitas que habrán sido de lo
alegres que habrán de ser con el sonar de las cajas y las coplas del ardiente
corazón, no se puede estar bien con dios y con el diablo dice la hermanita a la
coyita que ella tiene que hablar con los caciques antisuyo de las comadres
trenzadas con las copleras que mire que los turistas vienen y filman y entonces
que les pida encarecidamente que sean más buenos menos bestias porque cuando
están cuerdos parece que se olvidan se comporten mejor allá, justo allá donde
el cielo se toca con las manos.
Buenos
Aires, 2012.-
Ahí en medio de sábanas suaves y acogedoras
que permitían estar en bolas en pleno invierno porque además en el hotel el
mismo hotel de toda la vida de los viajes de trabajo de los viajes de placer de
tirar manteca al techo, había calefacción central y almohadas y cojines y
almohadones que ayudaban con los juegos de fornicar y de volver a fornicar
durante toda la noche y las primeras horas de la mañana, pelear con la resaca
las ganas de seguir empardando unos vinitos o pelear con las ganas de ponerse una
y otra vez entre las piernas de esa hembra fantástica y tiernita pidiendo que
se la den pidiendo más de lo mismo de lo que se puede dar una y otra vez porque
el chupe reconforta y permite recomponer energías y darle por todos lados, pelear
con los efectos de más de esas cajitas de termidor que pasaban la noche
anterior como agua emanando de fuentes milagrosas de la mano de mozos comedidos
por propinas abundantes que se filtraban en las cobranzas de docenas de
boletitas que salían con cada pedido de rondas de libaciones y comidas en la
jarana clásica de los viernes porque son es y serán víspera de los sábados y de
los sábados que fueron y son y serán vísperas de los domingos y de los domingos
que fueron son y serán vísperas de feriados y conmemoraciones patrias o
religiosas, elegir o seguir eligiendo entre esas bebidas que pasaron y pasaban
por la mesa cubierta con ese mantel de hule desteñido de tanta lavandina que le
pasaban las viejas que lidiaban con las limpiezas del club después de las jodas
descontroladas para quitar además de la mugre el vaho de olores que dejaban los
que desfilaban por ahí por fumar y chupar todo el día, pelear con eso y por
adentro con parar la embriaguez o el entusiasmo por esa hembra que toda desnuda
espera el segundo polvo o el tercero diciendo papito metela, predispuesta la
hembra, pelear con la conciencia o la inconciencia de la embriaguez y esa
hembra que entre las sábanas se retuerce y gime como si se la estuviera
metiendo, el fama dudaba meditaba en silencio al final de cuentas esa cronopia
era hija de su hermano más querido se daba cuenta en medio de la tranca que
traía de la víspera y de la resaca que lo invadía, filiaciones de las que
tendría que haberse acordados antes y no después como estuvo borrachín y
descuidado en las penumbras de los pasillos y los cuartos volviendo de la joda
descerebrado, culpa tal vez del conserje se la metió en el cuarto y en medio de
las sombras las tonalidades de los pasillos en las madrugadas cuando el fama haciéndole
un ojito y poniendo unos mangos en el bolsillo le pidió por una acompañante por
hora.
Justo que las cosas comenzaban a
acomodarse después de tantas adversidades de andar entre cronopios ignotos y
famas mala leche, primero en laburos de morondanga ganarse un lugar entre esos
que estaban encantados de poner el culo en sillas de escritorios inamovibles igual
que ellos haraganes con aires de supervisores de turnos uniformados en camisas
de hilo impecables y blancas y pantalones de gabardina de poplin o de lino, después
de hacerle de cadete en adolescencia dura a cualquiera con aires de jefe, y segundo
después de lomear hasta el hartazgo con cuanto agrandado se cruzaba, después de
pelearle duro a la pobreza a saber lo que es tener hambre y no tener ni un puto
pedazo de pan sobre la mesa endurecido en la heladera destartalada para que no
le anden las cucarachas, tercero cuarto quinto, tanto caminar para quedarse
tranquilo después en algún momento en algún rescoldo de un trajín que no se
terminaba porque era pagar cuentas y empezar con unas seguir con otras, las cuotita
del auto las mensualidades de los seguros contra terceros de las emergencias
médicas, después y comprar y cambiar esos autos en cómodas cuotas como en
cómodas cuotas pagar el seguro y el combustible todos eran gastos metidos todos
en los presupuestos que se garabateaban en hojas que se desparramaban después
en los estantes de bibliotecas o en cajones de mesas, además de la casita que
se hizo ladrillo a ladrillo para cuando llegue el retiro, tanto cambiar cada
tanto el rodado como para que un día, justo cuando todo pintaba que se acomodaba
y que los hijos estaban grandes y encaminados y la bruja cansada de andar
puteando, culpa del chupe del burro ese que manejaba iracundo como otros
iracundos como hay iracundos por todos los lugares se mandara una cagada de
segundos y se mandara con el camión por la otra mano, fatalidades, se desviara
y lo chocara de tal modo que quedó su cabeza ensangrentada dando vueltas en la
banquina de ese punto de la ruta 34.
Salta el fusible de la energía
que ordena el comando total el tablero cuando las clases medias llegan a los
límites de sus bolsillos hasta entonces holgados y comienzan a no poder comprar
unos dólares de morondanga para cambiar el auto para irse de vacaciones como si
eso fuera lo más natural del mundo, cuando las clases medias atiborradas de
tipos medio pelo cronopios con aires de famas se ven impedidas del asadito del
domingo con picada suculenta incluida, los viernes de soltero para ir de putas
o jugarse un fulbito, cuando vienen de épocas épicas de gobiernos conserva que prometiéndoles
el oro y el moro les compraron los votos en algunos remotos momentos de sus
atribuladas y cambiantes historias cuando vienen cuesta abajo con la pendiente
negativa cayendo respecto al vecino que no le aflojó a las vacaciones largas y
caras pero que tampoco sustituyó el jamón crudo con el salame en las picadas
sabatinas, se corta la transmisión de energía de tiempos pasados que fueron
mejores y entonces con furia y sin memorias ni de corto ni de largo plazo
pierden las composturas mínimas y comienzan a añorar lo que despectivamente ubican
como populismos porque saben que en las repartijas que arman los otros para
hacerles llegar algo de lo que les quitan a los cronopios vulnerables les
llegará definitivamente y poco más poco menos comenzarán a recuperar sus
cuentitas para que otra vez el fusible quede en el lugar indicado y la energía
de la vida cotidiana fluya normalmente por el torrente de sus venas de solventes prestigiosos iracundos.
La codicia es inconmensurable lesiona
integridades identidades, y al final el eje de todos los puteríos entre
cronopios y cronopios entre cronopios y famas entre famas y famas es el vil
metal la guita la divisa o como quiera llamarse a eso que es muy sucio de la
boca para afuera porque permite comprar desde caramelos y otras chucherías hasta
clemencias y voluntades de quien sea y hasta de jueces terrenales que dicho sea
de paso son cada vez más baratos burdos y obvios después de los ejercicios que
hicieron en las noches oscuras de sus patrias avalando los terrorismos de
estado que se mostraron como luchas heroicas contra inexistentes sinarquías
internacionales para disimular las sinarquías nacionales de los famas
repartiéndose abolengos inventados y tierras quitadas a los indios que fueron
más piolas de lo que se muestra en los libros, alrededor de eso los puteríos
los chismes las trampas las falsías oscilan van y vienen para fortalecer
codicias lujurias y todos los complementos de las miserias que se esconden
algunos dicen debajo de la alfombra que de tantas son necesarias varias
alfombras en los mercados de mercachifles que se mencionan con nombres como
para que los analfabetos ni pregunten como la bolsa de valores los mercados,
burdos que aunque se escondan marcan el paso de cronopios y famas, que de
pronto se vuelven morales cuando van y vienen en escenarios de inmoralidades en
el mejor de los casos amoralidades que se permiten desde el lugar de sus
privilegios que son todos terrenales gracias a las avivadas de ellos mismos
cuando tienen que repartir los botines que les quitan a los más débiles a los
más desprendidos, y al final los morales devenidos de la noche a la mañana de
inmorales que se las pasaron violando personas y normas, de pronto llevados de
las narices de esos vivos de pacotilla, juzgan, prejuzgan, seleccionan,
clasifican, califican descartan, y les baja como si nada el combustible al
tanque de sus enfermos cerebros de cronopios de pronto transformados en famas
imbéciles y agresivos, a los que les baja la moralidad que no tuvieron en los
momentos que interesaba en el caso de la aldea cuando el empréstito que el
benemérito pidió a los ingleses para empedrar las cuadras de sus vecindades en
la paqueta colonia de las muchas indias que se vendieron varias veces, el enano
codicioso ese que les dejo el famoso sillón a los inútiles que los fueron
siguiendo con los años, y de pronto la inmoralidad se convierte en moral o
moralina, como fue después la sanata del de apellido de piedra renegociando
hipotecas para generaciones entras y así hasta los exagerados del oscurantismo
de la doctrina de la seguridad nacional que hacían todo a costa de prepotencia
y amenazas, y al final el eje de todos los puteríos entre cronopios y cronopios
entre cronopios y famas entre famas y famas es el vil metal la guita la divisa
que los fuertes que más tienen pero más quieren les quitan a los más débiles en
nombre de banderas rimbombantes.
La diversión si es sana y de vez
en cuando es buena porque baja la neurastenia así decían las madres y las
abuelas chumeando por los que armaban zafarranchos en las reuniones de las
fiestas patronales o de las fechas patrias, pero si se tiene en cuenta que los
logros que los grandes sueñan que el futuro llega después de sacrificios, de
madrugones de hacer los deberes y de estudiar para los exámenes hasta quedar
con los ojos irritados y redondos como dos de oro, entonces los premios llegan
después de las confesiones que nada es gratis en la vida y que después vienen
las recompensas cuando se alcanzan puestos lugares de importancia como jefes en
oficinas gerentes de bancos funcionarios, comerciantes prósperos que permiten
acceder a la primera casita al primer cochecito de esos Renault Dauphine que son
tan simpáticos y confortables y la envidia de la cuadra, en medio de las
tarantelas y de los mambos enganchados que las orquestas las notables orquestas
las atiborradas orquestas de entonces grandiosas de cronopios y famas que tocaban
en los clubes de barrios en los clubes de regatas en los clubes de pescadores,
en las emperifolladas sedes sociales de los clubes recreativos o de los salones
de los clubes de los sindicatos adornados con lucecitas de colores y
serpentinas, en medio de los apretujamientos también de cronopios y de famas que
se armaban en medio de las pistas cuando descansaban las orquestas típicas y
comenzaban las que instigaban al desenfreno a los trencitos los bailarines con
las manos en las cinturas de los otros como gusanitos moviéndose por todos los
rincones donde se podían mostrar los pasos improvisados los firuletes
aprendidos al ritmo de las rumbas y a veces contadas veces de algún chamamé que
se filtraba en los repertorios que después de unos años de tanto escucharlo se
adivinaba, aparecía uno con trajecito marinero con faldita entablada, que no
era uno, sino muchos varones y mujeres indistinto, porque eran muchos porque
fueron muchos, por no decir demasiados, uno de esos tantos chiquilines con la
forma de eso con ese rótulo cantado de mi hijo el doctor, salía no uno sino
muchos, de esa cantidad de parejas atildadas que se tiraban el ropero encima
para esas festicholas que eran dos o a lo sumo tres veces al año, puras mezclas
de inmigrantes que duplicaron a los criollos de esa aldea pujante despoblada de
compatriotas melindrosos según las versiones de los patrones dueños de las
estancias y las fábricas que florecían con plata del estado que es lo mismo que
decir con plata de la misma gente en manos de los administradores, no uno,
muchos, eran muchos, descendientes de los presuntos hacendosos inmigrantes que
cuando adultos se convertían en diputados o senadores y armaban roscas y
trampitas para quedarse con lo que no les correspondían aunque las quejas de
los desposeídos no se escucharan, gracias a esos cronopios pequeñitos y en
adultos convertidos en famas y en crápulas de grades negocios por no decir
negociados, no era cuestión de penitencia menos, mucho menos, si las voluntades
de esos párvulos agrandados con el estigma de mi hijo el doctor, se compraban
con los vueltos y las coimas que después en algún momento retornaban a las
arcas de las casas de eso voraces con apetencias desmedidas donde aquellos
cronopios divertidos un poco avejentados algunos devenidos en famas rememoraban
mascullando que todo tiempo pasado fue mejor.
