
Leyenda del cacuy, de un cronopio escribiendo con el cronopio obligado, por donde Salta limita con Tucumán y Santiago, en la tarde o la siesta de golpe puede andar el cacuy cacuy, cantando triste el cantar para que alguien lo escuche pájaro hambriento será sino de un niño que también de lejos se oirá el que come y no convida tiene un sapo en la barriga, niño travieso será el changuito patapilas dirá yo comí y convidé el sapo lo tiene usted oeoe oeoe oeoe oeoe, por allá donde una uña se mete desde Bolivia a la patria mientras los de una melada tomaban mate y descanso dijo un payador porteño que andaba entre ellos buscando mieles también, no de abeja, sino de ensueños y encantos: "-finalizó la cosecha de la algarroba, ¡gran año! para alimento y remedio ¡qué invierno para la aloja será el invierno cercano! canto calmo y arcano el del cacuy olvidado, ya lo veréis, cuando haciéndose el gracioso venga Mayo, y, dando diente con diente, le siga Junio emponchado canta el payador entusiasmado, agua se me hace la boca de solamente pensarlo, chinita linda y despierta china del cantor letrado, irá a los bailes la prenda que está nombrada, pues callo, y he de soltarle al oído entre diciendo y besando: "-¡tomo y obligo!", y la niña ha de beber en mi jarro y ha de comer de mi plato, y ha de obligarme a su turno como a mi turno, con un mirar y un amago de esos que muestran el alma, chinita linda y despierta china del cantor letrado, dulce como la aloja como la aloja dulce y chispeando, de mi guitarra en la prima cantaré el sí de sus labios cantar de la china y un mate cantando como el cacuy en su rama; y al son de cuecas chilenas y de argentinos malambos, zapateando ¡haré volar la pollera de la princesa del pago, pañuelos vueltas y entreveros y entre las mozas, ninguna ha de pisarle el zapato mocitas de enaguas de dos colores mozas de dos amores, ni levantar sobre todas más polvareda en el rancho!" "-¡valiente moza es aquélla para meterla en fandangos!, bullas de baile y de canto carpa de los cantores, -le interrumpió un santiagueño, más que diciendo, cantando-, lo que es su padre cacuy, la cuida cacuy como reliquia de santo: y cuando baja a los montes, la deja allá, cacuy cacuy en su barranco, como las flores del aire pegada siempre al peñasco, como las flores del aire en su jardín se ha quedado, si no, ¿cuál de nosotros la ha visto?" -yo, entre mis cantos, que los cantores nacimos para entrever lo soñado, contesta el cantor con su canto sueño de soñar que estoy soñando sueño de cantor cantando, en cierta noche de luna mientras la andaba rondando, dice el cantor en sus estrofas de su aposento salían como gemidos muy largos, suspiros de cenicienta soplos de moza acalorada y desde entonces, librarla de su prisión he jurado", "-más sabe el diablo por viejo" que por su ciencia de diablo, -dijo un sargento de Güemes, Matusalén ignorado-; y así te digo, porteño que de viejo como olvidado es de ver lo que otros no vieran, cacuy cacuy que en la casa del barranco no hay tal mujer, ni tal padre, pues, lo que es ella, es un pájaro, y el hombre aquel, que allí mora y baja solo, es su hermano, saber de viejo octogenario saber de payador ordinario, ánima ya cacuy cacuy, porqué el pobre anda hace un siglo penando, almita de su alma para que el buen dios los asista; y los gemidos que oíste, no en su aposento, en un árbol, es la rama su casa son suspiros del cacuy que en la noche va a sollozar a su lado", "-sea mujer, y no importa que vista plumas o rasos, -dijo el cantor-, que las alas son de los seres más altos; vuela el cantor en su canta vuela la moza en su sueño y si es un ave, sin duda sabrá librarse del barro sueño por sueño, en el mundo quiero soñar con lo alado", "-cuando conozcas su historia, replicó al punto el anciano, has de romper tu guitarra, cantor sin guitarra payador sin argumento ¡y has de romperla llorando!, huérfanos ya, dos hermanos sin nadie en este mundo, ella un demonio, aunque linda y él poco menos que un santo el mozuelo trabajador sin abuela y emprendedor