Sunday, July 31, 2011

discurso de la tristeza II

Discurso de la tristeza – II -
El flaco fue el tipo más feliz del mundo hasta los quince años.
Feliz como son los niños felices, cuando no tienen que andar con la panza vacía y pata pilas sacándose con el reverso de la muñeca los mocos que fluyen todo el tiempo, cuando no tienen que andar por ahí a la buena de Dios, porque esa es la manera que les dijeron que ayudan a padres que laburan o a padres que directamente ya se entregaron de alguna manera a las propuestas poco felices para infelices que hay en una calle llena de fantasmas, llena de sombras, llenas de reflejos de hombres que alguna vez fueron o no lo fueron pero que ya no lo son.
Feliz como son los niños felices, cuando tienen la panza llena y tienen más de un par de zapatos, y zapatillas y los mocos almidonan pañuelos uno tras otro que después las criadas lavan con sus propias manos dos veces en la semana, feliz como son los niños felices que cuando menos no tienen la panza vacía aunque anden de acá para allá sin ropas o sin juguetes o sin criadas o sin empleados que anden por atrás para hacer lo que los padres no hacen porque tienen que trabajar o directamente porque no se les dan las ganas.
El flaco fue el tipo más infeliz del mundo después de los quince años.
Pasó de feliz a infeliz sin estaciones intermedias como si no las hubiera en el páramo de la vida, y si las hubo él las cruzó sin darse cuenta.
Infeliz como son los infelices, cuando no tienen a ninguno de los que tuvieron para contenerlos, cuando no atinan a darse cuenta a tiempo, que el tránsito en el que andamos es en soledad aunque a veces parezca que vamos acompañados, el flaco peleó por su flaca cuando llegó la noche de todos contra todos, cuando allá en el pueblo o los lugares en los que fue viviendo, de la noche a la mañana los que eran amigos pasaron a ser enemigos y de la misma manera no pocos de los que parecían enemigos pasaron a ser amigos, allá muy lejos cuando esos peregrinos con la memoria de un pollo entregaron a sus vecinos, a sus hermanos y también a sus desconocidos, en medio de esas guerras armadas en nombre de un mundo mejor para todos que nunca llegó.
El mundo que hubiera sido y no fue.
Infeliz como son los infelices, cuando esos que están cerca son más infelices y exacerban las infelicidades de todos, poco a poco, primero peleando contra cualquiera inventando enemigos donde no los había y amigos donde tampoco los hubo, y el flaco pagando gastos que nunca fueron suyos.
Le quitaron, la sonrisa, los compañeros de la secundaria, el dinero, los cuatro hijos, los trabajos, le quitaron el escaso patrimonio y encima lo corrieron como lacra, lo compelieron a mantenerse al margen de todo.
Más infeliz que feliz, el flaco deambula triste con su tristeza.

Vagando por las calles, mirando la gente pasar,(la
gente pasar) el extraño del pelo largo sin
preocupaciones va.

Hay fuego en su mirada y un poco de
satisfacción (de satisfacción) por
esa mujer que siempre quiso y nunca pudo amar,
jamás, jamás.

Inútil es que trates de entender o
interpretar quizás sus actos, el es un rey
extraño un rey del pelo largo.

Hay fuego en su mirada y un poco de
satisfacción (satisfacción) por esa
mujer que siempre quiso y nunca pudo amar,
jamás, jamás

Inútil es que trates de entender o
interpretar quizás sus actos él es un rey
extraño un rey del pelo largo.

Vagando por las calles mirando la gente pasar (la
gente pasar) el extraño del pelo largo el
extraño del pelo largo, el extraño
del pelo largo sin preocupaciones va.

Saturday, July 30, 2011

discurso de la tristeza

Discurso de la tristeza.
El flaco fue el tipo más feliz del mundo hasta los quince años.
Feliz como son los niños felices, cuando no tienen que andar con la panza vacía y pata pilas sacándose con el reverso de la muñeca los mocos.
Feliz como son los niños felices, cuando tienen la panza llena y tienen más de un par de zapatos, y zapatillas y los mocos almidonan pañuelos uno tras otro que después las criadas lavan con sus propias manos dos veces en la semana.
El flaco fue el tipo más infeliz del mundo después de los quince años.
Infeliz como son los infelices, cuando no tienen a ninguno de los que tuvieron para contenerlos, cuando no atinan a darse cuenta a tiempo, que el tránsito en el que andamos es en soledad aunque a veces parezca que vamos acompañados.
Infeliz como son los infelices, cuando esos que están cerca son más infelices y exacerban las infelicidades de todos.
Más infeliz que feliz, el flaco deambula triste con su tristeza.

Friday, July 29, 2011

discurso de los estremecimientos

Discurso de los estremecimientos.
Si al menos hubiéramos tenido idea de eso, en lo que terminaban esos tactos esos tractos esos contactos sin miradas cruzadas sin respiración ni palabras, solamente tocando eso que en esos momentos no supimos muy bien si había que tocar, sin mirarnos desunidos por eso pero unidos en cada superficie de los empalmes, en cada centímetro cuadrado de piel, siguiendo el instinto apenas las ganas la curiosidad con la sangre alborotada por un manoseo que provocaba torrentes de líquidos tirados por nuestros cuerpos, sudores, flujos reflujos humores, si al menos hubiéramos tenido una idea que después de eso sobreviene primero el cansancio esporádico hasta la próxima gana pero que en ese intervalo otras cuestiones se consideran, y que en esas otras cuestiones es cuando se pueden hacer o recibir la lesiones, de uno al otro del otro a uno, en una cadena que finaliza solamente con la muerte, en una cadena que no se resuelve nunca más si no se le pone un freno efectivo, si hubiéramos tenido una idea que en medio de todos esos temblores con las dudas los miedos la curiosidad, estábamos nosotros, antes de las metamorfosis que nos convirtieron en monstruos dañinos.

Thursday, July 28, 2011

discurso de las calenturas tempranas

Discurso de las calenturas tempranas.
Como una jauría de perros detrás de una perra en celo andaban por esos días, todos juntos sin separarse sin hablar demasiado buscando lo mismo, con el que te dije parado con la cola entre las piernas y con las orejas paradas como el que te dije.
Perros en celo para una sola perra en celo, acechando deambulando circularmente aunque a veces anduvieran distancias, en plural nunca en singular andaban los muchachos detrás de su primera experiencia.
Los más grandes alardeaban haciendo que sabían y los más chicos les creían.
Contaban de extraordinarias experiencias con mujeres de mala vida, en barrios bajos de ciudades importantes como pintadas en medio de la montaña y las quebradas, como oleadas de óleo deslindado caseríos, paisajes, y voluptuosas mujeres que según ellos pagaban para tener sexo en tugurios oscuros, alumbrados por braseros que además daban calor en los inviernos, mentían porque si era así pagando otros contaban que eran ellos los que pagaban.
Pero los más niños les creían, a pie juntillas.
Hasta que llegó el flaco Rolando con la noticia, pregón de buenas nuevas, aprendiz de cafisho buscando su reconocimiento entre los presumidos y los mayores, exagerados y mentirosos.
Una noticia que corrió como reguero de pólvora entre todos los de la barra, de boca en boca en ese grupo de curiosos que entonces fueron, desde el Toto hasta el último niño que vino, un tal Jorge, hijo de un mecánico porteño que los patrones habían contratado como a otros para trabajar en la nueva la fábrica de papel que se hacía con el desecho de la caña con la que se hacía el azúcar con cuyos desechos también hacían el alcohol, repetían lo que les escuchaban repetir a sus padres.
Rolando dijo que había hablado con la Tota y que ella consentía con mostrarles lo que los chicos querían ver, nadie mencionaba qué ni el detalle de ese exclusivo listado no escrito de cosas que corrían por sus imaginaciones, pero todos se miraban sin saber muy bien si pensaban lo mismo.
Unos contaban fantasías otros sentían los calores, todos andaban ansiosos y curiosos.
Rolando trajo una promesa en nombre de ella, además de mostrar lo que le pidieran ver también los dejaría tocar, con una condición, uno por uno debían entrar cuando ella abriera la puerta que daba al pasillo que llevaba directamente a la habitación de servicio, uno por uno le dijo y en silencio, no fuera cosa que la delataran despertando al patrón de la casa donde cuidaba a cuatro niños.
Así que, miedosos y cautelosos como fueron partieron con las primeras horas de la noche esperando el turno para entrar con la Tota.
Cuando el Toto entró se le salía el corazón por la boca, y sentado al borde de la cama le pudo tocar un poco las piernas en el borde de sus vestidos y le tocó un pecho sin saber cómo seguía.
Para darle confianza la Tota le dijo que no tuviera miedo, él no le contestó, pero ella reteniendo la mano del niño y la propia en el borde de su braga le dijo que no lo tuviera, que seguro que su patrón no se despertaba porque no estaba durmiendo, que estaría despierto haciendo con su mujer lo mismo que ellos hacían, así que no sintiera miedo.

Wednesday, July 27, 2011

discursos de las curiosidades y de los miedos

Discursos de la curiosidad y de los miedos.
Pudiera haber podido conservar aquella curiosidad de los primeros tiempos, la que se da sin prejuicios la que ayuda vivir el día a día, sin presunciones sobre el futuro sin recuerdos de un pasado que no sea más que el pasado corto de los sueños que apenas se concentran en unos pocos días y entre esos días en los días que fueron especiales y buenos si no se tuvo la mala suerte de topar con una desgracia, y el futuro igual, apenas confundido con el día de mañana o con los sueños del porvenir que también concentran expectativas buenas si no se tuvo la mala suerte de topar con una desgracia, pudiera haberlo hecho quedar en aquel aura de confianzas de dudas de miedos de primera mano, hálito del instinto de supervivencia del dimensionamiento de las posibilidades desconocidas de la propia vida sin esa acumulación de prejuicios que poco a poco sin mucha conciencia para cualquiera va arrimando la muerte, pudiera haber optado por cambiar el curso de tener la presunción que es en esa curiosidad ingenua, en esa indagación nueva renovada y renovadora en la que se plasman los sueños que alimentan la realidad que se vive, que algunos se empeñan en modificar para mal de otros incluso de aquellos que pasan jugados por pasar desapercibidos, pudiera haber podido conservar esos miedos originales que se van construyendo a fuerza de ir distinguiendo entre lo que gusta y de lo que duele, a fuerza de ir reconociendo que es lo mejor y que es lo peor, no solamente en el horizonte del ego que presiona sino también en el del alter ego que interesa para todos, haber podido conservar esos arranques de somatizaciones de temores mezcla de intuiciones experiencias sensoriales clasificaciones, miedos reflejados en temblores en corazones latiendo de manera extraordinaria, o al menos pudiera de haber podido conservar la sensibilidad, la aptitud de algunos sentidos, para no endurecerlos, para dejarlos blandos, curiosidades y miedos blandiendo sueños reparadores para realidades reparadoras, en las que haya menos resentimientos sin sentidos, menos odio, menos indiferencia, menos ensañamiento, de los que habitualmente se vislumbran y dejan el plus cuan perfecto intacto.
Si hubiéramos sido como quisimos serlo.

Tuesday, July 26, 2011

discursos de las patrias

Discurso de las patrias.
Si al menos hubiéramos sospechado que los que nos hablaban de patria sabían poco o nada sobre ella de la misma manera de quienes no hablaban de la patria que quizás supieron más que los otros, o que a lo mejor aquellos que hablaban o no hablaban en realidad no les interesaba como a nosotros que por lo menos sentimos curiosidades, fisgoneos que hicimos tratando de entender porqué parecía que nos imponían la idea con símbolos de afuera con simbolismos antes que del corazón para afuera, si al menos hubiéramos sido parcialmente asistidos cuando anduvimos perdidos para saber de ellos sin que nunca lo supiéramos, para recibir ayuda en semejantes despropósitos que quien no es pretenda ser visto como si lo fuera y que quien es pretenda ser visto como si no lo fuera, interminable cadena que arrastrábamos de una largo tiempo que era seguramente mil veces más largo que nuestros propios tiempos, en la mismísima patria del que peleó con la espada la pluma y la palabra en plebiscitos montados para que se expidiera la sabia voz del pueblo en la misma savia que alimenta el discurso en la patria o en las patrias que fueron varias en realidad porque no fuimos de la misma patria de los vivos de siempre medrando con lo que no les correspondía y de los tontos de siempre embromados por los vivos de siempre medrando con lo que no les correspondía, si al menos hubiéramos entendido entonces que eso no era más que una entidad un éter creado ante la amenaza presunta de un desarraigo, una forma una identidad ingrávida una casualidad ante la eventualidad de un desánimo de una invasión, un emblema de miedos profundos después de haber perdido dignidades y oportunidades, si al menos hubiéramos entendido que la patria era nada más que una construcción una abstracción un enajenamiento que más que una pueden ser decenas docenas cientos de patrias distintas en las que hay pobres y ricos, egoístas y generosos, avaros y desprendidos, angurrientos y desentendidos, que esas cientos de patria que algunos reducían a una sin saber muy bien sobre con cual quedarse si fuera una específica sino una patria cortada a la medida como si fuera un traje para usar solamente en la oportunidades que se necesitaran, o sea una patria de oportunistas una patria en la nada.

Monday, July 25, 2011

discurso de los discursos

Discursos de los discursos.
Si entonces hubiéramos hecho lo que debimos hacer así hubiéramos evitado hacer lo que hicimos y no debimos hacer, si hubiéramos contado con la conciencia o al menos con las palabras para advertir a quienes pudieron en esos momentos hacer lo que debieron hacer y no hicieron que esperamos que hicieran en vano porque no hicieron y entonces no quedamos fijos anclados en esos pasados que se hicieron presentes y nuevamente pasados en tiempos futuros que fueron también quedando en nuestras historias, si al menos no nos hubiéramos hecho cargo de errores de otros para asumirlos como culpas propias inconfesables pero en referencia de las cuales fuimos viviendo tristes llorando anhelando pero lo que es peor poniendo tristes a otros lesionando con la indiferencia con la diferenciación en los criterios de vida que nos fueron imponiendo, si al menos nos hubiéramos plantado y tomado partida por las partes en disputa sin tribulaciones ordinarias de especular con el confort y la comodidad que nos proporcionan las edades cubriéndonos cuando se puede de las miserias de los otros y de las miserias propias que son reflejadas como miserias en los otros y se vuelven contra nosotros mismos, si entonces hubiéramos hecho lo que debimos hacer tal vez no hubiéramos hecho lo que hicimos y no debimos hacer.

Sunday, July 24, 2011

discurso de los daños

El discurso de los daños.