Sueños de los que nunca llegan de
los que se pasan soñando toda su santa vida rabietas de los que la pasan bomba
porque van de herencia en herencia de contubernios en prebendas invisibles para
el pueblo pujas de los que siempre pujan porque pinchazos imperceptibles del
sistema los pusieron en los bordes mismos de la prosperidad y la decadencia
como para que estén abrumados y confundidos y cansados todo el tiempo de remar y
de no llegar a nada, en un presente que sofoca con un pasado tenebroso y con
las promesas de un futuro venturoso de prosperidad para todos si se gana no si
se pierde porque de esta manera se elige por los más ineptos y corruptos, son
el horizonte de la campaña de las campañas de la mitad o del fin de término de
períodos de los gobiernos que no tienen the end porque al final cuando llegan
todos son iguales los candidatos que pasaron a ser autoridades se creen únicos
e irrepetibles descalificando a los otros que pelean en el llano desesperados
por llegar allá arriba al trono ese que por acá llaman el señor del que
empaquetó la aldea con la primera deuda externa donde parece que se recuperan
todas las inversiones realizadas cosa que nadie cuenta ni los periodistas que
las juegan de independientes en aldeas de dependientes especialmente de famas
porque los cronopios están predestinados a comerse los garrones y los sapos, una
cantidad importante de papelitos muchos papelitos ínfimos papelitos
multiplicando hasta el infinito culos perfectos asentaderas blancas voluptuosas
perfectas para los cronopios y famas que sin diferencias sueñan con ponerla
multiplicaciones de números de teléfono de celulares donde siempre hay una voz
femenina y sensual que atiende con el mote de papi y una leyenda cruel que dice
hago esto porque soy mayor de edad y nadie me obliga además de la barriga del
bebé que como y caga tan rápido que chupa leche y pañales a destajo, una
cantidad importante de papelitos de culos perfectos de un par de piernas unas
tetas, sobre la frente de la cara de bueno para el candidato a diputado que
congelado en su sonrisa recuerda al transeúnte desde su foto en un afiche que
si él llega al parlamento se hará lo que otros los anteriores no hicieron, promesas
palabras puras palabras de campañas insustanciales que no arreglan nada de las
pinchaduras del globo inflado del sistema promesas vacías penitencias eternas
de los que siempre pagan el pato.
Como mutantes, como fantasmas
como almas en pena de otros tiempos de los tiempos actuales añejos tiempos o
tiempos modernos en la aldea deambulan abundantes los famas que no le venden
alcohol a los menores de dieciocho, cesuras para censurados algunos se
vanaglorian emperifollados fanfarroneando con paredes atestadas de papeles
células de la dirección general impositiva pegados con cinta adhesiva mugrienta
y mezclados con frases de otros famas más notables que inventan párrafos
enteros que justifican sus censuras como que la edad no se miente con el
documento de identidad en la mano y pelotudeces similares, son famas
desopilantes que mutilan vicios legítimos de cronopios juveniles que tienen
todo el derecho a quemar sus cartuchos como los interminables cronopios que los
precedieron, como solitarios en la aldea somnolientos esos famas resisten las
inmoralidades que ellos señalan con sus índices, son los mismos famas esos
mismos famas que miran para otro lado que se hacen los otarios con las
cronopias menores que andan abriéndose de gambas para llevar a sus hijos el pan
nuestro de cada día que no le dan las caritativas almas de los famas que son
chupa sirios y mueren y resucitan con los curas en los confesionarios, son los
mismos famas que se hacen los distraídos de todos los que entran y salen del
sistema que es el cielo y el infierno el edén y el averno donde unos pocos muy
pocos famas la pasan bomba pergeñando los mandamientos las prescripciones los
principios con la sangre y el esfuerzo de unos muchos cronopios que como esos menores
que no pueden chupar cuanto se les de las ganas o esas minas fornicar como
ellas quieran, encima se tienen que bancar que los censuren que los rasuren en
sus mejores años, un sistema que a cada rato aprieta aliena estruja reduce.
Es difícil decir justo cuándo fue
que el diablo entró por la ventana porque si era pasar por la puerta el único
que lo hacía por la de su casa era el mesías por la cantidad de chupasirios que
había en la familia con todos yendo a las misas de los domingos comulgando
aunque más no sea una vez por semana ayunando en pascuas o pasando como
señoritos el garrón de las doce estaciones de la pasión en las vísperas de
navidades, es difícil decir justo cuando fue que se filtraron las llamas de un
infierno más grande que el infierno mismo que se soñaba con las pesadillas
malos entendidos presentimientos celos euforias, pero aunque difícil de la
noche a la mañana aparecieron las malas noticias imponiéndose sobre las buenas
los malo augurios las premoniciones, de repente, todo lo malo fue bueno o lo
poco de bueno desapareció para ser malo definitivamente de los escenarios donde
ellos se movían con un par de niñas muy pequeñas que inocentes y absortas
miraban desconcertadas desde sus confortables lugares como si adivinaran que
los estaban perdiendo, cuándo desde cuándo ella había caído en las garras y en
las fábulas de ese galán calamitoso que ni siquiera se jugaba llevándosela como
los príncipes llevan a las princesas más que en otros lados en los cuentos que
es en todo caso hacerse cargo de las propias elecciones, lo cierto es que
cuando eso pasó todos los soportes cedieron todos los tablones donde estaban
parados se vinieron abajo y ellos fueron protagonistas y damnificados de los
mismos incidentes de la separación de bienes de penurias de hijos que
sobrevinieron después de las deshonras después de las escaramuzas después de
todo lo que pasó en un instante, que tal vez era el resultado de una larga
historia de equivocaciones, quien más que él para olfatearlo que había hecho lo
mismo que estaba haciendo ahora ella, de hacerla cornuda no una sino miles de
veces.
Que no le haya hecho caso,
después que se lo dijo mil veces que le rogó que le imploró que dejara de
mezclarse con esas mujeres medio raras las profesoras de la normal que todo el
pueblo sabe que le meten el cuerno a sus maridos con algunos pendejos de la
escuela que también andan entreverados con la política y con los jugadores esos
vagos del atlético, cuántas veces de haberle dicho que se dejara de joder que
se pusiera a estudiar que bastante le había costado a su papá tenerlo en el
secundario que terminara la escuela normal para ir a la universidad en el
jardín de la república y que no se metiera en cosas raras porque cuando uno
tiene problemas no le importa a nadie que nadie da una mano y los vecinos son
indiferentes o chismosos que le llevan los cuentos al interventor de la
municipalidad, después de tantas recomendaciones que no se metiera que esas
minas además de aburridas y fáciles andan enredadas en cosas raras con esos del
partido comunista, que no le haya hecho caso de una y otra vez decirle al
gallito que no se ande con malas influencias que le diera una alegría que no
pedía nada más que una alegría a ese ingrato hijo mayor que fue sus ojos el
mismo cielo cuando llegó para alegría de todos en la familia porque era el
primer vástago de los hermanos de ella y del marido que ya trabajaba en el
correo cuando el negro Melitón lo quiso hacer entrar en el sindicato de obreros
y empleados y ellas le dijo que le dijera que no que ni se le ocurra mezclarse
con esos vagos que en vez de trabajar andan pidiendo sus vueltos, y le decía que
si supiera que llegó al mundo a duras penas gracias a los doctores del hospital
que ayudaron con las pérdidas y las retenciones de líquido como para que ahora
que ya está grande le esté dando dolores de cabeza, que le venga a arruinar la
frutilla del postre justo ahora que los patrones probaron sus empanados y le
hicieron saber por medio de los mensajeros que cada vez que vengan que es muy
seguido le aseguran la colocación de cincuenta docenas para comilonas que hacen
en la sala más lo que se llevan a la capital, justo ahora después de tanto
esmerarse que le venga a arruinar con eso de mezclarse con los tira bombas que
sabe muy bien que a los patroncitos no les gusta, que ella entró en la gloria
con la señora del ingeniero por eso de las empanadas, que esa dama presidente
de las damas de rosa le hizo una recomendación para el jefe de la relaciones
públicas para que escrituraran el terrenos y la casa contigua al correo que la
empresa se la regala que justo cuando están saliendo de los dramas y de las
deudas, que él se anduviera metiendo en esos líos de los zurdos que andan
enfrentados con los perucas de la triple a, que no le haya hecho caso cuando
era eso nomás que le pedía, que por ahora que no vuelve que no ha vuelto a la
casa en los último dos meses y ella anduvo hablando con el curita del sagrado
corazón de Jesús que le dijo que habló con el monseñor de la tacita de plata y
que el excelentísimo le dijo que tenga paciencia y cristiana resignación si se
demora en volver que seguro que lo retienen por algo que qué habrá hecho, que
la guerra que están llevando los militares es por el bien de todos para bien de
a república y de todos sus habitantes, que el monseñor le dijo que si no
estuvieran haciendo lo que están haciendo los cielos se convertirían en
infiernos.
Zafó de huir sin el ajuar negro
de siempre de salir a los tumbos vestido a medias en medio de peleas
intrincadas reclamos zafó de dejar la pilchas más queridas desparramadas por el
cuarto el infierno todos los infiernos de buenas intenciones de los viejos
expresadas con gritos con impostaciones, zafó de salir sin los ornamentos de
tachas plateadas que completaban su atuendo cadenas pulseras, relucientes como
debían estar para resplandecer con la luz negra de la cueva o de las cuevas
donde tenía asistencia perfecta los boliches de onda, zafó de salir en medio de
protestas como siempre por su vida de heavy, de onda lo hizo por ella, para
estar con ella en los escalones de la estación Congreso a la hora en que la
gente duerme a la hora en que la gente se ausenta escapándole a la noche en ese
cielo en esos cielos después de la refriegas en la pista en las pistas de
baile, para replegarse con ella para estar bien dark como dicen ellos, los dos
disimulados en las sombras tenebrosas de ese minúsculo pedacito de la calle más
larga del mundo, zafó del delirio de imaginar que ella jugando se muestra se le
ofrece se desvanece como el aire entre las rejas de los portones con candados, zafó
de andar deambulando de ir y volver de Constitución para buscarla a ella que
aparece y desaparece como a mil revoluciones por minuto.
