Wednesday, August 31, 2011

partida doble



Partida doble.
Cada vez que se pone nervioso comienza con las malditas partidas dobles que le gustan, y ahora no sabe muy bien dónde está y entonces está con los nervios de punta y sabe bien que a él y a los otros los sacaron a los empujones y los subieron a un camión, que anduvieron unas horas que los volvieron a empujar y que ahora están parados rodeados por otros a los que se escucha hablar, en algún lugar no sabe dónde con los pies sobre la tierra, cada vez que le pasa lo mismo comienza con aquello que cuando es activo es saldo deudor y que cuando es pasivo es saldo acreedor, igual que el capital que de todas maneras como los otros renglones del balance pueden tener saldos diferentes, si lo habrá repetido el profesor de quinto y sexto, cuando entra y es activo se debita cuando sale se acredita cuando sale y es pasivo se acredita cuando entra y es pasivo se debita, porque la contabilidad es para los avispados no cualquiera es perito mercantil y no a cualquier perito mercantil lo contratan en el almacén del turco Hanne donde trabaja para pagarse la carrera de contador en la que va como por un tubo, en ese almacén que tiene de todo en la calle Zuviría esquina Mitre por donde pasó mil veces en sus años en el colegio Belgrano, cuando el activo aumenta disminuye el propio activo aumenta el pasivo y aumenta el capital contable, cada vez que se pone nervioso los nervios no aflojan como si fuera una urticaria como si fuera una alergia el colorado empieza con todas estas boludeces que le gustan y que lo llevaron a cambiarse a la comercial número uno donde se recibió hace un año, cada vez que el pasivo disminuye el activo aumenta el propio pasivo y aumenta el capital contable, cada vez que se pone nervioso, y ahora es una de esas veces, ahora que por fin le sacaron las vendas sucias que le tapaban los ojos, y en la oscuridad y la nebulosa de esa madrugada calurosa distingue a algunos de sus compañeros y como siempre, debe ser como madrugada él se acuerda que cuando lo sacaron de la cárcel o donde estuvieran eran como las doce de la noche y ya pasaron unas horas, pasivos y asustados él y los otros como él vienen de estar hacinados en habitaciones esperando las averiguaciones de antecedentes, vienen de jodas pesadas de aprietes con picanas culatazos y trompadas sin derechos a réplica, de estar con esas docenas de prepotentes miliquitos que andan por todos lados pidiendo como menos deschabes, y cabos, y sargentos porque los de más rango apenas aparecen o aparecen de vez en cuando, ahí están rodeándolo a él y a los otros y el capitán malhumorado de siempre que comienza como con un discurso a decirle a él y a los otros qué miedo qué nervios, que ya no más les están devolviendo sus derechos constitucionales, ahí y ahora en palomitas dos kilómetros de cabeza de buey cinco kilómetros de la ciudad de Güemes, sus libertades sus emancipaciones le dice y les dice, pero también les dice que van a tener que pagar un pequeño precio, se ríe, carcajadas qué nervios a carcajadas qué miedo, le dice y les dice que habrán de correr porque los soldados van a practicar tiro al blanco no es para decir que con ellos pero que traten de no cruzarse, y si le dan a alguno habrá que lamentarse, y que hay mucha soledad para llorarse la vida igual que hubo ruidos toda la noche hasta que los sacaron en camiones, ahora habrá unos cuantos más, cuando el activo aumenta disminuye el propio activo aumenta el pasivo y aumenta el capital contable, cada vez que se pone nervioso los nervios no aflojan como si fuera una urticaria como si fuera una alergia el colorado escucha los petardazos, corre se cubre se tira al suelo, mira y no hay dónde esconderse para evitar la emboscada porque en eso se convierte la balacera de estos hijos de puta, cuando es activo es saldo deudor y que cuando es pasivo es saldo acreedor, el colorado se da cuenta que ha vuelto el silencio, sin abrir los ojos se arrastra no quiere ver lo que sabe que hay sin mirar los cuerpos de los compañeros que se murieron gritando puteando y alguno que otro que dijo viva la patria, el colorado con un pequeño corte en su mano corre por el camino hacia monte quemado, después de haber partido el colorado parte hacia otras partes.

Tuesday, August 30, 2011

machos y maricones

Machos y maricones.
Había que ser macho para ser maricón por esas épocas, aguantarse el látigo de papá al que había que tratar de usted en el rancho gritándole y echándole las culpas de todo a la vieja a esa sometida que no le decía nada porque después de gritarle y de mamarse bien se la llevaba de las mechas y se la cogía a cualquier hora sin que ella esbozara una palabra y a veces siquiera le saliera un suspiro, había que ser macho para aguantarle todo eso y después acompañarlo a las cosechas de naranjas en El Naranjo, de mandarinas en el Sunchal y de limones en San Patricio, en docenas de lamparones circulares abiertos en los límites de los espesos montes que entraban en las serranías como olas inertes y verdes de océanos de follaje que se perdían en el horizonte como ondas verdes azuladas o azules verdosas dependiendo de la luminosidad de los días y de los momentos, corriendo cuando él se descuidaba en esas escrófulas en medio de la fronda y en los resplandores de temprano en la mañana o de las tardecitas, donde somatizando la fiebre de los calores de adentro y tiritando de deseo con la intimidad en la inmensidad, de esa espesura en medio de las lianas y las cascarillas de corteza descascarada escaparse con algún compañero para hacerle la paja o andar con toqueteos como si fueran chinitas.
Había que ser muy maricón vaca y navaja y capitán designado en bella vista para no aguantarse como macho por esas épocas que, comandante tercero que debería estar custodiado por ellos combatientes rasos después de todo comandante de los comandantes segundos que custodiaban a los comandantes primeros que estaban custodiados y guardados que por eso les llamaban cabecillas urbanos, había que ser muy maricón para no aguantarse sin chistar que los obreros o los tipos la peonada con la que se hablaba en los lotes y en los obrajes, esos mismos que debían ayudarlos porque la revolución se hacía para ellos, que se negaban a involucrarse aunque fuera para ellos porque la revolución como la de Mao o Fidel era para eliminar capitalistas, borrándose allá en los mistoles más acá en tafí viejo, en los chorrillos en las serranías de taco ralo en las hondonadas de trancas zigzagueando las vías en los suburbios de bella vista o con los compañeros de los sindicatos en leales que no eran tan leales justamente con la causa porque con los patroncito lo eran, había que ser maricón para andar chillando como mariquitas irle con el cuento a los comandantes mayores y solicitarles tribunales de guerra para fusilarlos a esos putos con costumbres burguesas en el monte porque otra cosa no se merecían, había que ser muy maricón para entregarlos porque esos negros no quisieran saber nada de la revolución, de esa revolución que llevaban los compañeros en las ciudades, había que ser maricón para no entender como macho que qué iban a entender esos bolivianos y santiagueños de mierda, sometidos de porquería que preferían defender a los patrones que ir a los entrenamientos de tiro en los lamparones circulares abiertos en la espesura para que nadie los descubriera con comandantes que llegaban directamente desde la frontera boliviana, bolivianos comprometidos esos sí peruanos y cubanos que entrenaban en tiro y en guerra de guerrillas para destruir al capital, había que ser maricón para camuflarse todas las veces que se bajaba a los pueblitos o a las ciudades para llevar los instructivos y las instrucciones.



Monday, August 29, 2011

laberinto

Laberinto.
No habrá sido el laberinto de dédalo, pero el Toto y sus amigos caminaron bastante cómodos los primeros tramos de ese largo camino de andar la vida como se puede, cuando fueron los días del mate cocido en la escuela Dorrego y los bizcochos repartidos por puntillosas bedeles con delantales rosados que entraban como batallones a los grados para acercar en bandejas esas colaciones que calentaban en los inviernos y a veces se rechazaban en los veranos, fueron radiantes por lo menos cuando comenzaron con más sensaciones de andar metidos en aventuras confortables más que en otras arriesgadas o no deseadas que encaraban algunos de los amigos que tuvieron, y que interrumpieron más de una vez sus entretenimientos para ir porque los obligaban con sus progenitores a los surcos en los meses de cosecha de la caña y volver de allá con las manos lastimadas y rasgadas y ensangrentadas, a esos mares verdes con el aires lleno de partículas que causaban los estornudos y las alergias, para volver con las manos heridas por lo cortante de las hojas verdes y largas pegadas a los canutos que tenían bordes como dagas más que filosas, no habrá sido el paraíso esa primera parte del recorrido pero la pasaron bien, era todo normal hasta que comenzó a hacerse anormal, como fue siendo de mal en peor de lo natural a la excepción, de lo regular a los extraordinario, justamente eso cuando lo extraordinario comenzó a convertirse en ordinario y ellos a confundirlo, cuando en el segundo tramo ya adolescentes comenzaron con las libaciones de bebidas alcohólicas que consiguieron en cualquiera de los almacenes del pueblo y largos sorbos que hacían en la plazoleta del pueblo lejos de las miradas de sus mayores y auscultando a las amigas de la barra siguiendo atentamente sus recorridos que andaban circulando por detrás de los tipos mayores que se animaban más que el Toto y sus amigos cono lo que a ellas les gustaba o andaban buscando, ellos perdiendo porque apenas se animaban a rozarle sus manos en los selectas o los matinés del cine del pueblo, bebiendo y aprendiendo a ciegas sobre el propio sexo o por el compartido se fueron encontrando con los entramados de la juventud cuando lo extraordinario no fue más natural en los tiempos que terminaron la secundaria sin salida laboral, cuando comenzaron los chismes de las peleas de unos con otros, cuando los amigos pasaron a ser enemigos y los enemigos que no se conocían comenzaron a tener el aspecto de amigos, para buscar trabajo especialmente para los chicos que necesitaban urgente colaborar con parar las ollas en sus casas, maestros normales o peritos mercantiles que no contrataba ningún empleador por falta de confianza en las capacidades, de nuevo los anormal en normal en esa parte del juego que se complicaba mientras enseñaban de lealtades a himnos y banderas lealtades inexistentes, pareciendo que esas descalificaciones fueran la consigna en un lugar de imbéciles que crean escuelas con egresados no sirven porque no saben, la parte más natural de laberinto que cruzaron fue cuando comenzaron a tener prerrogativas de adultos, de las malas y de las buenas, allí el embrollo se hizo una maraña, y la luz la oscuridad, porque aquellos que se las pasaron diciendo de hacer feliz a las infancias fueron los mismo que no dejaron lugares para los infantes devenido en hombres, frustrados, borrachos, muriéndose uno tras otro, o encerrados como minutauros perdidos en un laberinto inexpugnable.

Sunday, August 28, 2011

cara o secas

Cara o ceca.
Cara.
De ilustres desconocidos pasaron a ser ilustres conocidos, el mayor de las arenas de pronto fue un personaje que entraba y salía de la municipalidad como pancho por su casa y como habían entrado y salido los intendentes elegidos antes y los que no se eligieron o a los que no elegía el pueblo sino una junta de comandantes que dicho sea de paso sus integrantes se reventaban entre ellos, un día un general, cara, al otro día un morocho brigadier, ceca, sino era un contra almirante y hasta alguna vez un coronel que nunca fue precisamente de la farolera que se tropezó, cara o ceca, como había entrado y salido el médico díscolo radical devenido en peronista como resultado de transar por sus sueldos que eran más bien un poco más que sueldos con los negros del sindicato, en realidad un fanático de los asados regados con varios tintos que entró en la elección democrática de mitad de período del setenta y cinco, y que se fue en la mañana del veinticuatro, para no decir que lo fueron porque en realidad no lo dejaron ni levantarse normal esa mañana porque se lo llevaron como a cualquiera por averiguación de antecedentes en la madrugada y en una de esas camionetas que en las mañanas circulaban los ingenieros de campo de la empresa, de pronto ese mayor de las arenas hacía igual que los que lo precedieron o impusieron los otros los que estuvieron primero por el sesenta y dos, poco a poco, de la noche a la mañana ese mayor secundado por un escribiente que le oficiaba de secretario de gobierno, un exquisito maestro normal nacional victoriano que se ocupaba de todo, de llevarle la agenda hasta de conseguir un par de putitas para el patriota que en la adversidad estaba lejos de su familia y especialmente lejos de sus mujer y entonces necesitaba algo más que cariño de unas gambas bien abiertas de hembras predispuestas, poco a poco inspeccionando la construcción de pequeños puentes urbanos, la regularidad de la recolección de residuos, el funcionamiento del dispensario donde desbarató una red de enfermeros rateros que se afanaban parvas de penicilina y vacunas de paludismo, así se fue imponiendo como parte del paisaje de todos los días, porque el primer día había más bien como un espíritu festivo en la gente de esos espíritus que son masivos y van en paralelo con todas esas pelotudeces de la nacionalidad flameando como la bandera, porque al primer descuido o al primer soplido del viento más bien cambia la dirección del viento como cambia la dirección de lo que se piensa, los mismos vecinos dijeron qué suerte porque ya eran muchos y densos los líos, los zurdos andan por todos lados pudriendo a nuestros jóvenes.
Ceca.
De pronto a la semana de haber estado todos juntos bailando tiburón de los wawancó el último sábado antes que ellos vinieran en la casa de la Blanca y el Tomasito, apareció exaltado el cartero en la peluquería del pueblo diciendo que el mayor le dijo que uno de los molina de su absoluta confianza, el más grande de los fotógrafos de las fiestas de quince y los casamientos, le dijo que al mayor al intendente le fueron con el cuento que el hijo del cartero, el que estudiaba en el jardín de la república llevaba y traía mensajes para la profesora de literatura la que estaba buena que en vez de enseñar de Cortázar hablaba del manifiesto comunista, que esa mina a la vez le pasaba los mensajes a su marido que era el secretario de los mecánicos y era bien combativo, le dijo que eso no se hace en estas épocas que lo tenía que hacer dejar la facultad al pendejo porque allá en la tierra de monteros hay un general muy hijo de puta que a la larga o a la corta lo doblegará a él o a cualquiera.
Ceca.
De pronto el desaliento, la bronca la furia contenida emergiendo en chismes de diversa estofa escribía el periodista del pregón que llegaba todas las mañanas en el colectivo que pasaba para el norte a las cinco de la mañana, de pronto sin querer el que fue amigo pasó a ser el enemigo, de pronto se acabaron las fiestas en la casa de la Blanca y el Tomasito y todos empezaron a caer en el comodín porque en la confitería andaban todos sospechados sospechosos y sospéchate, de la noche a la mañana los que eran amigos pasaban a ser enemigos sospechados que iban y venían con cuentos al intendente que sin concejo deliberante firmaba las ordenanzas que se le ocurrían como correr a los mendicantes del pueblo y hacer cumplir las obligaciones tributarias.
Cara o ceca.