No está bien que dañemos porque nos dañaron un principio simple de decir y complejo de entender que está contenido como mensaje en la mayoría del soporte escrito y oral de la mayoría e las confesiones de buena fe que se conocen y que son muchas, no está bien que atropellemos por la sola circunstancia que fuimos atropellados en la vida aunque lo hagamos con la entendible aunque endeble explicación que para haber sido atropellados o dañados en el origen hubo quien hizo lo que estamos diciendo que no debe hacerse, esto no es una explicación que se compadezca con los visibles e inmensos avances de la condición humana desde su origen hasta la actualidad, es cierto que si fuimos dañados que si fuimos atropellados hubiéramos estado diferentes a cómo estamos o vamos por esa vida y también que proporcionando probablemente encontremos que la proporción de los daños propinados por otros está por encima de la proporción de los daños que nos propinamos a nosotros mismos en función de nuestras conciencias, subconsciencias en inconsciencias, pero eso no debería ponernos en posiciones de vengadores huraños o sanguinarios, la perspectiva de la existencia debería proporcionarnos un papel un poco más interesante que el mero papel de verdugos de otros verdugos que no cierran una secuencia de verdugos que para no pocas personas siguen manteniendo las condiciones hostiles de este mundo para una existencia que debería transcurrir sin mesías materialistas que aunque no lo expresen superficialmente interpretan las odiosas diferencias como las diferencias que se dan en la naturaleza por la obra de Dios, no está bien que denigremos porque nos denigraron porque para eso hay una parte de nuestros cerebros y una caterva de señales culturales que nos servirían en ese empeño de ser mejores antes que peores, no está bien que ofendamos porque nos ofenden porque si no como lo somos, somos un rejunte de denigrados aunque vistamos diferentes y tengamos diferentes cantidades de riquezas.

Saturday, July 23, 2011

el discurso de los sueños

Discurso de los sueños.
Si hubiéramos aprendido a distinguir a tiempo qué parte de la realidad es más parecida a los sueños si hubiéramos aprendido a distinguir a tiempo qué parte de los sueños es la realidad, tal vez hubiéramos podido evitar los sueños que recurrentemente nos alejaron de la realidad tal vez hubiéramos podido evitar algunas realidades que inevitablemente nos condujeron a sueños tenebrosos, verdaderas pesadillas que nos fueron enfermando con sus máculas de tristezas, desengaños y desencantos, igual que los dramas de una realidad que de pronto no reconocemos o no queremos reconocer porque es cruda dolorosa hiriente, si hubiéramos aprendido a distinguir en ese horizonte borroso en esa perspectiva perspicaz donde estamos alternativamente solo o con los demás con los que amamos y con los que no amamos, lo etéreo de los orgánico lo vano de lo sustancial lo animado de lo inanimado, si hubiéramos aprendido a distinguir a tiempo qué parte de la realidad o qué parte de los sueños sirven para no embromar a nadie ni con nuestros sueños ni con nuestras realidades, más allá de los que nos embroman que los hay y en abundancia no solamente a nosotros sino a todos los que pueden, seres que no saben bien si van dormidos o despiertos por este mundo asociándose con otros en la ingrata tarea de embromar al prójimo en nombre de estandartes que son todos de la realidad del mundo no de su parte como sueños, si al menos hubiéramos aprendido a distinguir a tiempo que los sueños son una prolongación idealizada de las realidades que los sueños son una proyección perfecta o defectuosa de las realidades que también pueden ser perfectas o imperfectas, si hubiéramos aprendido a distinguir a tiempo que muchas realidades aunque parezcan independientes de los sueños en realidad no lo son porque a la realidad la hacemos entre todos que en realidad somos soñadores aunque algunos sueños puedan ser mejores o peores que otros, pesadillas verdaderas estos laberintos gratos de Morfeo los primeros, quizás hubiéramos sido diferentes a lo que terminamos siendo.

Friday, July 22, 2011

discursos de las culpas

Discursos de las culpas.

Si al menos hubiéramos aprendido a distinguir las culpas que cargamos por cuentas propias por equivocaciones nominales, por los errores cometidos, lo que cometemos los que cometeremos.

Si al menos hubiéramos sabido separar la paja del trigo.

De las culpas que cargamos por cuentas ajenas, deslices, caídas o lapsos.

Y entre estas culpas que cargamos por cuentas ajenas, si al menos hubiéramos descubierto las culpas que esta bien que carguemos porque le aliviamos el peso a quienes queremos y las que no están bien que cargamos porque no tenemos porqué aliviarles el peso a otros que probablemente no lo merecen.

O la causa no es meritoria como para que anduviéramos perdiendo así hubiéramos estado creyendo que ganamos de todas maneras haciendo perder a otros que no tienen con nuestras culpabilidades ni arte ni parte.

Si al menos hubiéramos aprendido a distinguir lo que nos hace bien de lo que nos hace mal, y que a la larga ni siquiera entendidos que no fuimos, o filósofos o psiquiatras o locos, que fuimos probablemente o que no fuimos, como nosotros, no pudimos hacerlo por nuestra cuenta o no nos pudieron enseñar a seleccionar las cargas.

Si hubiera sido de otra manera probablemente hubiéramos podido seleccionarlas como algunos declaran que lo hacen probablemente más perdidos de lo que andamos nosotros, actuando de diferente manera tomando conciencia o la dimensión de las culpas propias y de las ajenas para no destruir a nadie como probablemente lo fuimos haciendo en función del peso de esas culpas ajenas que están cargadas en nuestras propias mochilas y entonces pesan como pesan, si al menos lo hubiéramos aprendido al menos hubiéramos actuado diferente de lo que verdaderamente lo vinimos haciendo.

Golpear a otro, especialmente a mujeres saltando con ellas de una cama a otra, probablemente atontados en ese sueño hedonista de los laberintos que no se resuelven de los erotismos permanentes como si en forma permanente por acá se estuvieran viviendo docenas cientos de infiernos simultáneos adonde hubiéramos entregado nuestras almas con tal de quedarnos.

Golpear a otro, especialmente a mujeres o a hombres indirectamente, quién puede estar seguro de la dirección y de la fuerza contenida en cada golpe, golpear por estar golpeado, por no haber podido descubrir en qué momento cómo cuándo recibimos ese golpe no reportado por nosotros mismos, aunque el saberlo hubiera significado dar vuelta nuestras propias construcciones, al final nuestras construcciones son de menos importancia que la vida misma de las otras personas de las que queremos y de las que no queremos.

Si hubiéramos sabido darnos cuenta sin que nadie nos dijera cuáles eran las cargas sobre nuestras propias espaldas hubiéramos puesto menos cargas sobre las espaldas de otros.

Thursday, July 21, 2011

discurso de la indiferencia en la diferencia

Discurso de la indiferencia.

Si hubiéramos aprendido de los efectos dañinos de la indiferencia tal vez no hubiéramos sido indiferentes al menos cuando llegan las circunstancias en que no se puede ser indiferentes porque en realidad hay otras en que es más saludable serlo, cuando somos cínicos o somos hipócritas o confundimos la indiferencia con las piedades, cuando la desvergüenza nos vuelve impúdicos cuando los prejuicios nos rebalsan, si hubiéramos abierto entonces todo el abanico de significantes de la palabra boludo, el grandioso sinónimo de existencia cercana al pelotudo que nos indican tantas bajezas simultáneamente, por ahí esa palabra utilizada para hacerse el boludo, tal hubiéramos sido menos boludos de lo boludos que finalmente fuimos.


Mamadera murió más o menos a las cinco de la tarde de un miércoles, y lo velaron más o menos veinticuatro horas hasta más o menos las cinco de la tarde del jueves.

Durante esas horas, el Toto que ni se dio cuenta que hubiera estado con ese amigo si hubiera tenido el permiso que le pidió y su madre le negara, mujer que andaba llorando como en tiempo de descuento, suspendió los juegos sin saber muy bien porqué.

Siguiendo su iniciativa o por imitarlo los demás hicieron lo mismo pero sin mucha ganas, con el Chala y los niños algunos de los cuales también hubieran estado en ese ómnibus que unía el centro con el suburbio pueblerino si hubieran contado con los salvoconductos pertinentes, ya de por sí bastante apáticos con todo ese drama, indolentes para cumplir con las obligaciones y más con obligaciones que apenas comenzaban a conocerlas, lo guardaron solamente en un duelo con silencios y parte del cual la mitad se la pasaron durmiendo.

Sin comprender el luto a sus maneras, alguien les había dicho que en memoria del amigo que ha partido debían al menos guardar silencios y eso hicieron no como la mitad de los que vivían en el pueblo y que anduvieron conmovidos locuaces y asustados no como la otra mitad que más que hablar lloraban por la secuela de la tragedia, más de una docena de parroquianos de todas las edades habían quedado entre los hierros retorcidos, para ellos en la prohibición expresa y unánime de todos sus mayores, progenitores hermanos y hermanastros mayores como los mayores, de acercarse a la capilla ardiente montada en el salón de la sede del Sindicato de Obreros y Empleados.

Fue espontáneo el silencio en el que todos entraron por esas horas, además de la tribulación y sus abatimientos los sacaron de sus juegos, y vagabundos anduvieron ese día aislados de los gritos desgarrados de los parientes y amigos cercanos y de las conversaciones susurrantes de vecinos curiosos y personajes importantes por sus rangos en la empresa, que cuidadosamente, mientras pasaban ofreciendo cafés y caramelos, el jefe de personal cuidaba, para que se pareciera a un desfile de personas con un rango que fueras lo más parecido con el rango del padre del fallecido, que era el contador en ingenio y aunque personalmente él tuviera la costumbre, que el jefe de personal siempre le reclamaba, de juntarse por las tardes con la chusma a tomar unas cervezas.

Después de las cinco de la tarde del jueves, como si estuvieran saliendo de una eternidad de aburrimiento, y como si nada y muy antes del final de una jornada que invariablemente los obligaban a terminar como a las nueve de la noche, volvieron a sus juegos, olvidados por completo del amigo fallecido.

Ese día hubo otras indiferencias peores aunque no se dieran cuenta, como que nadie preguntó de un primo hermano de Chala que era de la barra, y que enfermó de una poliomielitis por la que no se murió pero que fue el motivo por el que no volvió a caminar nunca más, y ellos incluido Chala ni siquiera preguntaron.

Por esos días fue muy difícil entonces, saber si esos niños a diferencia de los demás del pueblo eran indiferentes, si una cosa les interesaba lo mismo que la otra, si eran indiferentes a las personas o directamente a las historias de las personas diferentes.

Wednesday, July 20, 2011

discurso de la clase

El discurso de la clase.
El Toto y Chala mandaban sobre ese grupo de chicos grandes.
Esa decena de niños que los días de fiesta en el Club Recreativo correteaban entre las mesas molestando a los mayores que se contaban sus cuitas entre una cerveza y otra, esperando que la orquesta de Jorge Ardú comenzara con los mambos que de todas las melodías del repertorio eran las preferidas por la mayoría de los que bailaban, mientras todos observaban al maestro moviendo sus brazos sujetando una trompeta que de a ratos tocaba, especialmente en los cambios de ritmo con una habilidad que solo él tenía en ese gran escenario, de tablones lustrados y una cortina de terciopelo carmín que jerarquizaba el fondo que daba a candilejas y bastidores, esa docena de niños en edades parecidas que crecían sin conciencia, torpes y juguetones distraídos de las niñas que iban para querendonas, rompiendo en sus carreras los cotillones y la cadenas con los colores patrios que adornaban el salón del centro y los salones laterales de baile, amplios salones adonde llegaba la música por amplificadores del tamaño de las puertas, entre todos esos obstáculos el Toto se imponía encima de los caprichos de Chala, aunque eran chiquilines todavía y nadie se fijaba en ellos cuando no molestaban.
El Toto y Chala mandaban sobre ese grupo de grandotes pero niños.
Que caían regularmente a las nueve de la noche ni un minuto más ni un minuto menos del primer día del carnaval grande y de la misma forma y a la misma hora cada día de los tres días que duraba y de la misma forma el primer día del carnaval chico y cada uno de los días de carnaval chico bailando lo que viniera en la pista de Boca Júnior, en realidad una cancha de básquet que no se usaba porque los presidentes que pasaban cedían a los pedidos de la hinchada que era una hinchada de negros y ordinarios a los que les gustaba el fútbol solamente, y los bailes de carnaval que por eso eran la actividad más importante del club después del fútbol de los domingos, ahí se metían la decena de niños grandes que embadurnados con pintura al aceite y mojados de los pies a la cabeza pasaban desapercibidos en medio del gentío que bailaba sin formas ni protocolo al ritmo de las cumbias de los cuartetos y los tríos, parejas desparejas que a veces se empardaban y entonces aparecían niñas ofendidas o lo que era peor galanes despechados que borrachos amenazaban a todos con peleas, cuartetos imperiales o los tríos bolivianos que entretenían con su ritmo hasta las horas que llegaban los artistas más importantes y contratados, en ese menjunje de pinturas y de harinas y de engrudos y de transpiraciones y de cueros y cuerpos pegadizos y resbaladizos, de lujuria y borrachera el Chala se imponía sobre los caprichos del Toto, menos torpes y más atentos de los juegos de las niñas que iban para querendonas pero que no los miraban porque ellas andaban detrás de los más grandes, aunque apenas comenzaban a ser grandes sin haber dejado de ser niños todavía y nadie se fijaba en ellos cuando no molestaban.
siempre un escalón más,para arriba o para abajo, siempre algo que sobraba y algo que faltaba como en estas fiestas, exclusivas de empleados, exclusivas de obreros.

Tuesday, July 19, 2011

el discurso de los descubrimientos

Discurso de los descubrimientos.

A las meretrices que vivían en lo del gringo Matos les encantaba chichonear con Juan Venegas y Roldán, y a ellos les gustaba cachondear con ellas, dar vueltas con sus tic y sus maneras como buenos sabuesos perros guardianes o falderos, que se pasaban horas husmeando alrededor de las hembras oliéndolas sin hacer nada, unas horas antes de los inicios de los turnos en la Luz Roja el local que en los años sesenta puso González que vivía con una de ellas, y que habían descubierto y les vino como anillo al dedo desde que se quedaron huérfanos del ricachón del patrón que las tenía a sueldo como el más calificado de sus obreros o de sus maestros azucareros, sueldos libres de viáticos porque en el hotel de Carrizo les proporcionaban alojamiento y comida de primera por lo que no necesitaban siquiera cafishios que las regentearan, esa sarta de vagos que no hubieran ido conociendo, pescados secos que las explotaban, si el viejito alemán no hubiera muerto, él era muy bueno con ellas.
Juan Venegas y Roldán descubrieron por esos días que cualquier sobreprecio sobre el que ellas mismas ponían por sus favores cuidadosamente clasificados, sexo normal sexo oral sexo anal o cualquier otros sexo que se les ocurriera, les venía de parabienes, y descubrieron que ambos tenían restos de sus ingresos que les fueron permitiendo hacerse de un par por lo menos de esas saludables mujeres tan mansamente sometidas a los pedidos que siempre eran más exagerados que los que en realidad después se daba, ellos pedían y después no les daba el cuero comentaban entre mate y mate en las tardes cuando descansaban.