Después mucho después de las
noches mucho después de las oscuridades esas en medio de las que se estaban
yendo los milicos y volviendo los políticos con sus mandamientos y sus mamotretos
de constituciones inservibles que eran insubordinaciones a esas ridiculeces de
pedir documentos para nada las averiguaciones de antecedentes pretextos que
usaban para torturas y preguntas insustanciales, después de eso mucho después
de los mamarrachos, el tipo de onda lo hizo por ella y a mil, como nunca antes
como lo hizo zafó de sus viejos de una se sacó de encima el peso de todas las
recomendaciones de todos esos consejos de haz lo que yo digo no lo que yo hago,
de una se libró de sus oraciones vespertinas de sus delirios solitarios de
viejos aburridos, zafó de sus repetidos sermones que no lo copaban, y se sacó
de una de encima el fetiche de las luces mortecinas de las lamparitas de veinticinco
y el olor del humo de las velas de las velitas que cada viernes encendía la
mamá recordando a su hermano, ese subalterno sumiso subordinado a causas del
pueblo de un pueblo invisible como los jefes del otario jefe de los que son
pobres y los desposeídos, embarcado en el ARA para defender una patria donde
unos juntaban chocolatines para mandarles a los soldados para que no se
murieran de frío y otros se los afanaban
y colocaban con sobreprecios en quiscos del barrio, de onda lo hizo por ella de
onda zafó de los pesados con sus tics con sus mañas y con sus manías, zafó de
la vieja y ese recuerdo circular de imaginar al otro ahogándose en un océano
que conocía solo por el atlas y de las alucinantes borracheras del viejo que a
la hora de las sobremesas en las noches se desgañitaba para que alguien le
escuchara sus historias, despegó rápido después de un solo trago del
aguardiente que a él le hacía de cicuta para indicarle que estaba entonado,
preparado para entrar en los infiernos que recorrería durante la noche, zafó
del brindis pasajero con los veteranos que quedaron adormecidos justo para no preguntar
demasiado si total a la vuelta les contaba, zafó con el energizante que se
tomaba para los músculos y para ponerse cool tan copado, que era lo que
necesitaba en las próximas horas, a la revoluciones que necesitaba para
enganchar a ella por la que comenzaba, desenganchó de andar escuchando sermones
provocaciones de esos viejos que juntaban el tiempo de ellos con su tiempo de
revoluciones a eso de que aunque se sea pobre hay que ser honrado.
Reminiscencias de los carnavales
en el club boca juniors añoranzas de tiempos donde los carnavales eran carnaval
largo y carnaval corto y los dueños y los capos del ingenio se tenían que
aguantar los feriados que los matacos y los coyas tuvieran sus distracciones,
recuerdos de esas noches empapados de agua embadurnados de pintura jugando
tocando manoseando a las mujeres las mujeres manoseando a los hombres, pero
después en los remansos de las chupas ellos filosofando con las comadres que no
ligaban siempre apuntando a los otros en estos casos a las otras cuando se
trataba de marcar buscando las explicaciones buscando los errores porque cuando
es al revés y hay que hablar de la virtudes ahí buscaban en ellos mismos estos infiltrados
bucaneros de cualquier aldea, la diversión era para ellos un monopolio
restringido la joda un escenario exclusivo donde no cabían sus santas madres y
hermanas porque si es por las otras para eso están para comerla como después
anduvo diciendo el fama ese típico de casados con hijos, devueltos a la vida
después de las esquirlas después de los aprietes, espantaban como espantan los
fama con flamas y con carismas modernos discurriendo sobre la existencia del
mosquito en rondas de cafés urbanos atestados y humedecidos a las sombras de un
machismo pasado de moda, espantan sus disquisiciones alegando que las cronopias
y por qué no también las fama son unas yeguas y unas putas de esas que andan
haciendo trompitas mostrado las tetas y el culo y entonces se merecen las
cruces las crucifixiones por provocadoras por provocativas tienen que hacerlo por las buenas o por las malas,
famas que se olvidaban y que se olvidan y que se siguen olvidando, después de
tanto tiempo que la provocación no amerita el instinto animal de querer cogerse
a una mina quiera o no quiera, que lo que ellos llaman provocación es apenas
una posición de alguien que celebra la vida en forma diferente a lo que otro
interpreta cómo tiene que celebrarla para los que no hay no códigos ni vademécums
mientras no se joda la integridad del otro, en forma independiente a que pueda
estar de acuerdo o no conque eso dispare una fornicación, que ellas igual que
ellos llegan a mostrar muchas veces por razones que no sin directamente las
razones que esgrimen las fieras de los fieros cronopios y fama que se sienten
en un limbo de elegidos cuando no pasan de tristes alienados, la provocación no
es para nada en este caso como dice la academia algo que incita a la
perpetración del delito porque si fuera así estos famas y cronopios antes que a
las mujeres deberían orientar sus energías a otros provocadores con
provocaciones que además de no parecerlo la opinión pública no las toma como
tales cuando lo son como no son que a una mina se le ocurra andar con un pantaloncito
o con una remera con escote generoso.
Es
una suerte que el jugo ese jugo que a veces se mezcla con la aloja que se toman
en carnaval grande en carnaval chico y en todos los bailes en Boca o el club
Belgrano donde van de noche los domingos y los feriados como cuando van al
Recreativo porque nunca vienen màs las distracciones para tener fuerza para
seguir yugando, el mismo jugo que un poquito más viscoso es mejor miel que la
de abeja, es una suerte que el jugo ese jugo de la cachaza después del segundo
estrujamiento de la caña en la fábrica, es una suerte que entre a esas ollas a
presión a esos tanques y la alta temperatura a la que lo someten los maestros antes
de los zarandeos y que esa sea alta bien alta y todas esas cosas de la última
cocina de las que sale el azúcar, porque por más que ellos están atentos una
que otra rata se filtra otra alimaña un gato de los que andan detrás de esas
mismas rata y de los ratones y de murciélagos que como vampiros acechan revoloteando
sedientos de agua y de sangre, y entonces el trapiche los hace añicos igual que
a los coyuyos ciegos y perdidos en sus vuelos alrededor de los faroles del
canchón donde los volquetes de los Java van y vuelven con toneladas y toneladas
de paquetes que traen desde el surco, es una suerte como les dijo a los
compañeros el Melitón el secretario general del sindicato de obreros y
empleados porque después el ingeniero y todos sus chupamedias andan diciendo
que fueron ellos los que sabotearon las fábricas y hacen mierda el trapiche y
las cuchillas como si fueran súper hombre, porque son unos vagos que no quieren
laburar que además son unos brutos de esos porque no terminan de entender que por
las ordenes que bajan de arriba en los gallineros son sancionados si no las
entienden cabalmente esas ordenes que hay que cumplir sin cuestionarlas por más
que no vengan de la razón del ingeniero o de los chupamedias donde se amontonan
tantos contadores como abogados como ingenieros también, y que también le
pongan un poquito de ganas adonde ellos mismos se mueven adonde pueden mantener
el orden en los lugares de trabajo, que la mano ha cambiado y ahora el
sindicato no es como antes que ahora el interventor de la municipalidad el
mayor mala vuelta mal cogido ha dispuesto que no se hagan más reuniones.
Si no entienden que
ya vienen mugrientos de sus pagos y que por ser mugrientos los toca el bicho
del paludismo o de la peste que sea, si no entienden que el administrador no
puede andar repartiendo remedios gratis para todos que son como diez mil sino
no conviene traerlos para la cosecha, que el capo el ingeniero no puede andar despilfarrando
y rifando jarabes vacunas o lo que fuera que inventan los irresponsables de la
política con eso de la salud pública que hacen demagogia con la billetera de
otros y entonces votan leyes que perjudican a los patrones que generan trabajos
para vagos que si no andarían delinquiendo por las calles si no es en la
colimba, si no lo entienden hay que cambiar la palabra con el garrote si no lo
entienden hay que romperles el lomo ya que ellos no se lo rompen en sus puestos
de trabajo y hacen perder a la firma miles de pesos, los negros son hijos del
rigor les das la mano te agarran el codo ahora los zarandeas un poco y te
persiguen como chupamedias, le dijo el gringo a la gorda una tarde de domingo
apacible antes de comenzar una semana con las tensiones de la huelga general y
los desmanes de los vándalos saboteando en las fábricas, son tan pelotudos que
no se dan cuenta que muerden la mano del que les da de comer, disconformes de
mierda cuando tendrían que darse cuenta que si no tienen no tienen, bastante
hace la empresa con tenerlos en blanco pagarles aguinaldo vacaciones
gratificaciones y quieren más son unos blandos con los discursos del Melitón que
les promete el oro y el moro, se amodorra con su verba el gringo después de un
día que fue pesado con los títulos de los diarios infestados con la noticia del
asesinato del presidente en Dallas, más malas noticias para empezar una jodida
semana.
Con pelos largos como largos
jopos movían sus crines de un costado al otro con cada cabezazo que hacían en
cadencias que eran más nerviosismos histerias que las bufadas, parsimoniosos
pestañeaban los matungos en yuntas de cuatro a media docena de mansos caballos
esquivando que movían sus cabezas y crines para espantarse las moscas que les
revoloteaban pesadas y enloquecidas tal vez con los cuarenta grados a la sombra
y los coyuyos que se quedaban despiertos a horas en que los otros se recogían, ahí
esperaban con monturas impecables las riendas atadas a un árbol, de a ratos
alzando sus colas de largos pelambres y cagaban esas pastas abundantes y verdes
que sembraban metro a metro las calles de tierra del pueblo, así eran las
cabalgaduras eso eran, que el lotero iba dejando atadas en los árboles de las puertas
de las casas de los capos que durante la semana habían pedido para el sábado a
la mañana y para esparcimiento de sus niños que se volvían locos por montar y
pasear por el ingenio, todos los fines de semana que no se iban de picnic al
tajamar que ahí iban los más grandecitos, que también le caían a la gorda para
pedirle por las autorizaciones por los permisos que nadie más los daba en el
ingenio cuando no estaba el ingeniero o los parientes del ingeniero, los
jóvenes y los no tan jóvenes como los padres de los niños que se sentían Ro
Roger o Gene Autry aunque anduvieran con el culo y las ingles escaldadas y a
paso de hombre, todos le caían a la gorda que no era la que daba los permisos
aunque fuera ella la que los pedía y fanfarroneaba matasiete a la primera
cuando jugaba a las canastas con las amigas en mesas que se armaban los sábados
a la tarde, permisos autorizaciones que en realidad los daba el gringo su
marido que era como el administrador del ingenio cuando la administración
estuvo acéfala, todos caían para que la gorda les consiguiera los permisos las
autorizaciones aunque ellos lo que no sabían era lo que le costaba porque ella
conseguía todo eso haciéndose la buenita y abriéndole las piernas a su marido
aun cuando no lo quisiera, mientras fornicaban ella se lo pedía mordiéndole la
oreja y el otro siempre le decía lo mismo que sí aunque también le decía que
está bien pero que después no anden hablando mal de los patrones de la empresa y de todo lo que hablan cuando se queja, que los dueños son más
buenos que un santo.
Y confundidos
andaban como zombis los parientes en el ingenio en los primeros tiempos
ingenuos y cándidos convencidos que quienes se iban tenían que volver en algún
momento, a nadie lo traga la tierra o un pantano así como así, que no había
nada que temer decía el cura Martínez como un juglar que mezclaba sus acento vasco
con el castellano sucio que se hablaba en el pueblo marcado por criollos
bolivianos y santiagueños que cada zafra duplicaban la cantidad de cristianos
que pasaban por su parroquia buscando consuelo a lo que no se entendía que
querían hacer los milicos y él les contestaba que si no habían hecho nada no
había de qué tener temores mientras los parroquianos no se animaban a preguntar
por ese halo de mínima sospecha que algo habrán hecho que los botudos se
molestaron y que por algo será que andan tan ensañados con esa neurastenia de
averiguación de antecedentes para lo que arman unos líos de película porque
para eso se los llevan a la cárcel y los tienen hasta que aparecerán las
informaciones, los otros no se animaban a preguntar en ir al fondo de las
conversaciones que encaraban en los confesionarios y el curita tampoco les
decía que a él no le daban bola en la administración que la vez que más jodió
le dijeron que no se metiera con estas cosas terrenales y él siguiera enseñando
la palabra que bien se necesitaba en estas épocas de terrorismos, los
feligreses llorando y el sugiriendo arrepentimientos y cientos de padres
nuestro y de avemarías para espantar a demonios que el interventor aseguraba
que existían y no se veían, y confundidos andaban al revés de otros en el
pueblo que andaban fanfarroneando con eso que por fin llegaron estos a poner un
orden en el desorden las cosas en su lugar como corresponde, que los mortifique
a los negros que con un poquito de soga andan pensando que tienen derechos que
ni tuvieren ni tienen ni tendrán, decían los matasiete.