Saturday, August 27, 2011

noche y día

Noche y día.
Haciendo de noche lo que habitualmente hacía de día, despertarse, caminar andar por los pueblos, así anduvo deambulando culpa de esos prepotentes de los milicos que allanaron el departamento donde vivían y los encontró la noche que estaban de festejos por el cumpleaños del flaco Rubén cuando se llevaron a unos cuantos no pocos.
Quién le iba a decir al mimado del Osvaldo que se recorrería la provincia por cerca de dos meses del bajo tafí en el alto de la lechuza desde donde logró escapar de pura suerte nomás, porque los cabrones llegaron justo cuando habían comenzado a cantar la lópez pereyra que a todos más les gustaba y nadie se quería ir si ellos no hubieran llegado, quién le iba a decir a ese caprichoso que iba a pasar unos días sin bañarse rezando todo el día para que el flaco lo ayudara mientras caminaba, para que el flaco lo ayudara para que su mamá se estuviese tranquila hasta que lograra comunicarse, de concepción y a la tuna de ahí a los puestos y a los sandovales cuando comenzó como a convencerse que había zafado después de las tres primeras noches deambulando por cerros y serranías, por casas viejas por taco ralo por las cochas un camino tras otros senderos desconocidos que fue recorriendo como si se tratara de un largo rosario de poblaciones que apenas conocía aunque ya hiciera cuatro años que iba y venía menos por esos pueblos iba y venía, casas viejas de nuevo el manantial, los alderetes las carreras dolores de nuevo.
Haciendo de día lo que habitualmente hacía de noche, recogerse dormir buscar intimidad en los montes, por monteros, cerca de simoca bajando a la florida a las talitas, en reducción o en la quebrada de lules.
En el pináculo de su trayectoria como secretario del sindicato de la sanidad al papá de Osvaldo lo llamó el administrador de la empresa a una reunión secreta en una tarde de mayo de mil novecientos setenta y seis y le dijo que como amigo de ser de colores como lo eran en la iglesia en los grupos carismáticos atendiendo a los pobres y a los necesitados, que como amigos que eran en la bendición de Jesús hijo de dios vivo que los unía como hermanos aunque entre ellos hubiera diferencias, le dijo que le ofrecía oficialmente en nombre de la empresa la compra a su cuenta de un departamento lejos bien lejos en una ciudad remota la última que se le pudiera ocurrir con salón de ventas para que la señora tenga su botonería y negocios de baratijas de costura y afines, y que a cambio le solicitaban que se esfumara para siempre del lugar como si se muriera, que no dejara rastros ni antecedentes ni en conocidos ni amigos ni nada, que lo único que le pedía a cambio era eso porque él sabía que los milicos sabían que él era bueno pero que el mayor que estaba en ingenio no quería ningún sindicato cerca, y que como era bueno que lo dejaban ir con el consentimiento de los dueños del ingenio
En el vértice de su trayectoria como secretario del sindicato de sanidad el papá de Osvaldo aceptó, y durante muchos meses en su nueva radicación solo salió de día a caminar en esa ciudad lejos bien lejos y remota, porque de noche se guardaba para no llamar la atención en la redadas callejeras.


Friday, August 26, 2011

soles y nubes

Soles y nubes.
Cuánto tuvimos cuando no tuvimos, lo tesoros inconmensurables que menos pensamos cuando fuimos pobres de todo, cuando nos alcanzó con correr patapilas o rompiendo la goma resistente de las flechas que después nuestros padres compraban reclamando bajo protesta de padres protestones y cortados, cuando nos alcanzó con correr por las calles abiertas en el mar verde de los cañaverales interminables que se perdían en el horizonte de nuestras miradas desde el metro y medio, cuando nos alcanzó con bañarnos en la pantalla cada siesta de cada sábado que fuimos a buscar cada sombra repetida de los sauces llorones y la frescura de las aguas marrones que bajaban de la loma y entraban por canales de tierra a las fábricas, cuando nos alcanzó cada carnaval grande cada carnaval chico con las milongas en el club boca juniors adonde andábamos confundidos entre los negros buscando a la Mary y a la Eli, las pechugones y muy querendonas hijas del turco Eneine que en los sopores de su borrachera permanente nos vigilaba entre cómplice y amenazante y a la distancia, cuando nos alcanzaba con esas bellezas que ni tocábamos porque éramos muchos amigos para tan pocas niñas que apenas nos miraban si no había nadie mirándolas a ellas, cuando anduvimos en los bailongos del club recreativo donde atildados circulamos levantando las hijas de las matronas más conspicuas de la sociedad que revistaban en las damas de rosa para lavar sus conciencias después que se confesaban con el cura, cuando nos alcanzó con las tardes de esos mismos carnavales en los lotes, cuando no nos registraba nadie, ni las minas ni los milicos que entonces se comenzaron a volver muy molestos y perseguidos que perseguían, ni las minas que nosotros bregábamos para llamarles la atención, ni nuestros propios conocidos que no nos registraban porque andábamos debajo de capas y capas de pintura al óleo que después nos costaba sacar de nuestros cuerpos con todo el kerosene del mundo.
Cuánto no tuvimos cuando tuvimos, tesoros que no tuvimos cuando dispusimos de dinero, cuando fuimos entrando sin quererlo a pensar enfermizamente el futuro como si no fuéramos a morirnos nunca como si fuéramos inmortales, cuando compramos el auto cuando pagamos las cuotas de lo que fuimos comprando en los créditos que fuimos renovando cuando vivimos pensando en los otros más que en nosotros mismos, cuando nos pasamos de rosca asumiendo obligaciones que no pudimos cumplir, cuando mentimos aún cuando justificamos diciendo mentiras piadosas, cuando hicimos manoteos lesivos o proposiciones bajas esquivas inmorales para acostarnos con todas las mujeres pobres minas infelices que se nos cruzaron y mostraron alguna predisposición por hacerlo, cuando anduvimos pasando los excesos en todo porque tuvimos el dinero y la tranquilidad que se compra con el dinero.
Cuánto tuvimos cuando no tuvimos, cuántos soles.
Cuánto no tuvimos cuando tuvimos, cuántas nubes tapando cuántos soles.

Thursday, August 25, 2011

antecedentes y consecuentes

Antecedentes y consecuentes.
Ellos se pasaban averiguando antecedentes y como lo hacían a cara de perro nadie les decía nada, que les iban a decir si venían armados hasta los dientes y además en grupos que nunca bajaban de la media docena de fortachones y prepotentes, que si no intimidaban con las impostaciones intimidaban con empujones, cualquiera se hace el capo con unas FAL aunque fueran ametralladoras del año de ñaupas casi de juguetes y aunque se supiera que seguro que fallaban si las usaban, ellos se pasaban pidiendo antecedentes y se les mostraba los que se entendían que eran parte de los antecedentes que eran el documento nacional de identidad o la libreta de enrolamiento o la libreta cívica, y si esos los satisfacía era suficiente pero si no pedían más antecedentes que qué se iban a tener antecedentes con veinte años, había más horas de joda que sobre el capital o el manifiesto comunista que de eso hablaban algunos profesores, ellos se pasaban pidiendo antecedentes así que empezaba una larga cadena de inventarlos suponiendo lo que ellos andaban buscando que en realidad era que un chismoso entregara al otro y el otro chismoso a otros y así sucesivamente hasta que aparecían los que ellos andaban buscando que se veía no sabían muy bien quienes eran.
Ellos andaban con averiguación de antecedentes pero eran consecuentes con lo que les pedía la gente sino no hubiera ganado tres elecciones democráticas el mismo general del operativo independencia, un loco de la guerra propia y de la guerra que ellos mismos y los otros decían que se estaba librando, el mismo loco que detenía a los jugadores de fútbol en la puerta de los estadios para hacerles cortar el pelo a la fuerza con una legión de peluqueros que él personalmente comandaba, dejaba los facinerosos en las fronteras provinciales y los días del niño y los día de la madre, los obligaba a los empresarios con donaciones generosas que le servían para hacer demagogia comprando baratijas para regalos, ellos andaban con averiguación de antecedentes pero eran consecuentes con la gente con el miedo de la gente con el pavor de la gente con la cobardía de la gente con la miseria de la gente con las bajezas de la gente, las plazas estaban limpias de malezas y de malandras y los conductores utilizaban como nunca las luces interiores de los vehículos porque desde que se entraba hasta que se salía, en las fronteras de la provincia, había guardias vigilando el tránsito de personas y de vehículos, la gente concurría a las fiestas patrias a las quermeses y a todas las concentraciones que ellos convocaban porque todos sabían que el que no iba entraba en las listas negras con las cuales después hacían las razias preguntando por antecedentes que no se tenían o que nadie sabía que los tenía.

Wednesday, August 24, 2011

apagones y resplandores

Apagones y resplandores.
Cada vez que se apagaban las luces en el confitería Catriel, del otro negro del catamarqueño que nos decía que le digamos boite o bwat que no anduviéramos con medias tintas, como él no andaba a medias tintas con las luces que iba apagando de a poco para que las parejas intimiden y se le queden más por ahí bailando, que nos recomendaba que no anduviéramos dándole muchas vueltas con el tema de los nombres que a él lo que le interesaba era que le entrara la gente, y primero las mujeres porque después entraban ellos como por un tubo y como perros calientes, paganinis de tragos largos después de unos cuantos movimientos de las caderas de ellas, cada vez que se apagaban las luces en la bwat en esos aciagos días el negro mi amigo se encendía de la bronca porque se daba cuenta que venían a cagarnos la vida, por lo bien que la pasábamos en el boliche con las chicas él con su inefable flaca que de calentona que era no más lo tenía mal por todos los rincones, él y ella no bailaban como nosotros que éramos más otarios o más tímidos o lo que fuera pero las chicas miraban para otro lado hasta que me llegó la odalisca que era justamente hermana de la flaca del negro, cada vez que se apagaban las luces las que estaban prendidas en las pistas se encendían los reflectores de los milicos, grandes reflectores montados en las camionetas de la empresa que por las mañanas usaban los ingenieros y los supervisores para dirigir a los coyas en los surcos, y empezaba la averiguación de antecedentes y ahí el negro se ponía contestador y por eso lo llevaban una y otra vez a la seccional cada madrugada que se daba con un cabo calentón que no lo aguantaba como no aguantaba las ganas de llevarse dos o tres de las chicas que se prestaban porque sacaban ventajas y después también les pagaban, ahí nomás sin previo aviso unos minutos en los cuales por formalismo había que recitar el número del documento de identidad y si lo pedían había que pasar la informalidad de pasar la revista de la portación de cara, que eran varias las caras que a ellos no les gustaban especialmente si tenían alguna reminiscencia del tipo que más odiaban, ese barbudo con boina y un abano en su boca que el negro nombraba tratando de hacerlos entender de sus derechos civiles que era lo que menos les importaba, cada vez que se prendía la luz en el cuarto de la comisaría donde comenzaba el interrogatorio el negro se apagaba y se guardaba a silencio y se le acababan los argumento porque esa era su forma de hacer resistencia y que nadie se enterara de las reuniones después del colegio con la profesora de castellano de tercero que estaba bastante bien y además el marido no le daba ni cinco de bola porque andaba arreglando entuertos con los del sindicato.
Cuando apagaban las luces el negro se encendía de la bronca.
Cuando prendían las luces el negro se callaba de la impotencia.

Tuesday, August 23, 2011

maricones y silbidos


Maricones y silbidos.
Al negro le daba vergüenza ser un burro marcado, todos sus amigos estaban en la escuela Dorrego en donde se abrían y cerraban las puertas en los mismos horarios de la escuela a la que él iba en el horario de la mañana, igual también que los amigos de su barra, así que de la vergüenza para que no lo vieran y en la premura que le entraba para encontrarse con los changos, antes que los relojes marcaran la una de la tarde ya se había sacado a los tirones el moño azul que era una especie de corbatín y el guardapolvos blanco, antes de esa hora seguro que ya los había tirado en el respaldar de alguna silla del living de su casa, lo que marcaba el comienzo de un recorrido diario, lo mismo cada día, que terminaba como a las ocho de la noche, cuando su madre comenzaba a los gritos en medio de la calle donde vivía, porque sabía que no podía estar lejos y que ese era el método más efectivo para llamarlo, también de la vergüenza que le daba que alguno lo embromara diciéndole ahí anda silbando esa vieja bigotuda, el negro aparecía como por arte de magia, para comer bañarse y acostarse para no andar con sueños al otro día que comenzaba como cualquiera a las siete de la mañana.
Uno de esos días le contó al Toto, su amigo entrañable, que dos maricones compañeros del sexto grado, todos los días le daban unas monedas porque él los dejaba que se lo toquen lo que él ya sabía durante los recreos largos de diez minutos cuando los tres se encerraban en alguno de los baños, que eran unos pocos minutos que lo arrinconaban y se quedaban quietitos y cerrando sus ojos acariciándolo, le contó que a él también le gustaba que lo toquen pero más le gustaban las monedas que le daban porque le alcanzaban para comprarse unos adams y unas gallinitas de licor para ella que le encantaban y guardar para salir con la flaca que a esa si le gustaba tocarla pero en serio cuando apretaban, y que los dejaba manosearlo porque era como hacerse una paja pero por parte de ellos y que encima le pagaban, porque le habían pedido que no lo contara a nadie pero a nadie, que no era más que eso y que gracias a eso le podía comprar pochoclos a su novia todas las tardes cuando la visitaba.
En los momentos en que más se perdía Romeo con su Julieta, la flaca cachonda de la Estela que puntualmente todos los días como a las seis de la tarde lo esperaba en la glorieta de la plazoleta donde franeleaban y un rato mientras la amigas les servían de campana para avisarles si algunas de las viejas chismosas atinaba a pasar justo en esos momentos.
Al negro no le daba ninguna vergüenza todo eso, y se pasaba los recreos comerciando para juntar las monedas con las que especialmente le pagaba los helados los sábados en la noche después de avisar desde lejos cuando la esperaba, le pegaba unos silbidos inconfundibles que retumbaban en varias cuadras en las apacibles tardes de los sábados y la flaca salía emperifollada para volver desarreglada.