Monday, July 18, 2011

discurso de los finales

El discurso de los finales.
Si hubiéramos tenido un poco más claro entonces que los finales son iguales que los inicios, que naturalmente uno empieza solo el viaje de la existencia y termina de la misma manera, así de un momento para otro sin protocolos aunque hay protocolos diferentes de acuerdo a nuestros rangos sociales, que terminar es tan natural como empezar, que cuando se empieza el universo no está armonizado y que por lo tanto es como inútil la pretensión exagerada de creer que se ha venido con la misión redentora de devolverle al universo propio el propio equilibrio porque en definitiva el propio universo no es más que una ínfima parte de otros universos inmensos e inconmensurables, cuyo centro ni siquiera somos nosotros que apenas tenemos conciencia y un mínimo de conocimiento que nos lleva largos períodos articular, si hubiéramos entendido una millonésima parte de estas consideraciones hubiéramos tomado en forma diferente las perfecciones relucientes de los otros que no eran más que fachadas de imperfecciones y las imperfecciones manifiestas las nuestras que no eran más que la fachadas de normalidades que algunos voladores denominan perfecciones, pero no, sin entenderlo navegábamos esos primeros años con más preguntas que respuestas pero con más preguntas de cómo nos iríamos acomodando al pasar equivocado antes que al pasar entendiendo la inmanencia tremenda que como mochilas llevamos sobre nuestras espaldas.

El gringo Matos se dio cuenta que por lo menos una parte de sus privilegios se habían modificado la vez que organizó por última vez el baile del doce de octubre en Club Social Recreativo por el escaso apoyo que recibió de la administración del ingenio, a la disponibilidad de fondos para pagar el traslado y la estadía de los músicos de la orquesta de Jorge Ardú, que como todos los años significaba la llegada al pueblo de una veintena de personas entre artistas, cantores y animadores que solamente por una noche o, más bien por unas horas que iban de las nueve de la noche a las cuatro de la mañana, hacían bailar blandiendo sus instrumentos y cantando a los miembros de las familias de clase media del pueblo.
Eran las oportunidades en que el Toto y sus amigos deambulaban por las pistas de bailes recogiendo las chapitas que quedaban de destapar docenas de cervezas y estorbaban las danzas que primorosas parejas llevaban para deleite de todos los que miraban, suegras vigilantes y malhumoradas maridos dominados cornudos y solterones, para ellos también la noticia de la suspensión de esos bailes significaba finales de risas de permisos extraordinarios para jugar sin las presiones de los mayores que en esas noches bailaban y se emborrachaban.
Con los repertorios estudiados de ese grupo de músicos divertidos que tenían un repertorio de mambos, tangos, pasodobles y canciones de Glen Miller que ponían en vilo a todas las parejas esa única noche en el año.
Había que pagar semejante movimiento y cuando su amigo el contador le dio la mitad del dinero del año anterior, las palabras de sus reclamos se interrumpieron con la contestación lacónica y terminante de su compinche, el padre de mamadera, son ordenes del ingeniero, vienen de arriba, y supo ahí el gringo Matos que no se trataba de una parte de sus negocios, que seguramente sería lo mismo con todos los negocios que tenía, privilegios de ahijado del suegro fallecido del ingeniero, el apriete por menores sumas del dinero que financiaba, sería para todos los bailes que entonces organizaba, en el Club Recreativo y en el Club Boca Junior para los tres días de carnaval grande y los tres días de carnaval chico, que llenaba con las familias más pobres del pueblo.
Para esos bailes sí se contrataban músicos popularmente conocidos que bajaban de Buenos Aires haciendo rondas de varias noches en parrandas de poblaciones cercanas, costaba el doble montarlos pero las ganancias se doblaban.
Y presintiendo más finales a sus privilegios finales, sin esa regalías de mucho tiempo y acondicionando su galpón para esos bailes, comenzó de nuevo.

Sunday, July 17, 2011

discurso del presente

Discurso del presente.
Para el gringo Matos no había no pasados ni mañanas.
De los primeros no le gustaba hablar menos desde que murió Abdón su padre que se llevó con él y a la tumba los secretos más inconfesables del Sr. Wolman, de los que bien podía reportar Don Abdón, y él mismo que lo vivió desde chiquito, escuchando incorporando información sin escuchar, que como siempre le repetía a su hijo para empezar a hablar de ese patricio se trataba de un caballero con mucha suerte que se ganó el ingenio en una timba de póquer en el Club del Progreso según también lo que le contara uno de los más paquetes de Buenos aires en las primeras décadas del veinte, y que para seguir en el orden de esa suerte para toparse como si fuera una cábala con el mismo progreso, se desvivía por las polleras y enaguas y cualquier meretriz más o menos presentable y que anduviera dando vueltas muy cerca, entonces eran muchos los silencios que el contador de la empresa, el bucólico Domínguez, debía comprar y a los precios más altos, secretos silenciados más que silencios y secretos que conocían todos en el pueblo pero que nadie se atrevía a mencionarlos, o a mencionarlas, a esas solitarias procesiones de mujeres de a una de a dos o de a tres entrando en las sala por las noches en los veranos que el patrón pasaba para comandar las reparaciones de las máquinas de la fábrica en el receso.
No le gustaba al gringo hablar de esos futuros que a algunos les gustaban, como al apacible de su amigo Domínguez que lo hacía soñando en mañanas que nunca llegaban con su espíritu de tacaño, contador cicatero cruzando constantemente las partidas dobles que registraba para la firma y las partidas dobles que él hacía con su propios ingresos de los sueldos, y claro también con los fondos de las gratificaciones, al principio miserables, que el mismo patrón le entregaba en recompensa de tanta puntillosidad y prudencia para manejar fondos por circuitos secretos con fines secretos de secretos inconfesables, al gringo Matos no le gustaba hablar de los mañanas para no perder sus privilegios heredados, porque con el ingeniero que llegó con la muerte de Wolman no se acabaron las franquicias pero tampoco aumentaron, después de los dueños él era el único propietario del terreno y el galpón donde vivía y además recibía algo así como una regalía, una asignación mensual que su amigo Domínguez le entregaba puntualmente el primer día hábil día hábil del mes que, como cada día de los infinitos días deambulando en sus propios laberintos de todos los laberintos del laberinto del pueblo, se sentaba con el gringo a chuparse una cerveza en alguna de las mesas que este desplegaba en el bulevar por el que paseaban los niños.
Para el gringo Matos no había no pasados ni mañanas.
Pero lo cruzó el presente, el día que blanco como una teta salpicado del carmesí fuerte de la sangre en su cara y su ropa como rojo era el color de las venas en sus pupilas, franqueó la puerta de la administración del ingenio, empujando a los porteros y lo que encontraba a su paso buscando a su amigo el jefe de contadores.
Tuvo entre ceja y ceja ese presente para decirlo sin palabras, no pudo con su quietud no pudo modificar su inmovilismo, para que el otro entendiera que él estaba en el colectivo que se estroló con el coche motor en el paso a nivel de la salida del ingenio, que había muertos y heridos por todos lados y que, como lo había visto porque subieron en la misma parada, él quiso socorrer a mamadera su hijo, que como los otros también habrá quedado muerto.

Saturday, July 16, 2011

el discurso del porvenir

Discurso del porvenir.

Venturosos se hubieran venido los días para el rusito, y para el ruso grande también los días como venían, felices eran sin más necesidades de felicidades, felices eran con la vida empezando a cada rato y con un porvenir iluminado, iluminándose en cada una de las ocurrencias de ambos, el más niño abrazando el más grande abrazado, animados se hubieran venido los días para el rusito el quinto hijo después de cuatro chancletas que de todas maneras con tanto mimo para él en el medio también eran muy amadas en el seno de una familia modelo como ellos la tenían, ellos aseados e impecables casa con todo en su lugar y Káiser Carabela último modelo además de ese padre presumido que andaba diciendo a quien lo quisiera escuchar que por fin Dios le había mandado al benjamín de la familia su príncipe heredero de sus fortunas mundanas y no mundanas, venturosos hubieran sido como lo fueron y en un instante se interrumpieron los días para el rusito que los padres vestían en la Casa Blanca y en El Porvenir en los que media docena de vendedores se desesperaban por atenderlos porque le habían descubierto la debilidad al ruso grande para quien el rusito era la luz de sus ojos, y entonces se agolpaban cada vez que buscaban un par de marineritos o un cardigan en los inviernos, un par de zapatos o guardapolvos para niños pequeños, el ruso dejaba unas propinas que los otros adjetivaban de generosas.
Venturosos se hubieran venido los días corriendo de punta a punta en los inmensos salones de la Casa Blanca, en medio de los percheros y de los estantes de las diferentes secciones dispuestas por Don Manuel, el gallego dicharachero que en persona lo acompañaba al ruso en sus paseos por las distintas secciones pero especialmente por la de niños en la que se mezclaban ropas y juguetes con los que el rusito se ponía más loco que inquieto, ambulancias a cuerdas y tortugas también a cuerdas triciclos relucientes, calculando en sus adentros el gallego mientras conversaba, las interesantes y seguidas facturas que le dejaban con un cincuenta por ciento de ganancia.
Venturosos se hubieran venido los días en El Porvenir ese porvenir de baratijas de los turcos Jarma en sus destinos que competían con los gallegos más que otros en el rubro de los juguetes, que en sus providencias el ruso grande y el ruso chico compraban más que las prendas porque después les sacaban el jugo a los juguetes y a los juegos juntos o cada uno por su cuenta o cada uno por su lado, aunque había juegos que el pequeño ni entendía y entonces el grandote se entretenía solo mientras su hijo jugaba en los alrededores, como el del cerebro mágico, un cartón rectangular en una caja muy bien ornamentado, con respuestas resumidas y preguntas que se leían en unas tarjetas de cartulinas, varios puntos en un cuadrante compuesto por dos campos de veinte contactos cada uno, cuatro horizontales y cinco verticales y en el otro ídem, cada uno de los contactos de un campo estaba conectado con uno del otro campo, que al hacer empalme cerraba el puente y encendía una lamparita de uno coma cinco vatios y cinco hojas en la que un campo para las preguntas generales y desde luego el otro para las respuestas cerraba el circuito, en perforaciones adornadas sobre las que había que unir el positivo y el negativo de dos cables con puntas como puntas de punzones justo para que el foco se prendiera si la respuesta correspondía a la pregunta.
Venturosos se hubieran venido los días para el rusito si no se hubiera confundido de juguete y si ese maldito revolver no hubiera estado como estuvo en la mesa de luz en el dormitorio de sus padres, ocupando un espacio en medio de pastillas desparramadas algunos ungüentos papeles amarillentos y un valioso y percudido reloj de bolsillo, venturoso se hubiera venido para él ese día como se vino si no se hubiera acelerado con la curiosidad de siempre y no se hubiera puesto a mirar como lo hizo para adentro del caño, como si quisiera contestar correctamente a una pregunta equivocada claramente.
Venturosos se hubieran venido esos días si ese mismo día no lo hubieran encontrado con un agujero en el centro de su frente, rodeado de un charco tan inmenso de sangre que parecía ser más que la propia.
Porque ese día murió, y en el laberinto de los laberintos fue la primera muerte del ruso grande que se quedó de un día para otro sin un porvenir y sin mañanas, como sordo ciego y mudo se sintió culpable, la peor de todas sus muertes porque hace poco anduvieron diciendo que se murió de viejo y de loco.

Friday, July 15, 2011

el discurso de los privilegios

El discurso de los privilegios.

Fueron muchos, pero muchos, infinitos los laberintos que el Toto y los niños recorrían diariamente en el laberinto original de ese pueblo que iban conociendo al centímetro, fueron muchas las marañas que iban cruzando sin comprender cabalmente las sustancias de esas primeras partes del viaje que como todas las primeras partes de cualquier viaje en los días de las primeras energías eran antes viajes con novedades que viajes rutinarios, levantando la vista oteando los horizontes bajando la vista, asombrándose de los que habrían ser sus más hermosos asombros, perdidos encontrando reanudando, en esos meandros en esos alborotos en esas sinuosidades que se sucedían sin conclusiones cotidianas, no había finales a los sumo interrupciones como las que se produjeron con mamadera y el rusito que se habrán escondido bien y para siempre, nada se cerraba todo quedaba abierto en ese pasado de un pasado que iba siendo mejor que los presentes más duros o más inclementes, fueron muchos tupidos los caminos conocidos o con trampas que fueron transitando, corriendo con el corazón en la boca o pedaleando por todos lados en busca de nuevos amigos que llegaban porque sus padres llegaban a trabajar en el pueblo, en la fábrica de azúcar en la obra civil de la fábrica de papel que por esos días estaba en plena construcción con miles de obreros que a la distancia parecían hormigas abigarradas cerca de su propio hormiguero.

El gringo Matos era hijo de Abdul el turco que así le decían a su papá en el pueblo donde lo asociaban con las mil y una noches simplemente por su origen y otras distinciones que sobresalían, porque la mitad de los que vivían ahí eran obreros de la fábrica y la otra mitad eran empleados de la administración de la fábrica y, salvo las excepciones de una docena de policías, los médicos y las maestras, y dos carteros que estaban a la orden del cartero José Cabrera, los demás eran los dueños o los parientes de los dueños que bajaban especialmente en las vacaciones de verano a jugar el tenis en las canchas de ladrillo del club social y a organizar fiestas majestuosas con el personal jerárquico que ellos consideraban que debían ser invitados, a excepción de toda esta lista todos los demás eran iguales, salvo el gringo Matos que era el propietario de un quinto de manzana pegada a la soltería y al costado del imponente cine del ingenio.
Toda esta información ni el Toto ni los niños nunca la tuvieron, pero cuando lo descubrieron, con la puntualidad del tan tin del reloj del campanario de la iglesia, todos los días a las siete de la tarde se paraban en la esquina del galpón inmenso que era la casa del gringo Matos además de un bar lleno de parroquianos que él mismo explotaba y un salón de bailes de los sábados a la noche para entrar al cual había que pagar la entrada que él en persona cobraba, se paraban allí hasta el momento en que caminaban hasta el baldío que ellos sabían, y cuyo límite era la pared que daba al patio de la casa del gringo.
El gringo Matos era un privilegiado aunque decían que el privilegio le venía de Don Abdul viejo comerciante de Buenos Aires que le vendía casimires a Wolman y que ya radicado en el ingenio porque venía escapando de una deuda con la justicia, le juntaba las mejores meretrices de la zona en los veranos en los que el patrón se instalaba en ingenio por dos meses, y de acuerdo a las instrucciones se las iba instalando en la sala a razón de una por noche, un agradecido Don Abdul que le había pedido también que le apadrinara al hijo, el benjamín de los hijos que había tenido, el gringo Matos.
Así que el privilegio del gringo era excluyente, era el único propietario del pedazo e tierra que ocupaba, todos lo demás lotes eran propiedad de los dueños del ingenio.
Hasta la parte de atrás del galpón, de la parcela donde estaba la vivienda del gringo, llegaban el Toto y su amigos, puntuales cada tarde casi al anochecer, a pararse en un morral de tierra para pasar y ver desde arriba de la tapia que daba al patio de la casa del propio gringo Matos, ellos sabían que les alquilaba unas piezas a la meretrices que se afincaron cuando Wolman murió porque no tenían adonde volver, desde ahí, parados en puntas de pies las miraban ligeras de ropas imaginando desnudos esos enormes pechos sin saber muy bien qué más mirar, ese era el privilegio de los niños, y algunos días de Roldán y Juan Venegas que retozaban con ellas y les pagaban unas cervezas.