Andan diciendo que
si se entra en las listas negras que maneja el interventor y el administrador
del ingenio es como que se queda crucificado listas negras o rojas porque a los
que están ahí los tachan de zurdos sin miramientos todos en la misma bolsa
desde los que andan de acá para allá con el capital en el sobaco a los que
reclaman el pago de horas al cien por ciento que los supervisores se olvidaron
de informar, que te cagan para toda la vida por lo menos dentro de las
fronteras de este país de mierda donde los chismes no corren vuelan de boca en
boca en el tipeo de los télex, andan diciendo que no solamente es peligroso que
los capos te marquen a los empleados a los obreros porque es el preludio de
quedar despedido sino que también es peligroso porque es el preludio de quedar
sin trabajo para toda la vida reforzado porque entre las empresas se cruzan
chismes entonces ninguna te contrata aunque tengan vacantes entonces el único
camino que queda es el exilio y sin suerte quedarte en el pago con el
ostracismo del desempleo y de vivir de arriba de los pocos parientes de los
amigos que en esas son piolas o te aguantan o se borran entonces quedas
crucificado como el flaco del mesías solo castigado flagelado y con suerte con
unos pocos que te extrañan o les duele lo que te está pasando, y no es lo mismo
cuando alguien querido se muere y se llevan adelante las ceremonias funerarias
y se guardan los lutos y los recogimientos ocasionales en las despedidas
póstumas, a esto que están inventando los prepotentes de mierda con el tema de
que a los compañeros que se los llevan no se los encuentra más ni en los
lugares de detención que ellos mismos se encargan de informar ni en
penitenciarías ni en correccionales que se fueron habilitando, porque según los
comunicados oficiales es tanto el desbarajuste que había que poner orden, es
muy raro después empezar peregrinaciones por distritos militares curias
obispados para pedir intervenciones de ilustres ciudadanos y que no pase eso que
los compañeros no vuelvan a aparecer como si se los hubiera tragado la tierra,
y que los vecinos cobardes ciegos sordos mudos, encima anden divulgando por
todos lados que por algo será y que qué habrán hecho, cuando todos conocen a
todos y si no algunos conocen a algunos en un mundo que es un pañuelo, pasa el
tiempo y algunos de los que se llevaron no vuelven ni están donde ellos dicen
que están y tampoco hay nadie que se caliente entre los curas y los milicos
para decir qué es lo que está pasando.
Y porqué no a mí le
dijo el cumpa a Palito cuando juntos sacaban con palas las costras de azúcar
pegadas en los pisos del depósito, porqué no yo si ya me agarraron por
averiguación de antecedentes y me tuvieron más de dos meses en esa inmundicia
que es la cárcel de la villa Gorriti preguntando de sabotajes en las fábricas viendo
si aflojaba con eso de entregar compañeros sediciosos que los milicos que
querían que uno les diga lo que no es cuando hay más chupamedias que recios, porqué
no a mí le dijo si a esta altura ya sabemos hasta quienes son los entregadores
basta con verlos caminar andan como perros con la cola entre las patas haciéndose
los boludos los que no tienen nada que ver con las listas que tienen en la
administración los jefes de personal con la que persiguen a los compañeros no
solamente a los que están metidos en quilombos sino a cualquiera que tenga el
atrevimiento de andar diciendo algo de lo que a ellos no les gusta, haciéndose
los boludos en este pueblo que es chico infierno grande todos sabemos los que
entran y salen como Melitón de las oficinas de los capos en administración
coimero de mierda enquistado como secretario general del sindicato de obreros y
empleados, porqué no a uno porqué no a
mí si hasta el supervisor me dio un sermón peor que el sermón que nos daban los
cabos en el penal diciendo que si sigo jodiendo con la lengua me van a mandar
el preaviso que si me interesa me meta la lengua en el culo que con eso no se
para la olla, porque no a mí si al flaco lo mandaron a la cruz por mucho menos por
condenar fariseos luctuosos y codiciosos conspiradores de porquería con sus
hermanos los saduceos, por tirarles por los aires los mostradores desplegados
en las puertas de los sanedrines que es mucho peor que andar trampeando a los
patrones, esos mismos que además siguieron con sus bujías empastadas por las
que esperaban otros mesías diferentes, otras muertes otras leyes las otras
palabras de los vivos de los profetas que ocupaban las tierras, como andan diciendo
que la ocupan los dueños del ingenio que se entongan con el intendente por los
lotes fiscales y les pagan dos mangos lo que si fueran otros pagarían diez.
Lo único que
perecía al margen de la histeria en esos días en ese pueblito de mierda era una
manada de perros callejeros desmañados y sucios trasuntando en busca de comida
seguramente, que de rato en rato especialmente cuando se despoblaban las calles
por la hora de la siesta, chapuceaban en los charcos y cabeceaban mostrando sus
ojos grandes redondos vidriosos lastimosos, paseando empiojados y amodorrados
en busca de cualquier comida o de los restos de comida que las comadres
juntaban como sobras de los guisos o los pucheros para darles primero a los
animalitos de la casa que estaban como si posaran inmóviles y chochos y rechonchos
en los zaguanes o en los zócalos o en los peldaños de los porches de entrada a
las casas en el ingenio, o de los restos de los restos de la comida que los
compadres disimulaban con caras de asco en cajones que afanaban en la verdulería
de los Guerrero que les hacían la vista gorda con esto, cajones que ellos forraban
primero con diarios viejos y amarillentos para traspasar esas materias babosas
y chorreantes de la basura, lo único que parecía al margen de la histeria era
esa yunta de perros vagabundos que iba y venía por las cinco cuadras de la
avenida libertad, mientras quien más quien menos transcurría neurasténico por
las calles escuchando que por orden del interventor de la municipalidad el
Buendía anunciaba por medio de unos altoparlantes un mensaje que salía de unas
cintas grabadas antes por el mismo con la voz impostada como le salía cuando le
tocaba dar noticias que no gustaban demasiado, hacía saber a la población de la
vigencia del estado de sitio del mantenimiento de las garantías mientras estén
cumplidas las instrucciones y de los cuidados extremos que todos tenían que
tomar para no quedar pegados de células subversivas de la guerrilla apátrida,
le salían al publicista del pueblo las palabras dictadas por el secretario del
interventor de la municipalidad que respondía al comando de la región con
asiento en el jardín de la república, las palabras fluidas como habrán sido las
instrucciones que tenía, que tenían por esos días las comadres y los compadres
que de asustados ni siquiera organizaban jodas porque se veía que ni sabían lo
que buscaban o perseguían los milicos recién llegados, porque al vecino de
Palito se lo llevaron y ahora como si hubiera resucitado apareció después de
dos meses y dijo que con estos no hay joda y que no quiere tener problemas, que
no le hablen del sindicato ni de la explotación de los obreros ni de nada.
Dijera el gringo
haciéndose el boludo negando parentescos con los pobres de la familia que de
gracias al cielo que se salvó que lo largaron después de averiguar los
antecedentes y de las sugerencias que bajaron de la curia, si estarían acostumbrados
a desobediencias, a rebeldías en eso de salirse de las composturas de un
caballero de estilo normales del buen vivir y las buenas costumbres, a movidas
corajudas en el ajedrez complicado de la familia tirándose de los pelos en peleas
que no se notan en los balances pero que son de todos modos, más de las chusmas
que de personas educadas, demasiado tiempo propinas y vueltos se han puesto
para mantener el prestigio de la empresa desde el mismo día en que el dandi que
nadie pensaba el del trajecito príncipe de gales y el que fumaba esos habanos,
ese que iba a sentar cabeza el díscolo de la familia de la oligarquía
floreciente de palermo, ligó el ingenio después de una de esas timbeadas
agónicas en que tuvo la suerte que le tocó la vida y no la muerte, demasiado
tiempo propinas y vueltos se han puesto para mantenerlo disimulando las
tilingueadas que siguió haciendo para que no mancharan el nombre de la firma, como
para andar ahora con contemplaciones de arrepentidos tardíos y cínicos trabajadores
con legajos o los que fueran, después de la bomba en la casa del administrador
y de los quilombos que se armaron rompiendo las cuchillas del trapiche uno que
nunca se rompieron en toda la historia, para no enviar los télex para no
recibir las cantidades siderales de télex contestando desde la casa central y
dando las instrucciones, que agradezca y que agradezcan los otros lo que se
tuvo que hacer para no bajarles el pulgar a los que se fueron a ver al obispo
con la recomendación del cura colorado que está más muerto que vivo para andar
metiéndose en los asuntos importantes de la empresa, demasiado dieron a
entender que no terminarán los sabotajes como para que el pendejo después de
resucitado, después de ser el uno de los pocos que han vuelto del infierno al
cielo a la seguridad de estar en la planta de una empresa tan sólida de todos
los que se llevaron a Gorriti, se ande haciendo el gallito.
Blandiendo los erkes blandiendo
las quenas los coyitas disciplinados bajaban alineados en sus misa chicos esas
navidades que parecían como las otras navidades de magias y de francos largos
donde se chupaba como dios manda sin las obligaciones de los horarios para
entrar puntuales en los turnos, blandiendo los altares de la virgencita y el
niño latiendo los corazones librados por unas horas del surco de transpirar
como cristiano machete en mano los coyitas cantaban los villancicos mientras el
cura Martínez bendecía a diestra y siniestra después de unas cuantas libaciones
de chicha y de limonada y los turistas se hacían de la foto del año eternizando
los contrastes entre el lote y el ingenio entre las casas de los cosecheros y
las casas de los supervisores y los jefes, entre los privilegios y las obligaciones,
pero esas no eran unas navidades cualquiera les decía Palito a sus invitados no
eran de andar jodiendo con el interventor que está como intendente que anduvieron
haciendo listas negras y apuntando a los vecinos buchones de quienes se vuelcan
por los zurdos y quienes son leales a los patrones, de andar con entuertos
cuchicheos y chismes llevando y trayendo, de hacer sabotaje en la fábrica, de
andar mordiendo la mano de quien alcanza el alimento.
Menos mal que el pendejo terminó
ese fin de semana lejos de ahí con su papá y no tuvo que hacerse la rabona, un
faltazo más pero esta vez con aviso para que no se enojara el director García,
un viernes de faltazo como las docenas de inasistencias injustificadas con las
que la celadora le estampaba y le llenaba la libreta, menos mal que por la foto
familiar que tenían que sacar con los abuelos antes que pararan la pata, menos
mal que para tener esa foto familiar necesitaran un despliegue de dos días entre
el viaje en el Balut y las tertulias familiares tomando mate cebado y pasando
lista de los ausentes porque estaban encarnizadas cuñadas resentidas y nueras
iracundas con alguno de los parientes, pasando listas de los presentes que deponiendo
broncas y otras rencillas se avinieron a darle una satisfacción a los viejos
que ni se imaginaban que más de uno de los que los rodeaban se sacaba los ojos
de la cara con lo que quedaría como herencia anticipando los duelos y los
fallecimientos que todos calculaban se darían próximamente, de todos los
parientes concurriendo a la casa de los viejos y esperando una vez allá al fotógrafo
que cobraba oro en polvo por unos minutos al cabo de los cuales los acomodaba
como a los treinta que eran tratando que nadie se le saliera de foco que todos
entraran en el marco primero de la cámara y al último de esa foto familiar
encargada con varios meses de anticipación como para que el tipo no falluteara,
menos mal porque justo fue en esos días en ese maldito par de días que los
milicos paracaidistas en el ingenio después del veinticuatro de marzo, arrasaron
con todos los tigres menos uno del quinto año en la escuela normal de maestros
en el ingenio además de los obreros y los empleados que se llevaron gracias a
la información de los vecinos comedidos que después mucho después se hacían los
sorprendidos y se lavaban las manos cuando alguien decía que quién les habrá
dado información a los hijos de puta, por eso a él no le gustaba cuando venía
el Melitón con todas sus historias cuando ellos estaban comiendo sus cabezas
guateadas sus picantes de pollo, no tenía mucha calle no mucho pavimento pero a
él le había tocado trabajar toda su vida y no había forma de comer si él o
ellos se metían con eso que el otro decía descuidando el laburo los sueños los
turnos, de hablarles a los compañeros del proletariado y de sus luchas de años
para que la repartija fuera más justa para los laburantes y un poco menos para
los patrones, que eso las quieren a todas reverendos hijos de sus madres, menos
mal que el pendejo se fue para la foto porque así se salvó de que lo llevaran.