Monday, August 22, 2011

mates y marcas

Mates y marcas.
Algún maligno habrá estado pensando masticando mucho alguna bronca por algo que le hicieron, porque habrá tenido que esforzarse o estar muy caliente para darse cuenta que el mate es una infusión para que los negros desayunen o merienden, porque los que no son o son rubios o son blancos toman té que algunos relacionan con los ingleses y otros café que otros relacionan con Colombia que alguna vez fuera colonia de los españoles o de los que allende los mares peleaban con ellos, algún malandrín habrá estado cruzado que de iracundo nomás habrá hecho esfuerzos como para darse cuenta que una insignificante cinta de seda azul con la que se hacían moños en las camisas blancas de niños o niñas fueran una marca y encima una marca de los buros que no se sabían ni la tabla del dos ni ubicar los sustantivos en las oraciones más sencillas, y por eso al Toto no le cuadraban algunas cuestiones que le pasaban pero no podía preguntárselas a su mamá porque no sabía cómo, cuando todos los de la barra, por lo menos los de la barra que él frecuentaba andaban juntos, desde el hijo del peluquero al primogénito del maestro azucarero, al hijo del ingeniero, sin ninguna diferencia entre ellos porque esa era una de las ventajas de andar todos amontonados en el mismo pueblo, en esos años mitad de los sesenta casi empezando los setenta, cuando las diferencias entraban más en las anécdotas que en la vida de los changos y de las changuitas. Quiénes podían ser los ricos, si circulaban todos juntos ricos o pobres ni lo sabían.
Tal vez los niños más aseados, con cortes de pelos a la americana o directamente pelados, tal vez los mejor vestidos, si la mayor parte del tiempo alcanzaban unos pantalones cortos unas remeras y un par de zapatillas flecha, tal vez los que tenían los mejores juguetes o aquellos a los que Papá Noel o los Reyes Magos les dejaban los mejores regalos. Pero todos se encontraban en el mismo cine las matinés o las selectas, en el mismo circo que llegaba y en la única pileta de natación que había. Todos estaban en los mismos desfiles del veinticinco de mayo o del diecisiete de agosto. Quiénes podían ser los pobres.
Tal vez los niños menos aseados, aunque fueran pocos o ninguna las ocasiones que se daban como para que ellos se dieran cuenta, tal vez los que andaban peor vestidos, tal vez los que tenían los peores juguetes o aquellos a los que Papá Noel o los Reyes Magos les dejaban los peores regalos o no les dejaban nada, si al final cuando se juntaban todos se prestaban entre todos todo lo que tenían. Todos se encontraban en el mismo cine las matinés o las selectas, en el mismo circo que llegaba y en la única pileta de natación que había. Todos se disfrazaban para andar en los corsos del carnaval, todos paseaban por las kermeses en los jardines de la parroquia.
No comprendía porque el Negro, la última incorporación en la barra de chicos que recorrían una y otra vez las calles con poco tráfico en sus relucientes y nuevas bicicletas iba a la otra escuela, no comprendía por qué, hacían ya como cuatro años, él mismo, iba a la escuela de los burros marcados, como le llamaban a la Wolman, donde según los chismosos iban los hijos de los jefes en la empresa y los hijos de los empleados con cargos importantes en el ingenio, no comprendía por qué no estaba con él en la Dorrego, la de los mate cocido, donde según los mismos chismosos iban los hijos de los obreros, no comprendía porque el negro era hijo de uno del los obreros contratados para construir la fábrica de papel en el ingenio y él mismo, el popular Toto era uno de los niños con más juguetes en la barra.
Ricos en escuelas de pobres y pobres en escuelas de ricos.

Sunday, August 21, 2011

felicidades infelicidades imbecilidades

Infelicidades y felicidades.
El bebé vino no solamente con un pan bajo el brazo sino también con un sinfín de venturas que se fueron dando con el ascenso simultáneo de papá en la oficina de obras civiles del ingenio, al menos eso es lo que con dificultades le llegaba al Toto como información para cuadrar a su edad y a sus necesidades, la felicidad reinante en el hogar durante todo ese tiempo en el que todos andaban con las sonrisas de oreja a oreja, cada día había buenas noticias, él iba y volvía de Santiago y ella tuvo una larga convalecencia de casi un año para terminar de bajar los doce kilos de más que le dejó el exitoso embarazo en el umbral de los cuarenta años y con el seño fruncido del médico de la familia que lo siguió de punta a punta como si se tratara de una cuestión personal en el hospital de la empresa, se vendió la chata rastrojero y apareció un Dauphine de primera mano impecable y rojo que todos lavaban día de por medio, en una especie de fiesta familiar que organizaban la Blanca y la Eufemia las niñeras que además eran parte de la familia, en el galpón que servía de garaje en la casa de libertad cuarenta y nueve, al final del chorizo de esa vivienda que tenía salida a las dos calles opuestas, felicidades que se extendieron y que al año terminaron coincidiendo con la recuperación de la voluptuosa figura de mamá, que llegó también con el cambio a florida cincuenta y dos que fue directamente lo que terminó de simbolizar la felicidad de esos días, porque allá se encontraba ese hermoso chalet recién terminado con tres dormitorios y dos baños que la empresa había asignado a papá con su último ascenso en el escalafón de la empresa recomendado por su propio hermano que entonces oficiaba de jefe de personal, allá partió la familia entera.
El Toto cumplió los dieciséis años en el amplio patio con el piso sembrado de verde césped y adornado en cada uno de los vértices del rectángulo con cuatro rosas de diferentes colores que cuidaban las niñeras, porque había sido iniciativa de papá para imponerle una tarea que no le gustaba a mamá, que a la par que le reclamaba de sus continuados viajes a Santiago por razones de familia, porque se quedaba demasiado sola con los tres niños pasando semanas resolviendo enfermedades y conflictos, aunque durante esos meses se fue entreteniendo y fue aprendiendo a manejar mejor el Dauphine con el que iba y venía de la escuela donde ella era maestra de sexto grado, allí en ese patio fue la fiesta para la docena de amigos de la barra de entonces una tarde de diciembre del sesenta y ocho que quedó en el recuerdo porque era una fiesta de niños que inexorablemente habían dejado de serlo porque mientras los varoncitos saltaban y se estiraban jugando con algunos globos las niñas jugaban a los empujones con comentarios secretos y socarrones que terminaban en sonrisas y sonrojos de los que ellos no se daban por enterados, salvo Roberto uno de los amigos un par de años mayor que entre pegarle a un globo o a otro le decía que eran unas presumidas.
Eran todas felicidades hasta que fueron todas infelicidades.
Especialmente la noche en que el Toto desde su dormitorio escuchó el eco de los gritos por la primera pelea de los papás de las que después fue tomando registros, peleaban y se acusaban de cosas que ni entendía, como que él viajaba en realidad para ver una mina a lo que él le contestaba que no podía ser tan puta como para meterse con pendejos.
El eco de los gritos y los insultos que lo marcaron para siempre, y vinieron tiempos de infelicidades con algunos lapsus de felicidades.
El no viajó más a Santiago y a la casa nunca más vino Roberto de visita, y al Toto que lo esquivara le jodía porque él no le había hecho nada.


Saturday, August 20, 2011

cotillones y apagones

Cotillones y apagones.
Carnavales por nuestras cabezas, eso es lo que pasaban, como solitarios corzos en corsos enteros de disfrazados y distendidos y divertidos cortesanos del rey de la noche, eso el lo que fuimos en el ritmo de las noches, peones de ese rey que para nosotros era el catamarqueño que había abierto Catriel, el boliche más moderno de varios pueblos a la redonda, con luz blanca y guirnaldas de todos los colores colgadas y que giraban todas en las circunferencias de las tres pistas, que el muy canchero había habilitado para divertidos, melosos y calentones, según su particular catálogo de calificaciones que él nos ponía como un buen emperador en retirada, y además proveedor de los cotillones que entonces utilizamos para hacer nuestras llegadas, los chicos con las chicas, las chicas con los chicos, eso era el paraíso levantarse a la odalisca más bella y picaresca que se tuviera a mano.
Carnavales por nuestras cabezas llenas de cotillones, danzas floreos y avances que intentábamos una y otra vez, eso es lo que nos pasaba, mientras circulábamos y evitábamos los controles de los milicos que obligaban a recitar el número de documento de identidad de memoria sin que encontraran a nadie que se le ocurriera gritarles que era una pelotudez de aquellas, para caernos por Catriel adonde entrábamos y salíamos varias veces en una noche y por joder le decía al negro que seguro que Marx no nos aprobaría ni las liturgias ni las procesiones burguesas nuestras y él sistemáticamente me contestaba lo mismo, la misma y profusa contestación de siempre que no anduviera jodiendo con eso que era muy serio para todos los compañeros obreros y reprimidos, esclavos de un sistema que era perverso y que necesitaban de las liberaciones que vendrían con la guerra de las guerrillas y la teología de la liberación que trajeron tantos curitas buenos que anduvieron dando vueltas acompañando a la gente del pueblo.
Si no hubiéramos tenido tanta carga en nuestras cabezas de las cosas que nos pasaban quizás hubiéramos andado más tranquilos la noche del primero de los apagones, que se fueron desde esa noche de julio del setenta y seis que fue la última en que nos vimos.
Más tranquilos como para despedirnos en medio de los apagones.
Porque cuando se apagó la luz él se perdió como si se lo hubiera tragado la tierra, negro al negro escapando de los que él ya sabía lo andaban buscando, y cuando volvió la luz yo seguí en el baile con la luz de las guirnaldas, blanco al blanco de los que entonces andábamos distraídos.


Friday, August 19, 2011

despojos

Despojos.
Hasta ahí nadie le había quitado nada, no sabía lo que era quedar desposeído, o al menos él no se había dado cuenta si le quitaron algo.
Pero con ese acontecimiento comenzó a darse cuenta.
El Toto había ligado que su padre le explicara que a la mamá la encontraría sin el globo y que en vez de un globo en la panza de mamá ahora encontraría un bebé rebosante y llorón en alguna cuna cercana, y que ese bebé era otro hermano que le llegaba medio tarde según la versión de su propio papá que se iba en explicaciones que él no le pedía, pero el Toto ya era grande y aunque no lo confesara, si le hubieran preguntado y hasta donde le daba el cuero, hubiera pedido algunas respuestas o explicaciones de la parte oscura de cómo es que aparecen las personas y más como en este caso de cómo aparecen parientes tan chiquitos como éste, de cómo es que los bebés terminan hechos, como si fueran un producto en el que indudablemente terminaran teniendo que ver los viejos aunque insistieran socarronamente con la historia de la cigüeña que viene de París.
De tanto andar en esos menesteres lo primero que no se dio cuenta es que el fin de mes pasó sin el regalo de todos los meses, algún juguete importante que papá le encargaba al puntilloso y elegante Sr. Martínez que además de juguetes siempre lo tentaba con portaminas o jabones de tocador con fuertes olores a lavanda, en ese salón alargado que era una mezcla de juguetería con bazar librería y perfumería por donde iba y venía el movedizo vendedor, el Toto no se dio cuenta que no le llegó eso que era un trasto que llegaba en las manos de papá que en cuclillas desenvolvía los juguetes como si fueran de él, haciendo ratatá con la ametralladora brum – brum hacía con los camiones taranta tán tán con los soldaditos de plomo, juguetes de sus días y de sus sueños que llegaban puntual en los días justamente cuando él andaba con la sonrisa de oreja a oreja y todos andaban de la misma manera porque se trataba de los días de pago de los sueldos en el ingenio.
Tampoco se dio cuenta que desde ese día no jugó más con Morena, su compinche de siempre.
Culpa del bebé cambiaron desde esos días los juguetes y los amigos para el Toto.
Y las provisiones, casi todas, pasaron a ser de ese regordete y rosado niño que balbuceaba y movía las manitos para la locura de todos.
Y aunque nadie le preguntara, ni los cuerdos ni los que se ponían como locos, y además él no se diera ni cuenta, despojado quedó, aunque otras substancias comenzaran a tener sentidos en su vida.

Thursday, August 18, 2011

privilegios

Lugares y privilegios.
Ni por las tapas podía imaginar que su papá trincaba con su mamá y que el inmenso globo de la panza de ella era en realidad un hermoso bebé que nació por cesárea con tres kilogramos y seiscientos gramos, para él un caluroso mediodía de fines de febrero de mil novecientos sesenta y tres, que es cuando él le vino con la noticia que tenían un viaje de doscientos kilómetros para llegar hasta la ciudad a donde se diera el fenomenal evento que después fue viendo que era nada más que familiar o más bien de un par de parientes que se arrimaron por la clínica a ver a la convaleciente medio atontada todavía por el efecto de la anestesia.
Ni por las tapas podía imaginar todo eso cuando llegó su papá con tantas noticias, entretenido como estaba en la enésima carrera de karting tracción a sangre en el circuito del almacén grande, que no sería circuito de Le Mans o el de Indianápolis, pero que para él era más que suficiente, por el desafío y por las peleas que se armaban entre los changos por quién había armado los mejores y más veloces bólidos, juegos y juegos y juguetes caseros que eran nada más que unos cajones bien pintados de madera y adornados con tachuelas y cintas de colores, con dos ejes y rulemanes que permitían sus desplazamientos como si fueran autos mientras se aguantara la presión de dos manos de cualquiera de los comedidos que se ofrecían a empujar para dar la tracción y la velocidad que llevaban a la meta.
Ni por las tapas podía imaginar el inefable Toto todo eso que ocurriría, él que se enojaba y se le pasaba fácilmente, porque si lo hubiera imaginado hubiera sabido más temprano que tarde que por todo eso, ese día comenzaban a cambiar algunas cosas también de sus privilegios de primerizo y de su lugar de primigenio.

Wednesday, August 17, 2011

broncas

Broncas.
Cuando Liborio le dio la noticia con el ánimo de estar dando una gran noticia, mujer dura como el hierro Isabel que era intensa como el fuego y mandona como ella misma, tuvo el presentimiento que esos cuentos eran como un cielo con nubarrones.
Las primeras redes de gas natural se estaban tirando en el centro, y en algunas casas el progreso entraba con las garrafas de cuarenta y cinco kilos transportada por hombres forzudos y morrudos, y gas natural que con la instalación correspondiente permitiría a los vecinos contar con agua caliente y cocina sin leña, todo eso, pensaba, traería todo un cambio en su vida cotidiana.
Y esas noticias la entristecieron, aunque el presagio, vaticinios de congojas propias o los nubarrones fueran para ella solo augurios de cosas que desde ya no quería hacer.
Y no lo iba a hacer, ella era un cometa en la órbita de Marte.
Cabeza dura mujer de rutinas inconfundibles heroína solitaria en cada yugo del día, que empezaba a tientas y apenas con una llama débil en la salamandra, que ella aventaba con un cartón duro y un rastrillo pequeño que le permitía ir acomodando el carbón y las primeras brasas, en esas soledades tuvo la certeza, mujer de armas tomar, para la que las armas eran la espumadera y el cucharón, tuvo la seguridad que con ese augurio aparecerían también sus resistencias que eran resistencias de Ariana.
Mujer de pura fuerza, para andar todas las mañanas haciendo lo mismo, para no enfermarse pero tampoco quebrarse.
Y aunque estuviera en un lugar y en una época en que nadie discutía que había que ser sumisa con el marido, justo con el vivo de su marido que, con el cuento de su trabajo como comisario, se pasaba muchas jornadas afuera y mucho tiempo, tanto tiempo que por esos días, también, supo que el majadero tenía una familia paralela con otra mujer y por lo tanto toda una familia en otra parva de niños parecida a la parva que le hiciera a ella.
Viejo pituco que se hacía el compadrito cuando despuntaba los cuarenta y ella apenas había pasado los quince años, y que ahora se andaba haciendo el distraído porque de eso pasaron como veinte años.
Qué bronca.
O broncas.
Acumuladas broncas.