sin cansancio, cacuy cacuy hay que ser generoso y todo hay que compartirlo porque los buenos momentos hay que saber compartirlos y los amargados pueden cantarle, el que come y no convida tiene un sapo en la barriga yo comí y convidé el sapo lo tiene usted, canta el niño cuando el cantador se calla, así picaba carretas en Tucumán o Santiago, quebracho y monte por todos lados, en las llanuras era hombre de boleadoras y lazo, paisano recio y forajido como en los bosques de Salta un obrajero afamado; en Catamarca, minero más cateador que un riojano más santiagueño que aldeano; ¡y en las meladas, amigos! Esas meladas con picaduras nunca jamás se dio el caso de que perdiera una abeja entre esa mar de quebrachos, porque ¡tenía unos ojos para seguirlas volando y descubrir la colmena entre el cebil o el retamo!, cacuy cacuy siguiendo el canto en las copas en medio del follaje, cuanto hacía; lo hacía para tener con regalo a esa que tú, payador, llamas princesa del pago, llamas que se encienden en corazones solitarios y que era moza muy linda, pero en los hechos, gusano, cacuy cacuy el que come y no convida se enrosca como una boa, si él le traía un cabrito, ella en lo oculto iba a asarlo, asando lo que asaba se lo comía alimento que lo devoraba, y el resto echaba allá, a los Caranchos a las carroña antes que al ser humano; y él se iba hambriento peoncito maleable, afligido, para volver, en las manos trayendo achuras sabrosas, que ella comía, tripas corazón y chinchulines ¡y al campo la otra iba y volcaba la olla para negarla a su hermano!, siempre, al llegar a su casa, cuando dejaba el trabajo, el que come y no convida tiene un sapo en la barriga yo comí y convidé el sapo lo tiene usted oeoe oeoe oeoe oeoe halló cazuelas vertidas y necia burla en los labios", el joven resignado puro trabajo nada para llenar la panza "-parece cuento..." -No es cuento: ha sucedido, sucede lo que sucede en los sueños sucede en los sueños lo que sucede aunque es raro, pero en los seres hay cosas vaya, mejor es callarlo, cosas que son miserias cosas de reptil rastrero, él le rogaba unas veces, casi a sus plantas postrado, puede el hambre hacer hablar desde ruidos de la barriga hinchada, que no amargara sus horas con proceder tan ingrato; otras, sañudo y sombrío, presa de impulsos insanos, broncas entran cuando se ven injusticias por todos lados iba a azotarla en el rostro ¡y le temblaba la mano! raro el impulso frenado de una buena cachetada la de su madre el recuerdo era el ejemplo evocado, ¡ay, de esa madre que a muchos nos está al cielo llamando! madre propia que habrá buscado a la virgencita que nos ama, pero la niña era terca, el que come y no convida su corazón era malo tiene un sapo en la barriga, y, hosca, burlaba el recuerdo con el desdén más villano, hasta que un día aquel mártir de ese odio y yugo pesado, dijo: "-¡que muera!, cansado el rudo hachador con hambre cansado de andar pidiendo cansado de no tener nada ¡que muera! no la mate mi brazo, sino, a la faz de los cielos, la voluntad de los astros!" que andarán rondando y asiendo su hacha obrajera, que no mellaba el quebracho, llamó a su hermana, y con dulce voz de cariño Y halago: "-¿Sabes, le dijo, que tengo, en aquel bosque inmediato, un moromoro y quisiera para ti sola sacarlo?, la mejor colmena miel para darla y prestarla huevo de gran tamaño, a tal promesa, la joven, que era golosa: "-pues vamos", cacuy cacuy que cantaba anunciando el desenlace, pues vamos le contestó, y en procura de la colmena marcharon, "al pie de un orco cebil, tan corpulento árbol de muchos metros tan alto que echaba el cielo la copa, fronda de muchos verdes echando sombras por muchos lados se detuvieron entrambos ", -sube delante, le dijo, que yo te iré sustentando, mozo pillos y cansado joven y hambriento, para que allá, en la corona, goces tú sola el regalo", al que come y no convida cacuy cacuy luego, de un gajo en el otro, fueron trepando y treparon, como jugaron de niños ahora jugando y penando, ella de mieles hambrienta y él su