Él que limpiaba en los depósito
cuando tenía los francos se preguntaban qué harían los bichitos simpáticos
cundo el faltaba qué sería de esos sapos y de ese par de lagartijas que lo
seguían porque él se encargaba de juntar las migas que tiraban los otros para
dejárselas a los bichito en esos lugares que ya sabían de los que iban y venían
con los calores que mataban, a él le gustaba pensar en eso y también a Palito
le gustaba que las jodas con los compañeros se organizaran en su casa porque
ahí tenía él todas las comodidades para cocinar como dios manda en los pozos
las cabezas guateadas y en los hornos de barro las empanadas que salían para
enmarcarlas y ponerlas en un cuadro le gustaba que las jodas que eran con
veinticinco cumpas si eran del turno y como con el triple si eran como en los
primeros de mayo que nadie tenía que ir urgente a laburar, que fueran ahí le
gustaba, que él tenía algunas otras comodidades que no las decía que era cuando
ya estaba desmayado por la borrachera se lanzaba por cuenta propia o ayudado a la cama, su cama que estaba a
unos pocos metros, qué más podía pedir,
se mandaba unas dormidas de película que a veces se alargaban más de lo debido
más de lo prudente y la bruja tenía que salir a justificar al otro día avisando
en la oficina de personal que el hombre se había despertado descompuesto y
mentiras parecidas que eran mentiras piadosas que hasta los jefes se daban
cuenta lo que eran y le perdonaban porque hasta ellos se mamaban hasta la
coronilla cuando los invitaban, todo eso a Palito le gustaba, lo que no le
gustaba era que cuando llevaban horas de tranca se pusieran a hablar de
política y más si alguno de los chupamedias lo hubiera invitado al Melitón que
empezaba con sus explicaciones de la explotación del hombre por el hombre y la
revolución del proletariado que somos nosotros hermanos y toda la sarta de
discursos atravesados e incomprensibles que les recordaba que eran una
piltrafas en medio de esas comilonas al estilo de gargantúa y pantagruel, les
recordaba el incisivo del Melitón cuando se daba cuenta que los otros preferían
pasarla así con liviandades de este puto mundo con eso que no se muerde la mano la misma mano de quien da de comer y pelotudeces parecidas, y no luchando por sus
liberaciones con los vivos de los patrones que parecía que sabían de sus
debilidades, de la forma en que no se hacen las revoluciones comiendo y tomando
hasta caer descerebrados que eso es lo que quieren, todo eso no le gustaba a
Palito como le gustaba que las reuniones se hicieran en su casa pero para
pasarla bien y no hablando de esas pelotudeces de huelgas o paros que a los de
arriba no les gustan y ellos después quedan engrampados en listas negras que
circulan por todos lados pero que terminan con un telegrama de despido o las
renuncias arregladas que siempre eran plata o pan para hoy y hambre para
mañana, no le gustaba eso como no le gustaba que el Palito chico su hijo
anduviera mezclado en el colegio con los tira bombas como les había dicho el
director García cuando los llamaba a que lo vieran, como no le gustaba que el
maldito pendejo se metiera en esos líos de la política con los profesores
infiltrados en las escuelas, y menos que menos que se hiciera las rabonas.
Mirando sin parpadeos con esos
ojitos de órbitas desbordadas por paciencias extremas por inmovilidades sin
conciencias aguantando más que resistiendo quedados en el tiempo en lugares
confortables arrumbados aburridos pero íntegros con las panzas llenas, juntados
por los sofocones amontonados más que convocados, sapos y lagartijas se pasaban
horas en esos resquicios oscuros y frescos aguantando por mucho tiempo con la
mirada en dirección adonde andaban los estibadores con sus mamas y sus
problemas cotidianos, a ratos atentos a que otros bichos no interrumpieran las
tranquilidades en las que estaban, después de todo parecía que ellos estaban
cómodos y los otros tomaban los riesgos, no cambiaban nunca esos lugares al
menos durante el día porque a las noches nadie los seguía ni les tiraban
migajas del pan consumido, ahí quedaban como si percibieran los ruidos
conocidos y los ruidos que los obreros no registraban como los de las ratas del
tamaño de gatos pasando por los travesaños del techo, como si con eso
amenazaran su propias tranquilidades, casi igual que ellos que se hacían los
otarios guampudos de porquería que rechazaban los tifones los quilombos que
arman las revoluciones para cambiar las cosas, esas cosas por las que no
tendrían los pagos por quincenas la ropa de trabajo las coberturas médicas ni
seguros ni las horas extras al cien por ciento que si no fueran por los que se
metieron a pelearla no las tendrían como el aguinaldo las gratificaciones que
les traían gratificaciones con sus familias, qué es que no se daban cuenta les
preguntaba Melitón cuando se calentaba y les decía que mientras ellos se
atragantaban con pucheros y cabezas guateadas y vino mucho vino que mezclaban
con naranjadas en ollas de las que sacaban con cucharones los otros las
peleaban en el sindicato y en las calles para que ellos ganaran derechos y que
se comportaban igual que los traidores con la diferencia que ellos estaban
adentro y los otros afuera o en los despachos de los jefes entregando compañeros,
que ellos así que ellos asá, que los problemas se les iban de las manos con
ellos que insistían exagerando con eso que la vida es corta muy corta para
andar metiéndose con revoluciones que además no traían nada, nada más que remolinos
vientos fuertes quilombos.
Vales para el
almacén grande aparte del sueldo, o ahora para el comodín después que el turco
ese con guita se metiera y les comprara a los dueños que terminaron sacándose
de encima esos problemas de andar entregando a los coyas todos los años
bicicletas y colchones y cacerolas y ropa blanca que los mugrientos después
ajaban y rompían, remedios, vacunas antipalúdicas, todo llegaba después de los
reclamos después que se acordaban los convenios las paritarias por eso había
que meterse en el medio y mantener los beneficios porque si no después al
primer descuido los otros se hacen los boludos y no pagan lo que tienen que
pagar por ley, los sapos son bichos nobles y tranquilos ahí quedan, como el
sapo cancionero no como esos otros bichos más feos todavía, quietitos, en los
rincones cerca de los zócalos en los pasillos en los zaguanes de la fábrica o
en sus galpones, como se quedan los compañeros como no se tienen que quedar en
épocas de elecciones porque eso es lo que los otros quieren que nadie elija a
nadie que si el sindicato está acéfalo mejor para ellos, quietos como los sapos
cuando la lluvia del verano no terminó de llevarse el tufo intolerante de la
humedad que hay por todos lados, y para ellos que chivan como marranos
hombreando las bolsas para acomodarlas en las estibas cuesta un Perú seguir
como si no pasara nada, pierden como dos kilos aún cuando reponen energías a
cagarse en las comilonas que se dan en la mitad de los turnos, pero las panzas
no bajan y ellos igual que los sapos panzones que no reaccionan compañeros los
alecciona el secretario general del sindicato de obreros y empleados que les
habla de la revolución y de la olla que hay que parar todos los días con la
plata que no alcanza porque los empleadores se hacen los distraídos con lo
jornales y las compensaciones con las horas extras y los francos, y que por esa
razón no se puede andar desganado porque si no los patrones se envalentonan y
no se puede negociar nada con ellos sin arañarlos por lo menos daba por
descontando que le iban entendiendo, igual que las lagartijas no joden a nadie mientras
no las jodan, salvo a los grillos y a los coyuyos si los confunden con los
grillos, nada más que ellos son más feos que los otros panzones que tienen
hasta una zamba no como las lagartijas que no tienen zambas porque los poetas
no se inspiran en ellas, le mezclaba los discursos a los otros para sacarlos de
sus pachorras que la revolución no se hace con parsimonia.
Las lagartijas y
los sapos cerraban y abrían sus grandes ojitos cuando alguna que otra rata del
tamaño de un gato pasaba sin mirarlos por los bordes de los pasillos de los
depósitos abarrotados de estibas con bolsas de cincuenta quilogramos por las
que los cuarenta y cinco grados a la sombra se hacían como cincuenta cerca de
esos castillos o murallas que parecían los miles de bultos de azúcar
humedecidos y amontonados todavía como salían de la fábrica, las lagartijas y
los sapos abrían y cerraban sus grandes ojitos como si midieran la necesidad de
moverse si la rata se acercaba demasiado a llevarse el coyuyo desvelado que
estrellado en el piso parecía en hibernación o directamente de haber entrado en
la historia de la especie, ellos parecían entender todos los códigos de sus
cadenas alimentarias que los disciplinaban más que los venenos que de vez en
cuando esparcían los obreros para combatirlos y a los cuales se volvían inmunes
después de unas vueltas, no como esos obreros que comenzaban con las burlas
después del popurrí de palabras y discursos de Melitón que los instaba a la
insurrección y a la revolución que ellos no querían con el argumento que quién
les iba a pagar si no eran los patrones los dueños del ingenio que lo otro era
puro bla bla del que no sabe lo que es parar la olla día por día mes por mes,
desagradecidos ni se enteraban que el secretario general del sindicato de
obreros y empleados con esas maratones que hace con los compañeros caía como
muerto en la cama lo que no le resultaba nada bien a Josefa su mujer que
consideraba que los dos estaban en edad de merecer y con eso lo sacaba de sus
cabales sin entender lo que era la lucha de clases.
cuentos del abuelo que no son más que cuentos que se van copiando a lo largo del tiempo
MIAMI.- Uno tiende a pensar que las canciones infantiles no son otra cosa que tradición oral de origen incierto, convertida en dominio público y, como consecuencia, creaciones exentas de todo reclamo propietario.
"Sobre el puente de Avignon", por ejemplo, es una canción francesa del siglo XV y alude al famoso puente medieval de Saint-Benézet, que se extendía sobre el Ródano. Y "Mambrú se fue a la guerra" fue compuesta en 1709, tras la Batalla de Malplaquet, donde Gran Bretaña y Francia se enfrentaron para dirimir la sucesión española. El Mambrú en cuestión era el duque de Marlborough, a quien los franceses creían muerto.
Pero nadie conoce la identidad de sus creadores y en algunos casos, como el de Mambrú, se sospecha que se trata de una melodía originalmente árabe, que llegó a Francia con las cruzadas.
No es el caso de "Happy Birthday To You" ("Feliz cumpleaños"), considerada por el libro Guinness de récords la canción más popular del mundo, entonada en los más variados niveles de disonancia y en una multitud de lenguas en aniversarios de bebes, adultos y ancianos, incluida en cajas de música, teléfonos celulares y tarjetas de aniversario, llevada al espacio como uno de los testimonios de la cultura del planeta Tierra y memorablemente cantada por Marilyn Monroe el 19 de mayo de 1962 (78 días antes de su suicidio) a su amante, el presidente John F. Kennedy, en una celebración multitudinaria en el Madison Square Garden.
"Happy Birthday To You" no sólo tiene un origen comprobado, sino que además tiene dueño y copyright, y es objeto de una fascinante batalla legal por lo que podría representar unos 2.000.000 de dólares anuales en concepto de derechos de autor.
La historia comienza en 1893, cuando las hermanas Mildred y Patty Smith Hill, maestras jardineras de Kentucky, confeccionaron un libro titulado Cuentos cantados para el j ardín de infantes, que fue publicado por la editorial Clayton F. Summy Co., de Chicago.