Tuesday, August 16, 2011

rutinas

Rutinas.
Isabel nunca osó quejarse de esa rutina repetida, si como lo murmuraba para ella misma y a veces en el silencio de las mañanas, se trataba de un par o a lo sumo tres horas que eran absolutamente de ella, aunque fuera pesado u riesgoso el trabajo de cargar con leña el horno de la cocina y atizar el fuego que debía estar a pleno cerca de las siete de la mañana, cuando él se levantaba cuando se levantaban lo cinco retoños.
Nunca osó quejarse de esa rutina repetida madrugada tras madrugada de caminar a tientas por el pasillo que separaba su dormitorio de la cocina, ni de tantear a tientas la pila de leña acopiada en la leñera, de buscar con su mano y al tacto en la mesada los fósforos que prendía con sumo cuidado para que Liborio no le sacara en cara el dispendio, uno o dos debían alcanzar desde el comienzo, para el primer calor para la primera lumbre, destellos que le devolvían sus miradas y chispazos que espantaban las reales o las imaginadas tarántulas que se filtraban en los paquetes que se armaban en el monte y los peones dejaban una vez por semana.
Eran momentos para ella sin nadie que la molestara, por eso mucho se molestó cuando comprendió una noticia que Liborio le diera, algo en eso no le cerraba, algo le indicaba un cambio.
Habían comenzado el tendido de la red de gas natural, no supo lo que era pero presintió que por eso ya no habría más cocina a leña, y tampoco esas horas de estar a solas sin nadie que la moleste.



Monday, August 15, 2011

cueros

Cuero duro
No era su cara era su cuero el que estaba duro o el que se había puesto duro en el doble par de años que pasaron de los quince, de esos quince en los que no hubo ni vals ni vestidos ni zapatos de cenicienta, ella se lo veía venir puta antes que caradura ya sabía bien lo que andaban buscando ellos, chicos o grandes, gordos o flacos aquello que quedaba en medio de sus piernas, corruptos antes que íntegros aunque no tuviera las palabras para calificarlos y si las tuviera como quisiera para decirles que eran unos presuntuosos que terminaban antes que ella empezara, eran todos iguales, negros o payos altos o bajos andaban detrás de eso, refunfuñaba solitaria en los resabios de esos quince en los que no hubo todo lo demás, bailes valses elecciones infantiles de una virgen caliente eligiendo a su príncipe, algo de todo eso que cuentan las niñas o amigas normales las que van a la escuela la que tienen un respiro para poder ocuparse de ellas mismas, se acordaba al detalle de esos quince en los que sí es como que hubo un festejo burdo, ajeno, unívoco, un abuso más de los interminables abusos de su padrastro obligándola a que se la chupe como si eso fuera un magnífico premio porque se madre estaba enferma y entonces no podía hacérselo, el mejor regalo de los quince la frase fue parte del discurso preliminar del día que vino con el premio de un embarazo sorpresivo, había que estar en el cuero de ella, que sin imaginar que hubiera alguien que pudiera tirarle la primera piedra, ajena a todos los que las tiran cuando acusan a los demás sin fijarse en ellos mismos, que sin imaginar que precisamente no estaba rodeada de ángeles en el infierno que vivía, andaba por ahí deambulando y prostituyéndose, cosa que en otra circunstancia hubiera sido igual tal vez, eso de andar sacudiéndose le gustaba, lo que no le gustaba es que eso fuera inevitable y que no pudiera decir que no que se cansaba, su madre postrada por vaya a saber cuántas fiebres le vendrían con la sífilis que le estaba descascarando la cara, y su niña pequeña sin alimento ni padre ni tipo ni persona como el padrino o la madrina preocupados porque los tuviera, aunque fueran los mínimos el pan nuestro de cada día porque no era cuestión tampoco de andar desubicada y pidiendo de más a cambio de todo lo que se entregaba que en cada caso se iba un pedazo de la vida empapada de saliva de sudor y de otras secreciones, había que estar en el cuero de ella yendo y viniendo entre la decencia y la indecencia sin saber tampoco lo que eran, entre la integridad de andar entera pero primero con la panza llena antes que corrompida por no tener ninguna forma de saciar la hambruna, lastimaban con comentarios que salían de sus filosas lenguas los que andaban sacándole el cuero.



Sunday, August 14, 2011

reflejos II - resplandores II

El silencio en las palabras habladas II. Hay palabras que están en mil silencios hay silencios resumidos en mil palabras.
Y así un día comenzamos a hablarnos, luego de medirnos como si fuéramos ingenieros midiendo alturas largos anchos trancos profundidades y estabilidades y resistencias, primero hablábamos de las cuestiones laborales después hablábamos de las cuestiones personales, pero aún así unos profundos abismos de rencores nos separaban, esos rencores más que en las palabras estaban en el cono de la sombra de nuestros silencios, silencios de incapaces silencios de tipos hostiles.
Hablábamos en las formas en el fondo no hablamos nada, porque es ese fondo no nos escuchábamos, ninguno de los dos fuimos humildes para darnos cuenta que puede no haber más allá que unas simples palabras ninguno de los dos fue tolerante como para pensar que así como hay palabras que destruyen hay palabras que construyen.
Y quedamos rehenes de los mismos largos silencios que nos lastimaron, porque él era mi jefe y yo un subordinado por más que yo tuviera estudios y él apenas pasara de analfabeto.
Una lástima porque si él hubiera comprendido que mis intenciones no eran embromarlo la comunicación hubiera sido sobresaliente, como si yo tal vez hubiera comprendido que sus intenciones no eran embromarme por más que yo tuviera estudios y él apenas pasara de analfabeto, la comunicación hubiera sido igualmente sobresaliente.
Pero no fue.
Como si las palabras no estuvieran o no pusieran estar en nuestros entornos, como si las palabras no hubieran estado cerca para tomarlas y recurrir a ellas de primera mano, como si las palabras se hubieran volado, como vuelan los pájaros.


Saturday, August 13, 2011

reflejos - resplandores

Reflejos.
El silencio en las palabras habladas.
Hay palabras que no se dicen pero que aparecen con largos silencios.
En esos días apenas si nos dirigíamos las más elementales palabras.
Si.
Porque entre la medición de su personalidad que yo había emprendido como si fuera un ingeniero midiendo distancias alturas y resistencias, de nuevo en el trabajo y por tanto de un burdo y pelotudo novato, y la que él emprendió seguramente de la mía con la ventaja de los años que allí llevaba, fuimos superviviendo acostumbrándonos sobreviviendo en medio de tensiones espesas y tirantes.
Sabíamos que debíamos convivir, o supongo que él lo sabía lo mismo que yo lo sabía, por lo menos mientras permaneciéramos ahí, allí nos habían puesto otros individuos que oficiaban de jefes, y no había nada que hacer, debíamos comunicarnos.
Por esos días había momentos en que los buenos días o las buenas tardes o los intrascendentes comentarios sobre el tiempo quedaban de lado.
Por esos días también nos sorprendimos muchas veces, por lo menos yo por mi parte me descubría más bien no sé muy bien si él, mutuamente, observándonos como si estuviéramos atisbando horizontes oscuros y desconocidos.
Supongo que midiéndonos, tareas que hicimos con nuestras miradas, no se si con la de él pero por lo menos con la mía me esforcé y lo hice, faenas que no sé muy bien porqué fallas de la condición human encendían en nosotros, por lo menos eso es lo que yo de él sentía y suponía que debía sentirlo, rechazos naturales rencores anticipados antipatías probablemente iniciadas en otros momentos en otros instantes seguro que con otras personas porque por lo menos yo a él nunca lo había visto.
Así que de mi lado no había explicaciones a las distancias que obviamente atrasaron la comunicación si hubiera habido alguna posibilidad que la tuviéramos, mucho más rápido de lo que podrían haberlo hecho hasta el límite del paroxismo las palabras que no nos dijimos, sincopes de silencios elocuentes a los que se sumó, inexorablemente, el espíritu burocrático que nos rodeaba en las grises y oscuras oficinas que entonces ocupamos, o los espíritus si fueran muchos, esos efluvios invisibles que circulaban por pasillos angostos y oscuros y por oficinas abarrotadas de expedientes amarillentos y atados como si fueran matambres de papeles que transportaban de uno para otro lado esos mismos fantasmas en horarios diferentes a los nuestros.
Entonces fue cuando creí que debí emprender esa comunicación cortada, yo venía de la universidad, era un alfabeto con estudios superiores aunque él supusiera, si lo supuso que de tan superiores eran inferiores, partes de esas mismas instrucciones por las cuales yo supuse que debía pasar sobre impulsos y emociones o vanidades que se pudieran haber interpretado diferente para darle la impresión que yo era algo así como superior a él que por contraste pasaba a ser algo inferior, error del código genético de las relaciones en un lugar con analfabetos que entienden como único lenguaje el que se acompaña a latigazos y rigores.
Estos fueron mis prejuicios.
Pero inútiles fueron mis esfuerzo, y estoy seguro que él ni hizo ninguno, él no quería comunicarse conmigo, posiblemente aunque yo lo creyera distinto yo no quería comunicarme con él, mi presunta inteligencia chocaba con su presunta experiencia, insalvable distancia.
Desidias.



Friday, August 12, 2011

el discurso de la distracción o la ignorancia

El discurso de la distracción o la ignorancia.
Yo – Me he preguntado frecuentemente cuál es la actitud moralmente más condenable, la de uno que lesiona a muchos o la de muchos que quieren se lesionados por ese uno o por unos pocos o la de los muchos que están de acuerdo con que la de uno lesione a otros muchos mientras no sean los primeros muchos, es una pregunta casi obvia pensando en las cuestiones que vamos pasando, tragedias que se arman para muchos con muchos en contra de muchos a pesar de muchos, porque un loco o un iluminado comienza a proyectar su locura o sus sueños o cómo quieran llamársele a sus delirios de poder generalmente, cuál es el mejor o el peor comportamiento, la cualidad ética del que se aprovecha de la distracción o de la ignorancia de la gente persiguiendo fines absolutamente personales e intransferibles, en muchos caos inconfesables objetivos de vanidades de excesos, o las maneras en que se conduce moralmente la misma gente haciéndose la distraída o la ignorante, o siendo verdaderamente distraída o ignorante porque de esa forma consigue lo que necesita o más de lo que necesita, viendo al soberano en muchísimas oportunidades, o sufrir la lesión moral de quien se comporta con la estatura moral muy reducida como si realmente no le pasara nada como si estuviera con las reacciones reducidas viendo cómo la dignidad se le escapa de las manos de las maneras más ordinarias imaginables, mientras recibe los sobrantes o las limosnas de quienes lesionan, o viendo un soberano que a veces se postula a sí mismo como un adalid de democracias o de procesos que están exclusivamente para sacarle el jugo a la gente, falsos ídolos o falso profetas a los que no les importa directamente la forma fraudulenta, pero ante ese interrogante de siempre probablemente la respuesta es que es peor el que lesiona en forma individual y potencia sus lesiones en la masa de individuos, que la lesión que provoca la misma masa de individuos pasando por distraída desapercibida e ignorante, que es peor el que prepara su discurso para una masa de ilusos y confiados y además de distraídos y tal vez de ignorantes que negociaron dignidades en algún tiempo de la historia propia y de la historia común, porque en definitiva por la forma de ser que tenemos queremos parecernos más al que embroma que al embromado aunque los pocos embromadores que andan suelto nos embromen cada vez que pueden de la manera más mil posible, de cualquier manera creo que no hay dignidad de ninguna de las partes aunque el dinero compre un tipo de dignidad que cotiza bastante bien en los mercados habituales donde se comercia con comida, los trapos mínimos para vestirse, y los valores y las dignidades que a veces parecen justo los que no son, un juez o un docente esquivando concursos son indignos como es indigno un gobernante con discurso vacío porque sabe que aunque diga cualquier cosa la gente lo seguirá porque lo prevé del alimento o del sustento considerado como el sustento por el propio sujeto, indigno es el hambre en un ser humano pero más indignos somos los millones que lo permitimos para que otros millones de hermanos de género se mueran de ese mismo hambre, aunque haya mil formas de disimular la indignidad y encima darle un toque de solemnidad.


Thursday, August 11, 2011

discurso de la palabra del hijo pródigo

Discurso de la parábola del hijo pródigo.
Yo – EL – Nosotros – Que hubiéramos querido ser diferentes a los que fuimos en ese pasado que se hizo presente en ese futuro que se hizo presente. Nadie se toma el trabajo de explicarte lo que es la autenticidad, de lo que es no creerse porque sí eso de estar por encima de nadie como que no hay nadie que esté por encima de uno mismo, si a alguien le interesa eso y encima si uno lo encuentra entre los ahora mutantes, por su características de sobrevivientes y aislados que los hay pero no entre los que aparecen comúnmente, sin puntos medios sin medias tintas sin promedios prójimos como nosotros mismos que la mantienen a costa de todo como el norte de sus propias vidas, en realidad hay muy poca gente dando vueltas con la genuina autenticidad que es ser auténtico cuando nadie te ve cuando no hay nadie que esté controlando con un autentómetro porque no lo hay, porque no hay manera de medir esa estatura moral esa altura ética, que en primer lugar implica no mentirse a sí mismo algo que es muy difícil para cualquiera porque si realmente tuviéramos una amplia y objetiva conciencia de esto a lo mejor no habría tanto psicólogo ni progreso de profesiones similares para arreglarnos los tornillos que andan sueltos, y que al no mentirnos significa como consecuencia no mentir a los otros a nadie de ninguna de las sofisticadas maneras que hemos inventado y que por cierto vivimos inventando para tapara nuestras intolerancias que constituyen la condición complementaria para entender la parábola en toda la magnitud que le quiso dar El cuando la tiró al ruedo, y como nadie se toma el trabajo mucho de lo que hagamos con ella depende de nosotros mismos y precisamente no somos muy propensos a ser auténticos verdaderamente, porque hay mucha comodidad, y mucho menos tolerantes, si no, no estaríamos como estamos, naufragando a cada lado con nuestros dogmas pensando que son malos los otros pero nunca nosotros mismos que por contraposición somos buenos e inmaculados, probablemente mirando de la misma manera que miran los demás para nuestro lado pensando que ellos son los buenos y nosotros los malos, cuando logremos ir un poco más allá de esos estrechos umbrales, de esos límites ridículos de nuestras complacencias, estaremos entendiendo aquello del perdón auténtico repitiendo la idea de la parábola sobre el retorno de aquellos a quienes tenemos la obligación de amar por encima de diferencias y enfrentamientos, aquellos que no son ni más ni menos los otros, entre los cuales indudablemente habrá fanáticos locos despistados, pero que dentro del rango de la autenticidad y de la tolerancia debemos considerar aunque más no sea con el motivo de estar mejor entre todos, claro que el punto de partida de este encuadramiento de esta sintonización, así como es simple singular obvio, es complejo plural y no tan obvio justamente porque no la terminamos de entender a esa narración suya qué es lo que EL no quiso decir por lo menos a los que nos tiramos a seguidores o intérpretes de él mismo, porque si no, no habría pobres en el planeta.