Era el mundo perfecto, un laberinto perfecto en otros laberintos de esos niños en el mundo imperfecto del gringo Matos o el mundo imperfecto de esos niños laberintos de laberintos en el mundo perfecto del gringo Matos.

Thursday, July 14, 2011

discurso de las contradicciones

Discurso de las contradicciones.
Cuando Roldán desplegaba el cachemir para mostrarle a la señora Mariotti, apareció Juan Venegas mostrando su muñón como si tuviera un trofeo entre sus manos, o más bien el final de lo que le había quedado de su brazo derecho, allá en la punta, como un improvisado ramillete de naranjitas japonesas adheridas a lo que parecía la horma torpe de una mortadela terminada de manera desprolija, ahí estaban los resultados de casi cinco operaciones de los cirujanos del hospital del ingenio y de un par de meses de convalecencia que los médicos dispusieron que los pasara en el hospital porque era tan bruto que si estaba en su casa se escapaba a sus parientes para ir a su trabajo.
Sin importarle que su amigo se encontrara desplegando todas sus dotes de mercader mediterráneo, metro en mano y tijeras trajinado en medio de cintas galones y cordeles, convenciendo como podía a esa compulsiva y generosa clienta que se llevara el casimir para transformarlo en un elegante y oportuno trajecito para los té de las cinco de la tarde en el club social cuando se juntaba con otras mujeres a jugar a la canasta, Juan le fue contando de sus peripecias de recuperación, y mientras lo hacía le pasaba por cerca de la cara a Roldán ese muñón todavía rosado por efecto del escaso tiempo que pasara de las operaciones.
Mirando desde abajo donde andaban los niños escondidos entre los estantes parecían dos grandotes entretenidos y divertidos, grandes que jugaban distendidos como chicos,
El Toto sabía que Cacho andaba triste por lo de mamadera, era un poco más chico que él y los otros niños y tuvieron que decirle que se había escondido en el mejor lugar del mundo, por eso nadie lo encontraba, que a diferencia de ellos que todos lo días jugaban el mismo juego, mamadera había encontrado el lugar perfecto, algún rincón de ese amplio almacén grande que empezaba en la playa de camiones que entraban y salían para dejar provisiones y para llevarse la basura de todos los días, ese mismo almacén grande que terminaba en el más amplio salón de ventas con vendedores que a veces eran más que los mismo compradores, una cincuentena de empleados que además se encargaban de la provisión a los bolivianos que llegaban para la zafra que se llevaban de todo y pagaban con vales.
El Toto sabía que Cacho no le creía, que algo debía de haber sentido de toda la pelotera que hubo después del último día que mamadera estuvo con ellos, que por chiquitito que fuera debía de haber escuchado, le habrán llegado los gritos desgarrados que comenzó a proferir su madre cuando le avisaron, los alaridos cruzaban de punta a punta la docena de cuadras más importantes del pueblo y como pocas veces las sirenas de las dos únicas ambulancias habían estado sonando por varias horas, mientras bajaban y subían por la avenida de la libertad varias veces, él debe haber visto gente desconocida corriendo en todas las direcciones y a los señores más importantes caminar a paso rápido en dirección al hospital, por más que nadie lo haya visto a él se habrá dado cuenta que el cura Keiner entró en la casa de mamadera que justo estaba al lado de su casa.
Mirando desde arriba donde andaban los mayores conversando en serio o en broma, parecían niños tristes aunque se enredaban, chicos que jugaban preocupados como grandes.

Wednesday, July 13, 2011

discurso del primer laberinto

Discurso del primer laberinto,

El día que vieron pasar corriendo a Juan Venegas el carnicero, el Toto y los niños jugaban a las escondidas doblemente con Quique el hijo de Roldán que era quien gerenciaba el almacén grande que ellos usaban para divertirse, ese día como otros de los que ya ni se acordaban, jugaban a las escondidas doblemente porque además de esconderse para buscarse entre ellos seguían un poco los códigos de esconderse también de ese jefe y de algunos de los empleados que no los dejaban andar por los pasillos cuando eran las horas de trabajo.
Entonces se encontraban fácil, porque había momentos que no sabían de quienes se escondían.
Esos pasillos eran el laberinto preferido de ellos, esa maraña esas docenas de metros que iban en todas las direcciones en senderos marcados por mostradores improvisados por todos lados, sendas algunas paralelas trayectos otros perpendiculares, dibujados con las repisas y limpios los tablones de arriba que se usaban para mostrar la mercadería, y atiborrados los estantes de abajo donde doblada prolijamente se guardaba ropa y se guardaban docenas de pantalones y camisas y de mamelucos de trabajo mezclados con camisas y pantalones de hilos más finos que se vendían a los empleados que trabajaban en las oficinas y no en la fábrica de azúcar, cuyos ruidos se escuchaban afuera como si fueran los bufidos de un gigante enojado todo el día.
Gruñidos que circulaban también por los pasillos, como ellos como los olores mismos.
De esos estantes de los que algunos de los niños se afanaban cintas métricas impecables para divertirse y hacer renegar a los empleados que las perdían y recibían la reposición como responsables de la diferencia de inventario, porque perdían sus tiempos importantes si venía alguna señora a pedirles cortes de telas o algodones para toallas.
Esos callejones eran mejores que las callejas donde seguían las jugadas que hacían en la cortada del embudo en la playa de ambulancias de la antipalúdica y en el playón del propio almacén grande, donde además dos porta carteles inmensos servían para anoticiar a los transeúntes de las películas de matinée o de selecta.
Porque además de conocerlos bastante el Toto y los niños se guiaban por los olores que aunque mezclados, señalaban la prevalencia de alguna mercadería sobre otra y por lo tanto el punto geográfico del amplio galpón en el que se encontraban, como las esquinas en las que estaban los fiambres donde el olor del salamín picado fino prevalecía sobre otros especialmente en los estacionamientos de los veranos porque aunque amplios los espacios se volvían sofocantes, o en la esquinas de las especias o en los más difíciles atajos donde se encontraban apiladas las alpargatas nuevas o la ropa de grafa recientemente confeccionada que también tenían sus olores, o en las esquinas donde una tras otra se acomodaban las bicicletas que después se vendían a los cosecheros o en los lugares donde los estibadores amontonaban las bolsas de harina o de polenta con sus olores particulares.
Podían cerrar los ojos y saber del lugar donde estaban parados, escondidos o encontrados.
Así estaban el día que vieron pasar corriendo a Juan Venegas el carnicero, chorreando sangre y gritando por un médico.
Algunos de los que estaban cerca se fueron con él para ayudarlo.
Otros, que quedaron cuidando el almacén grande comentaron que se cercenó una de las manos con una sierra.
El Toto dijo, ya se la pondrán, y él y todos los niños siguieron jugando.

Tuesday, July 12, 2011

el discurso de la perfumería

El discurso de la perfumería.

En esos días nadie le fue explicando al Toto que las historias comienzan y terminan como las cosas como la vida misma, empiezan, o terminan.
Menos la de él de esta la vida que para él recién comenzaba y en la que todas eran buenas noticias, o casi todas a decir verdad, con las excepciones de lo que pasó con el rusito y mamadera y de algunos resoplidos de papá y de algunas discusiones de su papá con mamá que le preocupaban mucho aunque se pusiera lejos de los temas y los detalles cada vez que sin quererlo mucho los escuchaba.
Era la intensidad de esas discusiones lo que le molestaba en su mundo cálido y confortable, pero esa intensidad que no le gustaba y que le causaba imperceptibles escalofríos y temblores que le impedían esbozar palabras porque le decían que los chicos no deben andar metiéndose en cosas de grandes y lo retaban, ese ímpetu de gritos que lo asustaban se morigeraba hasta las próximas veces con las buenas noticias que llegaban prácticamente a un ritmo de una por día.
Como esa noticia que llegó justo ese día una tarde de otoño oscurecida más por las cenizas que salían al aire libre de las chimeneas de la fábrica de azúcar que por las nubes en el cielo, esa tarde casi una noche temprana por culpa de dos chimeneas de esa fábrica que como un gigante invisible que estuviera durmiendo atemorizaba a los lejos con ruidos de todo tipo y sus sirenas de cambios de turno y otros cientos de ruidos remotos de hierros triturando paquetes enteros de caña que como cilindros apretados con cadenas llevaban los camiones hasta el canchón de carga y descarga.
En explosiones de vapores largados a la atmósfera o martillazos fuertes sobre metales invisibles que se escuchaban en las calles del pueblo en donde retumbaban, como los gritos de alegría que retumbaron en la casa con esa noticia que llegó con su papá volviendo de su trabajo justo ese día de una tarde de otoño cuando él trajo esa ametralladora de juguete tan perfectamente reproducida esa pequeña réplica de un arma de los aliados y de plástico a la escala de sus pequeñas manos resguardada y perfectamente presentada y envasada al vacío en el terso celofán plateado.
Pero más que la belleza de esa pequeña arma de juguete a escala y la sucesión de juguetes que fueron viniendo en manos de su padre a razón de uno por día, algunos relacionados bajo la forma de estímulos a la suerte del Toto en la escuela y otros simplemente porque se trataba de un niño obediente, la buena noticia que llegó para él esa tarde es que la perfumería en la que papá compraba los juguetes quedaba en la esquina de su casa.
Y que apenas con unos pocos pasos se llegaba hasta allá para pararse ante su asombrosa vidriera en la que se mezclaban juguetes en miniatura otros juguetes, algunos útiles escolares como lápices o cuadernos que se mezclaban finamente con jabones de tocador en finos estuches de todos los colores, colonias tipo inglesas, alicates y cepillos para el pelo o la ropa y otras miniaturas o no que se vendían al por menor, todo muy bien acomodado por ese puntilloso Sr. Martínez que él como la vidriera también impecable acicalado con pantalón oscuro camisa blanca y corbata también oscura, cada vez que veía al Toto con sus grandes ojos mirando asombrado ese mundo de perfumes y juguetes que como una rara pecera daba a la vereda, se acercaba para entusiasmarlo, vendedor avezado sabiendo que a la larga o a la corta pasaría el papá para llevarse encargos del niño.
Esa fue la noticia para el Toto, porque desde ese día todos los días, menos los sábados a la tarde y los domingos cuando la perfumería estaba cerrada, con lluvia con sol, antes o después o cuando fuera o cómo fuera, fue repitiendo esa rutina de pararse frente a ese inmenso vidrio empotrado en una esquina del local de la perfumería, para ver las novedades de juguetes más que los de productos de tocador que el Sr. Martínez cambiaba frecuentemente con su simpatía de vendedor astuto que se daba cabal cuenta que en ese rectángulo de exposición estaban todos los anzuelos para los peces del pueblo que pasaran cerca de su pecera.
El Toto entonces fue todos los días hasta que un día la encontró cerrada, creyó que se había equivocado que se trataba de un feriado, pero cuando preguntó unos hombres le dijeron que la empresa que era la dueña de todo en el pueblo había decido cerrar la perfumería.
Aunque en esos días nadie le fue explicando al Toto que las historias comienzan y terminan como las cosas como la vida misma, terminan, o empiezan.

Monday, July 11, 2011

discurso de la vida y la muerte, dos

Discurso de la vida y la muerte, dos.
Algo no encajaba en aquel mecano de todos los días había ladrillos en aquella construcción que no eran parecidos a los ladrillos de goma que nos compraban y nos regalaban para hacer casitas con nuestras torpes manitos ¿las manos son torpes o somos nosotros los torpes que manejamos nuestras manos con señales del cerebro tope? regordetas manitos, cuando ni imaginamos que pudimos imaginar que a veces se muere para vivir o que se vive para morir o que había personas deambulando por todos lados con los discursos de la perfección propia y la imperfección ajena, vivos muriendo en cada uno de sus pasos por este mundo, o muertos emergiendo a la vida como las aves fénix sobreponiéndose a los infortunios tocados en suerte, de muertos que se van muriendo progresivamente en el lado oscuro de la miseria de la vida que no es precisamente la misma miseria de las posesiones de patrimonios que seguramente nunca se conseguirán porque para eso hay muchos custodios por todos lados entronizados en este reino, clones del viejo Midas discurseando sobra la moralidad de la riqueza en seminarios que ellos mismo y organizan con aplaudidores a sueldo que les dan la razón a sus sinrazones, porque en el reino del señor no tendrán cabida porque como fuimos aprendiendo El se lo dice una y otra vez con parábolas o directamente como se cuenta en la Biblia y en todos los libros sagrados cuando Jesús se enchivaba, lamentábamos de lo que recordaríamos para siempre de la ausencia definitiva del ruso de la ausencia definitiva de mamadera y de otras ausencias definitivas que comenzamos a escuchar cada vez más seguido de presencias que ni siquiera vivimos, ausencias de ausentes y ausencias de presentes que presuntamente fueron de nuestros círculos vinieron las ausencias definitivas, esas ausencias comenzaron a contar porque fueron transformándose en un futuro que se hizo presente y fue quedando en un pasado, convertido en impotencias broncas llantos ciertos preocupaciones que dejan huellas en cada arruga que fuimos amontonando con el tiempo comisuras que nos atravesaron sin que no fuéramos dando cuenta, y vaya a saber qué otras emociones inconfesables, ausencias muy parecidas a la de la muerte que se hicieron como ella porque los que se fueron no solamente no volvieron sino que desaparecieron, ¿desaparecieron?, no eran muerte eran muertes no lo eran por lo que no habíamos ratificado los escándalos que fuimos viendo se producían entre los mayores cuando las había, remolinos de lloriqueadas discusiones compungidos comentaristas, no había nada de todo esto en esta últimas muertes ante estas había solamente silencios, estas muertes no eran muertes pero lo eran, partidas sin retornos sin nadie que se hiciera cargo porque había millones de culpables.