venganza hambreando, corazones alegres corazones que se pierden, Cuando llegaron al sitio más eminente del árbol, "-está, añadió, el moromoro cerca de aquí, ramas hojas frutos rastreando la hojarasca en aquel gajo; échate al rostro el pañuelo mientras desciende a sacarlo, que las abejas dispersas pueden hacerte algún daño", niña mala niña ingenua golosa despiadada ella cubrióse, y a poco sintió temblar todo el árbol y derrumbarse las ramas a los tremendos hachazos " golpes que vienen de todos lados golpes que mas que doler desorientan, -cúbrete bien", le decía él, cada vez más abajo, saña del peón con hambre saña de bronca llenada hasta que el hacha y los ecos de resonar se cansaron, golpes de juntar metal y cráneo golpes de quebrar lo quebrado y llegó mudo el silencio desde los montes lejanos en algún momento llega el fin del sufrimiento, "ella, velada y medrosa, se estuvo así mucho rato, sangre dolor baba y lágrimas de desorientada hasta que, alzando el pañuelo, se vio, con susto y con pasmo, sola en el orco cebil de sus ramas despojado, infiernos que de golpe aparecen infierno que se llevan cargados sola, en aislada columna, adonde el eco le trajo la carcajada nerviosa y siniestra de su hermano, cacuy cacuy "quiso bajar, mas no tuvo dónde apoyarse a su paso, ni equilibrio ni ganas ni oscura conciencia y, vuelta al cielo la frente, rompió de súbito en llanto, no hay que llorar niña cuando la noche se ha puesto menos cuando se arrastra la noche y vino la noche; otro día pasó; de nuevo al ocaso cayó el sol, y las estrellas su helada lumbre le echaron, cacuy cacuy los días pasaron, en rededor, de los bosques en lo profundo y arcano, sonaba el órgano inmenso de los rumores sagrados; se curó la niña quedó enfermo el hermano el roce, incierto al oído, cacuy cacuy del que come y no convida mas por el miedo escuchado, de las serpientes que vigilan, que trepan del dulce nido al asalto; el rugir, hondo y bravío, o el avanzar, lento y cauto, de los tigres y leones que van de caza, husmeando, cada bestia en su lugar cada bestia rondando "ella en las carnes sentía el penetrante y helado filo de agudo puñal que se va hundiendo hasta el cabo, cabo de cavo y muchos tajos un hambre y sed febricientes la devoraban, en tanto, y su alma hería y su cuerpo la convulsión del espasmo, canta el pájaro cuando come canta el pájaro cuando nace y se muere, entre el horror de sí misma, su corazón, golpeando, se derramaba en sollozos, voces de angustia y espanto hasta que luego, una calma que colma dulce calma que calma, un sosiego fue por sus nervios vagando, y circuló por sus venas como un sabroso desmayo, y miró hacia el cielo, hacia el bosque, y tuvo un ímpetu extraño de divagar por la selva y hender volando el espacio milagros de perdonar los que perdonan después de no haber perdonado entre asombrada y medrosa, vio disminuir su tamaño, tamaño que se reduce problemas de muchos tamaños, que emplumecía su cuerpo y que eran alas sus brazos alas que todos quieren para volar por el cielo; y de mujer, en un ave viendo su ser transformado, sin saber qué pasaba abrió las alas primero, hizo en el aire un ensayo de subir para bajarse de andar bajando para subirse volando, y, resumiendo en un grito todo el horrible pasado, todo el dolor de su culpa, todo su acerbo quebranto, se hundió volando en las selvas gritando cacuy cacuy turay tura pájaro de mal agüero pero a este punto, en un árbol, sonó el quejido, imperceptibles se escuchó el sollozo, el alarido de un llanto de esos que nacen del fondo del alma rota en pedazos, almita que se rompió después de andar rompiendo y los meleros, absortos, retrocediendo, temblaron, "no hay que asustarse -les dijo, irguiéndose, el veterano-, coincidieron el cantor y el octogenario ese que gime en el bosque es el cacuí solitario; y mientras sufra la patria tanto martirio, paisanos, y nuestros ranchos no sean algo más que pobres ranchos, ¡ay! ¡porque nunca supimos, a nuestra vez, ser hermanos, se oirá ese grito, ese lloro, ese clamor desgarrado!" urutaú.