Wednesday, August 10, 2011

casi un discurso del casi

Discurso del casi.
Cuando no se ha viajado mucho en un mundo que cada vez tiene más gente viajando y más gente que se muere de hambre, en primera persona en segunda persona en tercera persona de todos los tiempos posibles de todos los verbos que interesen, no se puede tener la seguridad y de hecho no la tengo, si habrá otros ejemplares como nosotros, con los mismos rasgos con las mismas y cruzadas manías y pruritos y costumbres, es de suponer que sí, por la naturaleza poco innovadora del ser humano porque más o menos variamos muy poco en el efímero transcurso de la vida, aunque el mismo hombre el mismo representante de la condición humana pueda establecer abismales diferencias en dinero u otras posesiones materiales, pero capaz que sí que hay otros parecidos en esto de andar con el casi llegando o el casi diciendo en situaciones o circunstancias que hubieran sido o habrían sido si no fuera por el casi, en un lugar donde se nos va la vida explicando que casi somos éticos que casi somos serios o que casi somos alegres como somos casi democráticos casi amigos de la represión, de la discriminación y otras lacras similares, que casi no discriminamos lo que quiere decir que algo le metemos un poquito a favor o en contra de los grupos mayoritarios y también de los grupos minoritarios, que casi tenemos lo que no tenemos de otros que en silencio y en soledad envidiamos, todo eso que nos gustaría ser o tener pero que nunca llegaremos por esto de andar empantanados en los casi, en este lugar donde las instituciones son casi instituciones y donde el respeto a las libertades es casi un respeto a las libertades y a la propiedad y a todo lo que hay que respetar para que crean en nosotros, en este tiempo donde es casi lo que pasó y estamos en un tiempo en el que casi es el tiempo que vivimos o que pasamos o que lloramos o que sufrimos y el futuro es casi el futuro, y somos casi católicos especialmente los niños y los viejos que casi concurren a misa y casi siempre están santificados, hasta que los que son casi mayores y casi viejos comienzan a concurrir como no lo hicieron en su vida a la misa a las reuniones de las parroquias pensando que a lo mejor El casi los perdonará, casi revolucionarios casi conservadores casi zurdos y casi fascistas, tal vez somos una representación casi fiel de una condición que es casi humana.



Tuesday, August 09, 2011

discurso de la reinvención

Discurso de la reinvención.
No se nace y se muere solamente una vez, no es que uno aparece para que otros se reivindiquen ni mucho menos así nuestras habilidades o nuestro dinero parezcan justificaciones a eso, no es que uno desaparece para que otros se revindiquen ni mucho menos así nuestras habilidades en vida o nuestro dinero así lo habiliten, no es el acierto único o absoluto lo que nos hace ni la acumulación de materia cualquiera sea su valor, tampoco es el error único o absoluto ni la indiferencia ni la descalificación propia o del otro o de los cielos o infiernos ajenos, el descrédito de lo que nos sobrepasa ni la sobreestima aunque consideremos que eso es más que suficiente para nuestra propia supervivencia, se nace y se muere varias veces en cada situación en cada circunstancia, con cada autenticidad con cada mentira con cada solidaridad en cada egoísmo en cada soberbia desplegada, esto es lo más importante de comprender, que no somos ni el final ni el comienzo absoluto de todo, que somos simplemente un puente que además sufre la inclemencia del paso del tiempo, un puente que puede resistir el peso de lo que se le pone encima que conserva las condiciones de su tensión de su torsión de su resistencia, que no hay nada que empiece con nosotros y se agote o que termine con nosotros y también se agote, que en todo caso esa unicidad es nuestro propio ser y que esto es suficiente motivo como para que otros no se metan y tampoco nos metamos nosotros con los otros si no hay lesiones de consideración, en el proceso de reinvención en el que vivimos, mientras se vive después de haber nacido antes de morir realmente, por cuenta propia en los cielos y en los infiernos en los que uno mismo se va metiendo, por cuenta de otros de los demás, en los cielos y en los infiernos que corren por cuenta de los otros con los que nos damos o de los infiernos o cielos propios que tocan a otro o a otros por algún motivo, y en esa serie de vidas y de muertes interesa reinventarse para ser mejor para estar mejor, para no arrastrar a otros para que esos otros no nos arrastren con sus lastres menos aquellos que creen que no los tienen los que están convencidos de sus perfecciones absolutas fingiendo ser absolutamente felices en su mundo absoluto.
Allá ellos que su dicha.



Monday, August 08, 2011

discurso del tiempo de los tiempos

Discurso del tiempo.
Yo – Cuando podamos ver el mañana apoyándonos en el presente estaremos divisando el horizonte conveniente, sin el lastre de un pasado del pasado que nos persigue sin remedios, inexorablemente, en el registro de distorsionadores que se mienten y mienten a los demás distorsionando distorsiones añejas, no les importa a cuántos, si tampoco les importó en ese pasado de cinismos que tuvimos, presentes en los que no hubo héroes sino pequeños y miserables humanos eso que fuimos porqué mentirnos, eso que somos, apenas organismos vivos por la gracia de Dios, ilusos fuimos creyendo en los sueños, en nuestros propios sueño, esos mismos sueños que soplaron los que hoy se autoproclaman redentores, los que estuvimos ahí lo sabemos, no pueden mentirnos a nosotros cuando no pudieron mentirnos entonces, miles de los que quedamos entrampados, registradores para los que la cuestión es mentir, distorsionar el orden de la historia, distorsionar los hechos, cuando logremos resolver aquello para la que no hay recetas o prescripciones sino más bien acuerdos, convenciones amplias entre diferentes que verdaderamente se respeten, objetivas, conformidades abiertas, sin actitudes mesiánicas sinceramientos masivos, auténticos posicionamientos frente a nuestras miserias como nos encanta ponernos frente a nuestros logros, tal vez podamos asegurarle un mañana a los que vienen viniendo.
Si lo hubiéramos hecho tal vez ya estaría terminado, todo un plus cuan perfecto.

Sunday, August 07, 2011

discurso en el paréntesis de la colonización

Discurso de la colonización.
YO - Fuertes huellas dejaron en nosotros, la inmigración de principios del siglo pasado, el pan dulce la sidra y las zapatillas del medio siglo, la onda de las dictaduras militares bajo la sombra de lo que otros etiquetaron como la guerra fría, el creernos que estuvimos recuperando algo que tal vez nunca tengamos en el tercer cuarto del siglo, profundos e invisibles estigmas en las reformas y privatizaciones del cuarto y cuarto del siglo, las estupideces de estos primeros diez años, marcas indelebles nos legaron esos antepasados distorsionados por la historia o mejor por los malos o pésimos o mediocres historiadores, insalvables patologías, patéticos comportamientos conmovedoras actitudes que vamos diciendo que son nuestra identidad nacional y no son más que rasgos de la profunda colonización que llevamos adentro, muy adentro nuestro, que no tiene que ver nada con una cuestión de tierra, con una porción de territorio que ni siquiera ocupamos ni nos interesa ocupar, sino antes, mucho antes, con una posición mental que sí o sí nos convierte en esclavos del sistema impuesto, del que nos sigue viniendo de afuera aunque no lo queramos admitir mirando para los lados equivocados, porque lo importante no es que venga sino que creamos que eso es lo nuestro esto es lo grave, allá poblando salas de cines de cadenas multinacionales congestionando patios de comidas de un estilo de vida, que puede ser mejor o peor, eso no puede cuestionarse, lo que es cuestionables e nuestra lamentable ubicación frente a eso, desesperados por consumir cosas o servicios que tienen sus precios en moneda extranjera y no en la moneda nacional, ahorrando en moneda extranjera, comprando y vendiendo muchas veces una identidad nacional, que en el verbo y en el discurso mil veces proclamamos, declamamos, para mostrar lo que no somos o lo que somos en una parte, cuando logremos romper aquellas cadenas que nos atan por imitación habremos conseguido la libertad plena, y en la libertad plena podremos ponderar el mérito entre nosotros, y en la ponderación del mérito caminaremos hacia una sociedad más igualitaria en serio, y auténtica antes que seria.

Saturday, August 06, 2011

discurso en el paréntesis V

Discurso del paréntesis V
Yo – Así pasamos mucho tiempo discutiendo posturas, ¿es la perfección algo que esté en otro lado que la boca del hombre?, ¿es la perfección una entidad con algún sustento?, ¿qué es realidad la perfección?, ¿lo bello, el conocimiento superior?, es la perfección solamente una oscura presunción que está en la cabeza del hombre que por definición es imperfecto aunque se crea perfecto y que cree que lo que lleva adelante con su conocimiento se acerca o se parece a lo perfecto para después terminar en la muerte como cualquiera, ¿es la perfección un sinónimo de lo eternos?, ¿es lo imperfecto instantáneo?, posturas, opiniones que en realidad no se cómo llamarlas porque eran más bien sentencias que nos separaban, él insistiendo con sus perfecciones yo aturdido por sus vanidades y por mis presuntas humildades que me llevaban a concebirme imperfecto, nunca fueron resoluciones que significaran coincidencias, no podíamos tenerlas menos en un lugar en una disposición social donde se desplegaban más bien posiciones como las del él más que de las propias mías, pero justo en esa dimensión estaban las explicaciones a mis despelotes, porque era como que las ideas de él se imponían sobre las mismas opiniones mías, aunque a mí me importaba muy poco que eso fuera así, que las cosas se fueran dando diferentes a las que se iban hablando, perfecto discurso vida imperfecta, cuando a él parecía importarle mucho que yo creyera en la legitimidad de las suyas, opiniones, veredictos que al final como si fuéramos una rueda un círculo o lo que fuera significaban posiciones radiales con respecto a problemas comunes de la vida, él con su visión y yo con la mía de círculo complicado de una existencia que se va repitiendo hasta el infinito con muy pocas variaciones que los que estamos en el centro percibimos poco porque ni siquiera tomamos en cuenta el deterioro que sobre nuestros físicos trae el tiempo, que parecía un cúmulo de imperfecciones porque él por su lado nunca se equivocaba, al menos en el discurso nunca admitía equivocaciones, no las mencionaba, y yo por contraste me sentía una paria, una mierda imperfecta en el medio de un mar de perfecciones, él tan seguro de su perfecciones yo tan inseguro de mis imperfecciones y no solamente de las mías sospechando que él no podría no tenerlas, aunque después la historia el paso del tiempo para los dos como pasa el tiempo para cualquiera, fuera reduciendo esa suficiencia en medio de la insuficiencia, en él la potencia para creer con firmeza en todos los méritos de él y por descarte en todos los desméritos míos, quién me habrá mandado a meterme en tamaños líos, si después de todo afuera está plagado de mentirosos y cínicos, eso, especialmente cínicos que dicen una cosa y hacen otra.

Friday, August 05, 2011

discurso en el paréntesis IV

Discurso en el paréntesis IV.
Yo - Lo que está sobre de, o encima de, o arriba de, lo que para algunas circunstancias no importa demasiado aunque para otras sí, como que el que está sobre no necesariamente significa que esté arriba, lo mismo sucede con encima que es el antónimo de abajo, y encima tampoco significa literalmente arriba, aunque para esto viene bien, para el plus cuan perfecto, a los significados que se les aplican a las palabras o en este caso al verbo, o a las palabras cuando se habla del verbo, que en este caso significaría en el lenguaje lo que está más allá de lo perfecto, sobre el verbo haber por ejemplo hay varios tiempos que dan el plus cuan perfecto como había como hubiera como hubiese, pasado de pasados que no fueron, que quedaron en proyectos de ser lo que podrían haber sido, algo que pasa frecuentemente a los quines viven en función de mañanas que nunca llegan así se vaya renegando de un pasado producto de la incapacidad de forjar porque se vive en los pasados que se sueñan más que en los pasados que se viven, y así, de esa manera, se va dejando el presente como un pasado de frustraciones porque se vive más de la ilusión que también es ilusión con el futuro, pero lo perfecto de lo perfecto en la vuelta es el equivalente de imperfecto, todo un panegírico, de él que es el perfecto de mí que de tan imperfecto soy casi perfecto como él.
El – ¿Por qué fuma tanto?
Yo – Porque me gusta Sr. es tan agradable.
El – Agradable las pelotas, es una tontería fumar y además es dañino.
Yo – Disculpe lo apago, no me gusta molestar a los demás con mis costumbres, o vicios.
El – Bueno, disculpe también Ud., es que yo también fumé en algún momento, y hace mucho daño.
Yo – Eso no está comprobado científicamente.

Thursday, August 04, 2011

discurso en el paréntesis III

Discurso del paréntesis. III
Yo – Está bien Sr., aunque no comparta mucho con sus apreciaciones, discúlpeme ¿no?, y si ahora me da permiso me voy a realizar esa inspección, que según la hora necesitaré joras extras.
El – ¿Horas extras?, No, déle vuelta con las horas que dispone, y deje de pensar en actividades que aumentan los costos.
Yo – Después de ese día nos volvimos a cruzar varias veces por cuestiones de trabajo, pero además habíamos generado una especie de atracción morbosa entre nosotros, después de un tiempo pude ver que con el único objeto de agredirnos, de enfrentarnos, porque en honor de la verdad cuando los jefes intermedios se enteraron que andaba peguntando por ellos y sus tardanzas y ausencias, comenzaron a hacer coincidir ausencias y presencias con sus ausencias y presencias, armadores de la interminable y aggiornada cadena de la burocracia, cadenas de rangos tareas establecidas restablecidas, la cuestión es que él en los sucesivos encuentros continuó con sus frases grandilocuentes, con sus opiniones con sus consejos, y yo siempre escuchándolo como buscando en eso ni alter ego, mi otro yo, como si sus largas disquisiciones fueran como agua que despacio y persistentemente colmaran un oculto depósito dentro mío, de dudas de miedos de mierda, de palabras ajenas a los comportamientos posteriores, como si se dijera una cosa y se hiciera otra, como uno más de los miles de personajes que deambulan por ahí, con grandes definiciones y escasas explicaciones de las mismas, en lo personal invariablemente su asenso en el escalafón era simultáneo a mi descenso en el mismo, ahí iba quedando él Plus Juan Perfecto en medio de interminables Plus Quan Perfectos, que pudo ser en ese entonces Juan Burócrata, o Juan el Supremo, siempre por encima o arriba de todos y de todo.