Sunday, July 10, 2011

discurso de la vida y la muerte

Discurso de la vida y la muerte.
Algo no encajaba en aquel mecano de todos los días había ladrillos en aquella construcción que no eran parecidos a los ladrillos de goma que nos compraban y nos regalaban para hacer casitas con nuestras torpes y regordetas manitos, ladrillos que encajaban perfectamente uno tras otro aunque había algunos que se deformaban o rompían o rompíamos que era lo mismo, la vida parecía abrirse a cada día con cada hora con cada instante que pasábamos cargado de novedades de todo tipo, programas obligaciones instrucciones que se cumplían con gusto y rápidamente otras que se cumplían rezongando, lugares que fuimos conociendo y fuimos incorporando distraídos del instante y del largo plazo lugares que fuimos haciendo nuestros historias, la vida se abría como un arco iris deslumbrante como esos que aparecen alguna tarde temprana después de esas lluvias cuando el cielo se viene abajo, un arco iris de muchos colores que representaban sonidos ruidos diferentes, olores, sabores, sensaciones que nos iban dejando depositados en este lugar confortable que es el mundo sin advertencias cercanas por lo que no tiene de confortable, la vida era hoy a los sumo la de mañana aunque viviéramos escuchando charlas tranquilas o discusiones fuertes por mañanas que entonces ni conocimos, los mañanas estaban en nuestro sueños, la vida era hoy sin ayeres no había prejuicios perspectivas de lo pretérito confundidos en el torbellino de un presente que vivimos entusiasmados probablemente visto a la distancia sin los apremios de algunos chicos de la barra que a veces se quejaban en quejas que nosotros no escuchábamos, pero la contrapartida de este blanco brillo era un negro brillo que se fue completando con la secuencia de la ausencia definitiva del ruso de la ausencia definitiva de mamadera y de otras ausencias definitivas que comenzamos a escuchar cada vez más seguido de presencias que ni siquiera vivimos, vinieron las ausencias definitivas del abuelo Franklin de la abuela Catalina de la abuela Isabel del tío Rubén que arrasaron con aquel blanco brillo y lo fueron destiñendo de a poco sin que tomáramos cabal conciencia, fuimos viviendo en medio de llantos de comentarios de peleas de costumbres encontradas entre familias diferentes miserias diferentes como la plancha que nuestra madre le quiso poner al cuerpo inerte de su hermano para que no se hinchara y nuestro padre se alzó en gritos protestando contra la ignorancia y la magia negra agrandándolo, pero otras ausencia aparecieron que eran de muertes presuntas desapariciones de hermanos parientes que comenzaron a desaparecer de nuestros presentes con presunciones de regreso porque primero se trataba de detenciones por averiguaciones de antecedentes en un lucha que para nada entendimos de mayores que hablaban de sus poderes, esas ausencias comenzaron a contar porque fueron transformándose en un futuro que se hizo presente y fue quedando en un pasado, convertido en impotencias broncas llantos y vaya a saber qué otras emociones inconfesables, ausencia muy parecidas a la de la muerte que se hicieron como ella porque los que se fueron no solamente no volvieron sino que desaparecieron, ¿desaparecieron?, no eran muerte eran muertes no lo eran por lo que no habíamos ratificado los escándalos que fuimos viendo se producían entre los mayores cuando los había, remolinos de lloriqueadas discusiones compungidos comentaristas, no había nada de todo esto en esta últimas muertes ante estas había solamente silencios.

Saturday, July 09, 2011

el discurso de la perspectiva

Discurso de las perspectivas.
Por esos días nos faltaba mucho para terminar de comprender las razones que en realidad no tuvimos entonces y a lo mejor no hubiéramos tenido o no tenemos ahora, porque si las hubiéramos tenido las tendríamos ahora y si no las hubiéramos tenido no las tendríamos ahora, conjugando que si éramos como fuimos o como seremos, nosotros decimos propiamente nosotros los que vivimos aquí en este pedazo del planeta que está en treinta y cuatro grados cuatro minutos sur y cincuenta y ocho grados veinticuatro minutos oeste, justo nosotros que si éramos o hubiéramos estado calculando ser únicos en el universo, que en realidad no es nada de extraordinario porque cada ser humano en su magnitud igualmente lo es sin mayores rimbombancias, o que si al contrario éramos un conjunto de trasnochados y agrandados creyendo ser más de lo que fuimos somos o seremos perjudicando a los nuestros antes que a los otros que es lo mismo que decir suicidándonos mientras en algunos lados nos estarían mirando y pensando lo estúpidos que somos o debemos parecer peleándonos entre nosotros, limitados contra limitados, limitantes contra limitantes, pobres contra pobres, consumistas contra consumistas, estúpidos contra estúpidos, en el original error de perspectiva craso error de la errónea nacionalidad que declaramos que tenemos que es una nacionalidad de apátridas y vendidos, de ser perros del hortelano que no hacemos ni dejamos hacer o en la potenciación grosera que no aprovechamos lo que se nos da servido y encima no dejamos que los que están cerca se sirvan de lo que se nos da servido cuando en la mayoría de los casos se trata de mortales como nosotros, porque con los poderosos ni nos metemos con ellos actuamos como aplaudidores y obsecuentes, y ese error de perspectiva lo vamos remontando en el tiempo haciéndolo eje de cada una de nuestras actividades de las cosas que organizamos, y como se trata de un pecado original eso mismo va reproduciendo pecados originales y el resultado somos nosotros únicos autores de todo únicos perjudicados.
A quién le importará que digamos que somos perfectos si en definitiva somos imperfectos y esa imperfección se vuelva nada más que contra nosotros mismos haciéndonos imperfectos antes que perfectos, a quién le importará que declaremos que somos sin serlo que tengamos existencia artificial con la cara de los que superviven porque superviven porque son los más caraduras a quién le interesará, que sigamos errando en las perspectiva porque en definitiva a quién más le importarán nuestras perspectivas sino a nosotros mismos.

Friday, July 08, 2011

el discurso de los que andan de corazón solitarios

El discurso de las confusiones solitarias.
El problema no fue nunca que por su lado los que quisieran dijeran de sí mismos todo lo perfecto que eran, que nosotros distanciados en el tiempo trabajando de hijos y dependientes debíamos copiar esas perfecciones de tal manera que paulatinamente fuéramos siendo más perfectos, el verdadero problema radicaba en que esas perfecciones eran más declarativas que ejercitadas y que entonces aún sin tenerlo totalmente presente causaba en nosotros choques emocionales tropiezos de sensibilidades y tropezones de vaya a saber que cosas iban formando nuestros caracteres con esas contradicciones entre el decir y el hacer, que se iban haciendo más pronunciadas a medida que el tiempo pasaba e íbamos comprendiendo cada vez más, había distancias que por lo menos parecían infinitas entre los preceptos y las acciones aunque esas acciones fueran nimias e intrascendentes, conjugando que nos dijeran que fuéramos cuando no lo éramos o lo hacíamos mejor de los que ellos lo hacían, comparado nuestro mundo con el mundo que vivían ellos los que estaban más allá de nosotros, y si bien en esas contradicciones estaba la perfección según la opinión de los opinadotes estaba también la imperfección en uno mismo pero también en los otros estaban los aciertos estaba el éxito estaba lo competente lo competitivo estaba lo superlativo, el triunfo el éxito y todo lo opuesto era ajeno, nuestro de nadie más, igual que en las primeras confesiones que encaramos tonel Jesús en la boca, lamentando mencionarlo en vano de nuevo y sin querer porque ya entonces lo quisimos mucho al Nazareno aunque algunos de sus representantes por acá dejaban más que desear mucho más que desear como el cura maricón que pasó por ahí queriendo manosear lo que no debía causando uno de nuestros primeros enojos con los pastores representantes que lo único que hacen cuando son malos es dejarlo mal a El que fue tan cuidadoso, al frente quedaban para nosotros los errores reconocer los errores las equivocaciones las actitudes de saña o injusticia, del lado nuestro estaba lo unilateral lo menos ponderado lo superfluo era propio y sin ninguna posibilidad de que eso fuera diferente, y en eso estuvimos casi solos en apariencia porque con el otro niño y los otros niños y los otros y los otros no compartíamos esas inseguridades y como si esto fuera poco los pocos que contaban de lo que les pasaba no se sentaban con nosotros y tampoco les interesaba sentarse y había unos pocos no pocos que al contrario como eximios alumnos iban apareciendo como adalides de las perfecciones similares a las de los mayores a esas que alentaban vanidades presunciones engreimientos que entonces no nos lastimaron demasiado porque apenas si entendíamos de todo ese conjunto de cuestiones, solitarios anduvimos aprendiendo hasta donde pudimos entonces comprenderlo como lo comprenderíamos después.

Thursday, July 07, 2011

discurso de la conjugación, dos

Discurso y conjugación.
Quedamos quietos por ahí sin saber muy bien si no hubiera sido demasiada la comodidad de aquellos años como para ir entendiendo si no sería tan incómoda la incomodidad de los años que venían.
Si no hubiéramos estado donde estuvimos para llegar adonde fuimos llegando sin querer llegar adonde hubiéramos querido llegar si se hubiera dado lo que fuimos queriendo hubiésemos estado más cómodos aún en las incomodidades que fueron apareciendo como aparecieron más comodidades.
Si hubiéramos estado donde no estuvimos para llegar adonde no fuimos llegando sin querer no llegar adonde hubiéramos querido no llegar si se hubiera dado lo que no fuimos queriendo no hubiésemos estado más incómodos aún en las comodidades que no fueron apareciendo como no aparecieron más incomodidades.
No nos quedamos quietos por ahí sabiendo muy bien si hubiera sido insuficiente la incomodidad de aquellos años como para ir entendiendo si no sería tan cómoda la comodidad de los años que venían.
En aquellos años tempranos sin mayores conciencias comenzamos a transitar el nuevo e interminables laberinto de aceptar o rechazar la perfección entendida en su versión local que es una perfección de imperfectos que están convencidos de ser perfectos y que en nombre de esa posición destrozan a los demás no solamente a sus prójimos más próximos sino también a sus prójimos mas alejados, locos con locuras inventadas consistentes en cambiarles los nombres a los nombres comunes de todos los nombres de sus vidas, de las vidas propias que se fueran mezclando con las propias vidas de los demás que respecto a estos mambos tienen sus mambos propios pero digamos que más atenuados o que comprenden que las perfecciones pueden alcanzarse por una suma de imperfecciones o que las imperfecciones pueden aparecer de una suma de perfecciones.

Wednesday, July 06, 2011

discurso del modo de los modos

Discurso del modo.
Así y ahí comenzamos a darnos cuenta que en esa especie de confirmación doble del pasado iba quedando la esencia de las contradicciones que cruzábamos una tras otra, inconscientes para ponerlas en blanco entonces pero que inexorablemente nos rozaban no solo a mí sino al otro niño que estaba a mi lado sino también a los otros niños que deambulaban con nosotros por laberintos que ni ahí supimos resolver y fueron quedando inconclusos hasta otros momentos en que fueron apareciendo bajo la forma de mañas bajo la forma de destrezas no necesariamente virtuosas sino también viciosas mientras fuimos incorporando como propios los enlames propios de los otros como si fueran cargas propias las que en realidad eran cargas ajenas, todo un cúmulo de irresoluciones algunas de las cuales es de suponer no se resolverán nunca, en el modo de ir conjugando ese doble pasado, el pasado del pasado, de alcanzarlos y alejarnos y dejar atrás los futuros que alcanzábamos y no alcanzábamos, ahí y así estaban las escrituras más simples de los códigos que podían servir en parte para las lecturas que se necesitaban.
Y entonces fueron aflorando las justificaciones de las invisibilidades más importantes para entonces.
El hermano de mamadera no hubiera fallecido a los veinte años abrazado a parte de los hierros retorcidos de un colectivo que chocó contra el coche motor, si la mamá desoyendo opiniones del papá no le hubiera dado el premiso para el viaje en la época en que todavía se pedía permiso teniendo veinte años, si no le hubiera dado lo que antes no le había querido dar aunque se lo diera, ahí estaba el modo del pluscuamperfecto, el enredo que vivimos sin saber de papá corriendo detrás de las faldas de la Eufemia y de vaya a saber cuantas otras más de mamá despechada y haciendo de las suyas no hubiera sido si hubieran sido distintas las cosas que fueron como no deberían haber sido como finalmente fueron como fueron, ahí estaba el modo pluscuamperfecto, como estuvo en la muerte del hijo pequeño del ruso grande que se abrió un agujero en la cabeza con una calibre cuarenta y cinco con un revólver que encontró en el cajón de una mesa de luz de su papá, un cañonazo que no debería haber sido, ahí en el modo imperfecto del pluscuamperfecto estaban algunas de las respuesta a tantas preguntas sin respuesta que fuimos teniendo como siempre, en ese no debería haber hecho lo que hizo que fuera, echó hechos.

Tuesday, July 05, 2011

discurso de la conjugación

Discurso de la conjugación.
Y así fuimos andando confirmando sin saberlo los pasados de los pasados, a pesar que las maestras de quinto grado para arriba y todas las profesoras de lenguaje y literatura que atravesamos durante los años del secundario hicieron todos los esfuerzos para que los comprendiéramos no lo comprendimos cabalmente y nos fuimos haciendo de esa manera incompleta, confirmando sin saberlo que iban quedando atrás esos tiempos y esas informaciones que decodificamos y esas informaciones que no decodificamos y probablemente no decodificaremos nunca, viviendo por nuestra cuenta viviendo con los que nos rodeaban viviendo por cuenta de los otros los que quisimos, odiamos, los que repudiamos, aprendiendo como cualquiera a los golpes que no es lo mismo el pasado que el pasado confirmado que el pasado del pasado en realidad que es en definitiva el pretérito pluscuamperfecto.
Ya en esos días habíamos mirado y escuchado demasiadas cosas las que sabíamos y las que no sabíamos, una mirada confirmaba la otra un sonido confirmaba el sonido anterior, un sabor el sabor pasado, un olor el olor pasado parecido similar tal vez pero único en cada uno de los instantes de las percepciones que fuimos teniendo.
Ya fuimos los que supimos ser ya fuimos lo que supimos ser, o sea el mirar era posterior a una mirada de origen o el oler a otro oler de origen o el gusto seguía en una sucesión inacabable de gustos que nos se interrumpían a pesar que fuimos viviendo como cierres en partes.
Yo he mirado, es hablar del pasado.
Ya había mirado, es hablar del pasado del pasado.
De ese pasado que fuimos mirando con padres distantes aunque amorosos y con Eufemia y con Blanca que nos cuidaron a ambos a mí y a ese otro niño que veo y que ya no está ni fue estando en esos pasados de pasados.
Y así fuimos andando confirmando futuros que se hacían viejos, ¿viejos los futuros?, si la cantidad de futuros que tuvimos iban perdiendo vigencia en el paso de un tiempo vertiginoso del mundo y de nosotros mismos aislados creyendo firmemente que fuimos los primeros y también los últimos de quienes iban apareciendo en ese mundo externo en el que fuimos invisibles inservibles en ocasiones, insoportables rebeldes sin causa renegados insoportables, con un futuro viejo y perimido que si bien fuimos construyendo a partir de un mañana real y posible entraba vertiginosamente en una categoría de un mañana virtual y ficticio que se iba modificando parcialmente para ser parte de la realidad y para quedar como ficción para siempre, conocimos las últimas cocinas a leñas que pacientes manipuleaban nuestras abuelas y creímos en los robots que cocinaban que nunca llegaron como si fueran el futuro pluscuamperfecto, la rémington de la comisaría de la esquina de nuestra casa pasó a olivetti létera y la olivetti rápidamente se convirtió en data entri pero nunca llegó ese futuro que nos auguraba mañanas más armoniosos sin diferencias sin interferencias.
Yo podría mirar, es hablar del futuro.
Yo podría haber mirado, el futuro en una acción pasada.
Entonces si fuera que pensamos que el mundo era perfecto porque no se movía demasiado entonces en esa infancia acogedoras, el mundo iba siendo cada vez más imperfecto hasta en su versión más folclórica de locos que se dicen perfectos cuando son bien imperfectos, locos que no reconocen errores aunque estén pagando los costos de su propios errores.