La primera canción del libro se titulaba "Buenos días a todos", pero durante un cumpleaños del que las hermanas participaron, Patty sugirió cambiar la letra de la canción por "Happy Birthday To You", como una manera de homenajear a la niña que ese día celebraba su aniversario.
Esto es, en realidad, lo que se supone, porque no existe documentación que establezca que la letra de "Happy Birthday To You", de apenas cuatro líneas, sea efectivamente autoría de Patty Smith.
En marzo de 1924, un editor llamado Robert H. Coleman publicó una versión de "Buenos días a todos", que incorporaba la letra de "Happy Birthday" como alternativa. Con el advenimiento del cine y de la radio, la canción alcanzó una extraordinaria popularidad.
En 1931, fue incluida en el musical The Band Wagon , de George S. Kaufman y Howard Dietz, que protagonizaron Fred Astaire y su hermana, Adele, y dos años más tarde, cuando la Western Union lanzó su primer telegrama cantado, eligió "Happy Birthday To You" como su primera canción.
Fue, precisamente, en 1933, cuando Irving Berlin volvió a usar la canción en su comedia musical As Thousands Cheer ( Mientras miles vitorean ) que Jessica Hill, la tercera de las hermanas Hill, decidió emprender acciones legales.
Tras demostrar la similitud entre la canción original y "Happy Birthday To You", Jessica Hill logró que una corte la autorizara a registrar la nueva versión, que obtuvo un copyright en 1934.
La compañía Summy de Chicago publicó la canción en 1935. Según la legislación en vigor, los derechos debían expirar en 28 años, pero el acta del derecho de autor sancionada en 1976 los extendió hasta 2010. Y en 1998, a propósito de una disputa en torno de una canción de Sonny Bono, la Corte Suprema norteamericana añadió 20 años más al derecho de autor, lo que prolongó el copyright sobre "Happy Birthday To You" hasta 2030.
Algunos expertos, como Robert Brauneis, de la Universidad George Washington, argumentan que si bien los méritos para registrar una canción popular son válidos, en el caso de "Happy Birthday To You", los argumentos se ven anulados por la inexistencia de pruebas fehacientes acerca de quién escribió la letra de la canción.
Si todo esto hace dudar al lector acerca de la conveniencia de cantar "Happy Birthday" la próxima vez que algún familiar cumpla años, a riesgo de que aparezca alguien de Sadaic a reclamar los royalties, tranquilícese. Las demandas sólo se aplican a la explotación comercial de la canción, no a las fiestas familiares.
(tradición conocida gracias a mario diament en una nación de 2009)
boludeces de humor negro que circulan
por el ciberespacio y por la calle
Hay un tipo gangoso sentado en un banco del Central Park de Nueva York,
en la noche de Nochebuena, cuando de pronto se acerca una dama y se
sienta a su lado. El tipo, que andaba solo, para romper el hielo le dice:
- ¡Ghola!
- ¡Ghola!
- ¿Ghos tanguien shos gangosa...?
- Shi.
- ¿Y haglás Eskañol?
- Shi.
- ¡Lo único que te jaltaria esh sher Arlgentina!
- Shi, shoy Arlgentina.
- ¡Uy! ¡Qué shuerte! ¡Yo tamguien shoy Arlgentino! Yo eskaba solo acá
shentado hoy que esh noche guena y jhusto akareciste vosh que tamguien
shos gangosa y Arlgentina. ¿Que te karece shi hacemos algo...?
- Gueno, ashi ninguno de los dosh she queda sholo.
Entonces se van los dos a cenar. Empiezan a charlar, a conocerse y se van
a pasar la Nochebuena en un Hotel. Se encaman, y luego de unas horas de
sexo, lujuria y placer se produce la siguiente conversación:
- Oguime, le dice la chica, tengho que confesharte algho.
- ¿Qué esh?
- Tengho Sida...
- ¡Ah...! ¡Güenísimo! ¡ ¡Yho tengho Pan Dulce!
ADN
ADN, los derechos y los ácidos. No sé mucho de los derechos a darse cuenta de que la privacidad es la privacidad y ninguna ley puede cambiar de una entidad de este tipo fuera de la condición humana, o la cosmética o la justificación de un derecho natural e inherente a lo esencial de nuestra más pura naturaleza, y que esto es como un apoyo a la vida antes de que otros principios, si uno trató de construir un sistema o establecer prioridad sobre lo que está aguas arriba o aguas abajo en este autodeterminada, y con independencia de tema o la implicación de otra u otras personas en esta iniciativa. Por supuesto, las líneas que marcan los espacios reales y virtuales en todo esto son muy indefinida ya veces hace que el avance hacia lo que aún no se sabe si se hiciese lo que con la eutanasia, o en un extremo opuesto a incurrir en errores extraordinarios como privar a alguien de libertad no recordar el número de identificación de la memoria o su look hippie de desgracia como lo fue para la Argentina en los años setenta. La intimidad es la intimidad y creo francamente que debemos estar de acuerdo - no palabrería - la mayoría de las personas que habitan este planeta, pero privacidad que no debe confundirse con el privado, como parte de nuestra personalidad es constitutiva, pero no es determinante de nuestra función social se despliega en una amplia gama de posibilidades, y luego sucede que alguien quiere meterse con nuestra privacidad sin una petición o similares , también puede ser individual más o menos dispuestos a compartir nuestra intimidad con uno u otro o directamente a no compartir. El que fue violada, sin duda, es herido en sustancia, sino la sociedad en su sistema como se señaló en ese caso a quien la lesión y, en general condenando la actitud, pero no heridos alivio al que sufre y en todo caso sólo contiene el enigma nunca es recuperada por el individual y así es como entrar en el gran área de gris que existe en esta materia que va del negro al blanco, ya la tercera, que, como grupo lo resolvemos nuestras lesiones socialmente con los que obtenemos asuma que sufrió una lesión en su intimidad somos que no participan, lo hacemos a veces y otras no ?, ¿cómo lo que otros entienden que debemos comprometernos con la privacidad de los demás, especialmente cuando la persona no solicita o cuando lo solicite expresamente, o si la persona no lo hace? ¿Por qué habría de lo que otros quieren ser y no es lo que debería ser? ¿Está bien que otra carga generacional se convierte en uno que pertenece a otra generación? ¿Hay alguien en el sistema con la capacidad de sopesar las decisiones íntimas no es socialmente perjudicial, ¿alguien puede obligar a otro para alterar las decisiones subjetivas? Aunque las costumbres argentinas como nos inclinamos a menudo para tomar el lugar de los dioses intimidad es la intimidad, y aunque se encuentran con la base para los que no se ve bien para obligar a alguien compulsivamente directa o indirectamente a someterse a las pruebas de ADN para determinar su por caso o formular objeciones si hay razones que podrían desencadenar acciones, para asegurarse de que la decisión de convertir esas características cualquiera de los términos de la ecuación esa es nuestra inherente e inviolable espléndida privacidad, o la totalidad de sus términos. En cuanto a la integridad, en su resolución y si las normas que puedan estar en ese sentido la estatura de su propia probidad es primero una decisión individual y la privación y si uno es conjunto y también con su entorno que no es perjudicial, no hay razón alguien puede reclamar el derecho a oponerse, porque de la misma manera que podría desafiar lo que creemos es posiblemente el otro, evidentemente, más de un lío armar estilo argentino con piquete y todo, y razones más legítimos distintos de los que se hicieron sobre si son incompatibles con ellos mismos, y mucho menos si éstos pertenecen al anuncio para la afiliación de uno mismo. ¿Cuántos ejemplos de problemas no resueltos en nuestra sociedad es sólo porque la gente elige para preservar su integridad? Debido a la dignidad, porque la vergüenza y la sobriedad son instintos independientes están en un nivel más alto que la evaluación externa de la honra o deshonra a sí mismo. ¿Es el voluntarismo honor individual una variable dependiente de otra u otras personas? Como el umbral de la identidad, es decir, antes mucho antes de la inexactitud probable de tercero para la medición de índices de audiencia muy personales y también por su forma de elección auto-mal es pre errores por proxy, tanto más si la información, comunicación o conocimiento se impregnan con un ácido rencor del árbitro.
historia argentina contemporánea
Fernando Peña
29.03.2008
Cristina, mucho gusto. Mi nombre es Fernando Peña, soy actor, tengo 45 años y soy uruguayo. Peco de inocente si pienso que usted no me conoce, pero como realmente no lo sé, porque no me cabe duda que debe de estar muy ocupada últimamente trabajando para que este país salga adelante, cometo la formalidad de presentarme. Siempre pienso lo difícil que debe ser manejar un país... Yo seguramente trabajo menos de la mitad que usted y a veces me encuentro aturdido por el estrés y los problemas. Tengo un puñado de empleados, todos me facturan y yo pago IVA, le aclaro por las dudas, y eso a veces no me deja dormir porque ellos están a mi cargo. ¡Me imagino usted! Tantos millones de personas a su cargo, ¡qué lío, qué hastío! La verdad es que no me gustaría estar en sus zapatos. Aunque le confieso que me encanta travestirme, amo los tacos y algunos de sus zapatos son hermosísimos. La felicito por su gusto al vestirse.Mi vida transcurre de una manera bastante normal: trabajo en una radio de siete a diez de la mañana, después generalmente duermo hasta la una y almuerzo en mi casa. Tengo una empleada llamada María, que está conmigo hace quince años y me cocina casero y riquísimo, aunque veces por cuestiones laborales almuerzo afuera. Algunos días se me hacen más pesados porque tengo notas gráficas o televisivas o ensayos, pruebas de ropa, estudio el guión o preparo el programa para el día siguiente, pero por lo general no tengo una vida demasiado agitada. Mi celular suena mucho menos que el suyo, y todavía por suerte tengo uno solo. Pero le quiero contar algo que ocurrió el miércoles pasado. Es que desde entonces mi celular no deja de sonar: Telefe, Canal 13, Canal 26, diarios, revistas, Télam… De pronto todos quieren hablar conmigo. Siempre quieren hablar conmigo cuando soy nota, y soy nota cuando me pasa algo feo, algo malo. Cuando estoy por estrenar una obra de teatro –mañana, por ejemplo– nadie llama. Para eso nadie llama. Llaman cuando estoy por morirme, cuando hago algún “escándalo” o, en este caso, cuando fui palangana para los vómitos de Luis D’Elía. Es que D’Elía se siente mal. Se siente mal porque no es coherente, se siente mal porque no tiene paz. Alguien que verbaliza que quiere matar a todos los blancos, a todos los rubios, a todos los que viven donde él no vive, a todos lo que tienen plata, no puede tener paz, o tiene la paz de Mengele.Le cuento que todo empezó cuando llamé a la casa de D’Elía el miércoles porque quería hablar tranquilo con él por los episodios del martes: el golpe que le pegó a un señor en la plaza. Me atendió su hijo, aparentemente Luis no estaba. Le pregunté sencillamente qué le había parecido lo que pasó. Balbuceó cosas sin contenido ni compromiso y cortó. Al día siguiente insistí, ya que me parecía justo que se descargara el propio Luis. Me saludó con un “¿qué hacés, sorete?” y empezó a descomponerse y a vomitar, pobre Luis, no paraba de vomitar. ¡Vomitó tanto que pensé que se iba a morir! Estaba realmente muy mal, muy descompuesto. Le quise recordar el día en el que en el cine Metro, cuando Lanata presentó su película Deuda, él me quiso dar la mano y fui yo quien se negó. Me negué, Cristina, porque yo no le doy la mano a gente que no está bien parada, no es mi estilo. Para mí, no estar bien parado es no ser consecuente, no ser fiel. Acepto contradicciones, acepto enojos, peleas, puteadas, pero no tolero a las personas que se cruzan de vereda por algunos pesos. No comparto las ganas de matar. El odio profundo y arraigado