Wednesday, August 03, 2011

discurso del paréntesis II

Discurso del paréntesis. – II -
El – sí, eso en realidad no importa, lo que importa es vaya y haga la inspección que ahora le explico, que mire si las instalaciones que le indicaré responden aceptablemente a lo que especifican esto planos, y el que Ud. sea un técnico habilitado importa lo mismo que importa para nosotros el nombre puesto al plan de viviendas del barrio.
(Después de unos segundos)
Yo – Disculpe Sr., ¿Qué tiene el nombre del plan?
El – Nada, pero es que pienso que en este país nada se debería llamar con ese nombre o más bien con ese apellido, bastante daño hicieron en otras épocas algunas de las personas que tuvieron ese apellido.
Yo – Vuelvo a pedirle disculpas Sr., pero ¿me acepta una opinión personal?
El – Sí, porqué no.
Yo – Yo pienso más en general que sería bueno que por acá nadie use nombres propios para nada, porque si es por el mal, los personajes ilustres que pasaron hicieron igualmente cosas malas y buenas como para ser recordados o no.
El – Me parece que se está equivocando.
Yo – Ser o no ser, esa es la cuestión, los inmortalizamos o no los inmortalizamos, los endiosamos o no los endiosamos, a cambio podríamos utilizar algunos singulares no comprometidos, como nombre de plantas, montañas u otras cosas
El – No lo entiendo.
Yo – Las calles, las plazas, los barrios, podrían ser designados con nombre menos significantes, por ejemplo Barrio Clorofila, Calle Corola, Plaza Motocicleta, etcétera, porque tenemos una mentalidad tan cruzada que capaz que si llamamos a un Barrio Estepa eso nos suena a Rusia y después no suena a comunismo, ahora que llegaron los milicos y andan persiguiendo a los que son.
El – Ud, ¿es político?
Yo – No entiendo qué me quiere decir.
El – Si anda metido en política, si hace política, si anda metido en algún partido, enrolado en alguna línea de las que llaman internas, sustentando alguna doctrina, qué se yo.
Yo – No señor, lamentablemente.
El – Cómo lamentablemente, por suerte querrá decir, y ya que estamos, mire, le doy un consejo, trate de no meterse, no son épocas de andar metiéndose en cosas raras, es un terreno pantanoso, en cualquier momento uno se hunde, son boludeces que no reportan beneficios, aunque por ahí circula la bola que hay que intervenir como cuando se toma una purga, para limpiar a la sociedad de lo malo, dejar lo bueno, dedicarse a trabajar y no a boludeces.

Tuesday, August 02, 2011

discurso en el paréntesis

Discurso del paréntesis.
Entonces trabajaba en una empresa pública que proveía de servicios de inspección, yo era un inspector, así lo conocí a él, que tenía el cargo y los privilegios de ser ingeniero de la firma, o al menos lo fue en ese momento porque en poco tiempo pasó a gerente y luego a miembro del directorio y así sucesivamente porque en algún momento perdí el rastro de sus asensos, lo conocí una mañana después de la hora del consabido mate y de las conversaciones que vienen y van con el mate o con los mates porque nunca es una ni solitaria las sorbida, el mate es un elemento de socialización, una mañana y en una hora en que los dos o tres jefes que en realidad separaban la distancia del ingeniero al inspector, se demoraron un poco en su llegada respecto que la llegada del capo, másimo, decía siempre Pérez, el cafetero de la oficina.
Lo conocí en su despacho, en el mismo despacho donde puteaba, avisaba de las gratificaciones, los ascensos y los descensos.
Yo – Permiso Sr., me dijeron que me llamaba, bah que necesitaba a uno de los inspectores, y bueno, yo soy Jiménez.
El – (sin levantar la vista) Está bien Jiménez, siéntese y espere unos minutos.
(Después de unos segundos)
El - ¿Sabe algo de alguno de sus jefes?
Yo – No.
El – Digo, si sabe porqué no llegaron todavía, a esta hora de la mañana) acentuando como si fuera tarde).
Yo – No
El – ¿Puede decirme si es común este tipo de tardanzas?
Yo – No puedo decirle nada señor, mejor dicho no se qué decirle, yo me ocupo de las tareas que me asignan por día y por planilla, como ahora que estaba saliendo.
El – O sea que no quiere dar opinión sobre eso.
Yo – si me lo permite.
El – Lo llamé porque hay que realizar una inspección en el barrio Eva Perón, inspección general de instalaciones eléctricas, y habilitación, Ud., ¿sabe de esto?
Yo – No señor, hasta ahora hago de ayudante, y confecciono los informes, pero si lo necesita de apuro y Ud. me autoriza lo hago, justamente soy técnico electricista.

tocando la marimba

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es la economía estúpido

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para todos los que creemos que sabemos de economía y sabemos muy poco

buscándome

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paz - castillo

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2010

cuentos del abuelo que no son más que cuentos que se van copiando a lo largo del tiempo

MIAMI.- Uno tiende a pensar que las canciones infantiles no son otra cosa que tradición oral de origen incierto, convertida en dominio público y, como consecuencia, creaciones exentas de todo reclamo propietario.



"Sobre el puente de Avignon", por ejemplo, es una canción francesa del siglo XV y alude al famoso puente medieval de Saint-Benézet, que se extendía sobre el Ródano. Y "Mambrú se fue a la guerra" fue compuesta en 1709, tras la Batalla de Malplaquet, donde Gran Bretaña y Francia se enfrentaron para dirimir la sucesión española. El Mambrú en cuestión era el duque de Marlborough, a quien los franceses creían muerto.



Pero nadie conoce la identidad de sus creadores y en algunos casos, como el de Mambrú, se sospecha que se trata de una melodía originalmente árabe, que llegó a Francia con las cruzadas.



No es el caso de "Happy Birthday To You" ("Feliz cumpleaños"), considerada por el libro Guinness de récords la canción más popular del mundo, entonada en los más variados niveles de disonancia y en una multitud de lenguas en aniversarios de bebes, adultos y ancianos, incluida en cajas de música, teléfonos celulares y tarjetas de aniversario, llevada al espacio como uno de los testimonios de la cultura del planeta Tierra y memorablemente cantada por Marilyn Monroe el 19 de mayo de 1962 (78 días antes de su suicidio) a su amante, el presidente John F. Kennedy, en una celebración multitudinaria en el Madison Square Garden.



"Happy Birthday To You" no sólo tiene un origen comprobado, sino que además tiene dueño y copyright, y es objeto de una fascinante batalla legal por lo que podría representar unos 2.000.000 de dólares anuales en concepto de derechos de autor.



La historia comienza en 1893, cuando las hermanas Mildred y Patty Smith Hill, maestras jardineras de Kentucky, confeccionaron un libro titulado Cuentos cantados para el j ardín de infantes, que fue publicado por la editorial Clayton F. Summy Co., de Chicago.



La primera canción del libro se titulaba "Buenos días a todos", pero durante un cumpleaños del que las hermanas participaron, Patty sugirió cambiar la letra de la canción por "Happy Birthday To You", como una manera de homenajear a la niña que ese día celebraba su aniversario.



Esto es, en realidad, lo que se supone, porque no existe documentación que establezca que la letra de "Happy Birthday To You", de apenas cuatro líneas, sea efectivamente autoría de Patty Smith.



En marzo de 1924, un editor llamado Robert H. Coleman publicó una versión de "Buenos días a todos", que incorporaba la letra de "Happy Birthday" como alternativa. Con el advenimiento del cine y de la radio, la canción alcanzó una extraordinaria popularidad.



En 1931, fue incluida en el musical The Band Wagon , de George S. Kaufman y Howard Dietz, que protagonizaron Fred Astaire y su hermana, Adele, y dos años más tarde, cuando la Western Union lanzó su primer telegrama cantado, eligió "Happy Birthday To You" como su primera canción.



Fue, precisamente, en 1933, cuando Irving Berlin volvió a usar la canción en su comedia musical As Thousands Cheer ( Mientras miles vitorean ) que Jessica Hill, la tercera de las hermanas Hill, decidió emprender acciones legales.



Tras demostrar la similitud entre la canción original y "Happy Birthday To You", Jessica Hill logró que una corte la autorizara a registrar la nueva versión, que obtuvo un copyright en 1934.



La compañía Summy de Chicago publicó la canción en 1935. Según la legislación en vigor, los derechos debían expirar en 28 años, pero el acta del derecho de autor sancionada en 1976 los extendió hasta 2010. Y en 1998, a propósito de una disputa en torno de una canción de Sonny Bono, la Corte Suprema norteamericana añadió 20 años más al derecho de autor, lo que prolongó el copyright sobre "Happy Birthday To You" hasta 2030.



Algunos expertos, como Robert Brauneis, de la Universidad George Washington, argumentan que si bien los méritos para registrar una canción popular son válidos, en el caso de "Happy Birthday To You", los argumentos se ven anulados por la inexistencia de pruebas fehacientes acerca de quién escribió la letra de la canción.



Si todo esto hace dudar al lector acerca de la conveniencia de cantar "Happy Birthday" la próxima vez que algún familiar cumpla años, a riesgo de que aparezca alguien de Sadaic a reclamar los royalties, tranquilícese. Las demandas sólo se aplican a la explotación comercial de la canción, no a las fiestas familiares.

(tradición conocida gracias a mario diament en una nación de 2009)

boludeces de humor negro que circulan

por el ciberespacio y por la calle

Hay un tipo gangoso sentado en un banco del Central Park de Nueva York,
en la noche de Nochebuena, cuando de pronto se acerca una dama y se
sienta a su lado. El tipo, que andaba solo, para romper el hielo le dice:
- ¡Ghola!
- ¡Ghola!
- ¿Ghos tanguien shos gangosa...?
- Shi.
- ¿Y haglás Eskañol?
- Shi.
- ¡Lo único que te jaltaria esh sher Arlgentina!
- Shi, shoy Arlgentina.
- ¡Uy! ¡Qué shuerte! ¡Yo tamguien shoy Arlgentino! Yo eskaba solo acá
shentado hoy que esh noche guena y jhusto akareciste vosh que tamguien
shos gangosa y Arlgentina. ¿Que te karece shi hacemos algo...?
- Gueno, ashi ninguno de los dosh she queda sholo.
Entonces se van los dos a cenar. Empiezan a charlar, a conocerse y se van
a pasar la Nochebuena en un Hotel. Se encaman, y luego de unas horas de
sexo, lujuria y placer se produce la siguiente conversación:
- Oguime, le dice la chica, tengho que confesharte algho.
- ¿Qué esh?
- Tengho Sida...
- ¡Ah...! ¡Güenísimo! ¡ ¡Yho tengho Pan Dulce!

ADN

ADN, los derechos y los ácidos. No sé mucho de los derechos a darse cuenta de que la privacidad es la privacidad y ninguna ley puede cambiar de una entidad de este tipo fuera de la condición humana, o la cosmética o la justificación de un derecho natural e inherente a lo esencial de nuestra más pura naturaleza, y que esto es como un apoyo a la vida antes de que otros principios, si uno trató de construir un sistema o establecer prioridad sobre lo que está aguas arriba o aguas abajo en este autodeterminada, y con independencia de tema o la implicación de otra u otras personas en esta iniciativa. Por supuesto, las líneas que marcan los espacios reales y virtuales en todo esto son muy indefinida ya veces hace que el avance hacia lo que aún no se sabe si se hiciese lo que con la eutanasia, o en un extremo opuesto a incurrir en errores extraordinarios como privar a alguien de libertad no recordar el número de identificación de la memoria o su look hippie de desgracia como lo fue para la Argentina en los años setenta. La intimidad es la intimidad y creo francamente que debemos estar de acuerdo - no palabrería - la mayoría de las personas que habitan este planeta, pero privacidad que no debe confundirse con el privado, como parte de nuestra personalidad es constitutiva, pero no es determinante de nuestra función social se despliega en una amplia gama de posibilidades, y luego sucede que alguien quiere meterse con nuestra privacidad sin una petición o similares , también puede ser individual más o menos dispuestos a compartir nuestra intimidad con uno u otro o directamente a no compartir. El que fue violada, sin duda, es herido en sustancia, sino la sociedad en su sistema como se señaló en ese caso a quien la lesión y, en general condenando la actitud, pero no heridos alivio al que sufre y en todo caso sólo contiene el enigma nunca es recuperada por el individual y así es como entrar en el gran área de gris que existe en esta materia que va del negro al blanco, ya la tercera, que, como grupo lo resolvemos nuestras lesiones socialmente con los que obtenemos asuma que sufrió una lesión en su intimidad somos que no participan, lo hacemos a veces y otras no ?, ¿cómo lo que otros entienden que debemos comprometernos con la privacidad de los demás, especialmente cuando la persona no solicita o cuando lo solicite expresamente, o si la persona no lo hace? ¿Por qué habría de lo que otros quieren ser y no es lo que debería ser? ¿Está bien que otra carga generacional se convierte en uno que pertenece a otra generación? ¿Hay alguien en el sistema con la capacidad de sopesar las decisiones íntimas no es socialmente perjudicial, ¿alguien puede obligar a otro para alterar las decisiones subjetivas? Aunque las costumbres argentinas como nos inclinamos a menudo para tomar el lugar de los dioses intimidad es la intimidad, y aunque se encuentran con la base para los que no se ve bien para obligar a alguien compulsivamente directa o indirectamente a someterse a las pruebas de ADN para determinar su por caso o formular objeciones si hay razones que podrían desencadenar acciones, para asegurarse de que la decisión de convertir esas características cualquiera de los términos de la ecuación esa es nuestra inherente e inviolable espléndida privacidad, o la totalidad de sus términos. En cuanto a la integridad, en su resolución y si las normas que puedan estar en ese sentido la estatura de su propia probidad es primero una decisión individual y la privación y si uno es conjunto y también con su entorno que no es perjudicial, no hay razón alguien puede reclamar el derecho a oponerse, porque de la misma manera que podría desafiar lo que creemos es posiblemente el otro, evidentemente, más de un lío armar estilo argentino con piquete y todo, y razones más legítimos distintos de los que se hicieron sobre si son incompatibles con ellos mismos, y mucho menos si éstos pertenecen al anuncio para la afiliación de uno mismo. ¿Cuántos ejemplos de problemas no resueltos en nuestra sociedad es sólo porque la gente elige para preservar su integridad? Debido a la dignidad, porque la vergüenza y la sobriedad son instintos independientes están en un nivel más alto que la evaluación externa de la honra o deshonra a sí mismo. ¿Es el voluntarismo honor individual una variable dependiente de otra u otras personas? Como el umbral de la identidad, es decir, antes mucho antes de la inexactitud probable de tercero para la medición de índices de audiencia muy personales y también por su forma de elección auto-mal es pre errores por proxy, tanto más si la información, comunicación o conocimiento se impregnan con un ácido rencor del árbitro.



