Monday, July 04, 2011

discurso de la mentira

Discurso de la mentira.
De hecho entonces ahí donde estuvimos renegados renegando, donde todavía veo dos niños o jóvenes creciendo sin derivas derivados, se pasaba a sentir ese escalofría que llegaba con la escasez de conocimiento y de informaciones que sirviera de que la vida es como un viaje que va siendo una suma de verdades y mentiras como un viaje en el que se intenta siempre hacer aparecer a la mentira como si fueran verdades propias verdades con exclusión de las verdades ajenas, cada vez más verdades propias cada vez menos aceptando las verdades ajenas, allá donde iba forjándose el egoísmo la codicia la sensación que estábamos solamente para salvarnos individualmente aunque en esos salvatajes nos lleváramos puesto a otros, por lo menos así aparecían las rondas en las que apenas teníamos categoría de espías espiando situaciones prohibidas que aunque no fueran parte de nuestras conciencia no iban forjando para adelante, dando valor a la verdad ponderando el valor de la mentira calificando de piadosas a las mentiras que fuimos suponiendo como tanto que hay ocasiones en que la mentira roza la piedad la consideración la misericordia falsas premisas como falsas también eran las premisas de los que destilaban perfecciones diciendo que en estos casos había que dar caras que en definitiva nunca aparecían porque eso también entraba dentro de las mentiras originales, lo mismo que aquellas mentiras o distorsiones que en nuestros lenguajes algunos llamaron ficciones cuando son cuestiones diferentes porque ficciones serían vuelos de las imaginaciones que no dañan ni lesionan a otros cuando las mentiras suponían actitudes que si lo hacían.
De mentiras perfectas que mantenemos en el tiempo aunque sepamos que dan lugar a imperfecciones contra otros.
De mentiras imperfectas que elegimos en sustitución de una verdad que puede cambiarnos para ser más perfectos.

Sunday, July 03, 2011

el discurso de lo insondable

Discurso de lo insondable.
Aunque a lo largo de nuestras vidas vamos encontrando gente como entonces ahí por esos días de renegados de rebeldes sin causa uno vaya encontrando la gente que cierra con gesto de complicidad uno de sus ojos mientras dice que lo tiene todo descifrado que en realidad controlamos todos los sucesos de nuestras vidas incluso aquellos que se encuentran por ahí sin que lo sepamos muy bien qué son y para qué debemos tenerlos presentes, pero que con autenticidad con verdadera autenticidad significa un altísimo nivel de exposición destructiva de otros pares próximos y de reconocimiento de limitaciones y potencialidades, registramos que no podemos modificar nada y sí a los otros para mejor o peor para peor, que en realidad ahí es donde están nuestras más bajas penurias, de nuestra estatura en la condición humana o nuestros más perversos instintos en el calidoscopio del animal que contenemos, efluvios emanaciones simétricas e infinitas, ahí están las explicaciones de los porqué somos como somos y las verdaderas razones por las que lastimamos y favorecemos a tanta gente que pasa por nuestras vida, pero especialmente a la que vamos perjudicando con nuestras peores mañas con nuestros defectos con nuestras miserias, para lo cual incluso hay remedios, terapeutas, olvidos funcionales, para pensar que no fuimos ni somos ni seremos aquellos capaces de aquello, todo lo malo que pudimos ser para los otros como si lo que importara lo que somos para otros fuera lo que piensan los otros y no precisamente nosotros mismos que aprendimos a justificarnos de cada paso que damos en el acierto y peor aún en el error, para lo que tenemos en el sistema una batería de respuestas entre las que hay médicos y curas y psicoanalistas que en vez de ayudarnos cometen el error de especie original de ponerse de nuestros lados con el lenguaje de la religión con sus fundamentos con la doctrina cuando por lo que hicimos los primeros que deberíamos demostrar arrepentimientos pesares pesadumbres.
Con tres padres nuestros y veinte aves marías quedamos salvados si lastimamos a alguien.
Pero no allá vamos siempre justificando nuestras imperfecciones buscando en los otros solamente justificadores y aplaudidores, ciegos sordos y mudos confiados que el tiempo lo borra todo y que los demás como nosotros mismos gozan por ahí de muy buena salud de muy mala memoria.
Perfectos para ocultar u olvidar las imperfecciones.
Imperfectos para asumir las perfecciones de santos o héroes, incapaces.
Perfectos nos vamos creyendo compatriotas, conjugando esos verbos en plus quam perfecto.
Cuando aprendimos a decirlo ya habían actuado con una actitud de mierda.
Cuando llegó con el consuelo nosotros lloramos en soledad el desconsuelo.
Si hubiéramos sido buenos como nos gusta decirlo no nos hubiéramos comportado para el culo.

tocando la marimba

tocando la marimba
para que toquen todos

es la economía estúpido

es la economía estúpido
para todos los que creemos que sabemos de economía y sabemos muy poco

buscándome

buscándome
buscándonos

Total Pageviews

paz - castillo

paz - castillo
2010

cuentos del abuelo que no son más que cuentos que se van copiando a lo largo del tiempo

MIAMI.- Uno tiende a pensar que las canciones infantiles no son otra cosa que tradición oral de origen incierto, convertida en dominio público y, como consecuencia, creaciones exentas de todo reclamo propietario.



"Sobre el puente de Avignon", por ejemplo, es una canción francesa del siglo XV y alude al famoso puente medieval de Saint-Benézet, que se extendía sobre el Ródano. Y "Mambrú se fue a la guerra" fue compuesta en 1709, tras la Batalla de Malplaquet, donde Gran Bretaña y Francia se enfrentaron para dirimir la sucesión española. El Mambrú en cuestión era el duque de Marlborough, a quien los franceses creían muerto.



Pero nadie conoce la identidad de sus creadores y en algunos casos, como el de Mambrú, se sospecha que se trata de una melodía originalmente árabe, que llegó a Francia con las cruzadas.



No es el caso de "Happy Birthday To You" ("Feliz cumpleaños"), considerada por el libro Guinness de récords la canción más popular del mundo, entonada en los más variados niveles de disonancia y en una multitud de lenguas en aniversarios de bebes, adultos y ancianos, incluida en cajas de música, teléfonos celulares y tarjetas de aniversario, llevada al espacio como uno de los testimonios de la cultura del planeta Tierra y memorablemente cantada por Marilyn Monroe el 19 de mayo de 1962 (78 días antes de su suicidio) a su amante, el presidente John F. Kennedy, en una celebración multitudinaria en el Madison Square Garden.



"Happy Birthday To You" no sólo tiene un origen comprobado, sino que además tiene dueño y copyright, y es objeto de una fascinante batalla legal por lo que podría representar unos 2.000.000 de dólares anuales en concepto de derechos de autor.



La historia comienza en 1893, cuando las hermanas Mildred y Patty Smith Hill, maestras jardineras de Kentucky, confeccionaron un libro titulado Cuentos cantados para el j ardín de infantes, que fue publicado por la editorial Clayton F. Summy Co., de Chicago.



La primera canción del libro se titulaba "Buenos días a todos", pero durante un cumpleaños del que las hermanas participaron, Patty sugirió cambiar la letra de la canción por "Happy Birthday To You", como una manera de homenajear a la niña que ese día celebraba su aniversario.



Esto es, en realidad, lo que se supone, porque no existe documentación que establezca que la letra de "Happy Birthday To You", de apenas cuatro líneas, sea efectivamente autoría de Patty Smith.



En marzo de 1924, un editor llamado Robert H. Coleman publicó una versión de "Buenos días a todos", que incorporaba la letra de "Happy Birthday" como alternativa. Con el advenimiento del cine y de la radio, la canción alcanzó una extraordinaria popularidad.



En 1931, fue incluida en el musical The Band Wagon , de George S. Kaufman y Howard Dietz, que protagonizaron Fred Astaire y su hermana, Adele, y dos años más tarde, cuando la Western Union lanzó su primer telegrama cantado, eligió "Happy Birthday To You" como su primera canción.



Fue, precisamente, en 1933, cuando Irving Berlin volvió a usar la canción en su comedia musical As Thousands Cheer ( Mientras miles vitorean ) que Jessica Hill, la tercera de las hermanas Hill, decidió emprender acciones legales.



Tras demostrar la similitud entre la canción original y "Happy Birthday To You", Jessica Hill logró que una corte la autorizara a registrar la nueva versión, que obtuvo un copyright en 1934.



La compañía Summy de Chicago publicó la canción en 1935. Según la legislación en vigor, los derechos debían expirar en 28 años, pero el acta del derecho de autor sancionada en 1976 los extendió hasta 2010. Y en 1998, a propósito de una disputa en torno de una canción de Sonny Bono, la Corte Suprema norteamericana añadió 20 años más al derecho de autor, lo que prolongó el copyright sobre "Happy Birthday To You" hasta 2030.



Algunos expertos, como Robert Brauneis, de la Universidad George Washington, argumentan que si bien los méritos para registrar una canción popular son válidos, en el caso de "Happy Birthday To You", los argumentos se ven anulados por la inexistencia de pruebas fehacientes acerca de quién escribió la letra de la canción.



Si todo esto hace dudar al lector acerca de la conveniencia de cantar "Happy Birthday" la próxima vez que algún familiar cumpla años, a riesgo de que aparezca alguien de Sadaic a reclamar los royalties, tranquilícese. Las demandas sólo se aplican a la explotación comercial de la canción, no a las fiestas familiares.

(tradición conocida gracias a mario diament en una nación de 2009)

boludeces de humor negro que circulan

por el ciberespacio y por la calle

Hay un tipo gangoso sentado en un banco del Central Park de Nueva York,
en la noche de Nochebuena, cuando de pronto se acerca una dama y se
sienta a su lado. El tipo, que andaba solo, para romper el hielo le dice:
- ¡Ghola!
- ¡Ghola!
- ¿Ghos tanguien shos gangosa...?
- Shi.
- ¿Y haglás Eskañol?
- Shi.
- ¡Lo único que te jaltaria esh sher Arlgentina!
- Shi, shoy Arlgentina.
- ¡Uy! ¡Qué shuerte! ¡Yo tamguien shoy Arlgentino! Yo eskaba solo acá
shentado hoy que esh noche guena y jhusto akareciste vosh que tamguien
shos gangosa y Arlgentina. ¿Que te karece shi hacemos algo...?
- Gueno, ashi ninguno de los dosh she queda sholo.
Entonces se van los dos a cenar. Empiezan a charlar, a conocerse y se van
a pasar la Nochebuena en un Hotel. Se encaman, y luego de unas horas de
sexo, lujuria y placer se produce la siguiente conversación:
- Oguime, le dice la chica, tengho que confesharte algho.
- ¿Qué esh?
- Tengho Sida...
- ¡Ah...! ¡Güenísimo! ¡ ¡Yho tengho Pan Dulce!

ADN

ADN, los derechos y los ácidos. No sé mucho de los derechos a darse cuenta de que la privacidad es la privacidad y ninguna ley puede cambiar de una entidad de este tipo fuera de la condición humana, o la cosmética o la justificación de un derecho natural e inherente a lo esencial de nuestra más pura naturaleza, y que esto es como un apoyo a la vida antes de que otros principios, si uno trató de construir un sistema o establecer prioridad sobre lo que está aguas arriba o aguas abajo en este autodeterminada, y con independencia de tema o la implicación de otra u otras personas en esta iniciativa. Por supuesto, las líneas que marcan los espacios reales y virtuales en todo esto son muy indefinida ya veces hace que el avance hacia lo que aún no se sabe si se hiciese lo que con la eutanasia, o en un extremo opuesto a incurrir en errores extraordinarios como privar a alguien de libertad no recordar el número de identificación de la memoria o su look hippie de desgracia como lo fue para la Argentina en los años setenta. La intimidad es la intimidad y creo francamente que debemos estar de acuerdo - no palabrería - la mayoría de las personas que habitan este planeta, pero privacidad que no debe confundirse con el privado, como parte de nuestra personalidad es constitutiva, pero no es determinante de nuestra función social se despliega en una amplia gama de posibilidades, y luego sucede que alguien quiere meterse con nuestra privacidad sin una petición o similares , también puede ser individual más o menos dispuestos a compartir nuestra intimidad con uno u otro o directamente a no compartir. El que fue violada, sin duda, es herido en sustancia, sino la sociedad en su sistema como se señaló en ese caso a quien la lesión y, en general condenando la actitud, pero no heridos alivio al que sufre y en todo caso sólo contiene el enigma nunca es recuperada por el individual y así es como entrar en el gran área de gris que existe en esta materia que va del negro al blanco, ya la tercera, que, como grupo lo resolvemos nuestras lesiones socialmente con los que obtenemos asuma que sufrió una lesión en su intimidad somos que no participan, lo hacemos a veces y otras no ?, ¿cómo lo que otros entienden que debemos comprometernos con la privacidad de los demás, especialmente cuando la persona no solicita o cuando lo solicite expresamente, o si la persona no lo hace? ¿Por qué habría de lo que otros quieren ser y no es lo que debería ser? ¿Está bien que otra carga generacional se convierte en uno que pertenece a otra generación? ¿Hay alguien en el sistema con la capacidad de sopesar las decisiones íntimas no es socialmente perjudicial, ¿alguien puede obligar a otro para alterar las decisiones subjetivas? Aunque las costumbres argentinas como nos inclinamos a menudo para tomar el lugar de los dioses intimidad es la intimidad, y aunque se encuentran con la base para los que no se ve bien para obligar a alguien compulsivamente directa o indirectamente a someterse a las pruebas de ADN para determinar su por caso o formular objeciones si hay razones que podrían desencadenar acciones, para asegurarse de que la decisión de convertir esas características cualquiera de los términos de la ecuación esa es nuestra inherente e inviolable espléndida privacidad, o la totalidad de sus términos. En cuanto a la integridad, en su resolución y si las normas que puedan estar en ese sentido la estatura de su propia probidad es primero una decisión individual y la privación y si uno es conjunto y también con su entorno que no es perjudicial, no hay razón alguien puede reclamar el derecho a oponerse, porque de la misma manera que podría desafiar lo que creemos es posiblemente el otro, evidentemente, más de un lío armar estilo argentino con piquete y todo, y razones más legítimos distintos de los que se hicieron sobre si son incompatibles con ellos mismos, y mucho menos si éstos pertenecen al anuncio para la afiliación de uno mismo. ¿Cuántos ejemplos de problemas no resueltos en nuestra sociedad es sólo porque la gente elige para preservar su integridad? Debido a la dignidad, porque la vergüenza y la sobriedad son instintos independientes están en un nivel más alto que la evaluación externa de la honra o deshonra a sí mismo. ¿Es el voluntarismo honor individual una variable dependiente de otra u otras personas? Como el umbral de la identidad, es decir, antes mucho antes de la inexactitud probable de tercero para la medición de índices de audiencia muy personales y también por su forma de elección auto-mal es pre errores por proxy, tanto más si la información, comunicación o conocimiento se impregnan con un ácido rencor del árbitro.



