tampoco. Las ganas de desunir, de embarullar y de confundir a la gente tampoco. Cuando me cortó diciéndome: “Chau, querido…”, enseguida empezaron los llamados, primero de mis amigos que me advertían que me iban a mandar a matar, que yo estaba loco, que cómo me iba a meter con ese tipo que está tan cerca de los Kirchner, que D’Elía tiene muuuucho poder, que es tremendamente peligroso. Entonces, por las dudas hablé con mi abogado. ¡Mi abogado me contestó que no había nada qué hacer porque el jefe de D’Elía es el ministro del Interior! Entonces sentí un poco de miedo. ¿Es así Cristina? Tranquilíceme y dígame que no, que Luis no trabaja para usted o para algún ministro. Pero, aun siendo así, mi miedo no es que D’Elía me mate, Cristina; mi miedo se basa en que lo anterior sea verdad. ¿Puede ser verdad que este hombre esté empleado para reprimir y contramarchar? ¿Para patotear? ¿Puede ser verdad? Ése es mi verdadero miedo. De todos modos lo dudo.Yo soy actor, no político ni periodista, y a veces, aunque no parezca, soy bastante ingenuo y estoy bastante desinformado. Toda la gente que me rodea, incluidos mis oyentes, que no son pocos, me dicen que sí, que es así. Eso me aterra. Vivir en un país de locos, de incoherentes, de patoteros. Me aterra estar en manos de retorcidos maquiavélicos que callan a los que opinamos diferente. Me aterra el subdesarrollo intelectual, el manejo sucio, la falta de democracia, eso me aterra Cristina. De todos modos, le repito, lo dudo.Pero por las dudas le pido que tenga usted mucho cuidado con este señor que odia a los que tienen plata, a los que tienen auto, a los blancos, a los que viven en zona norte. Cuídese usted también, le pido por favor, usted tiene plata, es blanca, tiene auto y vive en Olivos. A ver si este señor cambia de idea como es su costumbre y se le viene encima. Yo que usted me alejaría de él, no lo tendría sentado atrás en sus actos, ni me reuniría tan seguido con él. De todas maneras, usted sabe lo que hace, no tengo dudas. No pierdo las esperanzas, quiero creer que vivo en un país serio donde se respeta al ciudadano y no se lo corre con otros ciudadanos a sueldo; quiero creer que el dinero se está usando bien, que lo del campo se va a solucionar, que podré volver a ir a Córdoba, a Entre Ríos, a cualquier provincia en auto, en avión, a mi país, el Uruguay… por tierra algún día también.Quiero creer que pronto la Argentina, además de los cuatro climas, Fangio, Maradona y Monzón, va a ser una tierra fértil, el granero del mundo que alguna vez supo ser, que funcionará todo como corresponde, que se podrá sacar un DNI y un pasaporte en menos de un mes, que tendremos una policía seria y responsable, que habrá educación, salud, piripipí piripipí piripipí, y todo lo que usted ya sabe que necesita un país serio. No me cabe duda de que usted lo logrará. También quiero creer que la gente, incluso mis oyentes, hablan pavadas y que Luis D’Elía es un señor apasionado, sanguíneo, al que a veces, como dijo en C5N, se le suelta la cadena. Esa nota la vio, ¿no? Quiero creer, Cristina, que Luis es solamente un loco lindo que a veces se va de boca como todos. Quiero creer que es tan justiciero que en su afán por imponer justicia social se desborda y se desboca. Quiero creer que nunca va a matar a alguien y que es un buen hombre. Quiero creer que ni usted ni nadie le pagan un centavo. Quiero creer que usted le perdona todo porque le tiene estima. Quiero creer que somos latinos y por eso un tanto irreverentes, a veces también agresivos y autoritarios. Quiero creer que D’Elía no me odia y que, la próxima vez que me lo cruce en un cine o donde sea, me haya demostrado que es un hombre coherente, trabajador decente con sueldo en blanco y buenas intenciones.Cuando todo eso suceda, le daré la mano a D’Elía y gritaré: “Viva Cristina”… Cuántas ganas tengo de que todo eso suceda. ¿Estaré pecando de inocente e ingenuo otra vez? Espero que no. La saluda cordialmente,Fernando Peña
para la memoria y la libertad - ni una palabra más
Es habitual en los últimos tiempos encontrarse con intelectuales y artistas (y también con periodistas)que se dicen cansados de un periodismo crítico de los Kirchner. "Todos se han puesto de acuerdo para hablar mal del Gobierno", se escuchó decir hace poco a un reconocido escritor argentino. ¿Por qué no se cansaron cuando los periodistas criticábamos a Carlos Menem, a Fernando de la Rúa, a Eduardo Duhalde y hasta a Raúl Alfonsín mismo, aunque en este último caso prevaleció siempre, es cierto, el natural cuidado de una democracia recién nacida? En realidad, aquellos fatigados confunden cansancio con coincidencia. Ellos están -y es su derecho- muy cerca del discurso del kirchnerismo, aun cuando les sea difícil unir discurso y realidad, a veces tan divorciados.
El problema no pasaría de ser un duelo inconcluso entre extenuados y resistentes si la solución que se ofrece no fuera extremadamente peligrosa. Lo que agota, dicen, es la opinión.
El periodismo debería limitarse a ser un transportador de informaciones asépticas y un comunicador de posiciones antagónicas con preponderancia de las oficiales, porque el Gobierno tiene la responsabilidad de conducir la nación política. Eso es lo que proponen. En castellano simple y directo: lo que buscan es un periodismo pasteurizado, integrado por mecanógrafos o relatores que deberían limitarse a contar una realidad compleja, impetuosa y cambiante. Imposible de digerir fácilmente, por lo tanto, para el ciudadano preocupado por las cosas rutinarias de su vida.
La primera contradicción surge cuando ninguno de aquellos fatigados alude a las opiniones que florecen en los huertos del kirchnerismo. Ministros, legisladores, periodistas amigos y hasta la Presidenta suelen opinar (¡y cómo!) sobre todo lo que les es adverso. Es, entonces, la opinión del periodismo independiente (sí, independiente) lo que cansa y estaría de más.
Resulta, sin embargo, que no hay una fórmula verdadera para el periodismo que no incluya su función crítica del poder. Un periodismo acrítico, esterilizado y descolorido no tiene ninguna razón para existir. Su posición crítica debe incluir, desde ya, a la oposición, en tanto ésta forma parte del poder actual o del poder futuro. Pero su función crítica (desde la opinión o desde la investigación) debe abarcar sobre todo al poder que gobierna la contingencia. La publicidad de los actos de gobierno corre por cuenta de los funcionarios y de los enormes recursos estatales para promocionarlos, distribuidos arbitrariamente en el caso que nos ocupa.
Un medio periodístico debe incluir también en sus páginas o en sus espacios la opinión (con la condición de que sea seria y responsable) de los que no coinciden con el punto de vista de ese medio de comunicación. La Nacion lo ha hecho hasta cuando se dio el debate por la nueva ley de medios: convocó a sus páginas a políticos e intelectuales que no coincidían con la posición editorial del diario. Es la obligación del periodismo. Pero el medio periodístico y los periodistas cuentan con el derecho ?y el deber? de tener una opinión determinada sobre los sucesos de la vida pública del país. ¿Acaso no dejaría de merecer el necesario respeto (y hasta carecería de la conveniente previsibilidad) un medio al que le diera lo mismo el derecho o el revés de las cosas, las políticas de un color o de otro y las buenas o las malas formas?
La opinión es libre, como dijo hace poco Cristina Kirchner, en una de sus pocas oraciones de aceptación de la libertad del otro. Con todo, el periodismo tiene algunos deberes junto con aquellos derechos. La información que sustenta su opinión debe ser veraz. El chequeo de las versiones es una práctica que jamás debe olvidarse y nunca debe prestarse a las detestables operaciones de prensa que el kirchnerismo frecuenta con más constancia que ningún otro grupo político. Honestidad personal y honestidad intelectual son los atributos que deben marcar el límite moral del periodismo. Es necesario también el cultivo de la coherencia: no hay nada más desconcertante para un lector desprevenido que un medio o un periodista que cambian sus opiniones en todas las esquinas de la vida.
En medio de ese debate, es perceptible la existencia de periodistas jóvenes que se preguntan si es conveniente coincidir con las opiniones de "la empresa" periodística en la que trabajan. Esto es nuevo y es viejo, al mismo tiempo. El kirchnerismo tiene una habilidad enorme para resucitar viejos fantasmas del pasado. Ese enredo muy antiguo entre la libertad de prensa y la "libertad de empresa" había dejado de existir hace más de treinta años.
Hagamos un ejercicio. ¿Por qué no cambiamos las preguntas? ¿Qué tiene de raro, por ejemplo, que un periodista concuerde con el medio en el que trabaja? ¿Acaso las empresas periodísticas no existen también gracias a la composición del buen periodismo? ¿Por qué esas empresas deberían tener, en los casos más notables al menos, intereses contradictorios con las mejores prácticas de la profesión? ¿No es preferible para este oficio de libertarios estar de acuerdo con un diario, donde pasamos parte de nuestras vidas, antes que con un gobierno de políticos pasteleros y fugaces?
La Argentina, en efecto, habita en el pasado. Ningún debate de los últimos meses ha llegado siquiera a la década del 80. ¿Qué hacía tal o cual periodista en 1976, 1977 o 1978? No hacíamos nada. Vivíamos bajo una dictadura y cada uno vivía de lo que podía y como podía. Sólo los que vivieron bajo el peso aplastante y gris de una dictadura saben que no había muchas más cosas para defender que pequeñas cuotas de dignidad. Hagamos de nuevo preguntas desde otro lugar: ¿acaso los únicos periodistas dignos fueron los exiliados o los que se comprometieron firmemente con organizaciones insurgentes de la década del 70? Esa sería, si fuera así, una conclusión injusta, discriminatoria e inaceptable. Otra cosa tan inaceptable como aquélla es la decisión política del Gobierno de cambiar la historia de cada uno de los que considera adversarios.
La síntesis ha llegado a la farsa: o se está con Kirchner o se estuvo con la dictadura.
Feas armas se han usado en los últimos tiempos. A muchos periodistas no les gusta ser protagonistas de esas emisiones de maldad que se emiten por canales oficiales o paraoficiales.
Es cierto que es difícil cuando la vida cambia y ya no se puede caminar con tranquilidad por la calle porque se está a la espera de una agresión verbal o física. Y es más arduo aún aguantar en silencio la insistencia de la calumnia y de la falsedad, repetida hasta el cansancio por los portavoces oficiosos del Gobierno.
Lo único bueno de todo esto es que no hay atajos: habrá que armarse de paciencia, sin resignar los derechos ni los deberes del periodismo. Asumamos también el riesgo de solitarios que corremos en la vía pública. Un periodista con custodia a su alrededor abandona automáticamente su condición de periodista. Dejemos las aparatosas custodias para que se pavoneen los funcionarios y algunos políticos.
Una vez le pregunté a Néstor Kirchner, en esos diálogos de los columnistas con los presidentes que son mitad reservados y mitad públicos, en tiempos en que los periodistas éramos como somos ahora y el ex presidente no había desenfundado un revólver permanente contra nosotros (sólo lo hacía de vez en cuando), cómo imaginaba su destino después del poder. No estaba preparado para esa pregunta. Miró el techo, demoró la respuesta y, al cabo de unos segundos largos como la eternidad, contestó: "Quisiera poder caminar tranquilo por la calle y que la gente común me saludara con un «buen día, doctor». No quiero más que eso". Tal vez dijo sólo lo que él creía que el periodista quería escuchar, como acostumbraba hacerlo, pero si entonces fue sincero ha decidido ahora llevarse por delante aquel proyecto, hasta incinerar su propia ilusión.