copiando del álbun de belén; museos

copiando del álbun de belén; museos
mario. judith. jimena y belén, ¿año 2008?

imagina un mundo sin zonceras

imagina un mundo sin zonceras
imagina un mundo sin egoísmo

copiando del álbum de belén; casa blanca

copiando del álbum de belén; casa blanca
ellla y sus compeñeras del nación, más que un par de potras

juan cruz y mario paz III (junior)

juan cruz y mario paz III (junior)
navegadores custodios; fútbol

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Inca Paz también puede ser este ¿no?, de mi vida si te interesa preguntá, y sino todo bien

candela y jimena

candela y jimena
chico y grande; libros

mario y pinky

mario y pinky
a la edad que tienen hoy juan y mario

juan cruz en san lorenzo donde lo bautizaron

juan cruz en san lorenzo donde lo bautizaron
con maría jimena

historia argentina contemporánea


Fernando Peña
29.03.2008
Cristina, mucho gusto. Mi nombre es Fernando Peña, soy actor, tengo 45 años y soy uruguayo. Peco de inocente si pienso que usted no me conoce, pero como realmente no lo sé, porque no me cabe duda que debe de estar muy ocupada últimamente trabajando para que este país salga adelante, cometo la formalidad de presentarme. Siempre pienso lo difícil que debe ser manejar un país... Yo seguramente trabajo menos de la mitad que usted y a veces me encuentro aturdido por el estrés y los problemas. Tengo un puñado de empleados, todos me facturan y yo pago IVA, le aclaro por las dudas, y eso a veces no me deja dormir porque ellos están a mi cargo. ¡Me imagino usted! Tantos millones de personas a su cargo, ¡qué lío, qué hastío! La verdad es que no me gustaría estar en sus zapatos. Aunque le confieso que me encanta travestirme, amo los tacos y algunos de sus zapatos son hermosísimos. La felicito por su gusto al vestirse.Mi vida transcurre de una manera bastante normal: trabajo en una radio de siete a diez de la mañana, después generalmente duermo hasta la una y almuerzo en mi casa. Tengo una empleada llamada María, que está conmigo hace quince años y me cocina casero y riquísimo, aunque veces por cuestiones laborales almuerzo afuera. Algunos días se me hacen más pesados porque tengo notas gráficas o televisivas o ensayos, pruebas de ropa, estudio el guión o preparo el programa para el día siguiente, pero por lo general no tengo una vida demasiado agitada. Mi celular suena mucho menos que el suyo, y todavía por suerte tengo uno solo. Pero le quiero contar algo que ocurrió el miércoles pasado. Es que desde entonces mi celular no deja de sonar: Telefe, Canal 13, Canal 26, diarios, revistas, Télam… De pronto todos quieren hablar conmigo. Siempre quieren hablar conmigo cuando soy nota, y soy nota cuando me pasa algo feo, algo malo. Cuando estoy por estrenar una obra de teatro –mañana, por ejemplo– nadie llama. Para eso nadie llama. Llaman cuando estoy por morirme, cuando hago algún “escándalo” o, en este caso, cuando fui palangana para los vómitos de Luis D’Elía. Es que D’Elía se siente mal. Se siente mal porque no es coherente, se siente mal porque no tiene paz. Alguien que verbaliza que quiere matar a todos los blancos, a todos los rubios, a todos los que viven donde él no vive, a todos lo que tienen plata, no puede tener paz, o tiene la paz de Mengele.Le cuento que todo empezó cuando llamé a la casa de D’Elía el miércoles porque quería hablar tranquilo con él por los episodios del martes: el golpe que le pegó a un señor en la plaza. Me atendió su hijo, aparentemente Luis no estaba. Le pregunté sencillamente qué le había parecido lo que pasó. Balbuceó cosas sin contenido ni compromiso y cortó. Al día siguiente insistí, ya que me parecía justo que se descargara el propio Luis. Me saludó con un “¿qué hacés, sorete?” y empezó a descomponerse y a vomitar, pobre Luis, no paraba de vomitar. ¡Vomitó tanto que pensé que se iba a morir! Estaba realmente muy mal, muy descompuesto. Le quise recordar el día en el que en el cine Metro, cuando Lanata presentó su película Deuda, él me quiso dar la mano y fui yo quien se negó. Me negué, Cristina, porque yo no le doy la mano a gente que no está bien parada, no es mi estilo. Para mí, no estar bien parado es no ser consecuente, no ser fiel. Acepto contradicciones, acepto enojos, peleas, puteadas, pero no tolero a las personas que se cruzan de vereda por algunos pesos. No comparto las ganas de matar. El odio profundo y arraigado tampoco. Las ganas de desunir, de embarullar y de confundir a la gente tampoco. Cuando me cortó diciéndome: “Chau, querido…”, enseguida empezaron los llamados, primero de mis amigos que me advertían que me iban a mandar a matar, que yo estaba loco, que cómo me iba a meter con ese tipo que está tan cerca de los Kirchner, que D’Elía tiene muuuucho poder, que es tremendamente peligroso. Entonces, por las dudas hablé con mi abogado. ¡Mi abogado me contestó que no había nada qué hacer porque el jefe de D’Elía es el ministro del Interior! Entonces sentí un poco de miedo. ¿Es así Cristina? Tranquilíceme y dígame que no, que Luis no trabaja para usted o para algún ministro. Pero, aun siendo así, mi miedo no es que D’Elía me mate, Cristina; mi miedo se basa en que lo anterior sea verdad. ¿Puede ser verdad que este hombre esté empleado para reprimir y contramarchar? ¿Para patotear? ¿Puede ser verdad? Ése es mi verdadero miedo. De todos modos lo dudo.Yo soy actor, no político ni periodista, y a veces, aunque no parezca, soy bastante ingenuo y estoy bastante desinformado. Toda la gente que me rodea, incluidos mis oyentes, que no son pocos, me dicen que sí, que es así. Eso me aterra. Vivir en un país de locos, de incoherentes, de patoteros. Me aterra estar en manos de retorcidos maquiavélicos que callan a los que opinamos diferente. Me aterra el subdesarrollo intelectual, el manejo sucio, la falta de democracia, eso me aterra Cristina. De todos modos, le repito, lo dudo.Pero por las dudas le pido que tenga usted mucho cuidado con este señor que odia a los que tienen plata, a los que tienen auto, a los blancos, a los que viven en zona norte. Cuídese usted también, le pido por favor, usted tiene plata, es blanca, tiene auto y vive en Olivos. A ver si este señor cambia de idea como es su costumbre y se le viene encima. Yo que usted me alejaría de él, no lo tendría sentado atrás en sus actos, ni me reuniría tan seguido con él. De todas maneras, usted sabe lo que hace, no tengo dudas. No pierdo las esperanzas, quiero creer que vivo en un país serio donde se respeta al ciudadano y no se lo corre con otros ciudadanos a sueldo; quiero creer que el dinero se está usando bien, que lo del campo se va a solucionar, que podré volver a ir a Córdoba, a Entre Ríos, a cualquier provincia en auto, en avión, a mi país, el Uruguay… por tierra algún día también.Quiero creer que pronto la Argentina, además de los cuatro climas, Fangio, Maradona y Monzón, va a ser una tierra fértil, el granero del mundo que alguna vez supo ser, que funcionará todo como corresponde, que se podrá sacar un DNI y un pasaporte en menos de un mes, que tendremos una policía seria y responsable, que habrá educación, salud, piripipí piripipí piripipí, y todo lo que usted ya sabe que necesita un país serio. No me cabe duda de que usted lo logrará. También quiero creer que la gente, incluso mis oyentes, hablan pavadas y que Luis D’Elía es un señor apasionado, sanguíneo, al que a veces, como dijo en C5N, se le suelta la cadena. Esa nota la vio, ¿no? Quiero creer, Cristina, que Luis es solamente un loco lindo que a veces se va de boca como todos. Quiero creer que es tan justiciero que en su afán por imponer justicia social se desborda y se desboca. Quiero creer que nunca va a matar a alguien y que es un buen hombre. Quiero creer que ni usted ni nadie le pagan un centavo. Quiero creer que usted le perdona todo porque le tiene estima. Quiero creer que somos latinos y por eso un tanto irreverentes, a veces también agresivos y autoritarios. Quiero creer que D’Elía no me odia y que, la próxima vez que me lo cruce en un cine o donde sea, me haya demostrado que es un hombre coherente, trabajador decente con sueldo en blanco y buenas intenciones.Cuando todo eso suceda, le daré la mano a D’Elía y gritaré: “Viva Cristina”… Cuántas ganas tengo de que todo eso suceda. ¿Estaré pecando de inocente e ingenuo otra vez? Espero que no. La saluda cordialmente,Fernando Peña

mario y pinky

mario y pinky
juan y mario

Inca Paz puede ser éste que nunca pertenecería a carta abierta

Inca Paz puede ser éste que nunca pertenecería a carta abierta
bien abierta, de tipos cerrados muy cerrados

para la memoria y la libertad - ni una palabra más

Es habitual en los últimos tiempos encontrarse con intelectuales y artistas (y también con periodistas)que se dicen cansados de un periodismo crítico de los Kirchner. "Todos se han puesto de acuerdo para hablar mal del Gobierno", se escuchó decir hace poco a un reconocido escritor argentino. ¿Por qué no se cansaron cuando los periodistas criticábamos a Carlos Menem, a Fernando de la Rúa, a Eduardo Duhalde y hasta a Raúl Alfonsín mismo, aunque en este último caso prevaleció siempre, es cierto, el natural cuidado de una democracia recién nacida? En realidad, aquellos fatigados confunden cansancio con coincidencia. Ellos están -y es su derecho- muy cerca del discurso del kirchnerismo, aun cuando les sea difícil unir discurso y realidad, a veces tan divorciados.
El problema no pasaría de ser un duelo inconcluso entre extenuados y resistentes si la solución que se ofrece no fuera extremadamente peligrosa. Lo que agota, dicen, es la opinión.
El periodismo debería limitarse a ser un transportador de informaciones asépticas y un comunicador de posiciones antagónicas con preponderancia de las oficiales, porque el Gobierno tiene la responsabilidad de conducir la nación política. Eso es lo que proponen. En castellano simple y directo: lo que buscan es un periodismo pasteurizado, integrado por mecanógrafos o relatores que deberían limitarse a contar una realidad compleja, impetuosa y cambiante. Imposible de digerir fácilmente, por lo tanto, para el ciudadano preocupado por las cosas rutinarias de su vida.
La primera contradicción surge cuando ninguno de aquellos fatigados alude a las opiniones que florecen en los huertos del kirchnerismo. Ministros, legisladores, periodistas amigos y hasta la Presidenta suelen opinar (¡y cómo!) sobre todo lo que les es adverso. Es, entonces, la opinión del periodismo independiente (sí, independiente) lo que cansa y estaría de más.
Resulta, sin embargo, que no hay una fórmula verdadera para el periodismo que no incluya su función crítica del poder. Un periodismo acrítico, esterilizado y descolorido no tiene ninguna razón para existir. Su posición crítica debe incluir, desde ya, a la oposición, en tanto ésta forma parte del poder actual o del poder futuro. Pero su función crítica (desde la opinión o desde la investigación) debe abarcar sobre todo al poder que gobierna la contingencia. La publicidad de los actos de gobierno corre por cuenta de los funcionarios y de los enormes recursos estatales para promocionarlos, distribuidos arbitrariamente en el caso que nos ocupa.
Un medio periodístico debe incluir también en sus páginas o en sus espacios la opinión (con la condición de que sea seria y responsable) de los que no coinciden con el punto de vista de ese medio de comunicación. La Nacion lo ha hecho hasta cuando se dio el debate por la nueva ley de medios: convocó a sus páginas a políticos e intelectuales que no coincidían con la posición editorial del diario. Es la obligación del periodismo. Pero el medio periodístico y los periodistas cuentan con el derecho ?y el deber? de tener una opinión determinada sobre los sucesos de la vida pública del país. ¿Acaso no dejaría de merecer el necesario respeto (y hasta carecería de la conveniente previsibilidad) un medio al que le diera lo mismo el derecho o el revés de las cosas, las políticas de un color o de otro y las buenas o las malas formas?
La opinión es libre, como dijo hace poco Cristina Kirchner, en una de sus pocas oraciones de aceptación de la libertad del otro. Con todo, el periodismo tiene algunos deberes junto con aquellos derechos. La información que sustenta su opinión debe ser veraz. El chequeo de las versiones es una práctica que jamás debe olvidarse y nunca debe prestarse a las detestables operaciones de prensa que el kirchnerismo frecuenta con más constancia que ningún otro grupo político. Honestidad personal y honestidad intelectual son los atributos que deben marcar el límite moral del periodismo. Es necesario también el cultivo de la coherencia: no hay nada más desconcertante para un lector desprevenido que un medio o un periodista que cambian sus opiniones en todas las esquinas de la vida.
En medio de ese debate, es perceptible la existencia de periodistas jóvenes que se preguntan si es conveniente coincidir con las opiniones de "la empresa" periodística en la que trabajan. Esto es nuevo y es viejo, al mismo tiempo. El kirchnerismo tiene una habilidad enorme para resucitar viejos fantasmas del pasado. Ese enredo muy antiguo entre la libertad de prensa y la "libertad de empresa" había dejado de existir hace más de treinta años.
Hagamos un ejercicio. ¿Por qué no cambiamos las preguntas? ¿Qué tiene de raro, por ejemplo, que un periodista concuerde con el medio en el que trabaja? ¿Acaso las empresas periodísticas no existen también gracias a la composición del buen periodismo? ¿Por qué esas empresas deberían tener, en los casos más notables al menos, intereses contradictorios con las mejores prácticas de la profesión? ¿No es preferible para este oficio de libertarios estar de acuerdo con un diario, donde pasamos parte de nuestras vidas, antes que con un gobierno de políticos pasteleros y fugaces?
La Argentina, en efecto, habita en el pasado. Ningún debate de los últimos meses ha llegado siquiera a la década del 80. ¿Qué hacía tal o cual periodista en 1976, 1977 o 1978? No hacíamos nada. Vivíamos bajo una dictadura y cada uno vivía de lo que podía y como podía. Sólo los que vivieron bajo el peso aplastante y gris de una dictadura saben que no había muchas más cosas para defender que pequeñas cuotas de dignidad. Hagamos de nuevo preguntas desde otro lugar: ¿acaso los únicos periodistas dignos fueron los exiliados o los que se comprometieron firmemente con organizaciones insurgentes de la década del 70? Esa sería, si fuera así, una conclusión injusta, discriminatoria e inaceptable. Otra cosa tan inaceptable como aquélla es la decisión política del Gobierno de cambiar la historia de cada uno de los que considera adversarios.
La síntesis ha llegado a la farsa: o se está con Kirchner o se estuvo con la dictadura.
Feas armas se han usado en los últimos tiempos. A muchos periodistas no les gusta ser protagonistas de esas emisiones de maldad que se emiten por canales oficiales o paraoficiales.
Es cierto que es difícil cuando la vida cambia y ya no se puede caminar con tranquilidad por la calle porque se está a la espera de una agresión verbal o física. Y es más arduo aún aguantar en silencio la insistencia de la calumnia y de la falsedad, repetida hasta el cansancio por los portavoces oficiosos del Gobierno.
Lo único bueno de todo esto es que no hay atajos: habrá que armarse de paciencia, sin resignar los derechos ni los deberes del periodismo. Asumamos también el riesgo de solitarios que corremos en la vía pública. Un periodista con custodia a su alrededor abandona automáticamente su condición de periodista. Dejemos las aparatosas custodias para que se pavoneen los funcionarios y algunos políticos.
Una vez le pregunté a Néstor Kirchner, en esos diálogos de los columnistas con los presidentes que son mitad reservados y mitad públicos, en tiempos en que los periodistas éramos como somos ahora y el ex presidente no había desenfundado un revólver permanente contra nosotros (sólo lo hacía de vez en cuando), cómo imaginaba su destino después del poder. No estaba preparado para esa pregunta. Miró el techo, demoró la respuesta y, al cabo de unos segundos largos como la eternidad, contestó: "Quisiera poder caminar tranquilo por la calle y que la gente común me saludara con un «buen día, doctor». No quiero más que eso". Tal vez dijo sólo lo que él creía que el periodista quería escuchar, como acostumbraba hacerlo, pero si entonces fue sincero ha decidido ahora llevarse por delante aquel proyecto, hasta incinerar su propia ilusión.
© LA NACION