copiando del álbun de belén; museos

copiando del álbun de belén; museos
mario. judith. jimena y belén, ¿año 2008?

imagina un mundo sin zonceras

imagina un mundo sin zonceras
imagina un mundo sin egoísmo

copiando del álbum de belén; casa blanca

copiando del álbum de belén; casa blanca
ellla y sus compeñeras del nación, más que un par de potras

juan cruz y mario paz III (junior)

juan cruz y mario paz III (junior)
navegadores custodios; fútbol

About Me

My photo
Inca Paz también puede ser este ¿no?, de mi vida si te interesa preguntá, y sino todo bien

candela y jimena

candela y jimena
chico y grande; libros

mario y pinky

mario y pinky
a la edad que tienen hoy juan y mario

juan cruz en san lorenzo donde lo bautizaron

juan cruz en san lorenzo donde lo bautizaron
con maría jimena

historia argentina contemporánea


Fernando Peña
29.03.2008
Cristina, mucho gusto. Mi nombre es Fernando Peña, soy actor, tengo 45 años y soy uruguayo. Peco de inocente si pienso que usted no me conoce, pero como realmente no lo sé, porque no me cabe duda que debe de estar muy ocupada últimamente trabajando para que este país salga adelante, cometo la formalidad de presentarme. Siempre pienso lo difícil que debe ser manejar un país... Yo seguramente trabajo menos de la mitad que usted y a veces me encuentro aturdido por el estrés y los problemas. Tengo un puñado de empleados, todos me facturan y yo pago IVA, le aclaro por las dudas, y eso a veces no me deja dormir porque ellos están a mi cargo. ¡Me imagino usted! Tantos millones de personas a su cargo, ¡qué lío, qué hastío! La verdad es que no me gustaría estar en sus zapatos. Aunque le confieso que me encanta travestirme, amo los tacos y algunos de sus zapatos son hermosísimos. La felicito por su gusto al vestirse.Mi vida transcurre de una manera bastante normal: trabajo en una radio de siete a diez de la mañana, después generalmente duermo hasta la una y almuerzo en mi casa. Tengo una empleada llamada María, que está conmigo hace quince años y me cocina casero y riquísimo, aunque veces por cuestiones laborales almuerzo afuera. Algunos días se me hacen más pesados porque tengo notas gráficas o televisivas o ensayos, pruebas de ropa, estudio el guión o preparo el programa para el día siguiente, pero por lo general no tengo una vida demasiado agitada. Mi celular suena mucho menos que el suyo, y todavía por suerte tengo uno solo. Pero le quiero contar algo que ocurrió el miércoles pasado. Es que desde entonces mi celular no deja de sonar: Telefe, Canal 13, Canal 26, diarios, revistas, Télam… De pronto todos quieren hablar conmigo. Siempre quieren hablar conmigo cuando soy nota, y soy nota cuando me pasa algo feo, algo malo. Cuando estoy por estrenar una obra de teatro –mañana, por ejemplo– nadie llama. Para eso nadie llama. Llaman cuando estoy por morirme, cuando hago algún “escándalo” o, en este caso, cuando fui palangana para los vómitos de Luis D’Elía. Es que D’Elía se siente mal. Se siente mal porque no es coherente, se siente mal porque no tiene paz. Alguien que verbaliza que quiere matar a todos los blancos, a todos los rubios, a todos los que viven donde él no vive, a todos lo que tienen plata, no puede tener paz, o tiene la paz de Mengele.Le cuento que todo empezó cuando llamé a la casa de D’Elía el miércoles porque quería hablar tranquilo con él por los episodios del martes: el golpe que le pegó a un señor en la plaza. Me atendió su hijo, aparentemente Luis no estaba. Le pregunté sencillamente qué le había parecido lo que pasó. Balbuceó cosas sin contenido ni compromiso y cortó. Al día siguiente insistí, ya que me parecía justo que se descargara el propio Luis. Me saludó con un “¿qué hacés, sorete?” y empezó a descomponerse y a vomitar, pobre Luis, no paraba de vomitar. ¡Vomitó tanto que pensé que se iba a morir! Estaba realmente muy mal, muy descompuesto. Le quise recordar el día en el que en el cine Metro, cuando Lanata presentó su película Deuda, él me quiso dar la mano y fui yo quien se negó. Me negué, Cristina, porque yo no le doy la mano a gente que no está bien parada, no es mi estilo. Para mí, no estar bien parado es no ser consecuente, no ser fiel. Acepto contradicciones, acepto enojos, peleas, puteadas, pero no tolero a las personas que se cruzan de vereda por algunos pesos. No comparto las ganas de matar. El odio profundo y arraigado tampoco. Las ganas de desunir, de embarullar y de confundir a la gente tampoco. Cuando me cortó diciéndome: “Chau, querido…”, enseguida empezaron los llamados, primero de mis amigos que me advertían que me iban a mandar a matar, que yo estaba loco, que cómo me iba a meter con ese tipo que está tan cerca de los Kirchner, que D’Elía tiene muuuucho poder, que es tremendamente peligroso. Entonces, por las dudas hablé con mi abogado. ¡Mi abogado me contestó que no había nada qué hacer porque el jefe de D’Elía es el ministro del Interior! Entonces sentí un poco de miedo. ¿Es así Cristina? Tranquilíceme y dígame que no, que Luis no trabaja para usted o para algún ministro. Pero, aun siendo así, mi miedo no es que D’Elía me mate, Cristina; mi miedo se basa en que lo anterior sea verdad. ¿Puede ser verdad que este hombre esté empleado para reprimir y contramarchar? ¿Para patotear? ¿Puede ser verdad? Ése es mi verdadero miedo. De todos modos lo dudo.Yo soy actor, no político ni periodista, y a veces, aunque no parezca, soy bastante ingenuo y estoy bastante desinformado. Toda la gente que me rodea, incluidos mis oyentes, que no son pocos, me dicen que sí, que es así. Eso me aterra. Vivir en un país de locos, de incoherentes, de patoteros. Me aterra estar en manos de retorcidos maquiavélicos que callan a los que opinamos diferente. Me aterra el subdesarrollo intelectual, el manejo sucio, la falta de democracia, eso me aterra Cristina. De todos modos, le repito, lo dudo.Pero por las dudas le pido que tenga usted mucho cuidado con este señor que odia a los que tienen plata, a los que tienen auto, a los blancos, a los que viven en zona norte. Cuídese usted también, le pido por favor, usted tiene plata, es blanca, tiene auto y vive en Olivos. A ver si este señor cambia de idea como es su costumbre y se le viene encima. Yo que usted me alejaría de él, no lo tendría sentado atrás en sus actos, ni me reuniría tan seguido con él. De todas maneras, usted sabe lo que hace, no tengo dudas. No pierdo las esperanzas, quiero creer que vivo en un país serio donde se respeta al ciudadano y no se lo corre con otros ciudadanos a sueldo; quiero creer que el dinero se está usando bien, que lo del campo se va a solucionar, que podré volver a ir a Córdoba, a Entre Ríos, a cualquier provincia en auto, en avión, a mi país, el Uruguay… por tierra algún día también.Quiero creer que pronto la Argentina, además de los cuatro climas, Fangio, Maradona y Monzón, va a ser una tierra fértil, el granero del mundo que alguna vez supo ser, que funcionará todo como corresponde, que se podrá sacar un DNI y un pasaporte en menos de un mes, que tendremos una policía seria y responsable, que habrá educación, salud, piripipí piripipí piripipí, y todo lo que usted ya sabe que necesita un país serio. No me cabe duda de que usted lo logrará. También quiero creer que la gente, incluso mis oyentes, hablan pavadas y que Luis D’Elía es un señor apasionado, sanguíneo, al que a veces, como dijo en C5N, se le suelta la cadena. Esa nota la vio, ¿no? Quiero creer, Cristina, que Luis es solamente un loco lindo que a veces se va de boca como todos. Quiero creer que es tan justiciero que en su afán por imponer justicia social se desborda y se desboca. Quiero creer que nunca va a matar a alguien y que es un buen hombre. Quiero creer que ni usted ni nadie le pagan un centavo. Quiero creer que usted le perdona todo porque le tiene estima. Quiero creer que somos latinos y por eso un tanto irreverentes, a veces también agresivos y autoritarios. Quiero creer que D’Elía no me odia y que, la próxima vez que me lo cruce en un cine o donde sea, me haya demostrado que es un hombre coherente, trabajador decente con sueldo en blanco y buenas intenciones.Cuando todo eso suceda, le daré la mano a D’Elía y gritaré: “Viva Cristina”… Cuántas ganas tengo de que todo eso suceda. ¿Estaré pecando de inocente e ingenuo otra vez? Espero que no. La saluda cordialmente,Fernando Peña

mario y pinky

mario y pinky
juan y mario

Inca Paz puede ser éste que nunca pertenecería a carta abierta

Inca Paz puede ser éste que nunca pertenecería a carta abierta
bien abierta, de tipos cerrados muy cerrados

para la memoria y la libertad - ni una palabra más

Es habitual en los últimos tiempos encontrarse con intelectuales y artistas (y también con periodistas)que se dicen cansados de un periodismo crítico de los Kirchner. "Todos se han puesto de acuerdo para hablar mal del Gobierno", se escuchó decir hace poco a un reconocido escritor argentino. ¿Por qué no se cansaron cuando los periodistas criticábamos a Carlos Menem, a Fernando de la Rúa, a Eduardo Duhalde y hasta a Raúl Alfonsín mismo, aunque en este último caso prevaleció siempre, es cierto, el natural cuidado de una democracia recién nacida? En realidad, aquellos fatigados confunden cansancio con coincidencia. Ellos están -y es su derecho- muy cerca del discurso del kirchnerismo, aun cuando les sea difícil unir discurso y realidad, a veces tan divorciados.
El problema no pasaría de ser un duelo inconcluso entre extenuados y resistentes si la solución que se ofrece no fuera extremadamente peligrosa. Lo que agota, dicen, es la opinión.
El periodismo debería limitarse a ser un transportador de informaciones asépticas y un comunicador de posiciones antagónicas con preponderancia de las oficiales, porque el Gobierno tiene la responsabilidad de conducir la nación política. Eso es lo que proponen. En castellano simple y directo: lo que buscan es un periodismo pasteurizado, integrado por mecanógrafos o relatores que deberían limitarse a contar una realidad compleja, impetuosa y cambiante. Imposible de digerir fácilmente, por lo tanto, para el ciudadano preocupado por las cosas rutinarias de su vida.
La primera contradicción surge cuando ninguno de aquellos fatigados alude a las opiniones que florecen en los huertos del kirchnerismo. Ministros, legisladores, periodistas amigos y hasta la Presidenta suelen opinar (¡y cómo!) sobre todo lo que les es adverso. Es, entonces, la opinión del periodismo independiente (sí, independiente) lo que cansa y estaría de más.
Resulta, sin embargo, que no hay una fórmula verdadera para el periodismo que no incluya su función crítica del poder. Un periodismo acrítico, esterilizado y descolorido no tiene ninguna razón para existir. Su posición crítica debe incluir, desde ya, a la oposición, en tanto ésta forma parte del poder actual o del poder futuro. Pero su función crítica (desde la opinión o desde la investigación) debe abarcar sobre todo al poder que gobierna la contingencia. La publicidad de los actos de gobierno corre por cuenta de los funcionarios y de los enormes recursos estatales para promocionarlos, distribuidos arbitrariamente en el caso que nos ocupa.
Un medio periodístico debe incluir también en sus páginas o en sus espacios la opinión (con la condición de que sea seria y responsable) de los que no coinciden con el punto de vista de ese medio de comunicación. La Nacion lo ha hecho hasta cuando se dio el debate por la nueva ley de medios: convocó a sus páginas a políticos e intelectuales que no coincidían con la posición editorial del diario. Es la obligación del periodismo. Pero el medio periodístico y los periodistas cuentan con el derecho ?y el deber? de tener una opinión determinada sobre los sucesos de la vida pública del país. ¿Acaso no dejaría de merecer el necesario respeto (y hasta carecería de la conveniente previsibilidad) un medio al que le diera lo mismo el derecho o el revés de las cosas, las políticas de un color o de otro y las buenas o las malas formas?
La opinión es libre, como dijo hace poco Cristina Kirchner, en una de sus pocas oraciones de aceptación de la libertad del otro. Con todo, el periodismo tiene algunos deberes junto con aquellos derechos. La información que sustenta su opinión debe ser veraz. El chequeo de las versiones es una práctica que jamás debe olvidarse y nunca debe prestarse a las detestables operaciones de prensa que el kirchnerismo frecuenta con más constancia que ningún otro grupo político. Honestidad personal y honestidad intelectual son los atributos que deben marcar el límite moral del periodismo. Es necesario también el cultivo de la coherencia: no hay nada más desconcertante para un lector desprevenido que un medio o un periodista que cambian sus opiniones en todas las esquinas de la vida.
En medio de ese debate, es perceptible la existencia de periodistas jóvenes que se preguntan si es conveniente coincidir con las opiniones de "la empresa" periodística en la que trabajan. Esto es nuevo y es viejo, al mismo tiempo. El kirchnerismo tiene una habilidad enorme para resucitar viejos fantasmas del pasado. Ese enredo muy antiguo entre la libertad de prensa y la "libertad de empresa" había dejado de existir hace más de treinta años.
Hagamos un ejercicio. ¿Por qué no cambiamos las preguntas? ¿Qué tiene de raro, por ejemplo, que un periodista concuerde con el medio en el que trabaja? ¿Acaso las empresas periodísticas no existen también gracias a la composición del buen periodismo? ¿Por qué esas empresas deberían tener, en los casos más notables al menos, intereses contradictorios con las mejores prácticas de la profesión? ¿No es preferible para este oficio de libertarios estar de acuerdo con un diario, donde pasamos parte de nuestras vidas, antes que con un gobierno de políticos pasteleros y fugaces?
La Argentina, en efecto, habita en el pasado. Ningún debate de los últimos meses ha llegado siquiera a la década del 80. ¿Qué hacía tal o cual periodista en 1976, 1977 o 1978? No hacíamos nada. Vivíamos bajo una dictadura y cada uno vivía de lo que podía y como podía. Sólo los que vivieron bajo el peso aplastante y gris de una dictadura saben que no había muchas más cosas para defender que pequeñas cuotas de dignidad. Hagamos de nuevo preguntas desde otro lugar: ¿acaso los únicos periodistas dignos fueron los exiliados o los que se comprometieron firmemente con organizaciones insurgentes de la década del 70? Esa sería, si fuera así, una conclusión injusta, discriminatoria e inaceptable. Otra cosa tan inaceptable como aquélla es la decisión política del Gobierno de cambiar la historia de cada uno de los que considera adversarios.
La síntesis ha llegado a la farsa: o se está con Kirchner o se estuvo con la dictadura.
Feas armas se han usado en los últimos tiempos. A muchos periodistas no les gusta ser protagonistas de esas emisiones de maldad que se emiten por canales oficiales o paraoficiales.
Es cierto que es difícil cuando la vida cambia y ya no se puede caminar con tranquilidad por la calle porque se está a la espera de una agresión verbal o física. Y es más arduo aún aguantar en silencio la insistencia de la calumnia y de la falsedad, repetida hasta el cansancio por los portavoces oficiosos del Gobierno.
Lo único bueno de todo esto es que no hay atajos: habrá que armarse de paciencia, sin resignar los derechos ni los deberes del periodismo. Asumamos también el riesgo de solitarios que corremos en la vía pública. Un periodista con custodia a su alrededor abandona automáticamente su condición de periodista. Dejemos las aparatosas custodias para que se pavoneen los funcionarios y algunos políticos.
Una vez le pregunté a Néstor Kirchner, en esos diálogos de los columnistas con los presidentes que son mitad reservados y mitad públicos, en tiempos en que los periodistas éramos como somos ahora y el ex presidente no había desenfundado un revólver permanente contra nosotros (sólo lo hacía de vez en cuando), cómo imaginaba su destino después del poder. No estaba preparado para esa pregunta. Miró el techo, demoró la respuesta y, al cabo de unos segundos largos como la eternidad, contestó: "Quisiera poder caminar tranquilo por la calle y que la gente común me saludara con un «buen día, doctor». No quiero más que eso". Tal vez dijo sólo lo que él creía que el periodista quería escuchar, como acostumbraba hacerlo, pero si entonces fue sincero ha decidido ahora llevarse por delante aquel proyecto, hasta incinerar su propia ilusión.
© LA NACION