© LA NACION
noticias de babel
cuando los hombres dejan de entenderse sobrevienen las guerras
BBC
La última persona que hablaba la lengua Bo en las islas indias de Andamán, murió a la edad de 85 años, dijo a BBC una lingüista.
La profesora Anvita Abbi aseguró que la muerte de la señora Boa Sr es un hecho de importancia porque uno de las lenguas más antiguas había llegado a su fin.
Agregó que India perdió una "irremplazable" parte de su herencia cultural.
Los dialectos que se hablan en las islas Andamán se cree que se originaron en África.
Algunas tienen incluso 70.000 años de antigüedad.
Las islas son llamadas con frecuencia "el sueño de los antropólogos", ya que son una de las zonas del mundo con mayor diversidad lingüística.
Se acabó
La profesora Abbi –directora del portal en internet "Vanishing Voices of the Great Andamanese"- explicó: "Tras la muerte de sus padres, hace treinta o cuarenta años, Boa era la última persona que lo podía hablar".
Agregó que "estaba casi siempre sola y tuvo que aprender una versión de hindi que se habla en las islas para poder comunicarse con otra gente".
"Sin embargo, siempre tuvo muy buen sentido del humor… su sonrisa era muy fresca y sus carcajadas eran contagiosas".
La lingüista dijo que la muerte de Boa Sr es una pérdida para los científicos que quieren investigar más acerca de los orígenes de las lenguas antiguas, ya que perdieron una pieza vital del rompecabezas.
Hay una creencia general de que los idiomas que se hablan en las islas Andaman pudieran ser los últimos representantes de las lenguas que se hablaron en tiempos pre-neolíticos
Profesora Anvita Abbi
"Hay una creencia general de que los dialectos que se hablan en las Islas Andamán pudieran ser los últimos representantes de las lenguas que se hablaron en tiempos pre-neolíticos". Dijo la profesora Abbi.
"Se piensa que en las Islas Andaman estaban nuestros primeros ancestros", agregó.
El caso de Boa Sr fue destacado también por el grupo Survival International (SI).
"La extinción de la lengua Bo significa que una parte única de la sociedad es ahora sólo una memoria", dijo el director de SI, Stephen Corry.
"Enfermedades importadas"
La profesora Abbi dijo que dos dialectos de las Islas Andamán han muerto en los últimos tres meses y que esto es un tema que causa gran inquietud.
Los académicos han dividido a las tribus de Andamán en cuatro grandes grupos: los Gran Andamaneses, los Jarawa, los Onge, y los Sentineleses.
La profesora Anvita Abbi se hizo muy amiga de Boa Sr.
La profesora Abbi explicó que la mayoría de los habitantes de las Islas Andamán –con excepción de los Sentineleses-, han estado en contacto con indígenas "de tierra firme" y que por eso sufren "enfermedades importadas".
Dijo que los integrantes del grupo de los Gran Andamaneses son alrededor de 50, la mayoría niños, y que viven en la isla Strait, cerca de la capital, Port Blair.
Boa Sr formaba parte de esta comunidad, que está conformada por varias subtribus, en donde se hablan al menos cuatro lenguas.
Los Jarawa cuentan con alrededor de 250 miembros, y viven en la selva, en el centro de Andamán.
La comunidad de los Onge se cree que tiene no más de varios cientos.
"Nunca se ha establecido ningún contacto humano con los Sentineleses, y hasta el día de hoy, se han resistido a cualquier intervención foránea", agregó la profesora.
El destino de los Gran Andamaneses es lo que más preocupa a los académicos, porque los miembros de esa tribu dependen del gobierno indio para sus alimentos y alojamiento, y el alcohol se consume en grandes cantidades
la canción desesperada
en pedo querido neruda, en pedo
La canción desesperadaEmerge tu recuerdo de la noche en que estoy. El río anuda al mar su lamento obstinado. Abandonado como los muelles en el alba. Es la hora de partir, oh abandonado! Sobre mi corazón llueven frías corolas. Oh sentina de escombros, feroz cueva de náufragos! En ti se acumularon las guerras y los vuelos. De ti alzaron las alas los pájaros del canto. Todo te lo tragaste, como la lejanía. Como el mar, como el tiempo. Todo en ti fue naufragio! Era la alegre hora del asalto y el beso. La hora del estupor que ardía como un faro. Ansiedad de piloto, furia de buzo ciego, turbia embriaguez de amor, todo en ti fue naufragio! En la infancia de niebla mi alma alada y herida. Descubridor perdido, todo en ti fue naufragio! Te ceñiste al dolor, te agarraste al deseo. Te tumbó la tristeza, todo en ti fue naufragio! Hice retroceder la muralla de sombra, anduve más allá del deseo y del acto. Oh carne, carne mía, mujer que amé y perdí, a ti en esta hora húmeda, evoco y hago canto. Como un vaso albergaste la infinita ternura, y el infinito olvido te trizó como a un vaso. Era la negra, negra soledad de las islas, y allí, mujer de amor, me acogieron tus brazos. Era la sed y el hambre, y tú fuiste la fruta. Era el duelo y las ruinas, y tú fuiste el milagro. Ah mujer, no sé cómo pudiste contenerme en la tierra de tu alma, y en la cruz de tus brazos! Mi deseo de ti fue el más terrible y corto, el más revuelto y ebrio, el más tirante y ávido. Cementerio de besos, aún hay fuego en tus tumbas, aún los racimos arden picoteados de pájaros. Oh la boca mordida, oh los besados miembros, oh los hambrientos dientes, oh los cuerpos trenzados. Oh la cópula loca de esperanza y esfuerzo en que nos anudamos y nos desesperamos. Y la ternura, leve como el agua y la harina. Y la palabra apenas comenzada en los labios. Ese fue mi destino y en él viajó mi anhelo, y en él cayó mi anhelo, todo en ti fue naufragio! Oh, sentina de escombros, en ti todo caía, qué dolor no exprimiste, qué olas no te ahogaron! De tumbo en tumbo aún llameaste y cantaste. De pie como un marino en la proa de un barco. Aún floreciste en cantos, aún rompiste en corrientes. Oh sentina de escombros, pozo abierto y amargo. Pálido buzo ciego, desventurado hondero, descubridor perdido, todo en ti fue naufragio! Es la hora de partir, la dura y fría hora que la noche sujeta a todo horario. El cinturón ruidoso del mar ciñe la costa. Surgen frías estrellas, emigran negros pájaros. Abandonado como los muelles en el alba. Sólo la sombra trémula se retuerce en mis manos. Ah más allá de todo. Ah más allá de todo. Es la hora de partir. Oh abandonado!
//
historias de camas
de diament
MIAMI.- Admitámoslo: si Hollywood hubiera tomado la historia del gobernador Mark Sanford y la hubiera llevado a la pantalla con Richard Gere y Julia Roberts, la gente habría necesitado una toalla para secarse las lágrimas.
¿Qué puede ser más conmovedor que una historia de amor alocado? El adusto gobernador de un estado igualmente adusto, casado con una mujer a cuya fortuna le debe su carrera, con cuatro hijos que puestos en fila trazan una perfecta diagonal, inesperadamente flechado por una porteña de ojos verdes.
¿Cómo contener el palpitar del corazón mientras escucha, como un murmullo distante, el parloteo de sus asesores? ¿Cómo desprenderse de las imágenes que obstinadamente se apoderan de su mente, desplazando cualquier otro pensamiento? Ella es el amor imposible, sí, pero también es el amor.
¿Quién puede sobreponerse al intenso aguijoneo de los recuerdos, a la memoria de la tierna sensación de sus besos, de la sensual curva de sus caderas, al contorno de sus pechos resplandeciendo en la penumbra?
¿Qué espíritu romántico podría dejar de admirar la osadía del gobernador de levantarse un buen día del sillón de su despacho, de la mesa cubierta de anteproyectos y decretos a la firma, de pliegos de presupuestos deficitarios e informes sobre seguridad interior, y dejarlo todo para correr hacia ella?
No le dijo nada a nadie. Nadie supo dónde estaba. Uno de sus asesores insinúa que el gobernador, agobiado por la presión de su trabajo, se ha ido a escalar las montañas Apalaches, como solía hacerlo cuando era chico.
Pero él está en otro lado, volando hacia una Buenos Aires invernal, sucia, intoxicada de debates sobre las inminentes elecciones.
Nada de esto lo amilana porque sabe que al final de ese purgatorio están las calles arboladas del barrio de Palermo, la puerta de cristal, la escultura en el vestíbulo de entrada, el portero somnoliento que baldea la vereda, el ascensor demasiado moroso y, finalmente, ella.
La cama retiene aún el calor de la noche y él se pierde en sus brazos, en sus labios, en el revuelo de su pelo y en las medias palabras que se emiten en el ardor de la pasión.
El amor, aunque efímero, ha triunfado. Mañana no importa. No importan la pretenciosa moralina de los periodistas, los desdeñosos comentarios de políticos rivales, el escándalo, la traición, el precipicio que se abre a sus pies. Nada de eso importa. El corazón ha triunfado.
Lástima que la realidad no tenga la armonía de la ficción literaria. Lástima que haya personajes tan perversos que sean capaces de apoderarse de un intercambio íntimo de correos electrónicos entre amigos y pasárselos anónimamente a la prensa. Lástima que hubo un periodista advertido esperándolo en el aeropuerto de Atlanta. Fin del encantamiento
Pero él no tiene derecho a lamentarse. Después de todo, cayó en el mismo error, debe reconocerlo, cuando cuestionó la "legitimidad moral" de Bill Clinton por su affaire con Mónica Lewinsky y reclamó su juicio político, o cuando criticó a un colega con una historia similar a la suya, diciendo que "violó el juramento a su esposa".
En este punto es donde Richard Gere desaparece y Mark Sanford retoma su rol. Aquí es donde el encantamiento se esfuma y lo que reaparece es la descarada institución del arrepentimiento político.
El gobernador hizo su mea culpa , como antes de él hicieron otros políticos. Las mismas palabras, la misma admisión de haber traicionado a todo el mundo. A su mujer, a sus hijos, a sus amigos, al electorado. Las conferencias de prensa son el confesionario de los funcionarios pecadores. Todo fue un desatino, una pérdida temporaria de la razón. El amor no importa. El corazón es un embaucador. Ahora lo comprende. Lo que importa es la misión, la fe religiosa, los deberes del funcionario.
Hubo otras desprolijidades, es cierto. El viaje anterior a la Argentina pagado con fondos públicos, el abandono de su función, el engaño respecto de su paradero. No exactamente la clase de comportamiento que uno esperaría de Richard Gere. Pero él se propone enmendar las faltas, reponer el dinero, ganar la absolución de su esposa, recuperar la confianza del público.
¿Qué pensará María, a solas en el departamento de Palermo, mirando a su amigo pedir perdón por televisión? ¿Pensará también que al amor es lo de menos?
antecedentes para la fundación de agharta
ADN, derechos y ácido.
No hay que saber mucho de derechos para darse cuenta que la intimidad es la intimidad y que ninguna ley modificará desde afuera semejante entidad de la condición humana, y que los que no lo tengan claro pueden cometer errores como privar de la libertad a alguien por su aspecto de hippie en desgracia como era para cualquier argentino en la década esa. La intimidad es la intimidad, y no está bueno retrotraer iniciativas parecidas a las de los setenta y obligar a alguien en forma directa o indirecta para averiguar su ADN por caso, porque si no hay lesión a la libertad del otro la intimidad es integridad y la estatura de la propia probidad es primero una decisión individual y privativa no de un tercero por más que se interponga una loable causa, la intimidad es dignidad y la contrición la vergüenza y la sobriedad son instintos independientes y se encuentran en una frecuencia diferente a la apreciación por parte de un tercero del propio honor o del destructivo deshonor, la intimidad es identidad, y en su forma de elección equivocarse por cuenta propia también es anterior a cometer errores por interpósitas personas, más aún más si la averiguación está impregnada de algún ácido rencor del tercero en discordia.