noticias de babel

cuando los hombres dejan de entenderse sobrevienen las guerras



BBC
La última persona que hablaba la lengua Bo en las islas indias de Andamán, murió a la edad de 85 años, dijo a BBC una lingüista.
La profesora Anvita Abbi aseguró que la muerte de la señora Boa Sr es un hecho de importancia porque uno de las lenguas más antiguas había llegado a su fin.
Agregó que India perdió una "irremplazable" parte de su herencia cultural.
Los dialectos que se hablan en las islas Andamán se cree que se originaron en África.
Algunas tienen incluso 70.000 años de antigüedad.
Las islas son llamadas con frecuencia "el sueño de los antropólogos", ya que son una de las zonas del mundo con mayor diversidad lingüística.
Se acabó
La profesora Abbi –directora del portal en internet "Vanishing Voices of the Great Andamanese"- explicó: "Tras la muerte de sus padres, hace treinta o cuarenta años, Boa era la última persona que lo podía hablar".
Agregó que "estaba casi siempre sola y tuvo que aprender una versión de hindi que se habla en las islas para poder comunicarse con otra gente".
"Sin embargo, siempre tuvo muy buen sentido del humor… su sonrisa era muy fresca y sus carcajadas eran contagiosas".
La lingüista dijo que la muerte de Boa Sr es una pérdida para los científicos que quieren investigar más acerca de los orígenes de las lenguas antiguas, ya que perdieron una pieza vital del rompecabezas.
Hay una creencia general de que los idiomas que se hablan en las islas Andaman pudieran ser los últimos representantes de las lenguas que se hablaron en tiempos pre-neolíticos
Profesora Anvita Abbi
"Hay una creencia general de que los dialectos que se hablan en las Islas Andamán pudieran ser los últimos representantes de las lenguas que se hablaron en tiempos pre-neolíticos". Dijo la profesora Abbi.
"Se piensa que en las Islas Andaman estaban nuestros primeros ancestros", agregó.
El caso de Boa Sr fue destacado también por el grupo Survival International (SI).
"La extinción de la lengua Bo significa que una parte única de la sociedad es ahora sólo una memoria", dijo el director de SI, Stephen Corry.
"Enfermedades importadas"
La profesora Abbi dijo que dos dialectos de las Islas Andamán han muerto en los últimos tres meses y que esto es un tema que causa gran inquietud.
Los académicos han dividido a las tribus de Andamán en cuatro grandes grupos: los Gran Andamaneses, los Jarawa, los Onge, y los Sentineleses.

La profesora Anvita Abbi se hizo muy amiga de Boa Sr.
La profesora Abbi explicó que la mayoría de los habitantes de las Islas Andamán –con excepción de los Sentineleses-, han estado en contacto con indígenas "de tierra firme" y que por eso sufren "enfermedades importadas".
Dijo que los integrantes del grupo de los Gran Andamaneses son alrededor de 50, la mayoría niños, y que viven en la isla Strait, cerca de la capital, Port Blair.
Boa Sr formaba parte de esta comunidad, que está conformada por varias subtribus, en donde se hablan al menos cuatro lenguas.
Los Jarawa cuentan con alrededor de 250 miembros, y viven en la selva, en el centro de Andamán.
La comunidad de los Onge se cree que tiene no más de varios cientos.
"Nunca se ha establecido ningún contacto humano con los Sentineleses, y hasta el día de hoy, se han resistido a cualquier intervención foránea", agregó la profesora.
El destino de los Gran Andamaneses es lo que más preocupa a los académicos, porque los miembros de esa tribu dependen del gobierno indio para sus alimentos y alojamiento, y el alcohol se consume en grandes cantidades

brigid triple, poesía

brigid triple, poesía
belleza y no tanto

la canción desesperada

en pedo querido neruda, en pedo

La canción desesperadaEmerge tu recuerdo de la noche en que estoy. El río anuda al mar su lamento obstinado. Abandonado como los muelles en el alba. Es la hora de partir, oh abandonado! Sobre mi corazón llueven frías corolas. Oh sentina de escombros, feroz cueva de náufragos! En ti se acumularon las guerras y los vuelos. De ti alzaron las alas los pájaros del canto. Todo te lo tragaste, como la lejanía. Como el mar, como el tiempo. Todo en ti fue naufragio! Era la alegre hora del asalto y el beso. La hora del estupor que ardía como un faro. Ansiedad de piloto, furia de buzo ciego, turbia embriaguez de amor, todo en ti fue naufragio! En la infancia de niebla mi alma alada y herida. Descubridor perdido, todo en ti fue naufragio! Te ceñiste al dolor, te agarraste al deseo. Te tumbó la tristeza, todo en ti fue naufragio! Hice retroceder la muralla de sombra, anduve más allá del deseo y del acto. Oh carne, carne mía, mujer que amé y perdí, a ti en esta hora húmeda, evoco y hago canto. Como un vaso albergaste la infinita ternura, y el infinito olvido te trizó como a un vaso. Era la negra, negra soledad de las islas, y allí, mujer de amor, me acogieron tus brazos. Era la sed y el hambre, y tú fuiste la fruta. Era el duelo y las ruinas, y tú fuiste el milagro. Ah mujer, no sé cómo pudiste contenerme en la tierra de tu alma, y en la cruz de tus brazos! Mi deseo de ti fue el más terrible y corto, el más revuelto y ebrio, el más tirante y ávido. Cementerio de besos, aún hay fuego en tus tumbas, aún los racimos arden picoteados de pájaros. Oh la boca mordida, oh los besados miembros, oh los hambrientos dientes, oh los cuerpos trenzados. Oh la cópula loca de esperanza y esfuerzo en que nos anudamos y nos desesperamos. Y la ternura, leve como el agua y la harina. Y la palabra apenas comenzada en los labios. Ese fue mi destino y en él viajó mi anhelo, y en él cayó mi anhelo, todo en ti fue naufragio! Oh, sentina de escombros, en ti todo caía, qué dolor no exprimiste, qué olas no te ahogaron! De tumbo en tumbo aún llameaste y cantaste. De pie como un marino en la proa de un barco. Aún floreciste en cantos, aún rompiste en corrientes. Oh sentina de escombros, pozo abierto y amargo. Pálido buzo ciego, desventurado hondero, descubridor perdido, todo en ti fue naufragio! Es la hora de partir, la dura y fría hora que la noche sujeta a todo horario. El cinturón ruidoso del mar ciñe la costa. Surgen frías estrellas, emigran negros pájaros. Abandonado como los muelles en el alba. Sólo la sombra trémula se retuerce en mis manos. Ah más allá de todo. Ah más allá de todo. Es la hora de partir. Oh abandonado!
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aunque nunca llegue, parís, aunque nunca mire tus calles

aunque nunca llegue, parís, aunque nunca mire tus calles
buscando la excelencia, pero la verdadera no la que los que ya sabemos hacen todo trucho

juan cruz y mario paz III (junior)

juan cruz y mario paz III (junior)
custodios de aghartapaz; jugando

juan cruz en el pueblo donde lo bautizaron, con javier y candela

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en san lorenzo hoy

candela y maría belén; blogs

candela y maría belén; blogs
cuarta y quinta generación desde que podemos saber algo de dónde venimos

candela y maría belén y mariano

candela y maría belén y mariano
grande y chico; como el marqués de SADE

juan cruz en la quebrada de san lorenzo

juan cruz en la quebrada de san lorenzo
pago donde nací es la mejor querencia

historias de camas

de diament

MIAMI.- Admitámoslo: si Hollywood hubiera tomado la historia del gobernador Mark Sanford y la hubiera llevado a la pantalla con Richard Gere y Julia Roberts, la gente habría necesitado una toalla para secarse las lágrimas.
¿Qué puede ser más conmovedor que una historia de amor alocado? El adusto gobernador de un estado igualmente adusto, casado con una mujer a cuya fortuna le debe su carrera, con cuatro hijos que puestos en fila trazan una perfecta diagonal, inesperadamente flechado por una porteña de ojos verdes.
¿Cómo contener el palpitar del corazón mientras escucha, como un murmullo distante, el parloteo de sus asesores? ¿Cómo desprenderse de las imágenes que obstinadamente se apoderan de su mente, desplazando cualquier otro pensamiento? Ella es el amor imposible, sí, pero también es el amor.
¿Quién puede sobreponerse al intenso aguijoneo de los recuerdos, a la memoria de la tierna sensación de sus besos, de la sensual curva de sus caderas, al contorno de sus pechos resplandeciendo en la penumbra?
¿Qué espíritu romántico podría dejar de admirar la osadía del gobernador de levantarse un buen día del sillón de su despacho, de la mesa cubierta de anteproyectos y decretos a la firma, de pliegos de presupuestos deficitarios e informes sobre seguridad interior, y dejarlo todo para correr hacia ella?
No le dijo nada a nadie. Nadie supo dónde estaba. Uno de sus asesores insinúa que el gobernador, agobiado por la presión de su trabajo, se ha ido a escalar las montañas Apalaches, como solía hacerlo cuando era chico.
Pero él está en otro lado, volando hacia una Buenos Aires invernal, sucia, intoxicada de debates sobre las inminentes elecciones.
Nada de esto lo amilana porque sabe que al final de ese purgatorio están las calles arboladas del barrio de Palermo, la puerta de cristal, la escultura en el vestíbulo de entrada, el portero somnoliento que baldea la vereda, el ascensor demasiado moroso y, finalmente, ella.
La cama retiene aún el calor de la noche y él se pierde en sus brazos, en sus labios, en el revuelo de su pelo y en las medias palabras que se emiten en el ardor de la pasión.
El amor, aunque efímero, ha triunfado. Mañana no importa. No importan la pretenciosa moralina de los periodistas, los desdeñosos comentarios de políticos rivales, el escándalo, la traición, el precipicio que se abre a sus pies. Nada de eso importa. El corazón ha triunfado.
Lástima que la realidad no tenga la armonía de la ficción literaria. Lástima que haya personajes tan perversos que sean capaces de apoderarse de un intercambio íntimo de correos electrónicos entre amigos y pasárselos anónimamente a la prensa. Lástima que hubo un periodista advertido esperándolo en el aeropuerto de Atlanta. Fin del encantamiento
Pero él no tiene derecho a lamentarse. Después de todo, cayó en el mismo error, debe reconocerlo, cuando cuestionó la "legitimidad moral" de Bill Clinton por su affaire con Mónica Lewinsky y reclamó su juicio político, o cuando criticó a un colega con una historia similar a la suya, diciendo que "violó el juramento a su esposa".
En este punto es donde Richard Gere desaparece y Mark Sanford retoma su rol. Aquí es donde el encantamiento se esfuma y lo que reaparece es la descarada institución del arrepentimiento político.
El gobernador hizo su mea culpa , como antes de él hicieron otros políticos. Las mismas palabras, la misma admisión de haber traicionado a todo el mundo. A su mujer, a sus hijos, a sus amigos, al electorado. Las conferencias de prensa son el confesionario de los funcionarios pecadores. Todo fue un desatino, una pérdida temporaria de la razón. El amor no importa. El corazón es un embaucador. Ahora lo comprende. Lo que importa es la misión, la fe religiosa, los deberes del funcionario.
Hubo otras desprolijidades, es cierto. El viaje anterior a la Argentina pagado con fondos públicos, el abandono de su función, el engaño respecto de su paradero. No exactamente la clase de comportamiento que uno esperaría de Richard Gere. Pero él se propone enmendar las faltas, reponer el dinero, ganar la absolución de su esposa, recuperar la confianza del público.
¿Qué pensará María, a solas en el departamento de Palermo, mirando a su amigo pedir perdón por televisión? ¿Pensará también que al amor es lo de menos?

antecedentes para la fundación de agharta

ADN, derechos y ácido.
No hay que saber mucho de derechos para darse cuenta que la intimidad es la intimidad y que ninguna ley modificará desde afuera semejante entidad de la condición humana, y que los que no lo tengan claro pueden cometer errores como privar de la libertad a alguien por su aspecto de hippie en desgracia como era para cualquier argentino en la década esa. La intimidad es la intimidad, y no está bueno retrotraer iniciativas parecidas a las de los setenta y obligar a alguien en forma directa o indirecta para averiguar su ADN por caso, porque si no hay lesión a la libertad del otro la intimidad es integridad y la estatura de la propia probidad es primero una decisión individual y privativa no de un tercero por más que se interponga una loable causa, la intimidad es dignidad y la contrición la vergüenza y la sobriedad son instintos independientes y se encuentran en una frecuencia diferente a la apreciación por parte de un tercero del propio honor o del destructivo deshonor, la intimidad es identidad, y en su forma de elección equivocarse por cuenta propia también es anterior a cometer errores por interpósitas personas, más aún más si la averiguación está impregnada de algún ácido rencor del tercero en discordia.