noticias de babel

cuando los hombres dejan de entenderse sobrevienen las guerras



BBC
La última persona que hablaba la lengua Bo en las islas indias de Andamán, murió a la edad de 85 años, dijo a BBC una lingüista.
La profesora Anvita Abbi aseguró que la muerte de la señora Boa Sr es un hecho de importancia porque uno de las lenguas más antiguas había llegado a su fin.
Agregó que India perdió una "irremplazable" parte de su herencia cultural.
Los dialectos que se hablan en las islas Andamán se cree que se originaron en África.
Algunas tienen incluso 70.000 años de antigüedad.
Las islas son llamadas con frecuencia "el sueño de los antropólogos", ya que son una de las zonas del mundo con mayor diversidad lingüística.
Se acabó
La profesora Abbi –directora del portal en internet "Vanishing Voices of the Great Andamanese"- explicó: "Tras la muerte de sus padres, hace treinta o cuarenta años, Boa era la última persona que lo podía hablar".
Agregó que "estaba casi siempre sola y tuvo que aprender una versión de hindi que se habla en las islas para poder comunicarse con otra gente".
"Sin embargo, siempre tuvo muy buen sentido del humor… su sonrisa era muy fresca y sus carcajadas eran contagiosas".
La lingüista dijo que la muerte de Boa Sr es una pérdida para los científicos que quieren investigar más acerca de los orígenes de las lenguas antiguas, ya que perdieron una pieza vital del rompecabezas.
Hay una creencia general de que los idiomas que se hablan en las islas Andaman pudieran ser los últimos representantes de las lenguas que se hablaron en tiempos pre-neolíticos
Profesora Anvita Abbi
"Hay una creencia general de que los dialectos que se hablan en las Islas Andamán pudieran ser los últimos representantes de las lenguas que se hablaron en tiempos pre-neolíticos". Dijo la profesora Abbi.
"Se piensa que en las Islas Andaman estaban nuestros primeros ancestros", agregó.
El caso de Boa Sr fue destacado también por el grupo Survival International (SI).
"La extinción de la lengua Bo significa que una parte única de la sociedad es ahora sólo una memoria", dijo el director de SI, Stephen Corry.
"Enfermedades importadas"
La profesora Abbi dijo que dos dialectos de las Islas Andamán han muerto en los últimos tres meses y que esto es un tema que causa gran inquietud.
Los académicos han dividido a las tribus de Andamán en cuatro grandes grupos: los Gran Andamaneses, los Jarawa, los Onge, y los Sentineleses.

La profesora Anvita Abbi se hizo muy amiga de Boa Sr.
La profesora Abbi explicó que la mayoría de los habitantes de las Islas Andamán –con excepción de los Sentineleses-, han estado en contacto con indígenas "de tierra firme" y que por eso sufren "enfermedades importadas".
Dijo que los integrantes del grupo de los Gran Andamaneses son alrededor de 50, la mayoría niños, y que viven en la isla Strait, cerca de la capital, Port Blair.
Boa Sr formaba parte de esta comunidad, que está conformada por varias subtribus, en donde se hablan al menos cuatro lenguas.
Los Jarawa cuentan con alrededor de 250 miembros, y viven en la selva, en el centro de Andamán.
La comunidad de los Onge se cree que tiene no más de varios cientos.
"Nunca se ha establecido ningún contacto humano con los Sentineleses, y hasta el día de hoy, se han resistido a cualquier intervención foránea", agregó la profesora.
El destino de los Gran Andamaneses es lo que más preocupa a los académicos, porque los miembros de esa tribu dependen del gobierno indio para sus alimentos y alojamiento, y el alcohol se consume en grandes cantidades

brigid triple, poesía

brigid triple, poesía
belleza y no tanto

la canción desesperada

en pedo querido neruda, en pedo

La canción desesperadaEmerge tu recuerdo de la noche en que estoy. El río anuda al mar su lamento obstinado. Abandonado como los muelles en el alba. Es la hora de partir, oh abandonado! Sobre mi corazón llueven frías corolas. Oh sentina de escombros, feroz cueva de náufragos! En ti se acumularon las guerras y los vuelos. De ti alzaron las alas los pájaros del canto. Todo te lo tragaste, como la lejanía. Como el mar, como el tiempo. Todo en ti fue naufragio! Era la alegre hora del asalto y el beso. La hora del estupor que ardía como un faro. Ansiedad de piloto, furia de buzo ciego, turbia embriaguez de amor, todo en ti fue naufragio! En la infancia de niebla mi alma alada y herida. Descubridor perdido, todo en ti fue naufragio! Te ceñiste al dolor, te agarraste al deseo. Te tumbó la tristeza, todo en ti fue naufragio! Hice retroceder la muralla de sombra, anduve más allá del deseo y del acto. Oh carne, carne mía, mujer que amé y perdí, a ti en esta hora húmeda, evoco y hago canto. Como un vaso albergaste la infinita ternura, y el infinito olvido te trizó como a un vaso. Era la negra, negra soledad de las islas, y allí, mujer de amor, me acogieron tus brazos. Era la sed y el hambre, y tú fuiste la fruta. Era el duelo y las ruinas, y tú fuiste el milagro. Ah mujer, no sé cómo pudiste contenerme en la tierra de tu alma, y en la cruz de tus brazos! Mi deseo de ti fue el más terrible y corto, el más revuelto y ebrio, el más tirante y ávido. Cementerio de besos, aún hay fuego en tus tumbas, aún los racimos arden picoteados de pájaros. Oh la boca mordida, oh los besados miembros, oh los hambrientos dientes, oh los cuerpos trenzados. Oh la cópula loca de esperanza y esfuerzo en que nos anudamos y nos desesperamos. Y la ternura, leve como el agua y la harina. Y la palabra apenas comenzada en los labios. Ese fue mi destino y en él viajó mi anhelo, y en él cayó mi anhelo, todo en ti fue naufragio! Oh, sentina de escombros, en ti todo caía, qué dolor no exprimiste, qué olas no te ahogaron! De tumbo en tumbo aún llameaste y cantaste. De pie como un marino en la proa de un barco. Aún floreciste en cantos, aún rompiste en corrientes. Oh sentina de escombros, pozo abierto y amargo. Pálido buzo ciego, desventurado hondero, descubridor perdido, todo en ti fue naufragio! Es la hora de partir, la dura y fría hora que la noche sujeta a todo horario. El cinturón ruidoso del mar ciñe la costa. Surgen frías estrellas, emigran negros pájaros. Abandonado como los muelles en el alba. Sólo la sombra trémula se retuerce en mis manos. Ah más allá de todo. Ah más allá de todo. Es la hora de partir. Oh abandonado!
//

aunque nunca llegue, parís, aunque nunca mire tus calles

aunque nunca llegue, parís, aunque nunca mire tus calles
buscando la excelencia, pero la verdadera no la que los que ya sabemos hacen todo trucho

juan cruz y mario paz III (junior)

juan cruz y mario paz III (junior)
custodios de aghartapaz; jugando

juan cruz en el pueblo donde lo bautizaron, con javier y candela

juan cruz en el pueblo donde lo bautizaron, con javier y candela
en san lorenzo hoy

candela y maría belén; blogs

candela y maría belén; blogs
cuarta y quinta generación desde que podemos saber algo de dónde venimos

candela y maría belén y mariano

candela y maría belén y mariano
grande y chico; como el marqués de SADE

juan cruz en la quebrada de san lorenzo

juan cruz en la quebrada de san lorenzo
pago donde nací es la mejor querencia

historias de camas

de diament

MIAMI.- Admitámoslo: si Hollywood hubiera tomado la historia del gobernador Mark Sanford y la hubiera llevado a la pantalla con Richard Gere y Julia Roberts, la gente habría necesitado una toalla para secarse las lágrimas.
¿Qué puede ser más conmovedor que una historia de amor alocado? El adusto gobernador de un estado igualmente adusto, casado con una mujer a cuya fortuna le debe su carrera, con cuatro hijos que puestos en fila trazan una perfecta diagonal, inesperadamente flechado por una porteña de ojos verdes.
¿Cómo contener el palpitar del corazón mientras escucha, como un murmullo distante, el parloteo de sus asesores? ¿Cómo desprenderse de las imágenes que obstinadamente se apoderan de su mente, desplazando cualquier otro pensamiento? Ella es el amor imposible, sí, pero también es el amor.
¿Quién puede sobreponerse al intenso aguijoneo de los recuerdos, a la memoria de la tierna sensación de sus besos, de la sensual curva de sus caderas, al contorno de sus pechos resplandeciendo en la penumbra?
¿Qué espíritu romántico podría dejar de admirar la osadía del gobernador de levantarse un buen día del sillón de su despacho, de la mesa cubierta de anteproyectos y decretos a la firma, de pliegos de presupuestos deficitarios e informes sobre seguridad interior, y dejarlo todo para correr hacia ella?
No le dijo nada a nadie. Nadie supo dónde estaba. Uno de sus asesores insinúa que el gobernador, agobiado por la presión de su trabajo, se ha ido a escalar las montañas Apalaches, como solía hacerlo cuando era chico.
Pero él está en otro lado, volando hacia una Buenos Aires invernal, sucia, intoxicada de debates sobre las inminentes elecciones.
Nada de esto lo amilana porque sabe que al final de ese purgatorio están las calles arboladas del barrio de Palermo, la puerta de cristal, la escultura en el vestíbulo de entrada, el portero somnoliento que baldea la vereda, el ascensor demasiado moroso y, finalmente, ella.
La cama retiene aún el calor de la noche y él se pierde en sus brazos, en sus labios, en el revuelo de su pelo y en las medias palabras que se emiten en el ardor de la pasión.
El amor, aunque efímero, ha triunfado. Mañana no importa. No importan la pretenciosa moralina de los periodistas, los desdeñosos comentarios de políticos rivales, el escándalo, la traición, el precipicio que se abre a sus pies. Nada de eso importa. El corazón ha triunfado.
Lástima que la realidad no tenga la armonía de la ficción literaria. Lástima que haya personajes tan perversos que sean capaces de apoderarse de un intercambio íntimo de correos electrónicos entre amigos y pasárselos anónimamente a la prensa. Lástima que hubo un periodista advertido esperándolo en el aeropuerto de Atlanta. Fin del encantamiento
Pero él no tiene derecho a lamentarse. Después de todo, cayó en el mismo error, debe reconocerlo, cuando cuestionó la "legitimidad moral" de Bill Clinton por su affaire con Mónica Lewinsky y reclamó su juicio político, o cuando criticó a un colega con una historia similar a la suya, diciendo que "violó el juramento a su esposa".
En este punto es donde Richard Gere desaparece y Mark Sanford retoma su rol. Aquí es donde el encantamiento se esfuma y lo que reaparece es la descarada institución del arrepentimiento político.
El gobernador hizo su mea culpa , como antes de él hicieron otros políticos. Las mismas palabras, la misma admisión de haber traicionado a todo el mundo. A su mujer, a sus hijos, a sus amigos, al electorado. Las conferencias de prensa son el confesionario de los funcionarios pecadores. Todo fue un desatino, una pérdida temporaria de la razón. El amor no importa. El corazón es un embaucador. Ahora lo comprende. Lo que importa es la misión, la fe religiosa, los deberes del funcionario.
Hubo otras desprolijidades, es cierto. El viaje anterior a la Argentina pagado con fondos públicos, el abandono de su función, el engaño respecto de su paradero. No exactamente la clase de comportamiento que uno esperaría de Richard Gere. Pero él se propone enmendar las faltas, reponer el dinero, ganar la absolución de su esposa, recuperar la confianza del público.
¿Qué pensará María, a solas en el departamento de Palermo, mirando a su amigo pedir perdón por televisión? ¿Pensará también que al amor es lo de menos?

antecedentes para la fundación de agharta

ADN, derechos y ácido.
No hay que saber mucho de derechos para darse cuenta que la intimidad es la intimidad y que ninguna ley modificará desde afuera semejante entidad de la condición humana, y que los que no lo tengan claro pueden cometer errores como privar de la libertad a alguien por su aspecto de hippie en desgracia como era para cualquier argentino en la década esa. La intimidad es la intimidad, y no está bueno retrotraer iniciativas parecidas a las de los setenta y obligar a alguien en forma directa o indirecta para averiguar su ADN por caso, porque si no hay lesión a la libertad del otro la intimidad es integridad y la estatura de la propia probidad es primero una decisión individual y privativa no de un tercero por más que se interponga una loable causa, la intimidad es dignidad y la contrición la vergüenza y la sobriedad son instintos independientes y se encuentran en una frecuencia diferente a la apreciación por parte de un tercero del propio honor o del destructivo deshonor, la intimidad es identidad, y en su forma de elección equivocarse por cuenta propia también es anterior a cometer errores por interpósitas personas, más aún más si la averiguación está impregnada de algún ácido rencor del tercero en discordia.